viernes, 31 de diciembre de 2021

Todo de Dios VII

LA AMISTAD

“Un amigo fiel es un refugio seguro, quien lo encuentra ha encontrado un tesoro” Eclo 6,14. La experiencia de la amistad ha sido una de las más gratificantes en mi vida. Desde la infancia he sabido cultivar este maravilloso regalo de la amistad. En la época escolar tuve mis “mejores amigos”, disfrutaba mucho compartir con ellos, sin embargo, la vida nos fue encaminando por rutas distintas y todo menguando hasta el punto de no saber dónde están. En los inicios de la adolescencia empecé a entablar a amistades con personas mayores que yo, con ellas me sentía valorado y protegido, además de sentir que aprendía de ellos, de sus labores, de sus maneras de actuar, etc. varias de esas personas ya han fallecido, lo que me ha llevado a valorar aún más las amistades. Aunque me considero una persona amigable, no soy de muchos amigos, por el contrario he sido bastante selectivo con quienes me relaciono, pero nunca he menospreciado a nadie por ningún motivo dentro de mis amistades. En la experiencia del seminario la amistad la he vivido de una manera sana, respetuosa y abnegada. Ha sido tal el nivel de amistad, que mis verdaderos amigos pueden decir quién soy yo, cómo pienso y cómo actuaría en cualquier circunstancia, aun cuando uno mismo nunca termina de conocerse a sí mismo. Con las amistades he sido abierto, sin secretos, sin dobles intenciones, sin afán de poseer ni de manipular, aunque sí debo reconocer que en la mayoría de las veces he sido influyente en mis amistades, pues considero que tengo la característica de saber llegar a las personas, convencerles del bien, de lo bueno, he sabido formar parte de la vida de los demás para el bien. No soy un modelo a seguir, pero sé que mis amigos confían en mí y me ven con respeto y consideración. Por natural convicción he tenido más amigos que amigas. Con los amigos la confianza ha sido más plena, pues entre personas del mismo sexo hay más apertura en todo tipo de temas o vivencias. Con las amigas he sabido aprender a tratar al género femenino, ellas me han sabido demostrar que en este mundo estamos para complementarnos los unos a los otros, es decir, que detrás de un gran hombre siempre está una o unas buenas mujeres, que corrigen, que apoyan, que aportan, que son fieles y, sobre todo, que oran por uno, para ser cada día mejor. No he sido irrespetuoso con ninguna mujer, ni con ningún hombre, en contextos de amistad. Tengo un especialísimo respeto y admiración por las mujeres que se dedican a la vida consagrada. Finalmente, mis amistades en Venezuela son varias, mantengo constante comunicación con 8 o 10 de ellos, nos llamamos, entablamos largas conversaciones, nos contamos las cosas más personales, y así, permanecemos unidos a pesar de la distancia. En este año y tres meses que llevo en el Perú, puedo decir que he conocido personas, más no he entablado amistades, las razones son obvias, el fenómeno de la pandemia ha restringido los lugares y ocasiones de hacer amistades. Suelo demostrar mi amistad a través de detalles materiales, también escuchando con paciencia a mis amigos, interesándome de verdad por sus vidas, tratando de apoyar en sus dificultades, aconsejándoles lo mejor cuando es oportuno. Como lo deje claro más arriba, he sido influyente con mis amistades, por lo que suelen consultarme cosas para saber mi opinión, en todas estas ocasiones he procedido con madurez y responsabilidad, pidiendo luz al Espíritu Santo para decir solo lo que sea más agradable a Dios, aun cuando no agrade a los hombres. De mis amigos siempre me acuerdo en la oración, también de los difuntos, a ellos los tengo muy presentes en mis oraciones. Con mis amigos soy desprendido, generoso y abierto.

Entablar amistades desde cero no siempre es fácil, sin embargo, con la apertura de corazón se puede lograr. Uno conoce a una persona de verdad cuando conversa con ella, cuando comparte diferentes facetas de la vida, cuando se pasa tiempo juntos. En lo personal me agrada tener amistades, no soy para nada una persona solitaria, aunque comprendo la importancia de la vivencia de la soledad para vivir auténticamente la vocación a la que he sido llamado. Hay amistades que son demasiado cerradas y oprimentes, nunca he formado parte de una, pero sí las he conocido. Considero que tengo una buena capacidad de relación social, sobretodo porque soy capaz de escuchar a los demás, a todos, no solo a los que podrían serme útiles en el futuro. He conocido personas que buscan hacerse amigos de otras solo por un interés pasajero, no me acostumbro a eso y siempre he evitado esas “amistades forzadas por un interés”. Con la mayoría de mis amigos he tenido experiencias positivas, agradables y buenas de recordar. Con muy pocos he tenido dificultades naturales, por malos entendidos, etc, con estos he optado por alejarme y olvidar, no he sido insistente, pues así como somos capaces de recibir hay que aprender a despedir. No todo en la vida es ganar, también hay que saber perder, y, aquellos amigos que se han perdido tal vez ha sido porque no era la voluntad de Dios que estuvieran ahí toda la vida. Aclaro que un amigo perdido no es necesariamente un enemigo. Como lo he detallado en fichas anteriores, no tengo ningún enemigo. Cuando un amigo me ha fallado mi actitud ha sido la comprensión, porque reconozco mi pequeñez y mi idéntica capacidad de fallar. No me escandalizo del mal obrar de nadie, pues yo mismo soy capaz de reproducir aquello o de empeorarlo. La concupiscencia nos atrae hacia el mal que no queremos hacer y que muchas veces no sabemos evitar.

