A pesar de haber recibido una seria crítica de una publicación
que realicé por Facebook mi ánimo no se vino abajo, y este domingo 26 de marzo
de 2017 participé en el proceso de validación del Partido Político Acción
Democrática. Ahora les echo el cuento con lujo de detalles.
Son varios los motivos por los que, mi apoyo y opinión
política al menos a esta temprana edad, se ve orientada hacia este singular
Partido Político Acción Democrática. En primer lugar, deseo manifestar que el
motivo más fuerte tal vez sea por “tradición familiar”, en efecto, mi abuela
materna y mi madre fueron militantes de este Partido, y por ende yo crecí
rodeado de esta esfera política; los beneficios obtenidos por mi familia
durante los gobiernos adecos son motivo fuerte para apoyar al “Partido del
Pueblo”. Es necesario acotar que, la casa donde crecí, en La Playa, sirvió
durante algún tiempo como lugar de reuniones de los adecos, además, mi abuela
era la Secretaria femenina de Acción Democrática del pueblo.
El sábado 25 de marzo, en horas de la tarde, aproximadamente
a las 2:00pm, me acerqué hasta la Plaza de El Llano, de la ciudad de Mérida,
lugar destinado por el CNE para la validación de los partidos políticos Acción
Democrática, Copei y Proyecto Venezuela. Al llegar noté que había bastante gente,
la mayoría de la tercera edad, por lo que mis primeras palabras al último de la
cola fueron: ¿y dónde está la cola de los jóvenes?
Me dispuse a esperar que llegara mi momento de validar,
mientras tanto, fui observando el panorama. El ambiente se regía por un fondo
musical que algunas personas tarareaban, “adelante a luchar milicianos, a la
voz de la revolución…”, luego se escuchaban viejas canciones de campaña, la más
común de ellas era, “ese hombre si camina, va de frente y da la cara, ¡Carlos
Andrés!”
Como era obvio que, por la cantidad de personas, no todas
lograríamos participar en el proceso ese día, una comitiva de jóvenes con franelas
y gorras de color blanco y con el fastuoso escudo de AD, invitaron a las
personas de la cola a subir a un autobús que los llevaría a Tabay, donde
supuestamente no había tanta gente, de esa manera podrían validar sin mayor
complicación. La cuestión resultó bien, pues rápidamente se llenó el primer bus
y después le vino el segundo, lo que me permitió avanzar un poco en la cola,
sin embargo, no era mi día, pues a las 4:00pm, el CNE anunció un “corte” en el
que se recogieron 150 cédulas que correspondían a las últimas personas en
participar esa tarde. Me quedé por fuera, pero más decidido todavía.
Como es de suponer, en este tipo de eventos los venezolanos aprovechamos
la oportunidad para hacer humor de lo cotidiano. En algún momento de la larga
espera, una señora manifestó en voz alta que después de validar por Acción
Democrática, iría corriendo a hacer la cola para sacar el famoso “carnet de la
patria”, a lo que todos los presentes detonamos en risas, yo era el más
discreto.
Otra persona le preguntó al que tenía al lado, qué
significaba PPT, y esta le respondió: “Pijama, Pantufla y Televisor” haciendo
referencia a la supuesta ineficiencia de esa gente.
El domingo 26 en la mañana, me levanté temprano, y logré
llegar a la Plaza a las 6:00am en punto, donde ya había congregadas nueve
personas, es decir, yo era el número 10 de la cola. Hacía frío, aún el sol no
salía, durante los primeros 30 minutos no pronuncié palabra alguna, de repente,
una señora de baja estatura y que caminaba apoyada con un bastón se acercó a mí
y me dijo en voz baja: ¿por qué tan callado el seminarista?, me sentí
descubierto, pero como no estaba haciendo nada malo le sonreí.
Pasaron los minutos, y escuchando la conversación de los vecinos,
pude notar que estaba en medio de doctores, abogados, profesores, en fin,
profesionales todos ellos, lo que me causó gran impresión, puesto que uno suele
pensar que este tipo de personas se queda en casa esperando a ver qué pasa.
A las 9:15am, pude participar en el proceso de validación. Me
presenté delante del capta huellas, que era manipulado por un funcionario del
CNE en compañía de un devoto adeco, presenté el único carnet que tenemos los
venezolanos, y al introducir mi número de cédula en un registro en el
computador, puse mis huellas dactilares, pulgar e índice de cada mano, el
proceso de validación por fin había terminado.
Por una Venezuela libre y de los venezolanos
P.A
García
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