martes, 25 de mayo de 2021

Hablemos sobre Jesús

¿QUÉ SABES TÚ DE JESÚS?


         A mis alumnos del sexto grado, para la clase de Educación Religiosa, les propuse realizar una actividad sorpresa, la cual consistía en manifestar lo que cada uno de ellos conocía o sabía sobre Jesús; para tal fin, en la clase virtual por la plataforma Zoom les compartí en pantalla una página Word en blanco, con el título “Hablemos sobre Jesús”, en seguida les expliqué que yo iría anotando en esa página en blanco todo aquello que me dijeran, lo que conocían o lo que recordaban sobre Jesús. Y esto fue lo que dijeron, tal cual como lo manifestaron:

Hablemos sobre Jesús

Nació en Belén. Vivió en Nazaret. Curaba enfermos, hacía milagros. Jesús caminaba grandes regiones predicando la Palabra de Dios a través de parábolas y les enseñaba a orar y a cumplir los diez mandamientos. Les decía: “amen al prójimo”. Jesús caminó sobre el agua. Jesús dijo a sus discípulos en la última cena, que el pan era su Cuerpo y el vino era su Sangre. Jesús iba al Templo porque decía que era la casa de su Padre. Jesús oraba. Fue traicionado por su apóstol Judas Iscariote. Alimentó cinco mil hombres, con tres panes y dos peces. Su madre se llamaba María. Su padre se llamaba José. Fue enviado por Dios, su Padre, para salvar a la humanidad. Es Dios, por tanto es inmortal. Reunió a doce hombres que fueron sus apóstoles: Juan, Pedro, Judas Iscariote, Judas Tadeo, entre otros. Jesús fue una persona buena, honesta y humilde. Fue apresado por los romanos y fue crucificado en medio de dos ladrones. En su cruz ubicaron un cartel que decía Jesús Nazareno Rey de los Judíos. Jesús en la cruz dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Al morir hubo un terremoto, el Templo se derrumbó y el cielo se puso nublado. María, su madre, recogió el cuerpo sin vida de Jesús y lavó sus heridas. Resucitó al tercer día y subió al cielo. Murió en Jerusalén, en el monte Calvario.

Esto es lo que unos niños de 11 o 12 años conocen sobre la vida de nuestro Señor. Valga la oportunidad para preguntarnos a nosotros mismos: ¿y yo qué tanto conozco a Jesús? Recordemos que nadie puede amar aquello que no conoce.

El conocimiento de Jesús significa más que datos biográficos o citas bíblicas. Conocer a Jesús, en nuestros días, significa comprender que el Hijo de Dios se ha hecho hombre para morir en la cruz y abrirnos el Paraíso que habíamos perdido. La vida del cristiano, “el seguidor de Cristo”, se configura y se determina en la vida misma de Cristo, por eso, conocer a Jesús es vivir como él lo hizo, tener sus sentimientos, mirar el mundo desde su perspectiva.

San Josemaría Escrivá de Balaguer resumió, a mi parecer, lo que para nosotros debe significar el “conocimiento sobre Jesús”, con estas palabras: “Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo” (Camino 2). Según esta máxima, conocer a Jesús es leer su vida en los Evangelios, y no solo eso, sino también comportarnos como él lo hizo.

Las dos cosas son importantes, conocerle a través de las Sagradas Escrituras y vivir según su ejemplo, es decir, Palabra y Acción, no sólo lo primero o lo segundo, sino las dos cosas, muy unidas y en iguales proporciones. “Palabra”: leer las Sagradas Escrituras, fuente de inspiración divina, y “Acción”: poner en práctica aquello que hemos leído, lo que hemos escuchado de la misma voz de Dios.

Ojalá y cada vez que escuchemos la proclamación del Santo Evangelio, por ejemplo durante las misas, prestemos la mayor atención a las palabras pronunciadas por Jesús, o a sus gestos concretos, para que así vayamos indagando y comprendiendo que él es perfectamente imitable, pues se hizo semejante a nosotros en todo, menos en el pecado.