A la luz del texto leído de Mc 2,1-12, puedo reflexionar y llegar a la conclusión de que sí he contado con amigos que me han acercado a Dios, con sus palabras, con sus testimonios de vida, con sus correcciones. En el seminario y en la vida parroquial he contado con amigos que se han acercado a mí para, entre variadas palabras y acciones, acercarme más a la vivencia del Evangelio y a Dios. Siempre he sabido agradecer a aquellas personas que me han demostrado su aprecio corrigiéndome y animándome a seguir adelante. De igual manera, iluminado por la misma cita evangélica, puedo decir que también mi actitud ha sido la de u amigo que ha hecho lo posible y lo imposible por llevar almas a Dios, especialmente la de aquellos que comparten o han compartido conmigo una relación de amistad, pues, esta actitud es propiamente la de un buen cristiano y más aún debe ser la de un joven con aspiraciones sacerdotales. Mi relación con Dios es una relación de amistad, pero me gusta verla más como una relación de Padre a hijo, pues realmente me siento hijo de Dios y me consuela y agrada dirigirme a él como a un Padre, pues realmente lo es. No sabría valorar con exactitud qué o cual relación sea la más acorde, si la de un par de amigos (con respecto a Dios) o la de un Padre y un hijo, en cualquiera que sea el caso, considero que lo importante es la relación misma: la intimidad, la confianza, la disponibilidad que debo hacia Dios, mi gran amigo, mi Padre celestial, poderoso y misericordioso. Como lo manifiesta la fe católica lo creo: Jesús es mi hermano y Señor, que me llama a ser su amigo, como lo hizo con sus discípulos; este llamado es la vocación. Me esfuerzo todos los días por ser coherente entre mi amor a Dios y mi amor al prójimo, sabiendo que amando a los demás es como realmente amo a Dios.

P.A

García

sábado, 25 de diciembre de 2021

Navidad 2021

MENSAJE DE NAVIDAD

Un grito de júbilo resuena en nuestra tierra; un grito de alegría y de salvación en las riendas de los pecadores. Hemos oído una palabra buena, una palabra de consuelo, una frase rezumante de gozo, digna de todo nuestro aprecio: “hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor” (Lc 2,11).

Al llegar la Navidad queremos recordar el momento más importante de la historia: cuando Dios deja el cielo para hacerse hombre. Es algo maravilloso, pues nuestro Dios, que es tan grande y que hizo todo el universo, se hace un niño tan pequeño que sólo sabía llorar y dejar que su madre le cogiera en brazos para darle de comer. Como vemos, es algo tan increíble, que cada año tenemos que volver a celebrarlo, pues no podemos dejar que se olvide un momento tan importante para todos los hombres. A partir de ese día, los que deseamos amar a Dios lo tenemos muy fácil, porque Dios ha querido hacerse tan chico que a todos nos entran ganas de quererle.

Esta Navidad del año 2021 es la segunda que vivimos en medio de la pandemia mundial. Son muchas las personas que lamentablemente no compartirán con nosotros esta fecha religiosa y familiar, sin embargo, tenemos la firme esperanza de que ellos, al estar con Dios, pueden disfrutar de él, es decir, ellos viven su Navidad en el cielo. Es más, la auténtica Navidad es encontrarnos cara a cara con Dios, por lo que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que los que han dejado este mundo para ir a Dios, han vivido una auténtica Navidad, pues Dios ha nacido en ellos y ellos en Dios.

Los cristianos sabemos que la Navidad es Jesús, y también reconocemos que vivimos inmersos en medio de una sociedad comercializadora, superficial y consumista, en la que veces nos involucramos demasiado, pero, al final de la jornada, cuando observamos piadosos las estatuillas del Belén de nuestros hogares, reconocemos indudablemente que el auténtico sentido de la Navidad es contemplar al recién nacido, el Niño Jesús, en brazos de María y con José como custodio. Así como la Sagrada Familia de Nazaret es el centro de la Navidad, de igual manera nuestras familias deben reunirse en torno a la fe para celebrar con fervor el nacimiento de nuestro Dios y Señor.

La ausencia de la fe en los corazones de los hombres hace de las fiestas navideñas un sinsentido, un simple propósito mundano para derrochar dinero en regalos, comidas, ropas y licores. Los cristianos sabemos que esto se aleja abismalmente de la festividad religiosa llamada la “Natividad del Señor”, que se festeja litúrgicamente con el rango de “Solemnidad”. Este día lo más importante es asistir devotamente a la Santa Misa y compartir en familia.

Los templos, como nuestros hogares, han sido previamente decorados y ornamentados, de igual modo hemos hecho espiritualmente con nuestros corazones, pues durante el tiempo del Adviento hemos preparado la venida del Señor.

Como José y María, esta noche muchos siguen buscando posada. Pensemos en tantas familias que buscan refugio, comida, bienestar y paz en el alma, pero lamentablemente no tienen nada. Nosotros agradezcamos a Dios en esta Navidad por el don de la familia, la salud, el trabajo que tenemos, los estudios que realizamos, las cosas que sabemos, porque hay muchos hermanos nuestros que no tienen lo que nosotros sí, y aun en sus carencias son capaces de dirigir la mirada al cielo y agradecer al Todopoderoso porque están vivos y quieren seguir luchando por estabilizar sus vidas.

El Niño Dios acoge todas nuestras oraciones, él sabe lo que nos alegra y lo que nos aflige. Adornemos el pesebre de Jesús con nuestras buenas obras e intenciones. No dejemos de pedir, pero tampoco dejemos de agradecer, y recordemos siempre que hay más alegría en dar que en recibir, por eso Dios mismo se nos ha dado en su nacimiento carnal, para demostrarnos que el donarse completamente es el mejor y más auténtico camino del amor que nos lleva a la felicidad.

A todos nuestros lectores les deseamos una feliz y familiar Navidad 2021 y un bendecido y provechoso año nuevo 2022. Con Dios todo sin Dios nada.

P.A

García

viernes, 17 de diciembre de 2021

Discurso final del año escolar 2021

GRADUACIÓN

Padre Braulio Alarcón Contreras, director del Colegio Discovery y padrino de esta promoción “Bicentenario de la Independencia del Perú”, padres, madres y alumnos del Sexto Grado de Primaria, invitados especiales, tengan todos muy buenas noches.

Para mí es un gran honor dirigirme a ustedes en este acto de grado, pues participo junto a mis alumnos y sus familiares de la inmensa alegría de haber culminado satisfactoriamente este año escolar, el cual iniciamos el pasado 8 de marzo y culminamos el día de ayer, 17 de diciembre.

Durante este año académico transitamos juntos por el hermoso camino del aprendizaje, de la educación, acompañados en todo momento por los valores de la responsabilidad y la perseverancia, solo así, y con la ayuda de Dios, podemos decir ahora que hemos cumplido con nuestro deber.

