HABLA MONSEÑOR
LUIS ALFONSO MÁRQUEZ
|
Monseñor Luis Alfonso Márquez con el Papa Francisco |
Apreciados
lectores, a continuación les presento una entretenida entrevista que realicé a
Monseñor Luis Alfonso Márquez en el Seminario de Mérida, el día 13 octubre de
2014 a las 4:33 pm, la misma fue grabada en mi teléfono móvil con una duración
de 17 minutos y de ahí proviene todo el texto que aquí trascribí. Espero la
disfruten.
¿Monseñor,
qué recuerdos tiene sobre su nacimiento e infancia en Tovar?
Bueno
en realidad de Tovar yo no recuerdo nada, porque yo de muy niño me fui a vivir
a La Playa, por lo tanto me decían usted nació en Tovar pero usted vive aquí en
La Playa, así que no recuerdo de ese momento, más adelante recuerdo que iba a
Tovar a pie con frecuencia.
¿Qué
recuerdos tiene de su niñez, estudios?
Bueno,
de estudios que, mi papá, que a pesar de no haber estado en la escuela, fue
capaz de enseñarme a leer a mí, y eso pues yo lo admiro, claro con un método
viejo, pero yo todavía me pregunto ahora si yo con varias licenciaturas o
algunos títulos universitarios yo soy capaz de enseñar a leer a alguien, yo
creo que eso es una cosa muy difícil, y él me enseñó a leer, entonces eso se lo
agradezco, por eso, desde muy niño empecé a leer la prensa, los periódicos,
porque me enseñaron fue para poder leer los periódicos, estábamos en la segunda
guerra mundial y todos los días llegaba El Universal, de Caracas supongo, con
dos días de atraso, porque en esa época eran cuatros días de autobús que se
gastaban de Caracas a Mérida, pero eso era prácticamente las únicas noticias
que habían. Habían muy pocas radios en La Playa, en El Dique había radio donde
Don Pompilio Sánchez, había radio donde Don Pedro Gil, y había radio donde
Desiderio Mora, eran tres radios que habían y de ahí una de las cosas que
recuerdo en La Playa, fue lo del 18 de octubre, lo del golpe, en La Playa todo
el mundo estaba pendiente de lo que estaba pasando en Caracas, y me acuerdo que
después hubo perseguidos políticos en La Playa una vez que ganó la revolución
de octubre, no se a quien se le ocurrió en La Playa decir que La Playa podía
mandar no sé si cien hombres para defender el gobierno en Caracas, entonces eso
hizo pensar al Gobierno de la Revolución, que era que en La Playa había un
armamento, porque si tenían cien hombres era porque habían cien fusiles, y
fueron brincando a donde Don Pedro Gil a buscar esos fusiles, entonces le
pusieron la casa patas arriba durante todo un día, el ejercito que estaba en el
cuartel de Tovar.
¿Se
considera usted como sacerdote de La Playa?
Si,
si, cuando me dicen de dónde es usted, yo siempre digo de Tovar, pero yo me
crie en La Playa, de una vez pongo eso porque, es decir, Tovar fue para mí el
lugar de nacimiento, pero así que yo haya conocido gente en Tovar no, yo no
conocía a nadie en Tovar, bueno, más adelante sí, pero por eso hago la
acotación de que yo me crie en La Playa.
¿Su
formación cristiana de dónde la recibe?
En
primer lugar de mi mamá, ella era una mujer muy cristiana, de mucha oración
diaria, de visita al Santísimo todos los días y de Rosario todos los días, el
Rosario era muy importante, ella decía donde se reza en Rosario nunca falta lo
necesario. Nosotros en verdad éramos personas de pocos recursos, pero nunca nos
faltó nada, teníamos una bodega que se le hacia el inventario a caballo en un
relámpago y sobraba tiempo.
¿Qué
lo motivó a estudiar con los Eudistas?
A
mí siempre me ha gustado la educación, toda la vida educar me ha encantado,
enseñar a los demás, comunicar información me ha gustado y encontré pues esa
comunidad de los Padres Eudistas, que se dedicaban a la formación en los
seminarios, y encontré un modelo muy especial que se llamó Monseñor Miguel
Antonio Salas, que fue el primer Rector que yo tuve en el seminario de San
Cristóbal, entonces eso me motivó a entrar en la comunidad de los Padres
Eudistas, el ejemplo y el modelo que era Monseñor Salas para mí.
¿Qué
recuerda de su época de estudiante en el Kermaría y en el Valmaría?
