jueves, 31 de marzo de 2022

Época del terrorismo en el Perú; testimonios de unos niños

EL TERROR DEL PASADO


Testimonios de algunos niños sobre el terrorismo en el Perú.

En mi afán de educar cristianamente a mis alumnos tuve la iniciativa de llevarlos a conocer el “Museo de la Memoria” de esta ciudad de Ayacucho, lugar en el que se guardan objetos, infografías y abundante información sobre la época del terrorismo en el Perú y especialmente sobre sus víctimas. Un ambiente un poco traumático y doloroso pero necesario de conocer “para que no se repita”.

El Museo de la Memoria de ANFASEP (Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú) “Para que no se repita”, es una iniciativa que busca revelar a sus visitantes los hechos acaecidos en la época del terrorismo en el Perú, durante los años 1980 al 2000, la lucha por la búsqueda de los desaparecidos, la judicialización de los casos de violaciones a los Derechos Humanos y la dignificación de las víctimas.

Mis alumnos estuvieron muy atentos a la guía del Museo. Participaron según sus conocimientos y aprendieron muchas cosas. Puedes observar el vídeo resumen de la visita que publiqué en mi canal de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=DTVtnJ7DjaE. Finalizado el recorrido por el Museo, por iniciativa de los alumnos, dejaron un mensaje de solidaridad con los familiares de las víctimas en el libro de visitas, para finalmente estampar cada uno su infantil firma. 

Como actividad extra les dejé una breve tarea: Preguntar a algún familiar si han vivido un caso personal de secuestro, tortura o asesinato durante la época del terrorismo. Estas fueron las respuestas de algunos de mis alumnos:

1. “De mi abuelito se desaparecieron sus profesores y mataron a sus tíos y a mi abuelita le dispararon cuando viajaba. Al papá de mi abuelito lo metieron preso y luego lo soltaron; los militares se lo llevaron porque pensaban que él era terrorista. Mi abuelito quería seguir estudiando, pero los militares tomaron el local de la escuela y tuvieron que ir a vivir a Lima. El terrorismo terminó en el año 2000.”

2. “El padre de un conocido de mi padre fue capturado en horas de la noche, mientras dormía, luego incendiaron su hogar y se lo llevaron a un pueblo lejano, lo golpearon hasta desmayarlo y luego lo mataron. El primo de mi abuelita fue capturado por los terroristas cuando se encontraba trabajando en el campo, después se lo llevaron a una cueva y fue torturado. Desde ese momento está desaparecido. Nunca se supo más de él.”

3. “En el año 1983 vino un grupo de militares y se llevaron a tres personas del pueblo de Ccollpahuajocca, diciendo que serían guías militares, pero luego los mataron y ya no volvieron a sus hogares y sus cadáveres fueron encontrados luego de 506 días, eran estos tres comuneros en el distrito de Acocro: Pastor Espinoza Chuchón, Pelayo Espinoza Chuchón y Roberto Flores Chuchón. Y fueron devueltos los restos de los cadáveres a Ccollpahuajocca para dar la cristiana sepultura en su comunidad y al mismo tiempo hubo el atentado terrorista en el pueblo de Ccollpahuajocca. Los terroristas capturaron a la familia Espino para torturarlos y matarlos con un cuchillo al cortarles la garganta. Estas víctimas vienen a ser primos y sobrinos de mi abuelito.”

4. “Los terroristas eran como policías que tenían armas de fuego y escopetas y secuestraban y mataban a las personas. En el pueblo de mi abuelito se lo llevaron capturado a él. Mientras mi abuelito dormía en su casa de adobe, vinieron los terroristas de noche, con antorchas y lo secuestraron; lo amarraron a un árbol con sogas, y cuando ellos estaban distraídos porque escucharon bullicio, ahí pudo escaparse mi abuelito.”

5. “El papá de un amigo de mi papá era alcalde de su pueblo y lo desaparecieron. Él tenía represalias con Sendero Luminoso, hablaba mal de Abimael Guzmán y regaló carnets de identificación para que los militares no se llevaran a la gente.”