Y qué curioso es el dato siguiente: el versículo más corto de la Biblia, el que menos palabras contiene es Juan 11, 35: “Lacrimatus est Iesus”, “Jesús lloró”, pues bien, también en el llanto podemos imitar a Jesús, sabiendo que: “Mi vida es toda de amor, y si en amor estoy ducho, es por fuerza del dolor, pues no hay amante mejor, que aquel que ha llorado mucho”. Quien no sabe amar no sabe llorar.

P.A

García

jueves, 20 de mayo de 2021

Todo de Dios II

REALIDADES

Mi nombre es Pedro Andrés García Barillas. Nací en la ciudad de Tovar, en el estado bolivariano de Mérida, Venezuela, el domingo 10 de diciembre de 1995. Mi actual dirección de habitación es Jr. Mario Ramos n°115, Ayacucho, Perú. Mi número de teléfono móvil es +51956529043, mi correo electrónico es pedgar080@gmail.com, no tengo cuentas activas en Facebook ni Instagram. Las características personales que me identifican son: cualidades: responsabilidad, compromiso, honestidad y perseverancia; defectos: inconformidad, impaciencia. Mi salud es generalmente regular, he sido intervenido quirúrgicamente en 5 ocasiones, la primera fue una operación oftalmológica a la edad de 2 años y las otras cuatro fueron a causa de una mordedura de canino en la pierna derecha. La falta de cuidado me puede afectar la salud con facilidad.

Mi papá se llama Reinaldo García Molina, tiene 58 años de edad, es albañil de profesión, católico, de estado civil soltero pero vive en unión libre con su pareja. Mi mamá se llama Clara Tahis Barillas Castillo, tiene 52 años de edad, es docente de educación integral, católica, no está casada y no tiene pareja. Mis papás estuvieron casados 25 años por civil, pero se divorciaron hace unos años atrás; tienen más de 20 años de vivir separados. Tengo dos hermanas mayores que yo: Reyna Thais, nació en 1989, es licenciada en educación física, actualmente trabaja como comerciante, su estado civil es soltera pero vive actualmente en unión libre. Raymar Thalía, nació en 1994, no culminó sus estudios universitarios, es deportista profesional, trabaja en atención al cliente, es civilmente soltera pero vive en unión libre. Mi familia es católica en general pero de un temple poco eficiente. Acuden a la Santa Misa esporádicamente. Somos unidos, nos mantenemos constantemente comunicados, nos reunimos con frecuencia para compartir. Mi familia apoya mi proceso vocacional, me respetan y esperan lo mejor para mí. Mi familia es de un nivel económico medio, nos mantenemos por el trabajo que realizamos, sin mayores ingresos extras. El compromiso cristiano de mi familia es muy regular, sin embargo están prestos y disponibles en cualquier momento para lo que se refiere a la vivencia de la fe.

Los estudios que hasta los momentos he realizado son los normales en el desarrollo de una persona, a saber: nivel inicial (4 años); nivel primario (6 años); nivel secundario (5 años), los tres primeros en institución pública y los dos finales en el seminario menor, (Bachillerato en Ciencias); nivel superior Propedéutico (1 año), Filosofía (3 años), Teología (2 años). En mi vida como estudiante he gozado de facilidad para todas las asignaturas, he aprobado sin mayores dificultades todas las materias de mis estudios en todos sus niveles. Actualmente no estoy en estudios superiores oficialmente, sin embargo, el hábito del estudio personal es una faceta constante en mi vida.

Hasta los momentos el único trabajo propiamente dicho que he tenido es el de profesor de sexto grado de primaria, el cual desempeño en la actualidad. Es de acotar que cumplí un año de trabajo pastoral en una diócesis venezolana, donde estaba a cargo del funcionamiento de una rectoría.

Mi formación en la fe ha sido gradual, exigente y efectiva. Inicie mis primeros pasos en la catequesis parroquial, luego como monaguillo y cercano al párroco, inmediatamente en el seminario menor y mayor. Considero que mi formación en la fe es la básica y la propicia para conocer a la Iglesia, los sacramentos, y todo lo que al catolicismo se refiere. Hasta los momentos he recibido los sacramentos del bautismo (23-12-2000); confirmación (27-05-2012); eucaristía, penitencia y reconciliación. Asisto diariamente a misa y me confieso con regularidad, al menos dos veces al mes. Mi vivencia en la fe es la de un joven con aspiraciones al sacerdocio.

