sábado, 30 de junio de 2018

Apuntes de Patrología: los Padres de la Iglesia. (Parte I)


LOS PADRES DE LA IGLESIA 
RESUMIDOS


San Ignacio de Antioquía. (S. II d.C.)

Antioquía era un centro cultural del Imperio romano.
Ignacio impresiona por su sentido de eclesialidad. Es quien establece la jerarquía eclesiástica. Ya para su época no existía ningún apóstol vivo. Posiblemente Juan, que era el apóstol más joven, fue el más conocido por los discípulos como Ignacio. Al año 100 comienza un período nuevo, las iglesias se apoyan en su autoridad, hacen referencia a los apóstoles, que fueron sus fundadores. Los Padres de la Iglesia del siglo II no conocieron a Jesús, lo conocen por tradicional oral y el relato de los evangelios.
Ignacio es Obispo de Antioquía en los comienzos del siglo II, la Iglesia contaba con 50 años de existencia. Antioquía era el centro misional, de ahí partían a los diferentes lugares. El primer obispo de Antioquía fue Pedro, antes de irse a Roma. Antioquía de Siria fue una de las tres grandes metrópolis del Imperio Romano, junto con Alejandría de Egipto. Cuando comienzas las persecuciones la Iglesia se congrega en Antioquía. Ignacio es junto con Clemente Romano, el primer escritor de la Iglesia que proviene del paganismo, fue educado con la filosofía griega, de pensamiento oriental.
De Pablo a Ignacio hay una distancia muy grande, en cuanto a sus vidas y conversiones. Las cartas de Ignacio retienen de la herencia los valores bíblicos y espirituales, son cartas de un griego. Ignacio toma del helenismo la forma literaria. Ignacio es testigo del primer proceso de evangelización. Desde la antigüedad la Iglesia puso lo mejor que tenía frente de las comunidades, eran los mejores cristianos, las figuras más relevantes de la comunidad.
Ignacio se encarga de su iglesia y de otras con dificultades, él tenía una visión universal de la Iglesia, se ayudaban entre obispos. Ignacio fue arrestado, juzgado y condenado a las fieras, que era en el Coliseo, fue trasladado de Antioquía a Roma para ser martirizado, era la costumbre para la época a la hora de asesinar a los cristianos más prominentes. El deseo de Ignacio por el martirio es una cuestión impresionante. Ignacio fue conducido de Siria a Roma, pasando por Filadelfia y Esmirna, al paso los cristianos salían a su encuentro para saludarlo, o enviaban delegados para saludarlos, aún en tiempos de persecución. Desde Esmirna, Ignacio escribe en gratitud a los cristianos que le habían salido a encuentro, Éfeso, Magnesia, Trades, Roma. Desde Esmirna escribe a Roma tratándola como la Iglesia pura que preside en la caridad, pidiéndoles que no hagan gestiones que le quitase la alegría del martirio: “soy el trigo de Dios, molido por los dientes de las fieras para convertirme en pan inmaculado de Cristo”.
Ignacio camino del martirio escribe para que su sede fuera atendida, se preocupó por toda la Iglesia. Son siete cartas de Ignacio, están llenas de datos de la Iglesia de principios del siglo II. El testimonio de los mártires llamaba la atención a los cristianos. Los destierros no empobrecían a la Iglesia, sino que la enriquecía. El episcopado está fundamentado en las comunidades del Asia Menor. Ignacio le da fuerza a la unidad del clero y de los fieles en torno al obispo, tenía que ser una unidad autentica. La comunidad está unida al obispo y a la Eucaristía. Es Ignacio el que utiliza el término eucaristía. Su carta a los magnesios convierte los domingos como el día de la victoria pascual. Dos temas los repite en sus cartas, la fe y la caridad. Ignacio no tiene más pasión que la de imitar a Cristo, perderlo todo para encontrar a Cristo. Fue martirizado en el año 110 d.C., el 17 de octubre es su fiesta litúrgica.