6. “En el tiempo del terrorismo las personas no podían salir de sus casas a partir de las 6:00 p.m. y si lo hacían podían ser secuestrados y los podían matar. Al día siguiente aparecían muertos en la calle. Los militares entraban a las casas y se llevaban a la gente. El vecino de mi abuelo se llamaba Justiciano Yupanqui Palomino y fue desaparecido por los militares, que vinieron y se lo llevaron de su casa y de él no se supo más nada.”

Estos son solo seis testimonios escritos por mis alumnos tal cual lo escucharon de sus familiares. A ellos se les ve narrar sus historias con cierta tristeza, pues a su corta edad ya son conscientes del inmenso mal que significó esta lucha interna entre peruanos hermanos.

Considero que es importante hablar de estos temas a los alumnos, e ir advirtiendo el mal del comunismo, que fue en definitiva lo que motivó a Abimael Guzmán a levantarse en armas contra el Estado peruano, democrático y cristiano.

La violencia no es el camino, la violencia no engendra nada bueno. La guerra es una aventura sin retorno. “Que nunca más se repita”.

P.A

García


lunes, 21 de marzo de 2022

Biografía del presbítero Antonio Crespo Barboza (1954-2021)

Padre Antonio Crespo Barboza

“Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios”. (Heb 5, 1)

El padre Antonio Crespo Barboza nació en la población de San Juan de Llanza, distrito de Luricocha, provincia de Huanta, el domingo 17 de enero de 1954, en un cristiano hogar conformado por don Gregorio Crespo Montes y doña Agustina Barboza Paredes, siendo el segundo de 5 hermanos: Alejandrina, la mayor, y menores que él Rosa María, Teodosia y Patricia, todas ellas docentes. Su madre fue una mujer muy dedicada a las catequesis y enseñanza de los niños.

En su infancia vivió con sus padres hasta la edad de 12 años, realizando los estudios de educación primaria en la escuela de San Martín de Luricocha. Desde temprana edad entró en contacto con los sacerdotes párrocos de Luricocha, especialmente con el padre José María Guevara y el padre Sixto Poma, quienes fueron sus primeros formadores en la fe y en la futura vocación sacerdotal. De ellos aprendió el valor del seguimiento de Cristo y un profundo amor por Jesús Eucaristía y por la Santísima Virgen María. Luego, con la guía del párroco José María Guevara, el joven Antonio se trasladó a la ciudad de Ayacucho, para ingresar al “Colegio Salesiano San Juan Bosco”, institución dirigida por los sacerdotes de dicha congregación religiosa, donde reforzó su ideal sacerdotal y temple espiritual. Al terminar sus estudios secundarios, decide viajar a la capital de la República, para cursar estudios superiores en la limeña Universidad “Marcelino Champagnat” con sede en Miraflores, la que entonces era conocida como “Escuela Normal Santo Tomás de Aquino”. Al concluir sus estudios de Filosofía y Teología, con 26 años de edad, retorna a Ayacucho, donde fue ordenado sacerdote en la Catedral de la ciudad, por Su Excelencia Reverendísima Monseñor Federico Richter Fernández-Prada, segundo arzobispo de Ayacucho, el lunes 8 de diciembre de 1980, Solemnidad de la Inmaculada Concepción. En la ceremonia estuvieron presentes sus padres, hermanos y familiares, y a partir de ese momento el padre Antonio representó un motivo de orgullo y un ejemplo a seguir para todos los suyos. Ordenado sacerdote del Altísimo celebró su primera Santa Misa en la iglesia San Antonio de Padua de Luricocha, la misma en la que había vislumbrado su llamada divina. Tiempo después realizó estudios de posgrado en la ciudad de Roma, Italia, donde residió por 3 años, teniendo la importante oportunidad de conocer personalmente al Santo Padre san Juan Pablo II en la ciudad del Vaticano.