Actualmente no pertenezco a ningún grupo apostólico. Colaboro con el servicio en el altar y otras tareas menores en la parroquia, con la debida autorización del párroco. Los apostolados de servicio a la Iglesia, como es de suponer, en mi formación como seminarista han sido varios: catequista, asesor de pastoral vocacional, charlista, formador de grupos de apostolado, Legión de María, Cursillo de Cristiandad, más de 20 misiones evangelizadoras en la arquidiócesis de Mérida y en diversas partes de Venezuela. Estas experiencias me han servido para fortalecer la vocación, así como también conocer las diferentes realdades eclesiales y humanas.

Creo que los principales problemas de nuestra realidad social son la poca educación desde el hogar, la falta de compromiso cristiano de las familias, la deficiente educación general de las personas, las políticas anticristianas que imperan en la mayoría de los países del mundo, el anti testimonio de algunas personas influyentes, el abandono pasivo de los valores como el respeto, la honestidad, la disciplina, entre otras cosas. Para mí es importante apoyar en la solución de estos problemas y no conformarme solo con formar parte de ellos, para eso es oportuno unir esfuerzos con diferentes organizaciones eclesiales, gubernamentales o no gubernamentales, cuyos fines altruistas vayan en la perspectiva del mejoramiento de estas realidades especificadas, desde la luz de la fe se puede lograr mucho, pues considero que el cristianismo es el principal garante de humanidad que subsiste en este siglo XXI. Sobre la realidad específica de la Arquidiócesis de Ayacucho desconozco prácticamente todo, en casi un año que llevo viviendo en esta iglesia particular, el conocimiento que he tenido de la misma es muy poco, espero que paulatinamente esto vaya cambiando.

Mi tiempo está distribuido desde una perspectiva metodológica que me permite responder satisfactoriamente a todas las actividades habituales de mi actual situación como docente en ejercicio. Por lo general despierto a una misma hora todos los días, y sigo una rutina normal de preparación para ir a trabajar durante la mañana, por las tardes hago varias actividades, como leer, preparar las clases, estudiar algún tema en particular, escribir para mi blog, leer noticias de ámbito religioso, asistir a la Misa, rezar el rosario, etc. Sé tocar varios instrumentos, el primero de ellos es el cuatro, instrumento venezolano de cuatro cuerdas, parecido al ukelele pero de distinta afinación, luego la guitarra y también aprendí a leer partitura para ejecutar el teclado o piano, sin embargo este último no lo he practicado en varios años. Me gusta el deporte, lo considero necesario para el sano esparcimiento diario, me gusta caminar largas distancias o jugar el voleibol. He practicado el beisbol en la infancia.

El ambiente en el que me desenvuelvo ordinariamente es sereno y muy concreto en cuanto a espacios se refiere. Paso la mayor parte de mi tiempo en el trabajo durante las mañanas o en mi casa durante las tardes. Por lo general los fines de semana los destino al compartir familiar y al esparcimiento, saliendo un poco de la rutina diaria. Me considero una persona metódica y ordenada, situaciones que de faltar me desestabilizan un poco.

Como reflexión final, y a manera de colofón sobre las preguntas desarrolladas, pienso que es importante hacer conciencia de que tengo una vida y de que debo vivirla de la mejor manera, no solo buscando el provecho personal, sino también el de las personas que me rodean, familia, etc.

P.A

García

lunes, 17 de mayo de 2021

Manos sanadoras, don de Dios

ELDA PERNÍA



La fe en Jesucristo nos promete que realizaremos grandes cosas en su nombre, sin ser nosotros protagonistas, sino Él, pues nos ha asegurado su presencia espiritual y su gracia, para ser instrumentos suyos en este mundo tan necesitado de amor.

