lunes, 10 de julio de 2017

Resumen: Ética a Nicómaco: Capítulos VIII-XIII

ÉTICA A NICÓMACO
ARISTÓTELES

Capítulo VIII De las partes de la prudencia: la ciencia considera las cosas o contemplativas o activas así en común, la prudencia consiste en tratar bien los negocios en particular. En la prudencia, pues, que se emplea en el gobernar bien una república, la cabeza y principal parte es la que consiste en el hacer las leyes. Los hombres mozos se hacen geómetras y matemáticos, y sabios en cosas semejantes, pero ninguno parece que por ciencia se haga prudente. El mucho tiempo es el que causa la experiencia.

Capítulo IX De la buena consulta. El preguntar y el consultar son cosas diferentes, porque el consultar es una manera de preguntar. La consulta ha de ser reformación del parecer, pues el parecer aún no es afirmación; Por esto, en la consulta, se ha de entender primero qué se consulta y sobre qué. Es, pues, la buena consulta general la que reforma lo que para el supremo fin pertenece, y la particular, la que reforma lo que se encamina a algún fin particular. Y si de hombres prudentes es el bien consultar, será la buena consulta reformación de lo que para el fin conviene, de lo cual es la prudencia el verdadero parecer.

Capítulo X Del buen juicio. Al bien consultar es anexo el buen juicio, pues nunca hombre de mal juicio consultó bien cosa ninguna. El buen juicio trata de las cosas que cualquiera dudaría y consultaría. No es lo mismo el buen juicio que la prudencia, porque la prudencia es virtud que manda, porque al fin a ella toca mandar lo que conviene que se haga, pero el buen juicio solamente tiene por oficio el juzgar o aprobar. De allí vino en nombre griego sinesis, que quiere decir entendimiento, por el cual se llaman los hombres de buen juicio, del uso que tenemos de este vocablo en el aprender, porque al aprender lo llamamos entender muy muchas veces.

Capítulo XI Del parecer. El parecer, en griego, dícese gnome, y la misericordia syggnome, pareciéndose mucho los vocablos; de esta paronomasia o semejanza de vocablos se aprovecha Aristóteles para probar que el buen parecer cuadra mucho al varón justo moderado. Aquello llamamos sentencia o parecer, conforme al cual decimos que algunos son hombres de buen parecer, y que tienen buen parecer, no es otra cosa sino un recto juicio de lo bueno moderado. Todos estos hábitos, pues, conforme a buena razón van a un mismo fin encaminados, porque llamamos parecer y buen juicio, y prudencia, y entendimiento, atribuyendo a unos mismos el tener buen parecer y entendimiento, y el ser hombres prudentes y de buen juicio. Todas estas facultades, pues, consisten en las cosas extremas y particulares, y en el ser uno apto para juzgar de las cosas, en que consiste el ser uno prudente, de buen juicio, de buen parecer.

Capítulo XII Para qué sirve la sabiduría y la prudencia. El último fin del hombre probó al principio Aristóteles ser la felicidad, Cuanto más que sirven de algo, no tanto cuanto la medicina para alcanzar la salud, sino como la salud es parte para alcanzar buen hábito de cuerpo, así también la sabiduría para alcanzar la felicidad, porque siendo parte de la general virtud, con su posesión y obrar hace dichoso al que la alcanza. Muy claro, pues, está, que es imposible ser uno prudente sin ser bueno.

Capítulo XIII De la natural virtud, y de la conexión y hermandad que hay entre las verdaderas virtudes y la prudencia. Naturalmente hay en todos los hombres una inclinación a las cosas buenas, por malo que uno, se haya hecho con sus malos ejercicios, no puede dejar de parecerle bien lo bueno. Porque ya, desde nuestro nacimiento, parece que tenemos una manera de justicia, de templanza y fortaleza, y de los demás géneros de hábitos; pero con todo eso inquirimos otro que sea propiamente bien, y que estas inclinaciones de otra manera consisten en nosotros, porque los hábitos naturales en los niños y aun en las fieras los hallamos, pero éstas sin entendimiento parecen perjudiciales. Sócrates pues, tenía por opinión que las virtudes eran razones, porque las hacía ciencias todas las virtudes, pero nosotros decimos que son hábitos acompañados de razón.

P.A
García

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