domingo, 10 de julio de 2016

¿El último sermón?

FIRME HASTA EL FIN


Era el Domingo IV del Adviento de 2015, en un diciembre frío. El anciano sacerdote de 73 años se levantó muy temprano, a las 4:00 a.m., como todos los días cuando se celebra la Novena de Aguinaldos, tomó su rutinaria ducha y a las 4:30 a.m. bajó de su habitación para saludar a los que habían llegado al templo, siempre alegre y portando su camisa clerical, distintivo sacerdotal.

Por la avanzada edad, días antes había pedido al seminarista de la Parroquia que le colaborara con la predicación de esas celebraciones, pues además de cansarse al estar de pie, el frío decembrino le hacía daño y aún más si hablaba mucho. En este día, al llegar el momento de la predicación, en vez de pasar el micrófono al seminarista, que durante la liturgia permanecía a su lado, decidió dar el sermón él mismo.

Pero algo empezó a andar mal, el padre parecía no sentirse bien. Tenía aproximadamente 5 minutos de haber empezado la prédica, cuando su voz empezó a sonar extraña, ya no hablaba, sino que gritaba, su cara enrojeció notablemente, sus palabras no tenían coherencia, se tambaleaba aferrado al ambón. Una joven del coro parroquial se da cuenta de la situación y subió al altar para comentarle al seminarista, quien ya se había percatado de lo que estaba pasando. Decidieron interrumpir al padre para asistirlo, pues no se veía nada bien.

El seminarista subió al altar, se dirigió hacia el padre, lo tomó del brazo y le dijo al oído que lo dejara terminar la prédica, porque él se veía un poco mareado. Desde el momento en que el seminarista tocó el brazo del sacerdote, éste no pronunció más palabras, sino que abrazó el ambón y perdiendo el equilibrio, cayó en brazos de algunas personas que ya habían subido para prestarle ayuda. Rápidamente lo sentaron en una de las tres sillas del altar mayor, mientras el seminarista tomaba el micrófono para cantar los Gozos al Niño Jesús.

Fueron momentos de mucha tensión. El padre sentado inclinó la cabeza, las personas que lo atendían le trajeron un vaso de agua con azúcar, mientras le soplaban con una carpeta. El seminarista cantando los versos no dejaba de voltear para darse cuenta de lo que estaba pasando con el padre. Hacían señas de sacarlo para el hospital, pero alguien prefirió llevarlo a la Sacristía, y allí fueron varios los minutos que pretendieron estabilizarlo. De repente llegaron con una silla de ruedas que pertenecía a un feligrés asistente a la Misa, subieron al padre a la silla y lo llevaron fuera de la Iglesia. El padre, cubriéndose el rostro con su mano, salió por el medio del templo, todos estaban mudos, algunas señoras empezaron a llorar, a alguien se le ocurrió aplaudir y así el pueblo despidió a su Párroco, que salía enfermo y le esperaban largos días de recuperación en el Hospital.

El libro de gobierno parroquial relató éste incidente de la siguiente manera:

Misiones de Adviento y Navidad 2015

         La Parroquia San Vicente Ferrer de La Playa contó con la presencia de 21 jóvenes del Grupo Misionero “Los enviados del Espíritu Santo”, quienes durante la Novena de Aguinaldos recorrieron los sectores del pueblo predicando la Palabra de Dios, de igual manera prestaron su colaboración para la animación de las Eucaristías y Posadas.

         El domingo 20 de diciembre, a las 5:15 a.m. nuestro Cura Párroco sufrió una subida de tensión que le produjo un accidente cerebrovascular (ACV), esto sucedió mientras hacía su predicación; inmediatamente fue trasladado al Hospital II San José de Tovar y posteriormente al Hospital Universitario de Los Andes.

         En el HULA estuvo recluido desde el 21 de diciembre hasta el 19 de enero de 2016. Desde el primer día que estuvo el padre Jaime hospitalizado, la comunidad estuvo muy pendiente, colaborando económicamente, como con su acompañamiento, especialmente la Sra. Yrma Mora Serrano, quien se dedicó a acompañarlo en todos los estudios y exámenes que se realizaron, como también estuvo pendiente de su aseo, cumplir su tratamiento y, sobretodo, la dedicación de brindarle palabras de aliento, de brindarle el cariño y amor que necesita un enfermo. Dios le pague y la bendiga por este gesto tan grande para con nuestro querido y apreciado padre Jaime. Gracias a toda esta comunidad de La Playa por su colaboración, Dios les pague a todos y los bendiga siempre.