Los caminos de Dios son perfectos. Él tiene un plan para cada uno de nosotros. Si somos lo suficientemente prudentes y sabios como para descubrir la voluntad del Señor, al final, diremos tranquilos que solo hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Cuando llegué al Perú, hace apenas un año, vine con el anhelo de todo migrante: comenzar una nueva vida, aprovechando las oportunidades que Dios me presentara. Las primeras personas con las que tuve contacto fueron un sacerdote y el obispo de esta arquidiócesis, ellos juzgaron oportuno brindarme un año de espera, antes de continuar mis estudios de teología, para servir a Dios como sacerdote. Un día ingresé a un local de computadoras, el joven que me atendió fue muy amable y conversador, rápidamente nos hicimos amigos. Algunas semanas más tarde le comenté que estaba buscando un trabajo, y que era mi sueño dedicarme a la docencia al menos por un año, mientras terminaba de estabilizarme para poder continuar con mis estudios. Éste joven me presentó a un familiar suyo, el profesor Edgar Jayo Medina, quien resultó ser el director regional de educación. El profesor Edgar se interesó en mi situación, conversó conmigo y sin dudar me remitió al padre Braulio, quien a su vez, confiando en la recomendación del profesor Edgar, me dio la valiosa oportunidad de trabajar en este colegio como profesor del sexto grado. Y yo, en todo esto, solo confié en Dios.

         Queridos alumnos, Yakson, Jhon Kevin, Alessandra, Yamira, José Miguel, Jhossimar, Gian Franco y Celso, fue un placer haber estado con ustedes durante este tiempo, son todos unos niños muy capaces de lograr lo que se propongan. Gracias por ser ustedes el motivo de mis esfuerzos y propósitos durante este año. De corazón les deseo lo mejor para sus vidas. Espero que sigan estudiando, para que en el futuro puedan ser buenos cristianos y buenos ciudadanos, para servir con valentía a Dios y a la patria. Y recuerden siempre, con responsabilidad y perseverancia podrán superar todas las etapas que la vida les presente. Vivan siempre alegres, hay muchos motivos para sonreír. Respeten a los mayores, obedezcan a sus padres, recen a Dios y sean buenas personas.

Dios les bendiga. Muchas gracias.

Pedro Andrés García Barillas

Santa Misa: 6:30 p. m. Parroquia Santa Rosa de Lima.

MONICIÓN DE ENTRADA:

Queridos hermanos, buenas noches. Nos reunimos en torno al altar del Señor para celebrar la santa Misa en acción de gracias por la promoción del sexto grado de estos alumnos. Participemos del banquete eucarístico con el corazón agradecido, porque Dios ha estado grande con nosotros, él nos ama y nos permite estar aquí, festejando nuestro logro, recibamos de pie al sacerdote.

En las lecturas de hoy escucharemos la promesa de Dios hecha a Jeremías, de que vendrá uno que será nuestro Salvador. El salmo nos recuerda que la justicia y la paz son los mejores regalos de Dios en esta navidad.

En el evangelio, Mateo nos narra la maravillosa profecía de la encarnación del Hijo de Dios, regocijémonos con este relato.

PETICIONES:

José Miguel:

Hijo unigénito de Dios, que has de venir al mundo como mensajero de la alianza, haz que el mundo te reciba y te reconozca. Roguemos al Señor.

Tú que, engendrado en el seno del Padre, quisiste hacerte hombre en el seno de María, líbranos de la corrupción de la carne. Roguemos al Señor.

Jhon Kevin:

Tú que, siendo la vida, quisiste experimentar la muerte, no permitas que la muerte pueda dañar a tu pueblo. Roguemos al Señor.

Tú que, en el día del juicio, traerás contigo la recompensa, haz que tu amor sea entonces nuestro premio. Roguemos al Señor.

Yakson:

Señor Jesucristo, que viniste a salvar a los pecadores, líbranos de caer en la tentación. Roguemos al Señor.

Tú que vendrás con gloria para juzgar a tu pueblo, muestra en nosotros tu poder salvador. Roguemos al Señor.

OFRENDAS: Luz: Yakson. Flores: Alessandra. Pan – hostias: Celso y José Miguel. Vino – Uvas: Yamira y Jhossimar.

COMUNIÓN ESPIRITUAL: Jhossimar.

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas, y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven a lo menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.

Palabras del alumno Gian Franco Prado Gutiérrez en representación de todos los alumnos del sexto grado.

DISCURSO DE FIN DE AÑO

Señor director de la institución Discovery, señor profesor, padres de familia, compañeros e invitados que nos acompañan, tenga cada uno de ustedes muy buenas noches.

El día de hoy me dirijo a ustedes, como representante del sexto grado, para expresar a través de mí, el sentir y pensar del aula.

En primer lugar agradecer a Dios por estar siempre conmigo y con todos ustedes.

Hoy es un día muy especial para todos nosotros, culmina una bonita etapa de nuestras vidas; la educación primaria, y con ello llegamos al final del año escolar.

Como ha pasado el tiempo, parece que fue ayer cuando empezamos la primaria, han sido unos años muy bonitos en las que hemos aprendido muchas cosas desde leer y escribir hasta manejar los ordenadores y las nuevas tecnologías.

Seguidamente agradecer al padre Braulio Alarcón C., director del colegio por el objetivo de formar personas líderes teniendo como modelo a Jesús, también, reiteramos nuestro agradecimiento por aceptar ser el padrino de la promoción “Bicentenario de la Independencia del Perú”.

Con los profesores estaremos eternamente agradecidos por haberse preocupado por cada uno de nosotros, y que Paso a paso nos enseñó entre otras cosas que tenemos derechos a recibir una educación que nos ayude a enfrentarnos a los desafíos del mañana3.

También quisiera manifestarle nuestra mayor gratitud en especial al profesor Pedro García quien con su compromiso, su enseñanza y dedicación nos brindó herramientas para nuestro futuro. ¡Gracias!, por regañarnos y ser duro cuando no hicimos las cosas bien, por motivarnos a salir adelante, por enseñarnos el hábito del estudio.

Del mismo modo agradecer a nuestros padres, porque, detrás de un alumno responsable en la educación a distancia hay un padre comprometido ¡gracias por el apoyo en casa! que sin su apoyo incondicional no podríamos estar en donde hoy nos encontramos.