         En la actualidad muchas personas nos cuestionamos por las enfermedades o miserias que llegan a nuestra vida. Queremos saber qué son realmente, por qué las sufrimos y si tienen algún significado en el plan de la Providencia. Cuando una persona enferma, tiene dos opciones: la primera y más común es asistir a la ciencia médica para buscar remedio a sus males, pero cuando ésta no logra su objetivo, queda la segunda opción, abandonarse confiados en las manos del que todo lo puede, a través de la oración hecha con fe.

         Para nadie es un secreto que, en medio de nuestras comunidades, existen personas “especialísimas” que han recibido un don exclusivo de Dios para sanar a los enfermos. Estas personas muchas veces son incomprendidas y malinterpretadas, sobre todo por aquellos que no creen en el poder de la oración. No podemos negar que el Padre Creador se digna en obrar su amor y su misericordia a través de estos servidores suyos, pues los testimonios abundan, y en este sentido, numerosos santos a lo largo de la historia de la Iglesia se han caracterizado por ser taumaturgos en vida.

         En la Santa Biblia encontramos una referencia a esta realidad, que es innegable, y es el Apóstol Pablo quien nos enseña, con las siguientes palabras: “Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas” (1 Cor 12, 8-10).

         Con San Pablo podemos conocer la realidad de la Iglesia primitiva, donde había cristianos que se caracterizaban por el don que ejercían al servicio de la comunidad, dones que no eran otra cosa que regalos especiales del Espíritu Santo para ayudar al pueblo en sus necesidades más elementales. Desde siempre Dios ha obrado a través de sus escogidos.

         Conozco a una persona muy allegada, –mi madrina de bautizo- que desde hace varios años viene ejerciendo este “ministerio de sanación” desinteresada y apasionadamente. Ella es una mujer que a primera vista inspira confianza, clave fundamental para acudir en su ayuda. El único poder que veo en ella es una gran fe, que le ha permitido ayudar a muchísimas personas a través de su oración e imposición de manos, actos donde el abandono en la plegaria confiada a Dios juega un rol protagónico.

         Tengo la dicha de entablar serias y profundas conversaciones con ella, en las que he podido conocer desde su propia voz, la experiencia tan maravillosa y sobrenatural de ser un instrumento de sanación para las personas, algo verdaderamente único en este plano terrenal. Desde su humanidad y fervor cristiano, posee en su casa una habitación-oratorio en la que se consigue de manera piadosamente ordenada, gran cantidad de imágenes religiosas, todas ellas lícitas conforme al culto a las imágenes que, desde el catolicismo, se les brinda a los santos canonizados. Estas imágenes son el referente más directo a la Trinidad Beatísima, gobernadas todas ellas por el símbolo de la cruz, que ahuyenta a los demonios y recuerda el Sacrificio Salvador de Jesucristo, el Señor.

         Sé que ella ha recibido en su casa, de las muchas que por ahí han pasado, a personas con diagnósticos médicos irrevocables, donde la única explicación es que no encuentran nombre a tal condición o enfermedad. Estas personas han experimentado mejorías notables y totales de sus quejas, gracias a la oración que han recibido a través de esta dama consagrada a la sanación en nombre de Dios y sin fines de lucro.

         Conozco casos en los que han visto en ella el rostro de Jesús, transfigurado y hermoso, rostro sereno y misericordioso, todo dentro del espacio de oración y la alabanza. Las personas que acuden a ella saben que el Señor la asiste, nadie ha experimentado rechazo o maldad de su parte, pues su misión es totalmente transparente a los ojos del Creador de todas las cosas y comprometida siempre con el bien.

         En su casa de habitación acostumbra realizar un espectacular pesebre, en honor al nacimiento del Hijo de Dios, como muestra de devoción a Jesús, su Señor, el único amor de su vida. Dicho pesebre es toda una obra de arte, en la que se invierte tiempo y dinero, todo para la gloria del Mesías. Recientemente celebró su cumpleaños con una hermosa acción de gracias espiritual, rodeada de sus seres más especiales y junto a un precioso altar al Sagrado Corazón de Jesús, elevó oraciones y cantos de alabanza al Padre Celestial por permitirle vivir y servir.

