lunes, 29 de marzo de 2021

La historia de Alessandro: la realidad de nuestros días.

AVENTURAS EN PAÑALES...


El famoso filósofo español José Ortega y Gasset manifestó en su momento: “Yo soy yo y mis circunstancias”, haciendo alusión a la identidad especialísima que cada persona posee de acuerdo a su manera de ser, de vivir, de existir. Quise citar esta frase para introducir la narración de la historia de un joven como tantos en este mundo, al cual llamaremos Alessandro, seudónimo oportuno para cuidar su identidad original y su privacidad.

Aclaración: con la presente historia, basada en hechos reales, no es mi pretensión aprobar o desaprobar lo que aquí se narra, solamente me limito a compartirlo con ustedes, esperando que conozcan esta parte del mundo que tal vez es ignorada para la mayoría de mis lectores.

Nuestro protagonista es decididamente “gay”, él cree que tal vez haya sido inducido a esta condición gracias a los abusos de los que fue víctima en su infancia, por parte de un clérigo, en la parroquia a la cual asistía como monaguillo. Alessandro, al graduarse de Bachiller en su ciudad natal, decidió escaparse de su casa en compañía de la persona que era y es hasta los momentos su pareja sentimental. Con esa cruda pero firme decisión le esperarían innumerables aventuras “en pañales”, dada su temprana edad, pues salió de casa a recorrer el mundo a los 16 años.

Con tan sólo 50 dólares en el bolsillo, Alessandro y su pareja emprendieron juntos un episodio nuevo en sus vidas. Emigraron a otro país entre nervios y adrenalina. Llegaron a una ciudad fronteriza, cuna de inimaginables situaciones sociales, pero con oportunidades de trabajo por doquier. Alessandro, después de haber crecido con todas las comodidades en su hogar, tuvo que trabajar para poder alimentarse y pagar el arriendo de la habitación donde vivía.

Su primer desempeño fue en una zapatería, allí le correspondió llevar los calzados solicitados por el cliente, desde la bodega o depósito hasta las tiendas, corriendo en pleno centro de la metrópolis; aunado a ello, cargaba a hombros los enormes bultos de mercancía, situación que le agotaba en demasía dada su contextura de púber. De cualquier manera ese era su trabajo, aunque mal pagado.

Su pareja, quién fue contratado al mismo tiempo por la zapatería, duró un solo día en el trabajo, ya que no fue capaz de asimilar su nueva situación y sumido en la depresión, prefirió encerrarse en la habitación, donde lloraba desconsoladamente, pues no soportaba verse en tal escena, por su parte Alessandro, quien también compartía sus mismas penas, optó por no llorar y hacerse el fuerte para darle ánimos, pero realmente por dentro se sentía muy angustiado y lleno de preocupaciones, pues no tenía nada seguro, ya que vivía esos días de lo que hacía en su trabajo. Alessandro acudió puntualmente a la zapatería durante tres meses seguidos, hasta que fue despedido.

Por el mes de enero, las ventas bajaron notablemente, por lo que la zapatería se vio obligada a hacer reducción de personal. Alessandro y su pareja no hallaron ninguna alternativa más que la de regresar a su ciudad de origen. Se devolvieron pero no hallaron el mismo panorama. La madre de Alessandro, dolida por lo que había hecho su hijo, no aceptaba la situación, por eso no permitió que él regresara a su casa, donde también estaban sus pequeñas hermanas. Fueron días amargos y tristes para todos en la familia. Por su parte y afortunadamente, el padre de Alessandro sí le apoyó. Le llevó a vivir con él, le aceptó la pareja que tenía y le brindó el apoyo económico y afectivo que tanto necesitaba en esos momentos.

Alessandro, con un alma soñadora y un tanto ambiciosa no se sentía a gusto como estaba, por lo que empezó a buscar alternativas. Conoció a una joven quien después se hizo su fiel amiga y compañera de labores; ella le ofreció la oportunidad de trabajar como modelo al desnudo en una página web, en aquella ciudad fronteriza de la que Alessandro se había devuelto, él no conocía esa realidad. Recordó su infancia yendo a la iglesia a servir como monaguillo y el rechazo que había sufrido en el proceso vocacional que había iniciado anteriormente mientras estudiaba en su liceo. Alessandro se sentía llamado al sacerdocio.

El trabajo en el que Alessandro se estaba comprometiendo consistía en tener relaciones sexuales en vivo, para ser transmitido por una página web. Alessandro fue contratado, pero no quería dejar a su pareja, además sentía miedo por los peligros de esa situación. Su amiga le aseguró la estadía, le mostró fotos y vídeos donde vivirían, pero la pareja de Alessandro no sería aceptada y eso no le era conveniente.

 Llegó el día de partir nuevamente, con maletas en mano Alessandro sufría por dejar a su pareja, y la sorpresa fue que éste se apareció en el terminal, de pie afuera del autobús en el que estaba Alessandro montado, listo para salir. Alessandro empezó a llorar y decidió bajarse del bus, canceló su viaje y prefirió esperar el momento en que los dos fueran recibidos. Efectivamente lo que sentía por aquel era muy fuerte.

