24 AÑOS
Cumplir años es un acontecimiento
especial en la vida de las personas. Se aprovecha la oportunidad para agradecer
primeramente a Dios por el don de la vida –y en mi caso- también por el don de
la vocación sacerdotal, luego a los familiares y amigos que han formado parte
de la vida, en las buenas y en las no tan buenas. Son tantos sentimientos
encontrados. Todos ellos buenos, porque, aunque las tristezas no han faltado,
sabemos que no hay mal que por bien no venga.
A continuación quiero compartirles
algunos detalles de mi vida. Me perdonan si repito algo ya descrito en
artículos anteriores. Aquí los menciono muy por encima, pues considero que
puedo profundizar más en ellos, sin embargo, estos comentarios servirán de base
para futuras narraciones sobre mi vida, que me preocupo en escribir, pues sé,
-modestia aparte- que nací para hacer historia.
Sobre mi nacimiento
Mi mamá me dice que nací el domingo 10
de diciembre de 1995, a las 9:00 de la mañana, en el “Hospital II San José” de
la ciudad de Tovar. Desde ese día ocupé el primer lugar en la vida de mi madre,
así me lo ha dejado claro repetidas veces y no tengo la menor duda de eso. Como
todo niño, fui bien recibido en la familia, además de ser el primer hijo varón
de mi papá y el único de mi mamá. Me presentaron en enero de 1996 en la
Prefectura Civil de La Playa como Pedro Andrés, nombre escogido por mi mamá.
Pedro en honor a su padre fallecido, mi abuelo Pedro Julián Barillas Pereira, y
Andrés por opinión de mi papá, pues para la época Andrés Galarraga debutaba su
fama en el béisbol profesional venezolano.
Sobre
mi bautismo
Por recomendación de mi bisabuela
Tomasa Rafaela Castillo, fui presentado por mi mamá a Nuestra Señora del
Carmen, imagen hermosa que se encuentra en el templo parroquial de La Playa,
allí fui encomendado a la protección de la Santísima Virgen.
Como es la costumbre de la piedad cristiana, me “echaron el
agua” a los pocos meses de nacido, la bisabuela –Nona Tomasa- protagonizó el
acto de fe, y tuve por padrinos a William Riobó y Elda Pernía. El bautizo se
hizo esperar cinco años después, pues recibí el sacramento, junto a mi hermana
Raymar Thalía, el 23 de diciembre del 2000 en la iglesia de Nuestra Señora de
Regla de Tovar, por el presbítero Honneger Molina; en la Fe de Bautismo
quedaron asentados como padrinos William Riobó y Marina Méndez, sin embargo,
Carmen Uribe fue mi “madrina llevadora”, ya que también estuvo presente en el
sacramento, y fue la persona de confianza de mi mamá en las cuestiones de mi
crianza. En total son cuatro mis padrinos: William Riobó, Marina Méndez, Elda
Pernía y Carmen Uribe, a todos los quiero y respeto por igual.
Sobre mis estudios
primarios
Por la cercanía con el Preescolar “Elio
Castillo” ingresé a temprana edad a la institución, cursando en total cuatro
niveles. Mi abuela materna, la nona Eva, era la portera del Preescolar. La
profesora me llamaba “Don Pedro”. Al pasar a la Escuela “Flor de Maldonado”
tuve la oportunidad de formar parte de la generación educada bajo la dirección
de Doña Blanca de Paredes, distinguida educadora de La Playa. En la Escuela
“Flor de Maldonado” estudié hasta la mitad del quinto grado, para luego
continuar hasta culminar el sexto grado en la “Escuela Bolivariana San Pablo”,
en la aldea San Pablo, vía Bailadores. En mi tiempo de estudiante en “Flor de
Maldonado” dirigí la Banda Seca de la Escuela, pues para eso me había preparado
el profesor de música. Los compañeros de la banda confiaban la ejecución de sus
instrumentos al compás de mis baquetas.
Sobre
mis estudios secundarios
Animado por mis compañeros de promoción en la Escuela de San
Pablo, decidí estudiar en el Liceo Bolivariano “Gerónimo Maldonado” de
Bailadores, desde el primer año hasta el tercero, pues culminé el bachillerato
en ciencias en la Unidad Educativa “Instituto Cumbres de Venezuela”, nombre
civil del Seminario Menor Inmaculada Concepción de la Congregación de los
Legionarios de Cristo en Manzano Alto, Ejido.
P.A
García
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