         Su figura en el pueblo es un referente de madre emprendedora, luchadora social y humanitaria. Donde se le necesita no duda en acudir, para prestar ayuda y trabajar con sus propias manos, manos laboriosas y bendecidas también para el arte culinario. Visita a los enfermos, da buen consejo al que lo necesita, corrige al que yerra, viste al desnudo, da de comer al hambriento, da de beber al sediento y lo mejor de todo, brinda su amistad a todos los que la buscan.

         Puedo dar testimonio de que en ella no existe la maldad, se siente escogida y asistida por Dios. En sueños ha recibido la aprobación divina de sus actos y esto le ha animado para seguir adelante, sin importar el qué dirán. Frente en alto, siempre alegre y hacendosa, su mayor satisfacción es hacer caminar a los tullidos, oír hablar a los mudos, ver sonreír a los tristes y vivir a los que casi morían.

         Dios te bendiga madrina, siempre adelante.

P.A

García


domingo, 16 de mayo de 2021

La Virgen María en el Libro de Mormón

“VIRGEN HERMOSA Y BLANCA”


La figura de María es de notable importancia para el Cristianismo, pues de la Virgen nazarena nació el Mesías, por obra del Espíritu Santo. El sí de María es la entrada de Dios Hijo al mundo. María era la escogida de Dios, pero ella, desde su libertad dijo sí, y en esto consiste su grandeza. El Papa Francisco ha dicho últimamente que un cristiano sin María es un cristiano huérfano. Así como Cristo amó profundamente a su Santísima Madre, nosotros sus seguidores, debemos tratarla a ella con el mismo respeto que Jesús seguramente le brindó.

En este breve artículo quiero presentar, sin mayores detalles doctrinales, lo que el Libro de Mormón, texto sagrado de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, testifica sobre la Virgen María.

El Libro de Mormón es considerado por sus creyentes como “Otro Testamento de Jesucristo”, y en total son tres los libros de este texto sagrado en los que se mencionan o se hace referencia a María, la madre de Jesús. Estos libros son: 1 Nefi, Mosíah y Alma.

En la primera cita al Libro de Mormón referente a la Virgen María, correspondiente al primer libro de Nefi, se precisa que el profeta del mismo nombre “Nefi” se encuentra en una visión guiada por un ser angélico. En dicha visión “ve a la madre del Hijo de Dios y aprende acerca de la condescendencia de Dios”, ubicándose este relato –cronológicamente- seis siglos antes del nacimiento de Cristo.

Entre otras cosas, en (1 Nefi) el profeta narra que: “[…] vi la ciudad de Nazaret, y en ella vi a una virgen, y era sumamente hermosa y blanca” (11, 13); el ángel le pregunta sobre lo que ve y éste le contesta: “[…] Una virgen, más hermosa y pura que toda otra virgen” (11, 15); luego el ángel explica a Nefi la condescendencia de Dios con estas palabras: “[…] He aquí, la virgen que tú ves es la madre del Hijo de Dios, según la carne” (11, 18), y finalmente Nefi observa: “Y miré, y vi de nuevo a la virgen llevando a un niño en sus brazos” (11, 20).

En 1 Nefi 11, 13-20 es posible ver un paralelismo profético con Isaías 7, 14: “Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”. Como he dicho más arriba, la profecía de Nefi se ubica 600 años antes de Cristo, por su parte la de Isaías en la Biblia, se encuentra ubicada aproximadamente 740 años antes de Cristo, es decir, que la profecía de Isaías es más antigua. La referencia a María en Nefi es muy completa y concreta, incluso más que la de Isaías, pues Nefi precisa que la virgen es nazarena y la califica como hermosa, blanca y pura como ninguna otra, la determina madre del Hijo de Dios y la vislumbra con su hijo en brazos. La grandeza de María es indudable en esta primera cita del Libro de Mormón.

