jueves, 25 de abril de 2024

¿Qué es el Sínodo y qué es la Sinodalidad?

SINODALIDAD

¿Qué entendemos por sínodo y sinodalidad? ¿Cuál es la diferencia entre ambos? ¿Cómo se relacionan?

El sínodo es una forma canónica del ejercicio de la colegialidad episcopal que nació con san Pablo VI en 1965, su etimología proviene del griego que significa “caminar juntos”. El Sínodo es el acontecimiento “en que la Iglesia es convocada por la autoridad competente y según específicos procedimientos determinados por la disciplina eclesiástica, involucrando de modos diversos, a nivel local, regional y universal, a todo el Pueblo de Dios bajo la presidencia de los Obispos en comunión colegial y jerárquica con el Obispo de Roma, para discernir su camino y cuestiones particulares, y para asumir decisiones y orientaciones con el fin de llevar a cabo su misión evangelizadora.” (ITC, Syn., n. 70).

La sinodalidad es ante todo un modus vivendi et operandi, es decir, una forma o estilo de ser y hacer Iglesia, lo que invita a una corresponsabilidad de todos los miembros de la Iglesia en la vida y en la misión de esta. Es un elemento constitutivo de la Iglesia, es decir, que contiene en ella lo que profesamos. En palabras del Papa Francisco, la sinodalidad es “el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Es una llamada a repensar la manera en la que queremos ser signo de la presencia y de la salvación de Dios en este mundo, asumiendo los conflictos propios de todo proceso de transformación.

La diferencia entre sínodo y sinodalidad es evidente: el primero es la posibilidad canónica de la jerarquía principalmente y el segundo es el espíritu más amplio que esta posibilidad permite en unión de todo el Pueblo de Dios. Se podría decir que la sinodalidad es el alma del sínodo y mucho más, pues es la vocación propia de la Iglesia en el mundo actual. En el actual Sínodo de la Sinodalidad se ven relacionados ambos términos en oportuna relación, pues lo uno requiere de lo otro para que la Iglesia se encamine en la transformación que el Espíritu Santo suscita en ella.

 

¿En qué sentido la sinodalidad es “dimensión constitutiva de la Iglesia”? ¿Qué implicancias institucionales y contextuales tiene esta característica de la Iglesia?

 

         Si por sinodalidad entendemos la corresponsabilidad de todos los miembros de la Iglesia en su vida y misión, entonces podemos decir que la sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia como comunidad de llamados a través del bautismo a formar parte del Pueblo de Dios, pues al compartir una misma fe y un mismo llamado, todos bajo la guía del Espíritu Santo aportan con sus dones y carismas particulares a la construcción del Reino a través de la Iglesia. La Iglesia no es solo la jerarquía, sino todos los bautizados, por ende, la sinodalidad constituye la identidad propia de la Iglesia según el mandato de Cristo de hacer discípulos a todos.

          Las implicancias institucionales en general, aunque cada contexto pueda requerir variaciones, consiste en la participación de todos los bautizados en la vida de la Iglesia, sobre todo en el discernimiento y la consulta y de ser posible en la toma de decisiones, con la oración y diálogos constantes, donde la escucha de todos sea la clave para dejarse iluminar por el Espíritu que asiste a su Iglesia.

         Como hemos visto, la sinodalidad exige una conversión del corazón, de mentalidades y de hábitos para poder tener una eficacia en el proceso de transformación eclesial iniciado por el Vaticano II y actualmente liderado por el Santo Padre Francisco.

 

P.A

García



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