A ustedes compañeros les digo que recuerden que hoy un ciclo escolar que termina es una página que llega a su fin; un peldaño más que subir. Durante estos años hemos compartido muchas experiencias, ha sido un camino largo en la que fuimos avanzando y aprendiendo y debemos estar muy orgullosos por lo alcanzado; hoy llegamos a la meta pero no es el final del camino, solo es el inicio de nuestro porvenir, la oportunidad comienza de nuevo, confíen siempre en sí mismos y llegaran lejos y siempre tengan presente los valores que los hacen únicos.

Quizás no volveremos a vernos pero estoy seguro que en cada uno de nosotros quedaran grabado nuestros recuerdos de los momentos que pasamos en el colegio, de los compañeros y profesores.

Finalmente compañeros decirles que no fue fácil aprender lejos del colegio, pero gracias a Dios, a los profesores, a los padres de familia y al desempeño de cada uno de nosotros pudimos concluir un año más y dejar la etapa de primaria para pasar a secundaria.

Hoy con nostalgia y alegría nos decimos adiós, un abrazo fraterno a cada uno de ustedes y mis agradecimientos a quienes hoy nos acompañan…

Muchas gracias.

P.A

García

Yakson Heber Arango Rodríguez




Jhon Kevin Bautista Anaya



Alessandra Itatí Chura Tenorio



Yamira Naomi Cueva Laura



José Miguel Díaz Zegarra



Jhossimar Sabino Huaicacha Mamani


Gian Franco Prado Gutiérrez



Celso Yocel Tenorio Barrón

viernes, 26 de noviembre de 2021

Todo de Dios VI

VIDA FAMILIAR

El comedor familiar era una mesa rectangular con las esquinas redondeadas. Mamá se esforzaba e insistía para que todos son sentáramos a comer juntos, no permitía que nadie comiera en las habitaciones, viendo la televisión, tentación frecuente en la casa. No recuerdo exactamente las posiciones de los miembros de la familia, sin embargo, si tengo claro que los menores nos sentábamos de un extremo y los mayores en el otro. El color que me representa es el azul celeste, o azul claro, porque recuerdo haber vivido una infancia feliz y llena de ilusiones; este color quiere significar la serenidad y confianza en las que crecí. Mie hermanas, siempre a mi lado, son representadas con el color rosado, porque fueron las dos figuras femeninas, en todo su sentido, que me acompañaron, ellas siempre han sido tiernas y cariñosas conmigo, y como soy el menor de la familia, ellas desde siempre se preocuparon por cuidarme. Mi mamá está representada con el color rojo del amor; amor incondicional, completo, puro e intenso; el lugar que ella ocupa en mi vida es primordial. Con el color azul está representado mi papá, aunque en el dibujo debería estar escrito “padrastro”, ya que mi papá no convive con nosotros desde que yo tenía 2 años de edad; en su lugar está, entonces, la persona que durante mi infancia fungió como “padrastro”, aunque nunca lo vi como tal, sino como un amigo, la pareja de mi mamá. El azul representa la figura de virilidad que recibí de ellos dos, de mi papá y de mi padrastro. Finalmente está mi abuela, que en los Andes venezolanos acostumbramos llamar “nona”, derivado del italiano “nonna” que significa “abuela”. Ella, según la imagen está justo frente a mí, y no es casualidad, pues ella fue la persona más cercana en mi infancia, nunca sustituyó el lugar de mi mamá, pero sí la reemplazó cuando mamá estaba ausente principalmente por cuestiones de estudios o trabajo. El color verde representa la esperanza, pues siempre en ella podía conseguir un refugio seguro, además que me enseñó con obras, no con palabras, lo valores del respeto y la caridad hacia los más necesitados. En mi familia no estaba permitido dejar la comida, tampoco tardar mucho cuando se nos llamaba a comer. En mi familia nunca se usaron las malas palabras, y aunque de vez en cuando a los mayores se les escapaba alguna, los menores no repetíamos nada. Nunca se nos permitió inmiscuirnos en conversaciones o cosas de mayores, siempre recibíamos visitas y nos enseñaron a ser receptivos y amables con ellos, atendiéndoles de la mejor manera. En mi familia no estaba permitido dejar las cosas fuera de su sitio, cada cosa, cada objeto tenía un lugar específico y allí debía permanecer para que todos lo pudiéramos encontrar cuando lo necesitásemos. El orden en las habitaciones era cosa de todos los días, las camas bien vestidas, la ropa en su sitio, los zapatos, los útiles escolares, todo, absolutamente todo tenía que estar ordenado. Mies hermanas siempre eran las que apoyaban en la limpieza de la casa, yo aportaba en la decoración navideña de la casa por la época decembrina.

La relación familiar desde la infancia se ha mantenido en un clima de respeto y colaboración mutua. Evidentemente las cosas han cambiado mucho, pues los pequeños crecimos y cada uno tomó su rumbo personal. Las primeras en salir de la casa fueron mis hermanas, cuando fueron a la universidad, luego lo hice yo cuando ingresé al seminario, sin embargo, cada vez que estamos juntos, todo sigue siendo como antes.

Las mayores dificultades en mi familia han sido siempre relacionadas con las relaciones sentimentales de mis hermanas, cuestión que no es de incumbencia familiar, sino, por el contrario, son cosas muy personales que cada quien puede y debe resolver, a pesar de esto, la familia siempre ha estado presente en todas las circunstancias.

De mis papás he heredado cualidades y defectos, como es natural que los hijos se parezcan a sus padres, sin embargo, personalmente creo que soy diferente a ellos en muchos aspectos.

Mi familia siempre ha apoyado mi vocación. Nunca han manifestado inconformidad ni rechazo. Están contentos con mis decisiones y siempre han estado apoyándome, cada uno desde su propia realidad. De la que más recibo apoyo en todos los sentidos es de mi mamá.

El tema de la sexualidad y su vivencia dentro del matrimonio nunca ha sido una tarea fácil para mí dentro de mi familia, solo sé que ellos conocen las cosas como deberían llevarse, aunque por cuestiones personales y por circunstancias muy íntimas cada quien decida vivir a su manera este aspecto.