         El 19 de enero de 2016 le dieron salida al padre Jaime, siendo trasladado a La Playa, brindando su casa la Sra. Damiana Ramírez, y después de quince días se llevó a casa de los esposos Gregorio Moreno y Rosa Molina, para el cuidado y acompañamiento del padre Jaime, donde estuvo hasta mayo del mismo año, cuando partió para la hermana República de Colombia, su tierra natal.

El padre Jaime Duque en La Playa siempre será recordado como un sacerdote ejemplar, dedicado a tiempo completo a su labor pastoral. Su último testimonio en nuestro pueblo fue bastante traumático, sin embargo, todos pudimos constatar que él prefirió cumplir con su deber, antes que abandonar el púlpito.

P.A

García

sábado, 9 de julio de 2016

Aberración inenarrable…


SE METIERON CON
LA IGLESIA CATÓLICA


Si nadie lee este artículo mejor para mí, así me evito cualquier inconveniente tal vez por ser tan expresivo. Para nadie es un secreto que el actual gobierno de Venezuela, de índole comunista y socialista, está en contra de la Iglesia Católica Venezolana, o al menos en contra de la Jerarquía Eclesiástica, y no es porque los Obispos se porten mal, o sean unos incoherentes, sino que ellos se han comportado de la mejor manera con el pueblo, al denunciar las anomalías que los del gobierno están acostumbrados a hacer.

Uno de estos Obispos que sin miedo ha denunciado el mal y ha sido profeta de Dios es Monseñor Baltazar Porras, Arzobispo Metropolitano de Mérida, a él especialmente le han tenido una gran campaña de desacreditación, acusándolo de cosas extrañas sin base y sin fundamentos, simplemente por hacerle daño, ya que él es enemigo de la corrupción y del mal, por ende estorba al Gobierno Nacional.

La guerra del Gobierno en contra de la Iglesia Católica es tal que, han sido capaces de faltarle el respeto a la Iglesia de una manera inesperada, sin contar los insultos y humillaciones.

Días pasados el mundo entero se enteró de la aberración ocurrida en esta ciudad de Mérida, un grupo de seminaristas del Seminario Menor San Buenaventura se dirigían a clases de inglés cuando fueron interrogados por un grupo de antisociales adeptos al chavismo y al gobierno, éstos les preguntaron que si eran “chavistas” o de la “oposición” a lo que los jóvenes, por ser todos menores de edad, respondieron: “somos seminaristas” haciendo alusión a que todavía no ejercían el derecho al voto, al escuchar esta respuesta, los antisociales, llenos de odio y de rencor infundido principalmente por el difunto Hugo Chávez, decidieron quitarles la ropa, absolutamente toda la ropa, para luego quemársela, pues se dijeron, si estos son seminaristas, de seguro son opositores, seguidamente los metieron dentro de una alcantarilla de la Avenida Don Tulio Febres Cordero y allí los golpearon, uno de ellos logró escapar, los otros fueron agredidos hasta que los dejaron salir corriendo. En medio de esta locura, pensaban rociarlos con gasolina para luego hacer no sé qué cosa pero, gracias a Dios, la locura no llegó hasta esos límites.

¿Qué podemos concluir de todo esto? Que ellos, el Gobierno Nacional, le han faltado el respeto a toda la Iglesia Católica, se han metido con los católicos y les han dado un mensaje de humillación y de odio, todo esto, como dije anteriormente, es consecuencia del odio infundido por Hugo Chávez, quien tenía por costumbre hablar mal de los Obispos y Arzobispos venezolanos, incluso llegó a ofender al mismísimo Papa Benedicto XVI, asegurando que este no era ningún Vicario de Cristo, sino el pueblo.

Se han escuchado comentarios de gente ignorante, quienes dicen que los seminaristas estaban protestando o haciéndose sentir, esto es absolutamente falso, simplemente iban a clases de inglés, no son partidarios de ninguna ideología política, no estaban protestando, y en caso de que sí lo estuvieran haciendo, no hay derecho en despojar a otra persona de su ropa para hacerles pasar la vergüenza de correr desnudos por la ciudad.

Como es sabido, el Seminario, en repudio de estos hechos, convocó a una gran Celebración Eucarística por la Paz de Venezuela, la cual se celebró en la afueras del Seminario y fue acompañada por un gran número de fieles y clero merideño.

Monseñor Porras también se pronunció en contra de todos estos hechos, resaltando que ya ha sucedido anteriormente, pero que no es posible que sigan ocurriendo, pues Mérida es una ciudad tranquila, en la que nunca se había visto barbarie alguna, o al menos de este tipo.

Los católicos estamos conscientes de que somos perseguidos por el Gobierno, pues somos gente inteligente y nuestros Pastores se han encargado de guiarnos por el camino del bien, por el camino de Dios. 