La segunda referencia a María en el Libro de Mormón la encontramos en el libro de Mosíah (3, 8), en el que se explica que (el Mesías): “[…] se llamará Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio; y su madre se llamará María”. Estas palabras del rey Mosíah, recibidas por revelación de un Ángel de Dios, son ubicadas en el año 124 a.C. Lo característico y novedoso de esta profecía de Mosíah es que parece estar revelando el nombre del Mesías “Jesucristo” y el de su madre “María”, un siglo antes de los acontecimientos.

Finalmente, la tercera referencia a la Virgen María en el Libro de Mormón puede hallarse en el Libro de Alma (7, 10), el cual expresa que: “Y he aquí, nacerá de María, en Jerusalén, que es la tierra de nuestros antepasados, y siendo ella virgen, un vaso precioso y escogido, a quien se hará sombra y concebirá por el poder del Espíritu Santo, dará a luz un hijo, sí, aun el Hijo de Dios”. Alma fue un juez y sumo sacerdote, su profecía fue posible por revelación del “Espíritu”, aproximadamente en el año 83 a.C.

En este fragmento de Alma encontramos una seria contradicción con respecto al lugar del nacimiento de Jesús, pues asegura que el Hijo de Dios nacerá en “Jerusalén”, sin embargo, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días confiesa creer que el nacimiento de Jesús fue en “Belén”, como lo testifica Mateo 2, 1. Entre otras cosas, Alma dice de la Virgen María que fue un “vaso precioso y escogido”, atestiguando su predilección entre todas las creaturas, además de precisar que “concebirá por el poder del Espíritu Santo”, clave fundamental para entender la encarnación de la segunda Persona de la Santísima Trinidad, Jesucristo, el Señor.

Hasta donde hemos visto, en el Libro de Mormón hay notables referencias a la Virgen María, su importancia en el plan salvífico de Dios y su protagonismo como madre de Jesús.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene, al final del Libro de Mormón, una “Guía para el estudio de las Escrituras”, parte en la que se desarrollan puntualmente diversos temas de interés escriturístico, como por ejemplo la sección dedicada a “María, madre de Jesús” en la que se hace un recuento de la vida de María a partir de la Santa Biblia y el Libro de Mormón (con citas precisas que acá omito). A continuación resumo el contenido principal de dicha sección dedicada a la Virgen María:

“Virgen escogida por Dios para ser la madre de su Hijo. Después del nacimiento de Jesús, María tuvo otros hijos (Mc 6, 3). María estaba desposada con José, a quien se aconsejó no divorciarse de María ni dejarla. Recibió la visita del ángel Gabriel. Visitó a su prima Isabel. Expresó un salmo de alabanza al Señor. Fue a Belén con José. Dio a luz a Jesús y lo acostó en un pesebre. Recibió la visita de los magos. Huyó con José y el niño Jesús a Egipto. Después de la muerte de Herodes, la familia regresó a Nazaret. María y José llevaron a Jesús al templo en Jerusalén, a la fiesta de la Pascua. María estuvo en las bodas de Caná. Estando en la cruz, el Salvador le pidió a Juan que velara por su madre. María estaba con los Apóstoles después que Cristo ascendió al cielo”.

Como hemos notado, la doctrina de la Iglesia del Libro de Mormón, reconoce los pasajes bíblicos en los que la Virgen María aparece, sin embargo, como les he precisado en negrita más arriba, los mormones creen que María tuvo más hijos a parte de Jesús, apoyándose en la cita de Marcos 6, 3 en la que se dice: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?”. Si comprendemos esta cita bíblica literalmente, sin criterio científico alguno, es fácil deducir que María tuvo más hijos, pues el evangelista los nombra a cada uno, sin embargo, la fe Católica ha sabido comprender este fragmento de la Biblia sin adjudicarle más hijos a María, y es que, “la voz hermano comprende entre los judíos también a los primos y otros parientes. Los llamados hermanos de Jesús son sus primos: Santiago el Menor, Simón, Judas Tadeo y José el Justo, hijos de Cleofás o Alfeo”, como lo precisa Juan Straubinger, en su edición del Nuevo Testamento.