P.A

García

viernes, 19 de noviembre de 2021

Biografía del padre Javier Santiago Obón Molinos

“TAYTANCHIK JAVIER”

Joaquín Obón Gil y Pilar Molinos Martín conformaron una cristiana familia de siete hijos en la que nació Javier Santiago Obón Molinos, el viernes 15 de octubre de 1943, festividad litúrgica de santa Teresa de Jesús, en el pequeño poblado de Forcall, Provincia de Castellón de la Comunidad Valenciana, en el Reino de España. Javier cultivó su alma misionera desde que era un joven estudiante en el Seminario Diocesano de Tortosa. Luego de cumplir con sus estudios canónicos, fue ordenado sacerdote el 15 de junio de 1967, a los 23 años de edad, celebrando su primera misa el 29 de junio, en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo e incardinándose en el presbiterio de la Diócesis de Tortosa, donde sirvió satisfactoriamente durante 26 años como párroco y profesor de instituto. Tuvo un hermano mayor, también sacerdote, llamado Joaquín, de quien siguió sus pasos en la vocación.

En su diócesis natal fue delegado diocesano de Misiones y de Comunión entre las Iglesias, además de desempeñarse como superior del Seminario Diocesano (1967-1970) y como prefecto en el Colegio Diocesano de la Inmaculada (1970-1972). Continuó su servicio pastoral en las parroquias de Nuestra Señora del Rosario, de Tortosa, como vicario (1972-1977) y rector en Fredes y Pobla de Benifassà (1977-1980). Como Vicario en Ulldecona (1977-1993), se encargó de las parroquias de Godall y Sant Joan del Pas (1980-1988). Cuando cumplió 25 años de ministerio sacerdotal y con 49 años de edad, finalmente pidió a su obispo Lluís Martínez i Sistach, salir de misión, su sueño anhelado.

Llegó al Perú el miércoles de ceniza, 24 de febrero de 1993, durante el episcopado en Ayacucho de Mons. Juan Luis Cipriani Thorne, siendo su primera misión la Capilla del Señor de Arequipa, luego Parroquia Santa Rosa de Lima, cuya construcción finalizó en 1996 con el apoyo del Gobierno español y su decidida proyección pastoral y visión futurista. El padre Javier levantó una parroquia de la nada con la ayuda del Señor, donde hoy se siguen recogiendo frutos de vida eclesial. Él sembró para Dios y ahora nosotros recogemos sus frutos en beneficio de la Iglesia.


En la Arquidiócesis de Ayacucho fungió como párroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima, atendiendo las comunidades rurales de Tambillo y Acocro con sacrificio y constancia. Fue también profesor, director espiritual y finalmente rector del Seminario Conciliar San Cristóbal de Huamanga, capellán del Monasterio de Santa Clara de la Concepción, Vicario Pastoral y Vicario General, penitenciario arquidiocesano, promotor de los CETPRO “Rikcharisun” y “27 de octubre”, promotor del Comedor de Niños “Santa Rosa” y “27 de octubre” y canónigo del Cabildo Metropolitano de la Arquidiócesis.

Sus años en Ayacucho los trabajó incansablemente por el fortalecimiento de la catequesis, la preparación correcta para la recepción de los sacramentos, y en diversos trabajos pastorales y sociales en la ciudad y en las periferias, con niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, enfermos, y de un modo muy especial con los más pobres, marginados y necesitados, procurando siempre dar respuestas concretas ante las carencias de medios materiales; su fuerte de acción fue la educación, la alimentación y la salud.

Se preocupó siempre por apoyar y cultivar las vocaciones sacerdotales, la sana alimentación de los niños y la formación para el trabajo de jóvenes y adultos. Devoto de san Josemaría Escrivá de Balaguer, entregaba su estampa a los feligreses, proponiéndoles a este sacerdote español como modelo de santidad en la vida ordinaria, orientándoles en sus planes de vida, con horarios donde los actos de piedad tenían un papel central, pues el tiempo con el Señor no es tiempo perdido. Sus grandes devociones fueron la Eucaristía y la Santísima Virgen María. Frente al Señor Sacramentado solía decir: “Creo, Jesús mío, que estás aquí presente en la custodia, con tu Cuerpo, con tu Sangre, con tu Alma, con tu Divinidad. Espero y confío en ti, eres mi Dios y Señor”.

En palabras dirigidas a una gran multitud reunida frente a la Catedral de Ayacucho, un viernes santo, se le escuchó decir: “Cristo vive y Cristo ha de estar presente en nuestro corazón. Este es el gran drama de tantos bautizados y cristianos que viven en la ambigüedad, viven en la mundanidad, no quieren ser distintos, pero el cristiano ha de ser distinto, pero no distante, porque quiere vivir por el bien de todos los hermanos y de los hombres, pero dando un estilo de vida que realmente les estimule, con gozo y alegría para el bien”. Estas palabras las hizo vida, las transmitió con su propia persona, las contagió a todos y murió firme por este mismo ideal.

Figura paternal para muchos, les enseñó a cultivar una profunda devoción a nuestro Señor y a su Madre santísima. En todo momento fue un auténtico padre, preocupándose por todos, demostrándoles su amor, paciencia y –cuando era necesario- su oportuna y acertada corrección. Hombre alegre, caritativo y de carácter recio, pero con un corazón grande y siempre misericordioso. Supo disculpar y pedir disculpas, perdonó y buscaba ser perdonado cuando erraba. Transmitió a los que le conocieron, el valor de las cosas pequeñas, pues en cada circunstancia buscó agradar a Dios. Apóstol de alma valiente y decidida, no tuvo miedo en denunciar las injusticias y crímenes vividos durante los últimos años de la oscura época del terrorismo, que azotó sin piedad de manera enfática esta ciudad y departamento de Ayacucho.

Al padre Javier le gustaba compartir con todos, pero de manera especial con sus estrechos colaboradores de la parroquia, para lo cual ideaba y propiciaba paseos comunitarios, en los que él mismo se encargaba de servir los alimentos, cerciorándose de que todos comieran y lo hicieran bien, hasta quedar satisfechos, sin olvidar el helado del postre. Para él, era una gran alegría ver a todos felices, compartiendo como hermanos. El padre inspiraba confianza, respeto y veneración; quienes se acercaban a él sabían que era un hombre de Dios, por sus gestos, consejos y acciones concretas, un alma pura.