Bueno,
en el Kermaría fue la primaria y parte del bachillerato, fue un recorrer toda
La Playa, el conocer mucho, el pasear mucho, lo mismo en La Grita, cuando
estuve con los Padres Eudistas, conocimos todos los alrededores de La Grita a
pie, porque había en el reglamento un paseo por la tarde los domingos y otro
paseo por la tarde los miércoles y mensualmente había un paseo todo el día,
entonces eso nos hizo conocer todos los alrededores de La Grita. Estando en La
Grita, yo vine a pie desde La Grita hasta Bailadores, por el Portachuelo, todo
el Seminario Kermaría vinimos a pie.
¿Qué
recuerdos tiene de su Ordenación Sacerdotal?
Fue
una ordenación muy sentida, pero muy sencilla, es decir, nosotros no tuvimos
así cuestiones de muchas tarjetas, de muchos afiches, no, en realidad en esa época
como que eso no era lo más importante, lo más importante era ordenarse
sacerdote, ordenarse bien, pues en fin estar preparados, por lo menos en mi
época no se le dedicó mucho a la fiesta, a la parte festiva, el almuerzo, eso
no fueron preocupaciones mías para la ordenación, eso pues se quedó a un comité
en La Grita que organizaría el almuerzo, pero yo nunca me metí en eso ni tuve
problemas con eso, ni a quién habia que invitar.
¿Cómo
fue su relación con su familia?
Muy
bien, somos muy unidos los primos, por ejemplo, y estamos siempre pendientes
unos de otros, los primos que se fueron a vivir a Caracas, nosotros los
seguimos todo el tiempo, los visitábamos allá, les escribíamos, hablábamos con
ellos por teléfono a veces, bueno más le escribíamos, porque por teléfono era
un poco difícil en ese tiempo.
¿Su
vocación de educador la ha desempeñado mucho o poco?
Todo
el tiempo, yo trabajé cuarenta años en los seminarios de Venezuela, en Calabozo
fui profesor en la Universidad Rómulo Gallegos, y también fui profesor en el
Instituto Universitario Monseñor Arias Blanco, después en el Seminario de aquí
de Mérida pues di bastantes clases en el Seminario Mayor, di Homilética,
Redacción, Historia de Venezuela, todo eso lo di en este Seminario, y lo mismo
en Caracas. Todos los estudios que he hecho, los he hecho en función de ayudar
a los demás, es decir, para mí los estudios y títulos universitarios no han
sido para anteponerlos al sacerdocio, sino para que sirvan al sacerdocio, es
decir, que eso sea como un instrumento para que uno pueda ser mejor predicador,
mejor pastor, yo no tengo los títulos en la pared, están enrollados todavía.
¿Su
ejercicio como sacerdote cómo ha sido, y como Obispo?
Bueno,
como sacerdote cuarenta años me dediqué a la formación del clero en los
seminarios de Venezuela, y como Obispo pues ha sido o una experiencia
extraordinaria, el Obispo es un sucesor de los Apóstoles y cuando vive esa
realidad pues se da cuenta que tiene que comunicarse con la gente, estar dentro
de la gente, y lo que dice el Papa Francisco, oler a oveja.
¿De
qué manera fue su llamado al episcopado?
Yo
agradezco mucho a Dios que no hubo ningún chisme que me llego antes ni nada,
cuando me llego eso, me llego de improvisto, tal es así que cuando me llego la
carta de la Nunciatura, el día 10 de octubre, pues yo no lo esperaba, porque el
día anterior había hecho un contrato con la Universidad Rómulo Gallegos, para
dar doce horas de clases semanales, así que a mí ni se me pasaba por la cabeza,
yo nunca lo pensé, porque hay gente que a veces oye que lo van a nombrar Obispo
y entonces renuncia a muchas cosas, porque creen que lo van a nombrar y no lo
nombran.
¿Qué
anécdotas tiene sobre sus Visitas Pastorales?
Para
mí lo más bonito de ser Obispo son las visitas pastorales, porque el principal
oficio de un Obispo es la visita pastoral, y san Juan Pablo II lo dice en una
carta que nos escribió a los Obispos en el año 2003, la visita pastoral es el
alma de todo el gobierno episcopal, y si dice eso, es porque es lo más
importante, yo procuré vivir eso, dedicarme con mucho entusiasmo y con mucha
pasión a las visitas pastorales, porque yo creo que es la mejor manera de
encontrarse uno con la gente, con las escuelas, con los obreros, con los
empleados, con las autoridades civiles, con todos, y a cada uno se les da un
mensaje propio para ellos, entonces para mí de verdad fue una experiencia
extraordinaria. Cuando terminé, le entregue a Monseñor Porras dos carpetas con
las actas de las 64 visitas pastorales, inclusive un acta que son apenas tres
líneas, empecé la visita, me dio bronquitis y tuve que regresarme.
