viernes, 1 de diciembre de 2017

Conozca al Padre Edduar Molina, Párroco de la Catedral de Mérida.

EN SUS 15 AÑOS DE VIDA SACERDOTAL     

Padre Edduar Molina

         A continuación les presento la entrevista realizada al Padre Edduar Molina, con motivo de sus 15 años de vida sacerdotal.

Soy el Padre Edduar Molina, vengo de Canaguá, Pueblos del Sur, el segundo de seis hermanos, mi madre es maestra, mi padre el pulpero del pueblo. Nací el 25 de mayo de 1975. Aprendí muchos valores en esa infancia acompañando a la madre maestra en los campos, en Guaimaral, La Cuesta, Chacantá, Mucurandá, y de verdad que fue una infancia privilegiada pues allí creció mi vocación al ver la vocación de servicio de mi madre maestra. En mi infancia recuerdo que lo más bonito de la época era la visita de los misioneros, la visita de un Obispo, los recuerdos de la Misión Nacional, que visitaba todas las comunidades y donde yo acompañaba a los Padres Redentoristas, allí fui viendo lo que era la misión de la Iglesia. Luego la Legión de María, que se fundó en el pueblo cuando yo era un niño, y pues llevó a los Amiguitos de María y ahí comenzó mi vida de apostolado hasta llegar al Club de los Monaguillos del Padre Castillo.

         Creo que la vocación sacerdotal nació conmigo, siempre fue lo más grande para mí desde niño, poder participar de la fe de esa comunidad que tanto me testimonió, lo que es ser cristiano, con esa humildad y sencillez del sur de Mérida. Pero luego la vocación fue creciendo en el servicio del Altar con el ejemplo del Sacerdote Sergio Castillo, que tocó profundamente mi vida de niño, de joven, de adolescente. En él pude ver lo que es el pastor cercano, con olor a oveja, el hombre devoto de la Virgen María, el hombre de las peregrinaciones de Fátima, y sobre todo el hombre de los campesinos, de la lucha social, pues allí, en esa imagen sacerdotal pude ver ese deseo en mí de querer ser también como él. De verdad que la vocación sacerdotal en el Sur se forma desde el ejemplo del servicio de la gente.

         Comencé en el año 1991 en el Seminario Menor de Mérida, con el Hermano Evaristo Jerez. Éramos ocho compañeros de los cuales yo fui el único en llegar al sacerdocio. Luego del Seminario Menor me agregué al grupo de los sacerdotes que ahora estamos celebrando los quince años, ellos son los Padres Loaiza, Alejandro Guerrero, Douglas Briceño, Douglas Carrero, George González, Ramón Rojas, y en ese curso se vivió y se aprendió lo más bonito que es la fraternidad. Con nosotros se hizo la experiencia por primera vez del Propedéutico al salir del Seminario Menor, a este curso se unían todos los que llegaban nuevos, fue una experiencia bonita, era la primera vez que se hacía en Mérida.

         Luego, antes de iniciar la Filosofía hice una experiencia pastoral en la Televisora Andina de Mérida (TAM) y en la Emisora 100.9, allí aprendí lo que era ser operador, master, ediciones, y el trabajo periodístico y de evangelizar por los medios despertó en mí el deseo de cultivarme en los medios de comunicación. La anécdota más bonita de este año de pastoral fue que me tocó alquilar una habitación para vivir, y fue en el Barrio Pueblo Nuevo y Simón Bolívar, donde conocí mucha gente, y compartí con mucha gente humilde, pobre, y con muchos peligros, ahora me corresponde ser el Párroco de ese Barrio, y muchos de esos muchachitos de esa época ahora somos lo señores que nos atendemos, que nos ayudamos y que acompaño en la fe.

         La Teología la hice en el mismo Seminario de Mérida. El 01 de diciembre del año 2002 fue mi Ordenación Sacerdotal en la Catedral de Mérida. Una inmensa alegría poder decir que esa fue la Catedral que me recibió, que me entregó este don maravilloso y ahora me corresponde ser su pastor. Ser el Párroco de la Catedral es un compromiso enorme, con mucha humildad y entrega al saber acompañar a nuestro Pastor, el Obispo.

