NIÑO LLORÓN DE LA CATEDRAL DE AYACUCHO
I
En mil seiscientos setenta y
cinco
un tal Perico Urbistondo
era zapatero sin fondos
aunque trabajador con ahínco
y, para calzar a buen
brinco,
por Carmeneca tenía el
tenducho
en la Huamanga, hoy
Ayacucho,
casado con doña Casilda
de mente abierta como hoy se
tilda
y en cierta forma se evita
mucho.
II
Nuestro humilde zapatero
pecaba por muy celoso
y entre los buenos mozos
Antuco Quiñones era el
primero.
Aquel amor tan sincero
Casilda no comprendía
Perico ya presentía
la cruel traición de su
amada
por eso la vigilaba,
hasta que descuidó un día.
III
En dos cuartos se repartía
la habitación y el negocio
y para alejar el ocio
sus herramientas tenía,
pero a él lo que más le
valía
era un Niñito Jesús
a quien encendía una luz
y le hacía su confidente
rogándole estar pendiente
cargando con esa cruz.
IV
Cierta tarde emprendió
camino
para ganarse buen oro
y al Niñito, su tesoro,
le encomendó aquel destino
que era Huanta, pueblo
vecino,
donde a vender se marchó
y antes al Niño advirtió
que cuidara a su mujer
no dejándola perder,
pero angustiado quedó.
V
"Chiquitín cachigordete
si me fallas te
perniquiebro,
si me haces caso, celebro,
con mariposillas de aceite.
En tu resguardo mete
a Casilda, mi honra y casa
que así nada malo pasa
y la cuidas con ternura
evitando la premura
que a mi corazón
abrasa."
VI
"Y tú, Casilda, en mi
ausencia
no dejes pasar pantalones
ni afuera pongas talones
hasta volver mi presencia,
cúmplelo todo a conciencia,
pásame cigarros y coca,
que harta es la distancia,
no poca,
más la hora me reprocha
para salir bestia en trocha
que es lo que a mí me
toca."
VII
Urbistondo regresó del
encargo
y encontró la puerta
cerrada,
se cansó de llamar a su
amada
pasando un rato amargo,
doña Pulqueria, sin embargo,
no logró guardar secreto
y le echó el cuento completo
que Casilda fue con Antuco
gastándole un mal truco
y faltándole los respetos.
VIII
Periquillo entrando en razón
sintióse muy traicionado
y conforme había planeado
buscó al Niño en el cajón
hiriéndole con un punzón
en la piernita sagrada
dejándola ensangrentada
prorrumpiendo el Niño en
llanto
siendo mayor el encanto
que la fe que profesaba.
IX
Doña Pulqueria extrañada
ingresó siguiendo el llanto
al tenducho, con espanto,
corroborando angustiada
que don Perico y su amada
no habían tenido ocasión
de consumar su pasión
con la crianza de algún hijo
y desde entonces se dijo
que fuera el Niño Llorón.
X
Don Perico recuperado
del desmayo producido
quedó total convencido
del evento presenciado
y al Niño Llorón llamado
a la catedral obsequió
y a Ocopa se retiró
muriendo después de lego
pues no soportó aquel juego
que Casilda le jugó.
*Basado en la narración “El niño llorón” de las
Tradiciones peruanas de Ricardo Palma.
Catedral de Ayacucho, en la fiesta del Niño llorón,
domingo 31 de diciembre de 2023
P.A
García
Me gusto mucho el recital.
ResponderEliminar