sábado, 5 de septiembre de 2020

La Inmaculada Concepción de La Playa

SINE LABE ORIGINALE CONCEPTA



Nadie pase este portal

sin que diga, por su vida

que María fue concebida

sin pecado original

 

Con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción se recuerda un especial privilegio mariano, definido como dogma de fe en el año 1854, por el papa Pío IX. María, en efecto, como Madre de Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, en previsión de los méritos de su Hijo, fue librada desde el instante de su concepción del pecado original con el que todos nacemos. De ahí también el nombre de Purísima con que se suele designar popularmente esta fiesta. Aunque la proclamación del dogma sea relativamente reciente, la devoción a la Inmaculada estaba ya muy difundida bastantes siglos antes.

La imagen de la Inmaculada llegó a la Iglesia de Bailadores a finales de 1880 y a principios de 1900 fue trasladada a la Parroquia San Vicente Ferrer en La Playa. Después de San Vicente Ferrer es una de las imágenes más antiguas que existen en nuestra Parroquia.

Una mañana cualquiera del año 1990, llegaron a la Iglesia de La Playa las señoras Juana García y Aminta Castillo con el propósito de ornamentar el Templo para la festividad de San Isidro Labrador. Se ubicaron en el salón donde se preparan los ramos. Juana García notó en una esquina del salón-depósito un bulto algo extraño, cubierto con sacos de alimentos, y al destaparlo se encuentra con una imagen de la Virgen María, completamente deteriorada, su rostro y manos como si se hubiese quemado, además de encontrarse la madera un poco podrida, pues en el sitio donde había estado, quién sabe por cuánto tiempo, le caía una gotera de agua del techo.

Juana García sintió desde ese preciso momento que tenía que hacer algo por esa imagen abandonada, es así como, con permiso del Párroco de La Playa Pbro. Julio Clímaco Durán, trasladó la Virgen hasta la ciudad de Ejido, donde fue totalmente restaurada en el Taller de los Monsalve. El cambio que dio aquella talla fue total. Detrás de esa corroída imagen apareció un rostro angelical, el rostro de la Madre de Dios, la Inmaculada Concepción, cuya festividad se celebra el 8 de diciembre.

Desde que la imagen fue restaurada ha recibido el cariño y devoción de muchas personas. Es de acotar que tiene en su virginal closet un total de 23 vestidos, todos elaborados con decoro y empeño, para la Inmaculada Concepción. Algunas personas de La Playa han donado vestidos para la Virgen, a saber: Carmen Márquez, las hermanas Guerrero Morales, Inés Castillo, Alejandra Vivas. El resto de vestuario ha sido elaborado por encargo de Juana García. Para la conmemoración de los 25 años de la primera restauración se hizo una exposición de los vestidos.

La Virgen tiene en su cabeza tallada una original simulación de cabello, sin embargo, para que mejor se vea, se acostumbra a ponerle cabellera, de ahí que posea dos pelucas, una lisa que fue donada por Juana García, y otra ondulada que fue donada por Carmen Márquez. Los encargados de la Virgen comentan que Ella prefiere su cabello liso.

En 30 años que tiene Juana García de haberse hecho cargo de la Inmaculada Concepción, la ha enviado a restaurar dos veces a parte de la primera en 1990. Al parecer la imagen ha sufrido, por su antigüedad, el deterioro de un talón, que fue comido por el comején, pero inmediatamente restaurado.

Aunque la festividad de la Inmaculada Concepción, como la de casi todos los santos, es una vez al año,  Juana García y su hija Beatriz Vivas están pendientes de cambiarle el vestido una vez al mes, donde aprovechan de limpiar con delicadeza la imagen, notando que nunca se le ensucia el rostro, pues el pañuelo que utilizan para retirar el polvo, nunca se ensucia cuando se limpia la faz de la Madre Inmaculada.

El primer traje que usó la Inmaculada después de su restauración en 1990 fue preparado por María Paredes, era un vestido confeccionado para la Primera Comunión de una niña de La Playa, que fue recortado y ajustado a la medida de la Virgen. Este vestido se extravió.

La talla, al ser de madera, es muy pesada. Es una “imagen de vestir”, pues a simple vista no parece tener forma como para ser presentada así para la veneración pública. La Virgen tiene la mirada hacia abajo y las manos unidas en señal de oración.

¡Oh María, madre mía, oh consuelo del mortal!

Amparadme y llevadme a la Patria Celestial

 

P.A

García

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