Todo aquel que aplauda estos hechos vandálicos no es un buen cristiano, todo aquel que afirme cosas que no son, no es un buen cristiano. Sin embargo, Cristo nos pide perdonar a los que nos ofenden, sin duda, ya los hemos perdonado, pero lo que no tiene perdón es que no quieran arreglar el país que está destruido y peor aún no quieren que los mismos venezolanos hagamos algo para mejorar la situación.

La Iglesia no está a favor o en contra de ningún Gobierno, la Iglesia está a favor de la vida, de la dignidad humana, de la paz, de la libertad...

Misa frente al Seminario de Mérida.
P.A
García

Clemente de Alejandría concepción del hombre


EL HOMBRE SEGÚN 
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA


Actualmente el hombre se ha detenido a pensar sobre su existencia, cosa que no es nueva, sino que al contrario lo ha hecho desde siempre, pues el hombre, al ser racional, es capaz de pensarse, salir de sí mismo y conocerse. Se propone analizar al hombre según el pensamiento filosófico de Clemente de Alejandría en su obra “El Pedagogo”, para presentar un concepto del mismo, tomando en cuenta sus características y su relación con el Creador, lo cual se exhibe intrínsecamente unido al tratarse de un autor cristiano.

         Esta investigación de índole antropológica y filosófica debe despertar gran interés en los amantes de la sabiduría, ya que el tema que se presenta, la concepción del hombre en Clemente de Alejandría, ha sido poco desarrollado por estudiosos y filósofos, al punto de desconocerse en concreto lo que Clemente pensaba sobre el hombre. En este trabajo se pretendió estudiar las consideraciones que hace Clemente de Alejandría sobre el hombre, en “El Pedagogo”.

         Por eso ahora, una vez tomados en cuenta los objetivos específicos que en un principio se delimitaron, se concluirá la investigación, presentando un axioma conciso del pensamiento filosófico de Clemente de Alejandría con respecto al hombre.

         El hombre, para la filosofía, no puede confundirse con un objeto, ya que éste, el hombre, es un espíritu encarnado, que por medio de su cuerpo se relaciona con los demás. Es por eso que, el hombre es un ser abierto a Dios, a ese ser trascendente y está en capacidad de reconocer que su naturaleza es don corpóreo y espiritual, por eso es necesario mostrarse conforme que somos, ante todo, creados a imagen y semejanza de Dios, como precisamente lo afirma Clemente.

         A continuación se presentará a modo de resumen, la concepción del hombre, tomando en consideración todas las características que “El Pedagogo” proveyó para el desarrollo de esta investigación, dichas características son 15 en total.

         Todo el pensamiento de Clemente debe precisarse en que el hombre es un ser racional y amable, es decir, capaz de obrar el bien; es creatura de Dios y está hecho a su imagen y semejanza, está compuesto por alma y cuerpo y en la armonía de la naturaleza es verdadero instrumento de paz; por designio divino está destinado a la felicidad que solo encuentra en su Creador, de igual manera está inclinado al pecado, por lo que se hace como las bestias, es decir pecando actúa sin razón; sin embargo, por medio de la fe en Dios alcanza la salvación, y en este camino el hombre es exhortado, educado y enseñado por Dios, todo esto porque es amado por Dios, por eso el Creador se preocupa y cuida de él, lo reprende, además lo santifica a través de la eucaristía.

De esta manera se puede concluir la concepción de Clemente respecto al hombre, tomando en cuenta que la dignidad más alta otorgada al hombre es la de asemejarse a su creador Dios, y de poder llegar a él.

Al desarrollar este trabajo, y con la lectura de “El Pedagogo”, se pudo concretar que lo que se puede decir del hombre, para el pensamiento de Clemente de Alejandría, se dirá obligatoriamente en referencia a Dios, pues como se ha visto, la existencia del hombre se ve totalmente influenciada por el creador, que es el que lo sustenta y lo llama a una vida de perfección, en la cual pueda comportarse de tal manera que al final pueda alcanzar la salvación y así la felicidad eterna.

Para Clemente el sufrimiento humano encaja perfectamente en la desobediencia a los planes de Dios, pues como lo decía, pecar es actuar irracionalmente, y en consecuencia desvirtuar el orden natural de las cosas, además al hombre ser amable, es decir, capaz de obrar el bien, sufriría al no poder hacerlo, pues estaría menospreciando en cierto modo toda la capacidad que de Dios ha recibido, y de esta manera no estaría cumpliendo con lo que por gracia divina es.