Para las religiosas del Monasterio de Santa Clara de la Concepción, donde estuvo como capellán, el padre Javier fue un sacerdote ejemplar, recto, honrado, siempre formal, valiente, fuerte, caritativo y de intensa vida de oración. De pocas bromas, serio y a la vez bondadoso y alegre. Siempre que viajó a España, en busca de recursos para su misión, traía recuerdos a todas las religiosas de la comunidad, pues no acostumbraba a llegar con las manos vacías. Después de su muerte salieron a relucir las innumerables obras de caridad que realizó desde el silencio, sin que todos supieran. Iba a las comunidades alejadas a celebrar la Misa. Con sus seminaristas era complaciente, cediendo en sus peticiones y pequeños caprichos, aconsejándoles siempre la fidelidad a la vocación y formándolos con carisma para servir al pueblo de Dios.

En sus últimos días de vida se le vio decaer de salud, sin embargo, él nunca se quejaba de nada, prefería poner por delante el sacerdocio, su obligación amada, que a su misma persona. Ante las posibilidades de un tratamiento para mejorar la salud se le ofreció salir del país, pero no quiso, se le escuchó decir que quería morir en Ayacucho. En su convalecencia recibía las visitas con mucho cariño, interesándose por ellas. Aceptaba con humildad los presentes y detalles que sus visitantes le llevaban como muestra de afecto por su vida consagrada al servicio de todos. El padre Javier celebraba la Eucaristía con mucho fervor, cuidando las normas litúrgicas, pausadamente y sin prisas, aun cuando se sentía mal. Rezaba diariamente el Breviario y el Santo Rosario, aprovechando los momentos libres para la oración, pues estaba siempre conectado con Dios.

Estas religiosas clarisas están seguras de que, ver iniciada la causa de beatificación del padre Javier, sería una gran bendición para la Iglesia católica ayacuchana y universal, pues se trata de dar a conocer la vida de un santo sacerdote, que sirvió y sirve de estímulo y ejemplo a seguir en el camino del cristiano. El padre Javier reprodujo a Cristo con su vida, por eso es un modelo a imitar, y ahora, en el quinto aniversario de su muerte, la Arquidiócesis de Ayacucho podría emprender el hermoso camino de trabajar por ver al padre Javier en los altares.

El padre Javier Obón con 73 años de edad sufrió un cáncer de páncreas, y en olor de santidad, partió sereno hacia la Casa del Padre Celestial el sábado 19 de noviembre de 2016, a las 11:50pm, en vísperas de la Solemnidad de Cristo Rey y la clausura del Año de la Misericordia, solo dos meses después de haber sido diagnosticada su dura enfermedad. Había ofrecido sus sufrimientos por la Arquidiócesis que lo acogió.

Las exequias fueron realizadas el lunes 21 de noviembre de 2016 en la Santa Iglesia Catedral de Ayacucho, presididas por Mons. Salvador Piñeiro y con la presencia de un nutrido número de sacerdotes, religiosas y feligreses, quienes reunidos en profunda oración, manifestaron sus sollozos por la despedida física de este apóstol. Su cuerpo fue llevado en hombros por sacerdotes y seminaristas alrededor de la Plaza de Armas, para luego ser sepultado en el Cementerio de Uchuypampa. El padre Javier vivió 49 años de fructífero y santo ministerio sacerdotal, 26 años en España y 23 en el Perú.

En el quinto aniversario de su partida hacia la morada eterna, la Parroquia Santa Rosa de Lima eleva al Señor una oración de acción de gracias por la vida y obra del padre Javier Obón, e invoca con humildad su mediación por las intenciones de todos aquellos que le conocieron y ahora le recuerdan con cariño. “Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (Mt 22, 32). El padre Javier vive con Dios y entre nosotros, su memoria nos acompaña y fortalece y estamos seguros de que desde el cielo intercede ante el Señor por sus hijos espirituales. La serena mirada que desprenden sus ojos en la imagen del cuadro ubicado en el despacho parroquial, es una constante indicación de que debemos hacer las cosas bien, por amor a Dios y por nuestra salvación.

¡Gracias, querido padre Javier!

P.A

García


Consultas realizadas para la elaboración de esta biografía:

 

Necrológica publicada por la Diócesis de Tortosa, España, el 17 de noviembre de 2016, recibido a través del correo electrónico secretaria.bisbe@bisbattortosa.org

Material audiovisual de producción española presente en la web “Misioneros por el Mundo” y “Españoles en el Mundo”.

Material audiovisual conseguido en YouTube, publicado por los canales de los sacerdotes Yoni Palomino y César Augusto Samanez Berna.

Material audiovisual conseguido en YouTube, publicado por los canales de Basilia Villagaray Crisostomo, Voces Comunicaciones y Ángel Martín Laurente Campos.

Conversaciones con parroquianos de la Parroquia Santa Rosa de Lima, quienes conocieron personalmente al padre Javier.

Entrevista a una religiosa del Monasterio de Santa Clara de la Concepción quien conoció al padre Javier en su época de capellán en dicha casa religiosa.



viernes, 12 de noviembre de 2021

Testimonio sobre un joven peruano llamado al sacerdocio

VOCACIÓN SACERDOTAL


Ayacucho, 12 de noviembre de 2021

 

R.P. Juan Phalen, misionero de la Congregación de Santa Cruz.

 

Reciba un afectuoso saludo en nuestro Señor Jesucristo, deseándole de corazón éxitos en su loable ministerio sacerdotal. A continuación le hago llegar mi testimonio personal sobre el ciudadano Jefrey Pesantes.

 

Jefrey Edwin Pesantes Cordova es un joven católico peruano con claras aspiraciones vocacionales al sacerdocio ministerial, pues ha comprendido que se trata de un llamado divino y su privilegio es que está dispuesto a responder con generosidad. Su vida en la fe es constante, animada por numerosas experiencias misionales en diversas partes del Perú, lo que le ha permitido conocer diversas realidades de la Iglesia, aprovechándose de todas ellas para crecer como persona y como cristiano. Cada experiencia vivida representa para él en un crecimiento personal que le anima a seguir adelante, dando pasos firmes en el seguimiento e imitación de Cristo.