San Policarpo de Esmirna

Aunque huyó del martirio, dio su vida por Cristo. Lo que sabemos de Policarpo lo sabemos por Ireneo y Eusebio. Fue discípulo de los apóstoles. Murió de edad avanzada, Ireneo dice “nosotros lo vimos”. Policarpo fue designado por los mismo apóstoles para Asía como Obispo de Esmirna. Eusebio dice que Policarpo fue a Roma para conversar con Aniceto sobre la Pascua. Policarpo fue conducido en 155 d.C. por el Procónsul para pedirle que renegara de Cristo, tenía 86 años de edad, fue martirizado el 23 de enero, posiblemente nació en el 69, tal vez en el 85 pudo haber conocido a los apóstoles.
Cartas de Policarpo no se tienen, solamente de él su testimonio del martirio. Policarpo no tenía vocación de mártir, pero no se negó cuando le llegaba su hora. Se conserva la Carta a los Filipenses, parcialmente el griego y por entero en latín. Según los filipenses le escriben a Policarpo por Valente, sacerdote que por amor al dinero se corrompió, solicitándole también una carta de las cartas de Ignacio que él poseía. Policarpo solicita que Valente y su mujer no fueran tratados como enemigos, pidiéndoles que se alejaran de toda clase de avidez. Policarpo no era un buen conocedor del Antiguo Testamento, por consiguiente cita cartas de san Pablo, otras del Nuevo Testamento y también la Carta de Clemente de Roma, orientando desde la doctrina de la Iglesia. Le tocó combatir el docetismo.

Papías de Hierápolis

Es un personaje misterioso, desconocido. Se sabe poco de él. Las dos fuentes de su vida son Ireneo y Eusebio, son fuentes confiables porque estos eran muy estrictos a la hora de seleccionar información. Según Ireneo Papías habría sido discípulo de Juan y amigo de Policarpo, sus escritos serían del 105 d.C. Eusebio dice que Papías fue obispo de Hierápolis en Frigia, pero se muestra severo con él, lo presenta como un hombre de muy escasa inteligencia y pone en duda que fuera discípulo de los apóstoles. Demuestra que Papías no fue discípulo de Juan, sino de otro Juan que sí habría sido discípulo de los apóstoles. De los escritos de Papías solo queda lo poco que recogió Eusebio, en Historias Eclesiásticas.
No puede menospreciarse la obra de Papías. Papías es el que nos suministra la información más antigua de la composición de los dos primeros evangelios. Eusebio lo toma en cuenta en su introducción al Nuevo Testamento.

La Epístola del Pseudo Bernabé

Es un breve tratado teológico camuflado bajo la forma epistolar. De este molde toma los elementos convencionales solo falta un destinatario concreto. Se puede dividir en dos partes. Es un escrito anti judío. Hace un juicio negativo del Pueblo de Israel, salvando la vida de los patriarcas y profetas. En la segunda parte menciona la enseñanza de los dos caminos, texto igual a la Didajé. Por razones cronológicas no es de Bernabé, sita a Mateo como escritura, lo que impide poner la composición antes del año 90 d.C. más bien entre el 90-130 d.C. Pudo haber sido escrito en Alejandría, o en una región de Siria, o Asia Menor, donde se formó Justino Mártir, quien hace referencias a estas doctrinas. En el siglo IV la incluyen en el nuevo testamento (código sinaítico), es incluida como epístola católica o como un texto apocalíptico. Eusebio no la considera una obra canónica.

Pastor de Hermas

Escritos que se conservaron, no se sabe quién será el Pastor de Hermas, lo que de él se sabe lo encontramos en su obra El Pastor, siendo joven fue vendido como esclavo en Roma, tal vez de origen o formación judía. Su vida era una tragedia, hijos apóstatas y mujer habladora. Hermas se mantuvo fiel en tiempos de persecución. Hermas pudo haber sido un seudónimo. El fragmento muratoriano, dice que Hermas escribió el Pastor estando como Papa su hermano Pio.
La obra es un apocalipsis, aparecen los elementos característicos: el uso de símbolos, de la visión, del relato en primera persona, el diálogo desigual, aspecto aterrador del revelador, la misión de apostolado confiado al privilegiado oyente.
El Pastor se divide en 5 visiones, preceptos y mandamientos y parábolas y enseñanzas. La fecha de composición es incierta, la mayoría la ubica posterior al 150, es una obra romana. Se le ha dado poca importancia, por parecer un autor sin cultura e improvisado, tiene un lenguaje popular con contenido bíblico neo testamentario. La influencia de El Pastor fue importante en el cristianismo de los primeros cristianos, Clemente, Tertuliano, Orígenes consideraban El Pastor como escrito inspirado. El código sinaítico aparece la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas. Lo que da canonicidad a los textos es que hayan sido escritas en el siglo primero, conocidas y utilizadas en la liturgia.