El padre Antonio Crespo Barboza realizó una impecable labor sacerdotal. Sus trabajos y esfuerzos dejan constancia de su abnegada entrega por el Reino de Dios, con carácter recio y paternal solicitud. La primera parroquia que le fue asignada fue la de Sivia, en la zona del VRAEM, donde trabajó los primeros tres años de su joven ministerio sacerdotal, llevando a cabo innumerables trabajos sociales en la comunidad y en el convento actual de la Orden de los Franciscanos. Luego se destacó en el distrito de Tambo, provincia La Mar, desempeñándose paralelamente como docente en el área de educación religiosa, perteneciente a la ODEC, campo al que dedicó sus mayores esfuerzos académicos. Su tercera parroquia fue la iglesia matriz de Huanta, consagrándose por completo a atender con paciencia y caridad a sus muchos feligreses y también a las mejoras estructurales del templo parroquial. Su cuarto destino, ya en la plena madurez sacerdotal, fue en la ciudad de Ayacucho, haciéndose cargo de la iglesia San Francisco de Paula, por un espacio de 10 años. Casi en los últimos tiempos de su vida sacerdotal se hizo cargo de la parroquia de Santa Ana, luego colaboró en la capellanía de Santo Domingo y finalmente en la capellanía de San Juan de Dios. En ese largo lapso de tiempo no dejaba de atender a los adolescentes y jóvenes, tanto del catecismo, como en su labor de docente en el área de educación religiosa y Teología. Entre otros cargos arquidiocesanos, el padre Antonio fungió como Vicario General y Canónigo de la Catedral, cuya labor la ejerció con paciencia, humildad, sencillez y cercanía pastoral a las almas. Se preocupó por las vocaciones sacerdotales, de tal modo que apoyó a varios seminaristas, algunos de ellos sacerdotes hoy en día.

Ayacucho, a pesar de ser una ciudad muy religiosa y con gran cantidad de templos, tiene zonas en las periferias donde no hay sacerdotes, en este sentido, el padre Antonio se dirigía los domingos a estos lugares para celebrar la Santa Misa. Atacocha, Colca, Pihua, San Pedro de Cachi, Yanacusma, San Pedro de Pischa, Piscotambo, Vinchos, Huayllapampa, Jasanjai, Pampacangallo, entre otros, fueron algunos de los pueblos que el padre Antonio asistió para llevar el Pan y la Palabra de vida eterna, organizando fervorosas festividades religiosas, en las que se volcaba la participación de la feligresía y se compartía los alimentos como una sola gran familia, como verdaderos hijos de Dios. En la zona de Piscotambo realizó varias obras, tales como una iglesia y un comedor. El terreno destinado para dichas estructuras se encontraba en un proceso judicial, el cual fue asumido por el padre Antonio, encontrando la solución junto con la población, acto seguido surgió la fundación de un comedor, el mismo que hoy en día lleva el nombre del “Padre Antonio Crespo Barboza”, donde sus tres hermanas continúan apoyando con el cercado, donando cemento y otros materiales, en continuidad con el legado altruista de su hermano sacerdote. En el emprendimiento de estas obras, el padre Antonio gestionó ayudas solidarias que traía desde los Estados Unidos; ropa, víveres y juguetes, entre otras cosas que repartía equitativamente a las personas más necesitadas y de extrema pobreza en todo el departamento de Ayacucho. Tenía un alma generosa y desprendida, sabía reconocer las necesidades de los demás y acudía en la ayuda de todos. Nunca dejó con las manos vacías a quienes acudían a él para ganarse el pan de cada día. Apoyó notablemente a los jóvenes de los coros parroquiales donde fue párroco y en calidad de voluntariado desbordó en atenciones con los jóvenes Américo Huamán Mayhua y Erickvy Dino (entre otros muchos), quienes a su vez le apoyaron en varias misiones. Durante el proceso de las misiones es digno de mencionar a los jóvenes Jesús, Virgilio e Ismael, quienes apoyaron como acólitos en las celebraciones de las misas.

Llegada la pandemia mundial por el COVID-19, el padre Antonio siguió celebrando la Santa Misa casi de manera presencial con reducido número de asistentes, pues le costó trabajo adaptarse a las nuevas tecnologías para la trasmisión virtual de las celebraciones, en este sentido siguió contactándose con las personas y atendiendo sus necesidades espirituales. Se desconoce cómo llegó a contraer el virus, el mismo que lo llevó a la muerte el lunes 22 de marzo del 2021, con 67 años de edad y 41 años de vida sacerdotal. Los restos mortales del padre Antonio Crespo Barboza reposan en el Cementerio de Uchuypampa, en las afueras de la ciudad de Ayacucho, Perú.