 

Jefrey, en su capacidad abierta y espontánea, ha cultivado sanas amistades con sacerdotes, religiosos y religiosas, quienes les han animado a seguir el camino de la vocación sacerdotal, pues ven reflejada en su alma el deseo de aquellos primeros apóstoles del Señor que dejaron todo para seguirle. En la pastoral juvenil se ha caracterizado por ser un líder y animador de otros jóvenes, pues con su propio testimonio de vida arrastra a los demás en su misma pretensión del ideal cristiano: la santidad. Jefrey tiene un alma noble, desbordante de caridad para con el prójimo. Es comunicativo, amigable y abierto con todos. Deja saber su opinión sin buscar imponerse. Su amor por el Señor y la Santísima Virgen es evidente, manifestándose en un consciente fervor en los actos de piedad. Es un joven que ora y lo demuestra con su vida. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús le hace saber que él se encuentra enclavado en el mismo Corazón del Redentor, de donde salió Sangre y Agua, manifestación del amor y misericordia del Señor.

 

Durante el último año, he mantenido una amistad buena con Jefrey Edwin, aún cuando no nos conocemos personalmente. Acostumbramos conversar periódicamente través de llamadas telefónicas o videollamadas por WhatsApp, donde nos contamos nuestros progresos vocacionales y espirituales, animándonos mutuamente en el seguimiento de Dios.

 

En mi opinión considero que Jefrey es un buen candidato para ingresar en un proceso formativo y de discernimiento vocacional.

 

Personalmente deseo que pueda contar con la ayuda de personas que valoren su voluntad y firme deseo de entregarse al servicio de nuestro Señor en su Iglesia.

 

Accedí a brindar estas palabras a petición del mismo Jefrey.

 

Suyo en Cristo.

P.A

García

viernes, 5 de noviembre de 2021

Todo de Dios V

Éxodo capítulos 2 y 5

Moisés es un hebreo nacido en Egipto que fue rescatado de las aguas y criado por su propia madre para luego entregarlo a la hija del Faraón. En la adultez, Moisés es consciente de que su pueblo está siendo maltratado en Egipto, primero asesina a un egipcio que encontró maltratando a un hebreo, luego pretende poner paz entre dos hebreos que discutían, pero al sentirse descubierto del crimen anterior decide huir lejos. En el corazón de Moisés estaba sembrada desde su infancia la semilla de la justicia divina, la misma que más adelante le llamaría a emprender una misión salvífica y liberadora de su pueblo oprimido. Moisés escucha la voz de Dios que le envía al rescate de los hijos de Israel. Dios se presente como el Dios de Abrahan, Isaac y Jacob, como el “Yo soy”, revelando su nombre a Moisés y especificando que en su nombre debía dirigirse al Faraón para pedir la liberación del pueblo. Moisés es el prototipo de la elección de Dios a sus servidores, él comprende el llamado divino y con dudas y tropiezos busca cumplir con la voluntad que Dios personalmente le ha manifestado. Moisés, habiendo cometido un crimen al asesinar a un egipcio, sintió la culpa de haber obrado mal y temiendo por su propia vida abandona su país para ocultarse, sintiéndose forastero, pero es en este destierro que Moisés tiene unas segunda oportunidad, su bondad y generosidad le hizo contraer matrimonio con un reconocido personaje de aquella zona lejana y es así como años más tarde, pastoreando un rebaño el pie del monte Horeb, escucha nuevamente el llamado de Dios. En Moisés vemos cómo Dios es un Dios de oportunidades, capaz de reafirmar el llamado en aquellos que huyen de él por el miedo o por el fracaso. El destierro de Moisés fue su mejor preparación para la misión que Dios le tenía encomendada. En el silencio, en la meditación, en la reflexión, se logra esclarecer el plan divino. Moisés hablaba cara a cara con Dios, su relación tan cercana le permitió obrar grandes cosas con la confianza de sentirse secundado por Dios. Moisés era un profeta cuya sola presencia inspiraba respeto, pues no hablaba a los hombres en nombre propio, sino como enviado del Creador del Universo. El proyecto salvífico y liberador de Moisés es una prefiguración del ministerio de nuestro Señor Jesucristo, quien nos liberó definitivamente de la esclavitud del pecado y de la muerte. Los valores que más me llaman la atención de la vida de Moisés son su gran capacidad de esperar en Dios, su obediencia y valentía.

Mi historia, como la de Moisés, también es historia de salvación.

En la reflexión personal de los hechos y acontecimientos de mi vida siempre me ha gustado ver la voluntad de Dios manifestada. Como creyente en Dios, procuro ver todas las realidades de mi propia existencia relacionadas con el plan que Dios me tiene preparado, es por eso que, a juzgar por las experiencias buenas y malas que he vivido, puedo decir confiadamente que mi historia es historia de salvación.

La realidad espiritual, motor de nuestra vida cristiana, es para mí el fundamento sobre el que se cimenta toda mi vida, sin la espiritualidad que procuro mantener, yo quedaría completamente vacío, como un “sepulcro blanqueado”. Aunado a la espiritualidad está la dimensión humana, que es la que hace en concreto que el espíritu obre conforme el querer de Dios, por eso, espiritualidad y humanidad van de la mano, necesariamente la una a la par de la otra, pues de esta manera se va configurando mi vida a los ideales de Jesucristo, verdadero Dios (espiritualidad) y verdadero hombre (humanidad). Espiritualidad y humanidad son los elementos que van haciendo de mi vida una historia de salvación personal.

Todas las experiencias de mi vida, buenas y malas, han sido salvíficas, pues en todo he visto la mano de Dios obrando prodigios. De los errores he aprendido y me he sentido corregido por Dios, y de los aciertos me he sentido sostenido por Dios, porque mi éxito es posible solo por estar conectado a Dios.

