martes, 25 de octubre de 2022

Protestas de la UNSCH

PRIMUM VIVERE, DEINDE PHILOSOPHARE

Querido Athiel, buenas noches.

Hoy subí al centro de la ciudad, aproximadamente a las 6:00 p.m., porque quería asistir a la Santa Misa y me encontré con que el acceso a la catedral y a la Plaza de Armas estaba impedido por una multitud de jóvenes estudiantes. Era una cantidad muy considerable la que estaba allí reunida, imagino que usted estaba también por ahí... A quienes me impedían el paso les comenté que quería pasar a la catedral, pero me dijeron que estaba cerrada, finalmente me dejaron pasar... Alguno de ellos me identificó como "religioso" por lo que fueron condescendientes en darme paso, aunque también tuve que insistir en mi propósito. La catedral estaba cerrada y parece que no hubo misa. En medio de tanto caos y aglomeración, vi que varios jóvenes, unos 4 o 5 al mismo tiempo estaban miccionando en las paredes del templo mayor de esta católica ciudad de Ayacucho, no creo que haya sido con mala intención, sino más bien como improvisada salida, fugazmente inoportuna.

Pude ver en los rostros de esos jóvenes estudiantes la impotencia de su actual situación, ciertamente reclaman lo que consideran justo y parece que están ya cansados de ser ignorados por las autoridades competentes. Recuerdo que hace un año, precisamente por estas fechas, también se habían convocado paros y manifestaciones con los mismos propósitos de ahora, lo que evidencia que nada ha mejorado. Vi en el rostro de esos jóvenes, aunque algunos estuviesen tapados, las ganas de luchar por conseguir su cometido y ver definitivamente mejorada la situación de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, esa es una gestión genuina y digna de todo el apoyo y consideración de la población en general, porque la ciudad es la universidad y la universidad es la ciudad, así ha sido y así debería seguir siendo. Y si no son los mismos ayacuchanos los que protestan y reclaman por su universidad, entonces nadie más lo hará… Veo también que a los estudiantes se le han sumado los padres y madres, con toda su pasión y fortaleza.

Es lamentable que sucedan algunos episodios de violencia, destrucción o deterioro de lugares públicos e infraestructura pública y de la misma casa de estudios, como el incendio de la puerta de la rectoría de la universidad, es de suponer que en medio de la desesperación se opte por tomar dichas opciones, actuando tal vez con la imprudencia que más adelante será mencionada y de la que seguramente se pasará factura, sin embargo, el sentir general que se respira es el de un reclamo justo y pacífico, el cual esperamos tenga resultados positivos, aunque sabemos que la solución no llegará de la noche a la mañana, pero al menos sí se podría empezar con pequeños pasos, los mismos que propicien menguar la efervescencia estudiantil que invade la ciudad y a largo plazo la obtención de las mejoras requeridas para la universidad y sus usuarios.

La violencia nunca será ni el fin ni los medios para lograr un cometido. Éxitos, Athiel, cuídese mucho y le deseo lo mejor a usted y a sus compañeros universitarios...

Respuesta de Athiel: “Sí, es lamentable que haya sucedido lo que pasó ayer. Hay bastante intriga y desconcierto por parte de los estudiantes, porque las autoridades universitarias no están tomando en cuenta varios puntos; prácticamente ellos se sientan y reciben su sueldo, no ven la realidad universitaria, no ven cómo los estudiantes están en cada aula, cómo reciben los estudiantes de medicina, los que son de trabajo de laboratorio, no están bien implementados. Esperamos una pronta salida para todo ello y ojalá y monseñor pueda enterarse de todo esto.”

P.A

García

jueves, 13 de octubre de 2022

Biblioteca del Convento San Francisco de Asís de Ayacucho

INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

Para 1953, el padre Elías Prado Tello escribió una "Guía de Ayacucho", en la que habla sobre la Biblioteca del Convento de San Francisco de Asís, de la cual dice lo siguiente: "Es la más notable de la ciudad. En ella se encuentran documentos históricos de Huamanga, de la Universidad de S. Cristóbal, del Seminario y de otras instituciones de la localidad. Todos los periódicos que se editaron en Huamanga se conservan, así también las revistas locales y de la República. Son dignos de estudio los Archivos del Obispado y del Cabildo Eclesiástico."

