viernes, 6 de noviembre de 2015

Comentarios de Camino (191)




Comentarios de Camino (191)
San Josemaría Escrivá de Balaguer, autor de Camino y fundador de la Obra de Dios

Camino 191:

Véncete cada día desde el primer momento, levantándote en punto, a hora fija, sin conceder ni un minuto a la pereza. Si, con la ayuda de Dios, te vences, tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada. ¡Desmoraliza tanto sentirse vencido en la primera escaramuza! 

La exigencia, es propia de un alma enamorada, pues a través de una vida llena de pequeñas mortificaciones, se va formando la conciencia para hacer de lo más insignificante, un acto realizado con y por amor al Amor de los amores, Jesucristo el Señor.

Meditemos cómo en medio de nuestra propia experiencia, como nos lo ejemplifica san Josemaría, la hora de levantarse por las mañanas ha de ser momento privilegiado para decirle un sí radical y definitivo a la voluntad de Dios, que abre nuestros ojos a un nuevo día, a una nueva oportunidad para ser mejores que ayer.

El descanso nocturno debe ser, para nosotros los cristianos, el momento para recobrar las fuerzas desgastadas por el apostolado realizado en el día, que nos mantiene siempre en movimiento. Un buen día siempre comienza con una buena noche, es por eso que es sagrado el momento de descanso, pues el mismo Dios, descansó después de haber creado al mundo.

Es muy loable la acción de gracias al Padre justo después de levantarnos, fomentemos jaculatorias que expresen nuestra gratitud a Dios por el nuevo día. ¡Gracias Señor por este día que comienza!
En este punto de Camino, podemos ver reflejado el ritmo de vida de los santos, quienes desde el primer momento del día rechazaban el pecado; bien conocemos que la pereza es la madre de todos los vicios, aparte de ser un pecado capital. 

Le decimos no a la pereza cuando al sonar el despertador, nos levantamos de inmediato para dar gracias a Dios, para decirle “Señor hoy serviré” y para iniciar con mucho entusiasmo las actividades del nuevo día.

Querido lector, el alma domina al cuerpo, la voluntad está por encima de los deseos cómodos del cuerpo, solo necesitamos estar enamorados de un ideal, de una persona, de Jesucristo, para hacer esos pequeños actos de amor.

Que veamos el momento de levantarnos como el milagro de la curación de la suegra de Pedro, quien al ser sanada por Jesús de sus males, se puso de inmediato a servirles.

Señor nuestro, danos la gracia de responderte siempre con amor, desde el primer instante en que nos llamas a amarte y a servirte en los hermanos. Amén

P.A
García