¿Qué
conclusiones saca usted de los tiempos pasados y actuales, a nivel histórico y
religioso?
Bueno,
yo me formé antes del Concilio Vaticano II, y empecé a trabajar cuando comenzó
Vaticano II, yo comencé a trabajar en el año 1962, el 11 de octubre comenzó el
Concilio Vaticano II y duró hasta el 8 de diciembre de 1965, entonces me tocó
vivir la etapa de preparación, con la teología, por ejemplo en el seminario
menor no llegaba mucha información de lo que se estaba discutiendo, los que
tuvieron la dicha de estar en Paris estudiando teología en ese momento, si
parece que tuvieron una gran ventaja, porque muchos de los asesores del
Concilio eran profesores en el Instituto Católico de París, entonces les iban
dando a los alumnos todas las novedades, a nosotros de verdad no nos llegó esa
parte de preparación del Concilio, los cuatro años de teología la verdad no me
llegó esa información, y además era una época en la que no habían todos los
medios de comunicación que hay ahora. Después que ya cesa el Concilio, entonces
ya empezamos a leer los documentos, que por cierto, son documentos tan
importantes, que lamentablemente muchos sacerdotes no le han puesto el cuidado
necesario para vivir, alguien dice que el Concilio Vaticano II apenas se está aplicando
un 20, 25%, que todavía no se ha aplicado todo.
¿Qué
oportunidades cree usted que ha tenido, que otro no haya tenido?
Yo
creo que la oportunidad que tuve fue sencillamente nacer en una familia muy
cristiana, una mamá muy cristiana, una mamá que me advirtió de una vez cuando
yo le dije que quería ser sacerdote, me dijo si es para hacer dinero, no se
meta a eso, si es para servir a los demás yo le ayudo, ese fue el mensaje que
me dio.
¿Cómo
ve usted el futuro de la Iglesia?
Yo
lo veo con mucho optimismo, es decir, recuerde que la Iglesia es Cristo
viviente y por lo tanto yo veo con mucho optimismo el porvenir de la Iglesia,
claro, hay muchos nubarrones, pero después de los nubarrones vienen los rayos
de luz. Yo creo que el Papa este, nos está enseñando y nos está diciendo que
seamos optimistas, que no pensemos tanto en el pasado malo, sino en el futuro
que podemos hacer bueno nosotros.
¿Qué
opiniones personales tiene sobre el Santo Padre Francisco?
Extraordinario,
yo lo aprecio mucho, y todos los día leo en la tarde la homilía que él hace en
la mañana allá en Santa Marta, es una homilía muy sencilla y muy cortica y muy
diciente, es decir, muy clara en el mensaje que siempre da, entonces yo siempre
la leo y a veces el otro día comento en la Misa con la gente lo que dijo el
Papa ayer.
¿Su
ejercicio de formador de futuros sacerdotes como lo hizo?
Pues
mire, yo hice todo lo que humanamente se podía hacer, ya dejamos a Dios el
juzgar el desempeño, de todas maneras yo si me entregue con todo el corazón a
la formación y una de las cosas que más le insistía a los alumnos era lo que se
llama la rectitud de intención, para qué quiere ser sacerdote, usted quiere ser
sacerdote para ascender en la escala social, no se meta a eso, si quiere ser sacerdote
para tener plata, no se meta a eso, hay otras profesiones que dan más plata,
quiere ser sacerdote para estudiar no más, tampoco se meta a eso, es decir, el
sacerdote tiene que ser sacerdote para servir, si no es para servir no vale la
pena que se meta a eso.
¿Qué
mensaje nos da a los futuros sacerdotes?
Bueno,
que se preparen mucho, que utilicen todos los medio que hay actualmente para
prepararse, ojala tuvieran la costumbre de ir preparando sus homilías todas las
semanas, hacer un esquema de la homilía, y tenerlo ahí, después le puede servir
más adelante, y eso hay que empezarlo desde los lunes, yo comienzo siempre los
lunes a preparar mi homilía, bajo las que hay por ahí, las leo y ya entonces me
empapo y cuando hablo pues ya hablo de todo.
¿En
la actualidad que está haciendo por el Reino?
Yo
sigo trabajando, soy Obispo emérito, pero yo digo que soy Obispo jubilado, pero
no desocupado, entonces yo trabajo, pero trabajo sin presiones, es decir, no me
comprometo a hacer una misa todos los domingos en tal parte, no, si puedo voy y
si no que busquen a otro. Muy bien.
P.A
García