“THE COFFEECUCHO”
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Welcome to The Coffeecucho |
A
tan solo días de cumplir el primer mes en mi nuevo trabajo como secretario, no
quiero dejar de escribir acerca de un curioso dato que me parece bueno de
mencionar y que me trae gratos recuerdos, además de ser una coincidencia lingüística
de mi patria nativa y el Perú.
De
la época de mi primaria recuerdo cómo los docentes y bedeles se escapaban por algunos
minutos para reunirse y tomar un café a media jornada de la mañana o de la
tarde. El lugar donde se reunían era un pequeño espacio que en años anteriores
había servido como “Cantina Escolar”; aquí la palabra “cantina” no hace
referencia, obviamente, al consumo de bebidas alcohólicas, sino, más bien, se
ajusta a su significado más genuino según el Diccionario de la RAE en la
primera acepción: “Establecimiento público que forma parte de una
instalación más amplia y en el que se venden bebidas y algunos comestibles.”
Pues bien,
a este lugar tan particular se le llamaba “cucho”. Todos nos referíamos a ese
sitio como el “cucho de los bedeles”, donde descansaban un poco mientras las
cafeteras eléctricas hacían su trabajo, o incluso, una pequeña cocina eléctrica
servía para calentar infusiones y otras bebidas permitidas en un ambiente
escolar. Un bedel, un docente, o también la misma directora de la Escuela,
acudían confiados al “cucho” para charlar brevemente mientras se degustaba un
sabroso café. En varias ocasiones los alumnos debíamos ir al “cucho” para
buscar a algún adulto y nos percatábamos de lo maravilloso de aquel lugar; tal
vez alguno tuvo el privilegio de sumarse al compartir gastronómico, no lo sé
con certeza, pero pudo haber sucedido…
Ahora
bien, lo interesante del tema es que, en Venezuela, se utilice este término “cucho”
para referirse a ese lugar dentro de la escuela, quizá sin saber que su origen
etimológico proviene del mismísimo quechua, lengua originaria de los Andes del
Perú, que significa “rincón”. Y ciertamente aquel “cucho” era el “rincón” de la
escuela donde se acudía a consumir cafeína, a charlar o simplemente a buscar a
alguna persona, por supuesto, además de servir como pequeño depósito de
implementos de trabajo del aseo de la institución.
Me
parece curioso que en Venezuela utilicemos este quechuismo de manera tan
natural, porque es bien sabido que el Tahuantinsuyo, imperio de los Incas, no
llegó hasta el actual territorio venezolano, sino que simplemente pudo abarcar
hasta bien el sur de la actual República de Colombia. Pero no cabe duda que el
sentido y significado que se le da es el mismo que de su origen quechua: “cucho”,
“rincón”, y de ahí que halla subtitulado este comentario mesclando el inglés y
el quechua: “coffeecucho”, sería entonces el “rincón del café”, que
gusta un poco visualmente y como concepto laboral, pues queda como buen nombre
para algún emprendimiento…
Todo
esto lo recordaba, he dicho anteriormente, por mi nuevo trabajo como
secretario, en el que evidentemente tengo una oficina y en la misma, en un “rincón”
hay un pequeño mueble de madera con todos los utensilios propios para la
preparación de un café o té: jarra eléctrica para hervir el agua, tazas
elegantes, cucharas, azúcar, bandejas, vasos de cristal, servilletas, cajas con
sobres de té, sobres de café instantáneo, etc. A este lugar lo he bautizado con
el nombre de “cucho”, aunque ahora mismo se me ocurre ponerle “Coffeecucho”,
para aprovechar mi propia idea.
Ahora,
el oasis laboral que es para un secretario un café a media mañana será posible gracias
a la reactivación de este cucho que lo encontré en estado de abandono, pues
parece que los anteriores a mí solo lo usaban en ocasiones especiales, pero,
esto no va conmigo, pues por tradición y por salud mental, hemos de disfrutar
de un buen café o té a media jornada laboral, y si es posible tener invitados,
muchísimo mejor.
P.A
García
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