La Segunda Epístola de Clemente

Esta obra no es una epístola ni es de Clemente. Es la primera homilía cristiana que ha llegado a nosotros. Dos textos lo confirman. Los oyentes están reunidos en un lugar y luego se retiran. Era una homilía escrita. Los grandes predicadores no improvisaban, eran escritas, piezas literarias. El estilo no es literario y en esto difiere de la primera carta de Clemente a los Corintios. El autor utiliza la forma singular. El autor cita a los evangelios apócrifos, que todavía no estaban en el siglo primero. La fecha de composición 150 d.C. es una homilía pronunciada en Corinto. Eusebio dice que la segunda carta de Clemente no ha sido utilizada por los autores antiguos. La homilía empieza proponiendo a Cristo como juez de vivos y muertos, invita al arrepentimiento, la penitencia. Es deber del cristiano dar buen ejemplo a los de afuera. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, el varón es Cristo y la mujer es la Iglesia. Que se arrepientan de corazón y termina con una doxología.

Apologistas del siglo II

Se empiezan a escribir al externo de la Iglesia, para defenderse de quienes la atacan. Comparan y discuten con judíos y paganos. Se valen de la cultura de su tiempo. Para el apologista Dios habla al hombre y esto sin despreciar la razón. San Justino se vale de lo que hay de positivo con el fin de integrarlo a la fe, siempre buscó el diálogo. Taciano rechaza la cultura pagana. Tertuliano adopta una postura intermedia, se vale de la retórica y la filosofía, ataca a los filósofos que no admite la posibilidad de la revelación de Dios.
Defendían a la Iglesia de las acusaciones: impíos y ateos, incestuosos y antropófagos.
Impíos y ateos; de carácter político, culto a los dioses por obligación. Conflicto que se encuentra en el libro del apocalipsis. Se les califica de ciudadano desleales, son ateos porque no reconocen los dioses romanos.
Incestuosos: relaciones sexuales con la propia familia, la acusación se debe al sentido de comunidad que tenían los primeros fieles cristianos. Cómo un hombre y una mujer eran esposos y se llamaban hermanos.
Antropofagia: comer carne humana, falsa interpretación de la eucaristía.
Se acusaban de ser los causantes de los males por no rendirles culto a los dioses del imperio.

Cuadrato

Según Eusebio de Cesarea, Cuadrato es el autor de una obra escrita en defensa de la fe cristiana que presento al emperador, es el primer escrito de apología, obra que se perdió y se conoce por el fragmento que contiene Eusebio. En el 125 d.C. visita de Adriano a Atenas. 123-129 visita de Adriano al Asia Menor.

Arístides

De Atenas y también presento su apología en tiempos de Adriano, 137, o también a Antonino Pio, 138-141. Autor: filósofo de los atenienses, Marciano Arístides. La defensa se inicia con el alegato del Dios creador del mundo. Habla de Dios como el motor del mundo. Divide a los hombres en bárbaros, griegos, judíos y cristianos. Los cristianos toman su linaje de Jesucristo, confesado como hijo del Dios Altísimo.

