ÉTICA A NICÓMACO
ARISTÓTELES
Capítulo
VIII De las partes de la prudencia: la ciencia considera
las cosas o contemplativas o activas así en común, la prudencia consiste en
tratar bien los negocios en particular. En la prudencia, pues, que se emplea en
el gobernar bien una república, la cabeza y principal parte es la que consiste
en el hacer las leyes. Los hombres mozos se hacen geómetras y matemáticos, y
sabios en cosas semejantes, pero ninguno parece que por ciencia se haga
prudente. El mucho tiempo es el que causa la experiencia.
Capítulo
IX De la buena consulta. El preguntar y el consultar son
cosas diferentes, porque el consultar es una manera de preguntar. La consulta
ha de ser reformación del parecer, pues el parecer aún no es afirmación; Por
esto, en la consulta, se ha de entender primero qué se consulta y sobre qué.
Es, pues, la buena consulta general la que reforma lo que para el supremo fin
pertenece, y la particular, la que reforma lo que se encamina a algún fin
particular. Y si de hombres prudentes es el bien consultar, será la buena
consulta reformación de lo que para el fin conviene, de lo cual es la prudencia
el verdadero parecer.
Capítulo
X Del buen juicio. Al bien consultar es anexo el buen
juicio, pues nunca hombre de mal juicio consultó bien cosa ninguna. El buen
juicio trata de las cosas que cualquiera dudaría y consultaría. No es lo mismo
el buen juicio que la prudencia, porque la prudencia es virtud que manda,
porque al fin a ella toca mandar lo que conviene que se haga, pero el buen
juicio solamente tiene por oficio el juzgar o aprobar. De allí vino en nombre
griego sinesis, que quiere decir
entendimiento, por el cual se llaman los hombres de buen juicio, del uso que
tenemos de este vocablo en el aprender, porque al aprender lo llamamos entender
muy muchas veces.
Capítulo
XI Del parecer. El parecer, en griego, dícese gnome, y la
misericordia syggnome, pareciéndose mucho los vocablos; de esta paronomasia o
semejanza de vocablos se aprovecha Aristóteles para probar que el buen parecer
cuadra mucho al varón justo moderado. Aquello llamamos sentencia o parecer,
conforme al cual decimos que algunos son hombres de buen parecer, y que tienen
buen parecer, no es otra cosa sino un recto juicio de lo bueno moderado. Todos
estos hábitos, pues, conforme a buena razón van a un mismo fin encaminados,
porque llamamos parecer y buen juicio, y prudencia, y entendimiento,
atribuyendo a unos mismos el tener buen parecer y entendimiento, y el ser
hombres prudentes y de buen juicio. Todas estas facultades, pues, consisten en
las cosas extremas y particulares, y en el ser uno apto para juzgar de las cosas,
en que consiste el ser uno prudente, de buen juicio, de buen parecer.
Capítulo
XII Para qué sirve la sabiduría y la prudencia. El
último fin del hombre probó al principio Aristóteles ser la felicidad, Cuanto
más que sirven de algo, no tanto cuanto la medicina para alcanzar la salud,
sino como la salud es parte para alcanzar buen hábito de cuerpo, así también la
sabiduría para alcanzar la felicidad, porque siendo parte de la general virtud,
con su posesión y obrar hace dichoso al que la alcanza. Muy claro, pues, está,
que es imposible ser uno prudente sin ser bueno.
Capítulo
XIII De la natural virtud, y de la conexión y hermandad que hay entre las
verdaderas virtudes y la prudencia. Naturalmente hay en
todos los hombres una inclinación a las cosas buenas, por malo que uno, se haya
hecho con sus malos ejercicios, no puede dejar de parecerle bien lo bueno.
Porque ya, desde nuestro nacimiento, parece que tenemos una manera de justicia,
de templanza y fortaleza, y de los demás géneros de hábitos; pero con todo eso
inquirimos otro que sea propiamente bien, y que estas inclinaciones de otra
manera consisten en nosotros, porque los hábitos naturales en los niños y aun
en las fieras los hallamos, pero éstas sin entendimiento parecen perjudiciales.
Sócrates pues, tenía por opinión que las virtudes eran razones, porque las
hacía ciencias todas las virtudes, pero nosotros decimos que son hábitos
acompañados de razón.
P.A
No hay comentarios:
Publicar un comentario