lunes, 25 de abril de 2022

Origen de los nombres “Ayacucho” y “Huamanga”

“RINCÓN DE LOS MUERTOS”

 


Corría el primer cuarto del siglo XIV,

los pocras y los huancas tranquilos habitaban

las tierras que la sierra donosa había otorgado

pero un temeroso futuro les esperaba.

 

Durante años con fuerza evadieron

la mano ajena que los pretendía dominar

y hacerles parte de un gran imperio

que finalmente no pudieron evitar.

 

Se sublevaron contra Yahuar-Huáccac

inca expansionista del Tahuantinsuyo,

al mando del valeroso Anco-huaillu

quien luchó por la libertad de los suyos.

 

Los pocras valientes avanzaron

en dirección al “ombligo del mundo”

Titu-Maita fue vencido

y el inca quedó moribundo.

 

Yahuar-Huáccac no soportó la derrota

que su sobrino había sufrido

y su aguerrido hijo Huiracocha

a su padre dejó destituido.

 

Huiracocha personalmente acudió

a enfrentarse con los pocras y huancas

reorganizado sus bélicas tropas

obtuvo la victoria esperada.

 

Anco-huaillu fue capturado

en el sitio Yahuar-pampa

aquella planicie de la sangre

recuerda la cruel matanza.

 

Pero el jefe de los pocras

orgulloso en su temperamento

se adentró en la montañas

conformando un campamento.

 

Pretendía hacer resistencia

y alejarse del incanato

para conformar nuevo reino

y evitarse sus maltratos.

 

La unida gente serrana

a los de Huiracocha dieron muerte

en el sitio Aya-huarcuna

sin siquiera pensar en sus suertes.

 

Huiracocha muy enfurecido

lanzó una expedición tremenda

alcanzando en el Condorcunca

dónde efectuar la contienda.

 

A Anco-huaillu asesinaron

y sus muertos fueron muchos

aquella zona se llamaría

para siempre, Ayacucho.

 

Pues no hubo sobrevivientes

por todos lados había cuerpos

y así quedó precisado

aquel “rincón de los muertos”.

 

Y una vez victorioso

Huiracocha de su mano alimentó

un halcón que volando

sobre su cabeza se posó.

 

Toma, halcón, dijo el inca

“huamán-ga” que fue en su lengua

y así se llamó aquel sitio

sus linderos y sus leguas.

 

De modo que primero se nombró

el apelativo de Ayacucho

y luego fue el nombre Huamanga

aunque lo desconozcan muchos.

 

O bien “rincón de los muertos”

o tal vez “morada del alma”

no apresuremos consenso

que al final nada da calma.

 

Mas que el nombre de la ciudad

lo importante son sus gentes

los que pueden superar

a la historia insurgente.

 

P.A

García

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