Hoy, al cumplirse el primer aniversario de su encuentro con el Padre Celestial, sus hermanas encargan la elaboración de esta breve semblanza biográfica, para reavivar la memoria de quien en vida fue un instrumento fiel de Dios para el servicio del pueblo en las cuestiones espirituales y materiales.

Padre Antonio Crespo Barboza, sacerdote para la eternidad. Paz a su alma.

P.A

García

viernes, 11 de marzo de 2022

Nacimiento legal de un santo comité

Ayacucho, 28 de septiembre de 2022

Rvdo. P. Braulio Alarcón Contreras

Parroquia de Santa Rosa de Lima.

Su despacho. –

 

Reciba un cordial saludo en nombre de Dios, nuestro Señor, la Santísima Virgen María y nuestra patrona Santa Rosa de Lima.

La presente misiva tiene como propósito hacer de su conocimiento la conformación espontánea que se ha realizado de un grupo de personas, feligreses de su jurisdicción eclesiástica, con el objetivo de trabajar por mantener vivo el testimonio de entrega y santidad del fallecido Rvdo. P. Javier Santiago Obón Molinos, quien a su vez fundó y trabajó incansablemente por esta comunidad parroquial que ahora usted guía por disposición del Metropolitano de esta Arquidiócesis de Ayacucho.

Somos un comité conformado por un nutrido número de personas, liderados por una junta directiva conformada por una presidente, un vicepresidente, un secretario y una tesorera, entre otros miembros que han servido de consultores en la conformación de dicho comité.

Como feligresía de esta parroquia, sabemos que debemos contar con su aprobación y autorización, para el correcto funcionamiento de nuestro grupo y la consecución de sus metas.

Luego de informar la existencia de nuestro comité, solicitamos formalmente su aprobación y autorización para funcionar como familia cristiana, comprometiéndonos en lo sucesivo a seguir las indicaciones que usted considere oportunas en beneficio de los intereses del comité y de nuestra Iglesia Católica.

Sin más a qué hacer mención, nos despedimos de usted, deseándole bendiciones en su labor pastoral.

P.A

García

martes, 8 de marzo de 2022

Poema: "La mujer venezolana"

"LA MUJER VENEZOLANA"*


Se sabe que cuando Dios

hizo la naturaleza

prefirió que la mujer

colmara toda belleza

y para que de su obra

no hubiera mayor escuela

pensó en una gran nación

que llamaría Venezuela.

Y se puso tan alegre

cuando ya la había acabado

que, llamando a un ángel negro,

fue y le dijo este recado:

"Me ha salido tan bonita

la tierra venezolana

que voy a hacerle un regalo

con creces para el mañana.

Quiero que sus mujeres

deslumbren el mundo entero

y para que apuntes todo,

agarra pluma y tintero:

A la mujer de Caracas

simpatía dale mucha

y el talle como un clavel

a la mujer maracucha.

Que la mujer de Valencia

tenga andares de princesa

y ojos negros y lucientes

las mujeres de Portuguesa.

Démosle a las tachirenses

belleza con picardía

y que el Oriente se lleve

el salero y la alegría.

Elegancia y distinción,

honor y mucho respeto

será el porte distintivo

de las de Barquisimeto.

Fuerza y perseverancia

a las mujeres de Coro

y que no les falte nada

tan valiosas como el oro.

Labios rojos y dulces,

cual rocío del almíbar,

otorguémosle dichosos

a las de Ciudad Bolívar.

Talento y mucha hermosura

cantantes de voces finas

hagamos bien recoquetas

las mujeres de Barinas."

“¡Señor!” -dijo el ángel negro-

“¿y de Mérida se ha olvidado?”

“Yo no me olvido de nada

no me seas descarado,

que Mérida es algo especial

para hacerlo tan apurado.

Tú, toma a una mujer

y ponle lo que has copiado,

la gracia, la simpatía,

la belleza y lo dorado,

acomoda bien las cosas

que no quede tan ajustado,

todo en un cuerpo perfecto,

ni muy grande ni pequeña

y ya tienes el modelo

de la mujer merideña."

 

P.A

García

*Inspirado en un poema andaluz.