         En la primera experiencia como sacerdote recién ordenado me correspondió fundar la Parroquia de Santa Catalina de Siena de El Chama. Fundar Parroquia significa poner toda la creatividad, el talento, el entusiasmo al servicio de la Iglesia. Todos esos primeros años de sacerdotes los viví dedicado de lleno a construir una Iglesia, pero no solo en lo material sino también en lo espiritual.

         En esta Parroquia de El Chama me correspondió formación de los jóvenes. Había muchos problemas de delincuencia, y allí con un convenio con el INCES formamos grupos para formar unos talleres de carpintería, de automotriz, también formar salones de trabajo, de verdad que fue una experiencia enriquecedora el acompañar a estos jóvenes, así como desde el Seminario me correspondió la Pastoral Penitenciaria, donde apoyé durante ocho años las jornadas penitenciarias, el trabajo en la cárcel que es conocer al preso, ayudar al que está en proceso de rehabilitación, reinserción social, y esto marcó pauta en mi vida en lo que fue el trabajo penitenciario.

          Fui a España a estudiar en la Universidad Pontificia de Comillas la licenciatura de Historia de la Iglesia, luego terminé una Maestría de dos años en la Universidad Carlos III de Madrid, Universidad pública. En España fue una experiencia doble, por una parte con la vida religiosa, la gente de Iglesia, la Universidad Pontificia, los jesuitas, de verdad, grandes formadores, el Colegio Mayor, horas de mucha lectura, de mucho estudio, investigación, y, por otro lado, me tocó la Maestría en la Universidad pública, un ambiente totalmente hostil a la fe, con jóvenes de todo tipo de pensamiento, corrientes y diversidades ideológicas, pues poder dar allí el testimonio del sacerdocio, como un compañero más, como un hermano más de ellos, donde nacieron y crecieron unas amistades buenas.

         Al regresar a Venezuela, en el año 2013, me corresponde recibir un privilegio enorme, como lo fue ser el Párroco Rector del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Candelaria de Bailadores, y por un tiempo encargado de La Playa, Parroquia San Vicente Ferrer, y por eso podría decir que fui el Párroco de todo el Municipio Rivas Dávila, en todo esto pude aprender de las experiencias de Iglesia que tiene Bailadores, sobre todo de su piedad popular, las personas de los campos con su solidaridad, esto me sirvió para crecer en el sacerdocio, en madurez y capacidad.

         Hoy en día me corresponde el reto de ser el Párroco de la Catedral. Ya son tres meses, donde he aprendido a ver a la Catedral como una casa de misericordia, lugar que no tiene rostro como Parroquia, de gente que esté ahí fija, pero si tiene todos los días almas que vienen sedientas de  misericordia y del sacramento de la Reconciliación, buscando la diversidad litúrgica que posee, el patrimonio histórico que me corresponde ahora ayudar a custodiar y a dar a conocer a través de las visitas guiadas que hemos implementado; sé que es una experiencia diferente.

         La tarea que tengo desde hace dos años, como profesor de Teología en el Seminario, me ha ayudado a crecer, a volver a retomar mi senda académica, mis estudios, y de verdad que ha sido una experiencia de quince años, que puedo verlos como quince años de bendiciones, de gracias y de misericordias de Dios, quince años en los que siento que Dios se ha derramado abundantemente en mi vida, en los que he vivido al plenitud el sacerdocio, donde nunca me he sentido vacío, en los que he mantenida viva la alegría, algo que es característico en mí, mi generosidad para con la gente, también reconociendo mis errores y debilidades, pero que son quince años para bendecir y alabar a Dios, renovando el compromiso para seguir sirviendo a esta Iglesia de Mérida.

         Entrevista realizada el 30 de noviembre de 2017, por Pedro Andrés García Barillas.

P.A
García

2 comentarios:

  1. Excelente rese#a del pEdduar, mil bendiciones y que continue con su fructifera labor espiritual, lo queremos, felicidades por sus quince... que Dios lo siga bendiciendo.

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  2. GRACIAS PEDRO GARCÍA BARILLAS POR EXCELENTE ENTREVISTA

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