En el mismo año, el franciscano Fray Pedro Mañaricúa O.F.M., con motivo del IV centenario de la fundación del convento, sobre la biblioteca precisó: "La Biblioteca principió en 1898, con unos cuantos libros. Después se han ido aumentando con los esfuerzos religiosos y cooperación de algunos bienhechores, como la familia de la Sra. Ángela Sáez, viuda de Francisco Fernández. En 1942 se trasladaron los libros al actual local, con la nueva estantería, trabajada por el Hno. Fr. José María Agüero, siendo Guardián el P. Jesús María Gaintza."

Desde hace algunos meses he venido investigando sobre las estatuas ecuestres de Sucre y Bolívar existentes en esta ciudad de Ayacucho, este proyecto me ha permitido conocer diversas instituciones y personalidades académicas ayacuchanas. Tengo la investigación abierta en el Archivo Histórico de Ayacucho, al cual he recurrido varias veces y donde he podido leer en su totalidad el Libro de Actas del Comité Pro Centenario de la Batalla de Ayacucho, entre otros documentos antiguos.

A Joel Amiquero, funcionario del Ministerio de Cultura, lo conocí en el Centro Cultural Simón Bolívar, sede de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ayacucho; él me recomendó visitar, para ampliar mi información, la biblioteca del Convento de San Francisco de Asís. De inmediato me puse en contacto con esta institución y, cumplidos los requisitos, empecé a investigar en ese maravilloso lugar.

Ayacucho, 13 de octubre de 2022

R. P. Jorge Horna

Personal. – 

Paz y Bien.

Reciba un cordial saludo en nuestro Señor Jesucristo, deseándole bendiciones en su ministerio sacerdotal.

Quien suscribe, Pedro Andrés García Barillas, CPP N° 001470990, mayor de edad y vecino de esta ciudad de Ayacucho; docente de primaria en la I.E.P. “Discovery” de la Parroquia Santa Rosa de Lima.

Por medio de la presente misiva solicito su autorización para consultar el material de la Biblioteca del Convento San Francisco de Asís, investigación que enmarca su propósito en la próxima celebración del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, de aquel glorioso 9 de diciembre de 1824.

Según las exigencias propias mencionadas por usted en la conversación privada que mantuvimos, me comprometo a hacer uso correcto del material que me sea facilitado, evitando en todo momento su deterioro y propiciando su mejor conservación. De igual manera quedo comprometido con usted para, una vez concluida la investigación, hacerle llegar copia del resultado, la cual pasaría a formar parte del inventario bibliográfico de dicha casa religiosa.

De acuerdo con el horario facilitado en la recepción, estaría acudiendo a la Biblioteca durante el turno de la tarde, a saber: de 3:00 p.m. a 6:00 p.m. sin especificar los días de la semana, por tratarse de un asunto a largo plazo.

Sin más a qué hacer mención, me despido de usted, asegurándole mi gratitud y afecto fraterno.

Suyo en Cristo.

Firma: Pedro García.

Descripción de la Biblioteca

La Biblioteca del Convento San Francisco de Asís de la ciudad de Ayacucho, Perú, es un tesoro de textos antiguos de diversas materias, principalmente de filosofía y teología, ciencias afines a la formación religiosa, sin embargo, también hay gran cantidad de libros de índole histórica y una buena colección de revistas y periódicos de la ciudad y el país.

Ingresando por el despacho de la parroquia, nos dirigimos hacia la derecha y, una vez se llegue a la esquina del patio central del convento, la primera puerta que se consigue es la entrada a la magnífica biblioteca, la misma que ocupa en total 5 habitaciones de la planta baja o primer piso del ala mencionada del convento. La biblioteca cuenta con suficientes ventanas, pero estas se encuentran tapadas con estanterías para la ubicación de libros.

Los cinco cuartos están repletos de libros, del piso al techo, guardando las distancias obvias entre el suelo y la primera fila de libros y de igual forma entre el techo y la última fila de libros. En el primer cuarto hay algunas mesas que parecen estar ahí como depositadas, pero sin uso efectivo para la misma biblioteca, siendo en el tercer espacio de los cinco en la que sí hay una buena mesa de madera, presta para la lectura de los libros, principalmente de aquellos de gran tamaño, como las colecciones de periódicos y revistas.