P.A
García

Reflexiones sobre Lumen Fidei


LUMEN FIDEI
“LA LUZ DE LA FE”
Monseñor Luis Alfonso Márquez con el Papa Francisco en Roma.

         ¿Usted cree que la fe sirve en los tiempos de hoy?¿No será algo pasado de moda?¿Por qué?

         Después de haber leído detenidamente la Carta Encíclica Lumen Fidei “la luz de la fe” del Sumo Pontífice Francisco, podría llegar a la certeza de      que en nuestros tiempos la fe, “que consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios” (LF, 13) puede llegar a considerarse como algo que ha pasado de moda, sin embargo, no es así, ya que el hombre experimenta en su existir la llamada de Dios, “la fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre” (LF, 8). Así como Dios llamó a Abrahán a conocerlo, así sigue llamándonos a nosotros, día a día, es decir, que es una acción actual, el Dios vivo nos llama a amarle, de esta manera no es algo pasado de moda, y en este sentido la fe es una respuesta de amor a una llamada hecha por amor, y a la luz de esta Carta Encíclica, “en la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por él, reconocemos que se nos ha dado una gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos trasforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para reconocerlo con alegría” (LF, 7). La fe sirve en nuestros tiempos, es muy importante ya que, “la fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo” (LF, 4)

         ¿Por qué la fe en Jesús es la máxima expresión de la fe?

         Reconocemos que nuestro Señor Jesucristo es la Palabra de Dios hecha Hombre, sabemos por los textos sagrados que Cristo nos reveló al Padre Dios, al Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob; por sus hechos, sus milagros y su misión predicadora del Reino de los Cielos, Cristo se convierte en la máxima expresión de la fe, ya que esta, la fe, consiste en un encuentro personal, en un conocer íntimo y Jesús, al venir al mundo, al caminar entre nosotros se hizo personal, amigo de todos, todos lo tocaron, lo palparon, hablaron con él, escucharon su predicación, es decir, se dejó conocer por sus discípulos. “La historia de Jesús es la manifestación plena de a fiabilidad de Dios” (LF, 15). “La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor, y Dios lo ha resucitado de entre los muertos (Rm 10,9)” (LF, 15)

         ¿Por qué la fe no es únicamente una opción individual que se hace en la intimidad del creyente, como relación única y exclusiva entre Dios y yo?

         La fe es algo individual, pero también es comunitaria, ya que si una persona dice: yo creo en Dios, y otra persona dice lo mismo, las dos personas están creyendo en el mismo Dios revelado, una creerá de un modo, la otra de otro modo pero estarían creyendo en Dios y podrían decir “creemos en Dios” y así la fe se convertiría en algo comunitario, además “el acto de fe individual se inserta en una comunidad, en el ´nosotros´ común del pueblo que, en la fe, es como un solo hombre, ´mi hijo primogénito´ como llama Dios a Israel (Ex 4,22)” (LF, 14), es decir, la fe como encuentro con Dios se basa en lograr la salvación que Dios desea darnos, como la salvación es para todos, la fe es también comunitaria.

         ¿Cómo explicarías la siguiente afirmación: “La fe no aparta del mundo ni es ajena a los afanes concretos de los hombres de nuestro tiempo”?

         Esta afirmación la encontramos en el numeral 51 de la Lumen Fidei, y personalmente considero que hace referencia a que este don sobrenatural de Dios no nos aparta del mundo ni es ajeno a los afanes de nosotros los hombres, porque precisamente el afán del hombre es el bienestar común y la justicia y a su vez estos sentimientos vienen puramente de Dios, de su amor y de su bondad infinita. Por la fe conocemos a Dios y le amamos, y este conocimiento y amor lo expresamos en nuestros hermanos de manera que la fe no se aparta del mundo, sino que nos ayuda a verlo con los ojos de Dios.

         ¿Cómo ilumina la fe nuestro trato con los demás, nuestros sufrimientos y dolores, nuestras tareas de cada día?

         “Asimilada y profundizada en la familia, la fe ilumina a todas las relaciones sociales. Como experiencia de la paternidad y de la misericordia de Dios, se expande en un camino fraterno” (LF, 54). En ese camino fraterno, iluminado por la fe en Dios como Padre misericordioso, se va llevando el trato con nuestros hermanos, se van superando los sentimientos de dolor, se van haciendo las ocupaciones diarias con los ojos puestos en Dios y de la mano de nuestros hermanos. A través de la luz de la fe podemos encontrar la solución a nuestros problemas, podemos confiar en Dios y en nuestros hermanos, la luz de la de ilumina el peregrinaje de este mundo y lo hace eclesial, comunitario y fraterno.

P.A
García