MONSEÑOR SALAS UN HOMBRE DE DIOS
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Siervo de Dios Monseñor Miguel Antonio Salas Salas |
Entrevista al Padre Germán Marín sobre la vida del Siervo de
Dios Monseñor Miguel Antonio Salas, realizada en la Estancia La Bravera, La
Azulita, estado Mérida, el 30 de Septiembre de 2016.
¿Cómo
describe usted a Monseñor Miguel Antonio Salas?
Monseñor Salas era un hombre recio, pero un hombre humilde,
sencillo, firme en sus cosas pero con un corazón de padre, así lo sentí
siempre. Parecía distante por su reciedumbre, pero en la medida en la que uno
se acercaba a él, encontraba en ese hombre a un papá, a un Pastor que
orientaba, que aconsejaba, que enseñaba, orientaba sin cansarse.
¿Qué
experiencias puede resaltar sobre Monseñor Salas?
En una ocasión él me
decía personalmente acerca de lo que significaba su ministerio episcopal, en
cuanto a la responsabilidad que tenía, que era como llevar una cruz, y eso
asemejándola a Cristo, en cuanto a su responsabilidad y el compromiso que tenía
frente a los sacerdotes, como Pastor y también frente al pueblo.
¿Qué
consejos daba Monseñor Salas a los seminaristas?
Recuerdo que en una
oportunidad cuando nos íbamos de misiones, él nos decía: “coman lo que la gente
les dé, porque la gente da de lo que tiene”, entonces uno tenía que ir
dispuesto a recibir de lo más sencillo, de lo más humilde, preparados para no
despreciar nunca a nadie, es decir, nos invitaba con eso a ser sencillos, a ser
humildes, a estar con la gente, a no ser prepotentes, a respetar a la gente, eso
lo hacía como un buen papá, nos orientaba a los seminaristas.
¿Cómo
fue su trato con la gente y con el clero?
Fue un hombre firme en
sus cosas, claro en lo que hacía, pero un hombre sencillo y cercano, un hombre
que la gente lo podía tocar digámoslo así. Llegaba al corazón de la gente, la
gente lo respetaba por su cercanía, por su humildad, por su sencillez.
Igualmente el clero, a él le toco colocar orden para aquel momento, en Mérida
creo que marcó pauta y dio luz a la Iglesia merideña.
¿Cómo
fue su Gobierno Episcopal?
Bien, yo pienso que él
fue un hombre cercano, que se hizo ayudar de los sacerdotes. Distribuyó las
funciones que correspondían debidamente y exigía por supuesto en la labor que
correspondía, cuando tenía que colocar los puntos sobre la i los colocaba con
la firmeza que lo caracterizaba, pero tampoco fue un ogro, ni nada por el
estilo.
¿Cómo
fueron sus últimos años como Obispo Emérito?
En lo poco que lo vi, igualmente cercano, vivía en su casa
materna cerca de La Grita, y se hizo como si fuera un párroco, atendía varias
comunidades de allí, y pues también iba a algunas otras Diócesis que lo
invitaban, algunos sacerdotes, algunas fiestas. En El Vigía vino varias veces a
compartir con nosotros, con el Padre Onías, porque él era muy cercano con el
Padre Onías. Recuerdo que en una oportunidad iba conmigo por las calles de El
Vigía, quería cortarse el cabello y no fuimos caminando a buscar una barbería, y
le gustaba, él no tenía problemas, caminaba por las calles, entre la gente.
¿Fue Monseñor Salas un Pastor
ejemplar?
Realmente, un verdadero Pastor,
cercano, humilde, sencillo, preocupado por su clero y preocupado por su gente, por
su pueblo, buscando siempre la salvación de todos.
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Monseñor Miguel Antonio Salas con San Juan Pablo II en Mérida. |
P.A
García
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