La división de los cinco cuartos según sus materias es la siguiente:

Cuarto 1: 1 Biblia, 2 Historia Universal, 3 Franciscanismo, 4 Historia Eclesiástica, 5 Teología Moral, 6 Teología Dogmática.

Cuarto 2: 7 Pedagogía Catequesis, 8 Enciclopedias Diccionarios, 9 Derecho Civil, 10 Apologética, 11 Idiomas, 12 Mariología, 13 Literatura Castellana, 14 Filosofía.

Cuarto 3: 15 Oratoria Sagrada, 15 Teología Pastoral, 16 Derecho Canónico, 17 Liturgia, 18 Teología Espiritual, 19 Biografías de Santos.

Cuarto 4: 20 Revistas de España y otras (siglo XX), 21 Periódicos y Revistas de Ayacucho (siglos XIX y XX), 22 Periódicos y Revistas del Perú (siglo XX), 23 Periódicos y Revistas del Perú (siglo XIX), 24 Revistas Extranjeras (siglos XVIII-XIX), 25 Sociología, 26 Ciencias Naturales, 27 Revistas Peruanas (siglo XX), 28 Revistas Extranjeras (siglo XX), 29 Periódicos del Perú (siglos XIX-XX), 30 Revistas de España (siglo XX).

Cuarto 5: 31 Documentos Oficiales de la Iglesia, 32 Obras Ayacuchanas.

Al tratarse principalmente de libros antiguos, los matices de las paredes son únicamente de colores oscuros, y tonos propios del cuero, marrón, negro, rojo, dorado, verde, entre otros. Los nervios de los lomos son siempre dorados y bastante decorativos. Hay libros forrados en pergamino bastante antiguo, ya tieso por los siglos.

La biblioteca se encuentra en perfecto orden, al menos en la secuencia de su catalogación, cada libro con su etiqueta en el lomo, aunque un poco sucia, ya que está sin uso desde hace varios años, cuando todavía se permitía la entrada a visitantes o investigadores. En la actualidad no se presta el servicio de consultas.

Le falta a esta biblioteca una limpieza general y mejor iluminación, además de acomodar los libros que, con el pasar de los años, se han ido desordenado en sus lugares, los que se han deteriorado en sus carátulas y hojas que se doblan al escurrirse de sus puestos originales.

Cuenta esta ciudad de Ayacucho con una fuente invaluable de sabiduría y un espacio donde la historia y los años parecen haberse detenido.

P.A

García



domingo, 2 de octubre de 2022

94 aniversario de la Obra de Dios

OPUS DEI

  Hoy es 2 de octubre de 2022, y hace 94 años, en Madrid, España, el joven sacerdote Josemaría Escrivá fundó el Opus Dei (la Obra de Dios). A continuación, contaré cómo conocí la Obra y cómo ha sido mi relación con esta hermosa familia desde entonces hasta ahora.

En mi infancia fui un apasionado telespectador del canal católico EWTN, allí veía embelesado los programas de la Madre Angélica, que por alguna razón me llamaban muchísimo la atención, con lo cual me sentía identificado con la pequeña niña que fungía como introducción a los episodios; ella muy sonriente, corriendo hacia la sala de su casa para ver a la Madre Angélica en compañía de su tierna mamá. La alegría y premura mías eran las mismas que la de aquella, pero no la compañía.

Los domingos por las tardes, transmitían por aquel maravilloso canal, algunas de las tertulias que san Josemaría Escrivá tuvo con sus hijos españoles e hispanoamericanos. Recuerdo ver infinidad de veces su conversación en Altoclaro, una hermosa casa de retiros en el estado Miranda, Venezuela, la cual había recibido la última visita del fundador de la Obra en febrero de 1975, meses antes de morir en Roma. Esa tertulia en particular me llenaba de mucha paz, pues imaginaba a aquel padre dirigiendo sus palabras a los venezolanos, palabras proféticas y motivadoras, dichas especialmente para mí.