Por otro lado, continuando con el tema de si María tuvo o no más hijos a parte de Jesús, el padre Alberto Colunga precisa que: “En cuanto a la expresión “hermanos de Jesús”, a nadie debe extrañar, no obstante no ser hijos de María, pues en hebreo y arameo no hay un término especial para designar a los primos y primas, y se les llama en general “hermanos” y “hermanas,” sea cual fuere el grado de parentesco”.

En resumen, los mormones manifiestan “no adorar” a María, y esto nos alegra, pues el único que es digno de adoración es Dios. Ellos se enorgullecen de respetarla por ser mujer santa y madre de Jesús. Ellos la creen santa pero no perfecta, es decir, no la creen inmaculada, como sí lo celebra el Catolicismo. El punto de mayor discrepancia es creer que haya tenido más hijos, pues esto negaría la perpetua virginidad de la madre de Dios y su especial elección divina.

P.A

García

sábado, 1 de mayo de 2021

(Coplas) Deducción del nombre Perú, según Inca Garcilaso de la Vega.

 

LA DEDUCCION DEL NOMBRE PERÚ 


        El relato original en el que se basa la elaboración de las coplas es de Inca Garcilaso de la Vega.


La deducción del nombre Perú

el Inca Garcilaso de la Vega

en sus “Comentarios Reales”

propicios relatos nos deja.

 

En mil quinientos trece

Vasco Núñez de Balboa

descubrió la Mar del Sur,

explorador en su proa.

 

De Jerez de Badajoz

con el título de “Adelantado”

que por los Reyes Católicos

con honor había aceptado.

 

De Panamá hacia el sur

las tierras desconocidas

decidió a su bien descubrir

poniendo en riesgo su vida.

 

Para este efecto se hizo

de tres o cuatro navíos

enviándolos separados

por sobre costas y ríos

 

Y los que fueron enviados

al tiempo bien regresaban

detallando aventajados

las tierras que encontraban.

 

Pero uno de estos zarpó

por los limites conocidos

superando la equinoccial

para narrar lo ocurrido.

 

Navegando costa a costa

la costumbre del momento

divisó entre tantas cosas

prodigioso avistamiento.

 

En la ribera de un río

que a la mar le va entrando

vislumbró a famoso indio

cual se encontraba pescando.

 

Los españoles del navío

con todo el recato posible

desembarcaron con brío

cuatro guerreros temibles.

 

Estos se fueron por tierra

al lugar ya precisado

en busca del indiecillo

que pescaba acostumbrado.

 

Mientras tanto aquel navío

se acercó en adelantada

distrayendo al pobre indio

quien no superó la emboscada.

 

El indio, viendo en la mar

cosa tan desconocida,

se admiró y quedó pasmado

sin pretender la huida.

 

Y tanto se embebeció

en aquel pensamiento

que fue abrazado con fuerza

en brevísimos momentos.

 

La captura fue celebrada

con gran gozo y regocijo

llevándole hasta el navío

que en la costa estaba fijo.

 

El indio estaba espantado

por los trajes que llevaban

los españoles del barco

con barbas alborotadas.

 

Para calmar al cautivo

decidieron acariciarlo

prosiguiendo en el motivo

de poder entrevistarlo.

 

Con palabras y por señas

le preguntaron calmados

por el nombre de la tierra

a la que habían arribado.

 

El indio bien enterado

que le estaban preguntando

más no entendiendo la lengua

les respondió precisando.

 

Primero dijo su nombre

el cual pronunció Berú

luego donde se hallaban

aquél río fue Pelú.

 

Para el indio quien hablaba

en lengua desconocida

la información fue aceptada

para salvarle la vida.

 

Esto fue en el año quince

o tal vez el dieciséis

cierto es el descubrimiento

que se narra como veis.

 

De las palabras del indio

surgió el nombre de Perú

corrompiendo lo entendido

entre Berú y Pelú.

 

Dicha nomenclatura

por todos fue aceptada

quedando en definitiva

esta tierra bautizada.

 

Desde el paraje de Quito

se extendía hasta los Charcas

el territorio descrito

por los Incas imperadas.

 

Este es el breve relato

que da razón al origen

del nombre del Perú

según vocablo aborigen.

 

P.A

García