PLAYA GRANDE Y MONTE BELLO
Diciembre
es el mes hecho para dar. Es el mes donde la generosidad debe llegar hasta su
máxima expresión, pues es el mes en el que celebramos la Natividad del Señor,
que es el mejor acto de generosidad de Dios para con nosotros. Dios realmente
está con nosotros. Viene y espera que le recibamos. Nace y espera que le
reconozcamos.
Mons. Juan de Dios Peña
Rojas es el actual obispo de la Diócesis de El Vigía – San Carlos del Zulia, él
me puso en contacto con el Pbro. Elvis Huertas, de la Rectoría de San Pedro,
Municipio Tulio Febres Cordero del Estado Bolivariano de Mérida, para llevar a
cabo las misiones decembrinas en los sectores de Playa Grande, Municipio Sucre
del Estado Zulia y Monte Bello, Municipio Justo Briceño del Estado Bolivariano
de Mérida.
Estas
misiones en la Panamericana fueron una experiencia novedosa para mí, al ser la
tercera vez que misiono en territorios externos a mi Arquidiócesis de origen, a
saber: en 2017 en la Diócesis de Barcelona, en la ciudad de Anaco del estado
Anzoátegui, y en 2018 en el Vicariato Apostólico del Caroní, en San Ignacio de
Yuruaní, aldea cercana a Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar.
Atendí
las capillas de estas dos comunidades, Playa Grande y Monte Bello, con todas
las celebraciones de la Palabra de la Novena de Aguinaldos. Playa Grande
pertenece al Zulia, está a orillas de la Carretera Panamericana, el calor
apenas se puede soportar, es una comunidad muy animada, la presencia en las
celebraciones fue notable, las mismas se realizaban a las 6:00 AM. Monte Bello
pertenece a Mérida, está en el pie de montaña, desde donde se puede divisar el
Lago de Maracaibo, su clima es más llevadero. Ambas capillas están dedicadas al
patrono de los agricultores, san Isidro Labrador. En Monte Bello se hicieron
las celebraciones a las 5:00 PM y dos en la madrugada, a las 5:00 AM.
En
las dos comunidades traté de visitar la mayoría de los hogares. Caminamos
bastante, bajo un sol inclemente, por primera vez en mi historia seminarística
no usé la sotana, pues el calor para mí era insoportable, pero me di cuenta que
no me es tan necesaria, tal vez porque hay “algo” inexplicable literariamente
que evidencia mi consagración a Dios. La recepción fue complicada en algunas
casas, sin embargo, los católicos convencidos fueron capaces de sonreír y
disponerse para la breve oración de bendición del pesebre. En las visitas fui
acompañado por personas de la comunidad y niños, que no tardaron en entrar en
confianza conmigo. En misiones trato de ser más amigable, pues siempre pasa lo
mismo, piensan que soy muy serio y al final soy simplemente normal, me gusta
ser cercano, pero con mucho respeto, a todas las personas.
En cada casa visitada deje un mismo mensaje,
el del amor de Dios, pero hubo una frase que me ayudaron a repetir en todos los
hogares, los niños fueron los encargados de ello: "Allí donde están
vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro
encuentro cotidiano con Cristo. Es en medio de las cosas más materiales de la
tierra donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres. En
la línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra. Pero
no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís santamente
la vida ordinaria..." San Josemaría Escrivá de Balaguer, de la
homilía: Amar al mundo apasionadamente, 8-X-1967. Al final de cada
jornada ya lo tenían bien memorizado.
Acompañé
a muchas familias que gustosamente abrieron las puertas de sus casas para
recibirme y charlar, para compartir los alimentos, para manifestar sus dudas sobre la fe. En fin, las
misiones son para encontrarnos con la gente, para llevarles el mensaje de Dios,
más que para entretenerlas con obras de teatro o trucos de magia y mucho menos
con maniobras, el que quiera entender que entienda. Hablar de Dios es lo
nuestro, más nada. Hablar de Dios y mostrarlo con el testimonio de nuestras
vidas.
En
todos lados podemos conseguir personas convencidas de su fe, luchadoras y
trabajadoras por la Iglesia de Cristo. Gracias a Dios y todavía hay gente que
cree, no por la Iglesia, sino a pesar de ella. Si alguien quiere reformar la Iglesia, revolucionar la Iglesia, que escuche las
necesidades de esta gente humilde y sencilla, que lo que más reclaman es
presencia y testimonio, Pan y Palabra.
Me
agradó mucho compartir esos días con ambas comunidades. Me sentí apreciado por
lo que soy y por lo poco que he dado, digo poco porque sé que puedo dar más. Tuve
la oportunidad de acompañar en Tucaní la ordenación sacerdotal de Jorge Urbina,
un seminarista verdaderamente perseverante, como lo manifestó el obispo que lo
ordenó sacerdote para la eternidad.
Con la despedida en la
comunidad Monte Bello puedo evidenciar que Dios se manifiesta en los pequeños y
los más humildes. Aquí les dejo las coplas que me dedicaron. A todos ellos que Dios
les pague y les bendiga.
Monte Bello Alto 24 – 12 – 2019
Autor: José Márquez Mora
Dicen que Pedro era Apóstol
era Apóstol del Señor
hoy tenemos otro Pedro
predica de lo mejor
que aquí nos ha acompañado
con cariño y con amor.
Hoy Monte Bello bonito
está muy agradecido
hoy esperamos de Pedro
no nos eche en olvido
la Virgen le dé bendiciones
y el Niñito que ha nacido.
Aquí en está capillita
donde Dios está presente
Diosito le dé bendiciones
lo mismo a toda la gente
porque nos ha acompañado
seminarista valiente.
Valiente por lo que sabe
y por el modo de ser
habla bonito de Dios
el que nos da de comer
el que nos ayuda a todos
al niño, al hombre y a la mujer.
Esperamos de usted
que aquí en esta capillita
que cuando sea Sacerdote
nos haga la visita
que aquí lo recibimos
con un abrazo sincero
y con una sonrisita.
Nos despedimos de usted
nos seguimos despidiendo
esperamos en Diosito
que nos siga bendiciendo
esperamos en Diosito
que nos siga bendiciendo.
P.A
García
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