EL PADRE PERNÍA: SANTO CURA DE
BAILADORES
Mérida, como Arquidiócesis, ha contado con el florecimiento
de ilustres varones consagrados al servicio de Dios en la Santa Iglesia
Católica, uno de ellos es el Padre Ramón Emilio Pernía Noguera, oriundo de Mesa
de Quintero, nacido el 11 de octubre de 1926 y fallecido en San Juan de
Lagunillas el sábado 29 de abril de 2017, con 91 años de edad y 66 años de
ministerio sacerdotal.
El “Padre Pernía”, como todos le llamábamos, fue un
sacerdote ejemplar, recto, con un carácter muy riguroso y a la vez amable y misericordioso.
La mayoría de los feligreses lo recuerdan con especial afecto, ya que, como
narran los que compartieron con él de cerca, fue un hombre entregado con
exclusiva adhesión a su misión.
El
Padre Pernía, fue un hombre de contextura delgada, portador apasionado de su
traje talar, de rostro perfilado y mirada penetrante, su sola presencia
infundía un respeto admirable, era toda una celebridad, era “la primera
autoridad” del pueblo. En su juventud, como seminarista, le conocieron dedicado
a sus estudios, de mente brillante, supo conjugar sus conocimientos académicos
con la realidad pastoral en la que le tocó servir. Manejaba el latín, francés,
italiano, portugués y se dice que “machacaba” el alemán. Piadoso y esforzado
por formarse bien, apasionado a la lectura hasta su muerte.
En Bailadores estuvo en dos oportunidades como Cura Párroco,
a él se debe la culminación y decoración del Templo Parroquial, hoy Santuario
Diocesano de Nuestra Señora de la Candelaria. Su afán por ver culminada la obra
le hizo emprender múltiples empresas cuyo fin era doble: el fortalecimiento en
la fe de sus feligreses y la obtención de los ingresos económicos necesarios
para ver concluida la Iglesia de Bailadores.
En Bailadores y en otras Parroquias en las que estuvo es recordado
por ser un sacerdote y trabajador social, preocupado por el bienestar de su
feligresía, animó la construcción de escuelas, la apertura de carreteras y la
canalización del agua potable en muchas comunidades, el amor a los demás lo
expresó en estos esfuerzos por ver a todos con lo mínimo para vivir dignamente.
No solo organizaba a las comunidades, sino que él mismo se metía de lleno a
colaborar en los trabajos forzados, le gustaba mucho organizar compartir de
alimentos, donde comieran todas las personas y todos por igual.
En agosto de 2016, tuve la oportunidad de conocerlo
personalmente, fui con mi madrina Elda Pernía, (su sobrina), a visitarlo en San
Juan de Lagunillas. Al llegar lo encontramos en su habitación, estaba leyendo,
haciendo lo que siempre hizo durante su vida activa, solo que en ese momento,
como ya estaba un poco delicado de salud, se dedicaba a la lectura a tiempo
completo. Conversamos un buen rato, su tono de voz era muy suave. De repente me
dice que le acercara cierto libro de tapa azul, lo abrió, estaba en francés y
empezó a traducirme lo que allí decía, hizo lo mismo con un libro en italiano…
antes de despedirnos nos dio su bendición y aproveché para que me bendijera
unos anillos que traía conmigo en ese momento, sus palabras en latín y sus ojos
cerrados me llenaron de ilusión, pues a mí también el Señor me ha llamado para
bendecir y nunca para maldecir.
El martes 02 de marzo, Bailadores con multitudinaria
presencia de fieles despidió por última vez y recibió para la eternidad al
Padre Pernía, sus restos mortales fueron enterrados en una cripta recién hecha
en uno de los laterales del Templo, obra animada por el Pbro. Edduar Molina.
El
Obispo Auxiliar Emérito de Mérida Mons. Luis Alfonso Márquez Molina presidió la
Misa de Exequias en la que un pueblo entero lloró y recordó con alegría la vida
y obra del ilustre Padre Ramón Emilio Pernía, de igual manera estuvo presente
uno de sus hijos sacerdotes, el Padre Gerardo Salas, quien fue animado a entrar
al Seminario por el Padre Pernía, años después, fue su padrino de ordenación
sacerdotal. Las lágrimas por el Padre Pernía no fueron mero sentimentalismo,
sino que fueron lágrimas de amor, afecto y sobre todo veneración a este gran
presbítero merideño.
Monseñor
Eduardo Contreras Pernía, presente en los actos fúnebres expresó sus
sentimientos de gratitud a Dios por la vida de su primo el Padre Ramón Emilio,
a la vez que indicó que se sentía alegre y no triste, pues al mirar el cuerpo
sin vida del Padre Pernía, tuvo la percepción de que en el cielo ya se
encontraba, gozando de la gloria merecida. El Padre Pernía hasta ahora era el
Decano de la Arquidiócesis de Mérida, por ser el mayor en edad, ahora esta
función le corresponde a su primo, Mons. Eduardo Contreras Pernía, quien
actualmente sirve como Director Espiritual, Profesor y Formador del Seminario
de Nuestra Señora del Pilar de Barinitas, Estado Barinas.
Son tantos los testimonios expresados durante los días de vigilia,
que ahora, en un mismo sentir, los villorros se honran en decir que, así como
Ars tuvo a Juan María Vianney, su Santo Cura, así mismo Bailadores tuvo a Ramón
Emilio Pernía, el Santo Cura de Bailadores. Y no es casualidad que, en el
Santuario de Bailadores, en las dos columnas que sostienen el coro hayan dos pinturas
imponentes, una es la del famoso Cura de Ars, San Juan María Vianney, Patrono
de los Párrocos, y la otra es la del queridísimo Padre Pernía. Paz a su alma.
P.A
García