Pasaron los años y llegué al seminario mayor San Buenaventura de Mérida. En el curso propedéutico, conocí a un joven de la Diócesis de El Vigía – San Carlos del Zulia, llamado Ricardo Daniel Quevedo Contreras, y una vez estando con él en la biblioteca de la casa de formación, dimos con un pequeño librito, de piel, hojas biblia y 999 numerales de reflexión y meditación, habíamos conseguido un coqueto ejemplar de “Camino” la obra cumbre de la espiritualidad de este sacerdote español y su Obra. Ricardo y yo quedamos conmovidos por el hallazgo, nos pareció algo importante y decidimos googlear un poco, para saber más sobre san Josemaría, y fue así como supimos que había fundado el Opus Dei y, además, que había un centro para hombres en Mérida, la ciudad donde nos encontrábamos. Hicimos planes y el miércoles más próximo decidimos ir a aquel lugar.

Los miércoles por la tarde los teníamos libre, de 1:00 p.m. a 6:00 p.m. Según la dirección que nos arrojó la web, debíamos bajar hasta la urbanización Las Tapias, a la altura del Museo de Ciencias y Tecnología. Fuimos a esa dirección, nos desorientamos un poco, pero, preguntando a algunas personas, llegamos al Centro “Los Nevados”, allí tocamos el timbre y salió un joven muy serio, nos presentamos como seminaristas en busca de algún sacerdote, aquel joven nos aclaró que no se encontraba el padre Max, que era el sacerdote de esa casa, pero que en sustitución suya estaba el padre Cuan. Ricardo y yo sin saber de quiénes nos hablaba le dijimos que igual queríamos hablar con algún sacerdote. Nos hizo pasar y nos condujo hasta el oratorio de la casa.

En el oratorio hicimos una breve visita al Santísimo Sacramento. En aquel lugar se podía respirar una espiritualidad única y novedosa y paz, mucha paz. Ricardo y yo no salíamos del asombro, pues estábamos encontrando lo que buscábamos en la Obra de Dios y de san Josemaría.

Salimos del oratorio con el joven y nos dirigimos hacia una pequeña sala de recibo. Allí esperamos algunos minutos mientras llegaba el padre Cuan. El silencio reinaba, de afuera oímos unos pasos que venían de la escalera de madera. Entró en la sala de recibo un sacerdote, vestido de sotana blanca, nos saludó amablemente y preguntó quién de los dos quería conversar primero, haciendo señas para que alguno abandonara la sala, pero rápidamente le manifestamos que veníamos los dos en plan de conocer un poco sobre el Opus Dei. Se sentó y conversamos largo rato, al principio todo muy frío y protocolar, pero ya luego entramos en confianza y quedamos convencidos de que aquella obra era realmente una Obra de Dios.

El padre Cuan nos invitó para que viniéramos de nuevo el miércoles siguiente, pues quería que le acompañáramos en una romería hasta la iglesia de Santiago Apóstol de la Punta.

Por razones obvias, aquella visita al Centro “Los Nevados” se efectuó en el mes de marzo de 2014. La romería consistió en el piadoso rezo de tres rosarios, el primero fue del Centro hasta la iglesia, en plena calle, los tres, rezando. El segundo fue en la iglesia, y el tercero fue de la iglesia al Centro. Allí nos despedimos del padre Cuan y quedamos para próximos encuentros. Desde esa fecha empecé a conocer la vida de san Josemaría y su obra, el Opus Dei.

En lo sucesivo de la formación en el seminario, mis directores espirituales fueron sacerdotes del Opus Dei, el primero fue el padre Max Thompson, el segundo fue el padre Julio Cuan, y el tercero fue el padre Jaime Molina. Con todos tuve una buena relación de amistad y cercanía, pero he compartido más con el padre Jaime Molina. Otro sacerdote que me ha hecho mucho bien es el padre Martín Carbonell, a quien conocí en Caracas, en uno de mis viajes a Altoclaro. Con el padre Martín siempre mantengo contacto vía telefónica, además de recibir mensualmente sus “entregas” por correo electrónico.

El Opus Dei me ha hecho mucho bien. Creo en la santidad de san Josemaría, del beato Álvaro del Portillo y también creo que algún día llegará a serlo don Javier Echevarría, a quien escribí una carta que envié con un sacerdote de Mérida que viajó a Roma, pero que nunca llegó a sus manos, pues la carta se traspapeló.

Sobre san Josemaría y el Opus Dei he escrito varias cosas en este blog. Aquí solo quería recordar su 94 aniversario y con el recuerdo agradecer a Dios por tantas buenas oportunidades que he podido vivir gracias a mi cercanía a la Obra, que es una gran familia.

P.A

García