P.A

García

domingo, 31 de octubre de 2021

La Iglesia Católica y el Movimiento Scout

ESCULTISMO

         El Movimiento Scout, corriente juvenil fundada en 1907 por el militar inglés Robert Baden-Powell (1857-1941), gozó desde sus épocas fundacionales con el apoyo de la Iglesia Católica. El esquema Scout (Escultismo) de Baden-Powell consistió en un proyecto educativo juvenil cuya finalidad primitiva era el regeneracionismo moral y material del Imperio Británico, razón por la cual tuvo la aprobación de diversas autoridades pedagógicas y eclesiásticas, entre otras el Cardenal Francis Bourne, arzobispo católico de Westminster. La prodigiosa fundación de los Scouts, en palabras del propio Baden-Powell, fue un acontecimiento inspirado: “primero tuve una idea, luego brotó un espíritu y después tuve que crear una organización”.

         Como hemos dicho, el Movimiento Scout, rama original del Escultismo, se centraba esencialmente en la formación y acompañamiento de la juventud. Su afamado método pedagógico se apoyaba en el ejercicio físico y en la vida comunitaria. Pocos años después de su fundación, el Movimiento Scout se convirtió en semillero de vocaciones para el sacerdocio y la vida religiosa de la Iglesia Católica. Muchos de los grupos de Scouts se reclutaban entre los alumnos de los gimnasios e instituciones católicas, en los que estas vocaciones tenían un medio favorable para su crecimiento; este fue el panorama reinante en países europeos como Francia y España en la primera mitad del siglo XX.

         La evidente fe cristiana (protestante) de Robert Baden-Powell quedó plasmada en unas de sus últimas palabras, pues se conoce que, ante su muerte inminente, dejó como testamento a los Scouts lo siguiente: “Siento la muerte cercana, pero me siento en paz; francamente he de decir que he sido feliz, porque no he buscado otra cosa que hacer felices a los demás. Procurad dejar el mundo mejor que lo encontrasteis; así viviréis felices y partiréis en paz”. He aquí el origen del lema scout más popular: “Construir un mundo mejor”.

         Conozcamos ahora un valiosísimo testimonio de la grata relación que desde siempre ha tenido la Iglesia Católica con la fundación de B. P. (abreviatura usual del nombre del fundador). En carta de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, fechada en la ciudad del Vaticano el 17 de abril de 1948 (seis años después de la muerte de B. P.), se imprime, acerca del Escultismo, un panegírico digno de conocer.

         La misiva fue firmada por el Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Juan Bautista Montini, el futuro papa Pablo VI, hoy santo, y en ella se dirige al arzobispo de México, Mons. Luis Martínez, con motivo de manifestarle las palabras y cercanía del Santo Padre Pío XII por la “II Conferencia Interamericana de Escultismo” que se realizaría en dicha ciudad capital de los Estados Unidos Mexicanos.

         La carta pontificia comienza aseverando la “particular simpatía y benevolencia que siente por el movimiento de los Scouts” el Sumo Pontífice Pío XII, seguido de una breve y acertada concepción que la Iglesia tiene sobre el movimiento, considerándole como un: “original sistema pedagógico, que, basado sólidamente en el Evangelio, desarrolla oportunamente la personalidad del joven, valorizando sus inclinaciones más nobles”. Para la Iglesia Católica, los fundamentos del Movimiento Scout son “fuertemente evangélicos”, es decir, inspirados en las Sagradas Escrituras, revelación del mandamiento supremo de Dios: el amor.

         Pío XII, centrado en el acontecimiento que se avecinaba, confiaba paternalmente en los resultados de dicha Conferencia, pues de corazón esperaba que la misma habría de “contribuir poderosamente a afirmar cada vez más en todas las Asociaciones Scouts de ese Continente el postulado fundamental del Escultismo, y una de sus más hermosas características: el conocimiento profundo y la práctica abierta y consciente de la propia fe”. Parece que, a pesar de ser una fundación laica, y más específicamente de origen cristiano protestante  -por la fe anglicana de Baden-Powell- el Santo Padre sabía que el trabajo de los Scouts apoyaba el conocimiento y práctica de la fe cristiana católica, de manera abierta y consciente.

         Se está afirmando, entonces, que en el Movimiento de B. P. existía para 1948 una “educación religiosa del Scout”, en la cual el individuo “tendrá un maestro y un guía que lo acompañe en la consecución de su madurez cristiana en el capellán scout, en el que el prestigio de la santidad sacerdotal consistirá siempre y en todas partes la mejor garantía para su preciosa e indispensable obra”. Se introduce aquí un tema que para el momento era habitual, pero que en la actualidad parece haber desaparecido: los “capellanes scouts”, es decir, sacerdotes católicos que, empapados con el espíritu del Escultismo, brindaban asistencia espiritual a los miembros del Movimiento, tarea “preciosa e indispensable”, siempre necesaria y digna de retomar.

         El deseo pontificio en la parte final de la misiva que tratamos es que el número de los miembros del Movimiento aumente considerablemente en toda la América, sabiendo que la juventud que se deja formar por los ideales Scouts, obligándose a “observar lealmente sus normas”, se estarían adiestrando en el servicio “cada vez mejor a Dios, a la Patria y a sus hermanos”. En estas palabras reconocemos compendiadas las frases más invariables de la promesa Scout: Dios, Patria y prójimo.

         El papa se despide indicando que su exhortación va dirigida específicamente y con mayor fervor “en primer lugar a los dirigentes y a los jefes para que con verdadero espíritu de apostolado, no obstante los sacrificios que les impone la responsabilidad de su misión cuiden de la formación de los Scouts según los elevados y esclarecidos ideales en los que se inspira el verdadero y genuino Escultismo”. La tarea de los dirigentes scouts está preñada de sacrificios, pues deben ser ellos mismos el principal testimonio y motor animador del espíritu scout en los grupos que dirigen, tarea que ha de realizarse con “espíritu de apostolado”, es decir, con una visión sobrenatural, sabiendo que el bien que se hace es inmenso, y que tiene su implicancia no solo en la parte humana de los jóvenes, sino también en la espiritual y moral. 

         Finalmente, por qué no pensar como justa alternativa de la nueva evangelización en “Grupos Scouts Parroquiales”, donde la Iglesia sea la sede y convocadora de los jóvenes que están deseosos de aprender cosas nuevas y antiguas. Bastaría sólo con catalogar a dichos grupos como grupos de “Scouts Católicos”, distinción que no sería contraproducente, pues en la historia del Movimiento ya se ha visto tal fenómeno, de manera enfática en la España del siglo XX.

 

P.A

García