Llegada la cuarentena por la pandemia del coronavirus, la situación económica les golpeó con más agresividad. La pareja de Alessandro tenía un hermano gemelo quien también quería trabajar. Recibieron una oferta de la misma índole desde el país vecino y 100 dólares para los pasajes. Decidieron viajar los tres, pero por esos días había problemas de transporte, por lo que les tocó caminar kilómetros y kilómetros de carretera peligrosa, fueron unas diez o doce horas de camino, esquivando alcabalas y suplicando a los pocos vehículos que pasaban por la autopista para que les llevaran. Pernoctaron en un hotel. Les enviaron más dinero.  Y finalmente pudieron llegar hasta la frontera.

Llegaron al sitio indicado, todo parecía correcto, conforme les habían ofrecido, era una casa, con estudio de filmación, habitaciones, etc. El impacto para Alessandro fue muy grande, pues las personas que allí trabajaban parecían muy de ese mundo, algo a lo que él no estaba acostumbrado. El horario era de 6:00 pm a 12 de la noche. El mismo día que llegaron les ofrecieron amablemente que descansaran, pero ellos decidieron saber de qué se trataba el trabajo y estuvieron listos a las 6 en punto. En las primeras transmisiones recibieron buena paga, incursionaron en los “shows privados” que eran mejor pagados. Aquella primera noche se echaron al bolsillo 500 dólares americanos.

Cerca del estudio donde Alessandro, su pareja y el hermano gemelo de éste trabajaban, había un templo católico y todas las tardes Alessandro pasaba por allí para rezar, en su oración se confiaba a Jesús de la Divina Misericordia y pedía perdón a Dios por lo que estaba haciendo, a la vez que le pedía ayuda en su trabajo. Por razones de la cuarentena tal vez no tenía más opciones de las cuales valerse.

Cada día producían más dinero. En una oportunidad lograron la paga de 1.000 dólares, lo que despertó la envidia dentro del estudio que les había contratado. Se independizaron de este estudio por desacuerdos en la repartición del dinero. Pero siguieron en la misma faena, esta vez llegaron a recibir la impresionante cantidad de 5 millones de pesos quincenales. Adquirieron teléfonos de última generación, se dejaron llevar por el consumismo, derrochaban dinero en ropa, en lujos, etc. Alessandro reconoce que no ayudó a personas con necesidades, amistades, familiares, teniendo la oportunidad de hacerlo.

Por la envidia que despertaron en estudios vecinos, al ellos contar con más de 150.000 (ciento cincuenta mil) seguidores, y ya que sus transmisiones en vivo eran vistas por más de 18.000 (dieciocho mil) personas en línea, les jaquearon la cuenta. Seguidamente se separaron de una chica de trabajo, y Alessandro empezó a trabajar sólo con su pareja. Pero las cosas no empezaron a marchar bien. Les estaban pagando mal, o no lo justo según ellos. Les multaban por impuntualidad, les trataban mal. En todas estas seguían siendo menores de edad, y les tocó darse de baja en este sitio.

Fueron al estudio de un inversionista y reanudaron sus apariciones en vivo. El jefe anterior tenía fotos de los pasaportes de Alessandro y su pareja. Ellos habían trabajado con él al hacerse de identificaciones falsas. El exjefe reportó que Alessandro era menor de edad. Seguidamente les bloquearon de la plataforma, y por el reconocimiento facial no pudieron trabajar por cuatro meses. Alessandro y su pareja se quedaron sin dinero. Bloqueados no podían trabajar en lo mismo, que es lo que mejor sabían hacer. Alessandro empezó a moderar, no a modelar, en el chat de la transmisión en vivo; éste era un trabajo similar aunque la paga no era la misma. Hubo momentos en los que tenían solo para la comida. La ropa y el teléfono y más nada.

Con la ayuda de expertos en cibernética lograron resolver el problema del bloqueo, lo que les permitió moderar y modelar. Mejoró rápidamente su economía. Alessandro está convencido de que recibió ayuda de Dios en sus dificultades económicas y emocionales.

Después de haber recibido amenazas de muerte en su trabajo, por haber logrado que más de 50 personas se quedaran sin ingresos, debido a bloqueos similares a los que él había sufrido, les tocó que esconderse, hasta que las aguas se calmaran. Hoy en día Alessandro desea salir pronto de ese mundo, quiere ahorrar para ponerse a estudiar y dedicarse a un trabajo profesional diferente.

En sus andanzas iniciales en el mundo de la web se tiñó el cabello de colores extravagantes. En una oportunidad, buscando ayuda espiritual, logró confesarse con un sacerdote, y éste no sabía absolutamente nada de esas situaciones. Actualmente la relación con su madre ha mejorado.

Alessandro es un joven de buenos sentimientos, en lo profundo de su alma están los mejores deseos de hacer el bien, de cambiar su estilo de vida y de seguir decididamente al lado de su pareja sentimental, con quien ha compartido todas estas experiencias que les han hecho valorar a la familia, los amigos y sobre todo la paz espiritual que tal vez han perdido.

Como aclaré al principio, no pretendo aprobar o desaprobar esta historia basada en hechos reales. Estoy limitándome a publicar éste relato, el cual pude escuchar a viva voz del protagonista y de quien recibí la debida autorización. Mis mejores deseos para él y para tantos jóvenes que, desafortunadamente, son contratados para este tipo de actuaciones. De seguro si se proponen, pueden cambiar de rutina, dedicándose a labores más sanas, en las que no sea necesario exponer sus cuerpos al disfrute de un público pervertido y pervertidor.

P.A

García

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