San Justino Mártir

No fue clérigo, no recibió ninguna orden. Era un laico y esto es lo que le da un gran peso, porque se convierte en un modelo para los laicos y sirve de motivación para que los laicos se formen y que no es necesario ser un ministro ordenado para defender la Iglesia. Justino era un filósofo, esa era su profesión, era el más célebre y el más grande. Instauró el diálogo entre judíos y paganos. Su vida se caracterizó por una larga búsqueda de la verdad. De su obra redactada con dureza y sin arte se descubre un testimonio, el cristianismo para Justino no es una doctrina, es una persona, es el Verbo encarnado y crucificado en la cruz, es Jesús. Muchas de sus obras se han perdido.
La vida intelectual del siglo II. En tiempos de Justino los filósofos han adquirido el derecho de ciudadanía romana, roma permanece a la cultura y al fermento religioso del oriente. El Imperio Romano asumía las culturas y las hacía suyas. Los maestros del pensamiento vienen de Asia para enseñar en Roma. Los romanos admiran las filosofías griegas y las religiones de los misterios. Los romanos volvieron su mirada hacia los filósofos, la filosofía era escuela espiritual de paz, los filósofos eran guías, directores de conciencia. Cuando Justino se convierte, la Iglesia está en plena fermentación, en ese momento proliferaban múltiples escuelas, los falsos profetas se oponían a la Iglesia. ¿Cómo distinguir el buen grano de la cizaña?
El mundo cristiano. La organización de la Iglesia ya estaba bien definida. La tradición apenas está naciendo en el siglo II. Justino ha podido ver a hombres que posiblemente conocieron a Pedro y Pablo. Justino entra en el cristianismo joven. Sus escritos abogan por la fe que ha asumido. El cristianismo en el siglo II llega hasta el público culto y la clase dominante. Los filósofos y patricios piden el bautismo. Minucio Félix, más que escritos lo importante es lo que se muestra. Justino decía: hechos y no palabras. El evangelio se extiende con rapidez. Para frenarlo promulgaban habladurías que los paganos siempre creían.
Los cristianos eran acusados de adorar a un dios con cabeza de asno. Eran acusados de antropófagos. La oposición del siglo II proviene de prejuicios, de ignorancia y malentendidos, que los cristianos combatirán para promover el dialogo entre la fe y la ciencia, entre el cristianismo y el mundo. Diálogo con el judío Trijón.
Justino como persona. Era un hombre que había investigado, practicado y amado la filosofía, buscando la verdad para vivirla. Justino había viajado y sufrido en busca del saber. Sin duda, encontramos en Justino un testimonio que no engaña. Justino se presenta como hijo de Prisco, de Siria de Palestina. Había nacido en el corazón de Galilea, la antigua Siquem, no lejos del pozo de Jacob, donde Jesús predicó. Los padres eran colonos acomodados, lo que explica que Justino viajó. Justino es más latino que griego, lo que explica la nobleza de su carácter, amable, dócil, cercano. Su gusto por la exactitud histórica. Vivió con judíos y samaritanos.
Justino filósofo. Apasionado por lo absoluto. No especulación sino como la búsqueda de la sabiduría y de la verdad que lleva a Dios. La filosofía le condujo a la fe, paso a paso hasta su lumbral. En el diálogo con Trifón que alternativamente sigue las enseñanzas de un estoico, luego de un discípulo de Aristóteles, a quien dejó por un platónico. Retirado a la soledad, meditaba sobre la visión de Dios y encontró un misterioso anciano, que le dijo que el alma humana no podía alcanzar a Dios por sus propios medios, solo la filosofía cristiana es la que completaba todas las verdades parciales. Justino afirmó al cristianismo como una filosofía, como un título de nobleza, que no rechaza a Platón, sino que la introduce. Justino decía que los filósofos eran cristianos sin saberlo. Justino encontró en las Escrituras la filosofía plena.
Justino cristiano. No fue nunca sacerdote, vive en Roma como un miembro de la comunidad cristiana. Justino logró poner por escrito las descripciones de las celebraciones que se hacía, describe también la eucaristía y el bautismo, fraternidad y unidad eran cuestiones relevantes. Hacia el 150 d.C. Justino funda escuelas filosóficas cristianas.
Justino escritor. Quedan tres cuya autenticidad es indudable, las dos apologías y el dialogo con el judío Trifón. No era un literato. Nos conmueve más por la rectitud de su alma que por su obra escrita. Hace un esfuerzo teológico novedoso.
Justino mártir. Había dirigido una apología al Emperador Marco Aurelio, hablándole de igual a igual, éste seguía condenando sin conocerla. Comparece ante Rustico, ya no es para convencer, sino para confesar la fe. He acabado por adherirme a la doctrina verdadera de los cristianos. Fue azotado y murió rodeado de sus discípulos, seis de ellos. Fue decapitado ante Marco Aurelio Antonino, no fue crucificado por ser ciudadano romano. Muere durante el prefectorado de Junio Rustico, hacia el 165 d.C.

P.A
García

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