Pbro. Percy Quispe
“Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los
hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para
ofrecer dones y sacrificios por los pecados”. Hebreos 5, 1.La Arquidiócesis de Ayacucho eleva a Dios una
acción de gracias por el ministerio sacerdotal del presbítero Percy Quispe
Misaico.
Breve biografía.
Su infancia.
El padre Percy nació en la ciudad de Ayacucho
el sábado 29 de noviembre de 1969, en la cristiana familia conformada por don
Pedro Pascual Quispe Huashuayo y doña Alejandrina Misaico Ramos, y sus diez
hijos: Irma Guadalupe, Abel, Hernán Pedro, Zenón Fidel, Joel Damián, Hilda
Luisa, Nelly Lucila, Percy, Rosa y Nidia.
En una oportunidad, estando en Lima con su
madre y hermanos, el niño Percy se extravió en la ciudad y fue encontrado en
una acequia, nadando, y cuando regresaban para Ayacucho, el bus que los iba a
llevar los dejó, por lo que tuvieron que tomar el siguiente; por el camino se
enteraron de que el retraso les salvó la vida, pues el bus en el que iban a
viajar había sufrido un terrible accidente.
Sus estudios de primaria y secundaria los
cursó en la Institución Educativa Emblemática “Mariscal Cáceres” de Ayacucho.
Perteneció a un grupo juvenil con las hermanas Dominicas, donde empezó a forjar
su vocación al sacerdocio.
Ayudaba en casa con las tareas domésticas, con
sus hermanas menores hacia cola por largas horas para comprar queroseno. Le
gustaba participar en los homenajes por el Día de la Madre, cantando a dúo para
las madres del barrio. Se distinguió por su empatía e iniciativa.
En el seminario.
Ingresó al Seminario Conciliar “San Cristóbal
de Huamanga”, luego fue al seminario de Cañete y finalmente al seminario de
Abancay, donde terminó su preparación filosófica y teológica.
Su ordenación sacerdotal.
Fue ordenado diácono el 19 de marzo de 1997, y
al año siguiente, el mismo día, fue ordenado sacerdote en la Catedral Basílica
de Nuestra Señora de las Nieves de la ciudad de Ayacucho, por imposición de
manos y oración consecratoria del Excelentísimo Monseñor Juan Luis Cipriani
Thorne, entonces Arzobispo Metropolitano de Ayacucho.
Fue una celebración sencilla pero muy gozosa,
con sus padres y todos sus hermanos, familiares y amigos que le acompañaron.
Luego de la ceremonia litúrgica pasaron todos al local del seminario para
festejar con el acostumbrado brindis y compartir de los alimentos, entre fotos,
saludos y felicitaciones de los invitados, todo dentro de un ambiente humilde y
discreto, sin pomposidades ni derroches, como es el estilo del padre Percy y su
familia.
El neosacerdote se desempeñó en sus dos
primeros años como subdirector de la Oficina de Educación Católica (ODEC), y
colaboraba en la parroquia Virgen del Pilar del Arco, a la par de encargarse de
la construcción y habilitación de la parroquia Sagrada Familia.
Otros estudios.
El padre Percy viajó a la ciudad eterna para
estudiar Teología Dogmática en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma
(2000-2002), siendo Vicario cooperador en la parroquia Santa María Assunta al
Tufello mientras realizaba sus estudios.
Su ministerio sacerdotal en Ayacucho.
De regreso a Ayacucho fue director del
Instituto de Educación Superior Público “Monseñor Víctor Álvarez Huapaya” y
rector del Santuario Señor de Quinuapata, en 2005 es nombrado párroco de la
parroquia Santa María Magdalena y luego párroco de la parroquia Sagrada Familia
desde el 2012 hasta la actualidad. Es canciller de la Arquidiócesis desde el
2004, vicario arquidiocesano de pastoral desde el 2007, capellán del Hospital
Regional de Ayacucho desde el 2005, capellán de la Universidad Nacional San
Cristóbal de Huamanga (UNSCH), profesor de Metafísica y Noseología e
Introducción a la Biblia en el Seminario Conciliar “San Cristóbal de Huamanga”.
Es un sacerdote amable, presto siempre para
ayudar a quien lo necesite. Sus celebraciones eucarísticas son amenas y
aprovecha las homilías para hablar de la realidad de la vida, desde la
perspectiva del Evangelio aplicado a la vivencia cotidiana de la sociedad.
Durante la pandemia por la COVID-19 no
descansó un instante, pues se dedicó, con un equipo de trabajo, a socorrer a
los necesitados, llevando víveres y animándoles con sus oraciones y presencia
eclesial: “Ayacucho puede”.
Su quehacer diario transcurre en asistir a la
Curia, para cumplir diligentemente con sus obligaciones como canciller y
vicario pastoral, asistiendo simultáneamente como capellán del Hospital
Regional, sin descuidar su querida parroquia donde celebra la Santa Misa todas
las tardes.
De escritura buena y voz potente, es un
comunicador por excelencia. Su elegancia al vestir y su distinguida educación
le hacen brillar con luz propia. Su hablar es claro y directo, procurando
siempre escuchar con atención para luego brindar su acertada opinión.
En la misma Catedral en la que hace 25 años
fue ordenado presbítero, celebra junto a Monseñor Salvador Piñeiro, feligresía
y clero ayacuchano sus Bodas de Plata Sacerdotales, encomendando a Dios su
ministerio, al cual se ha dedicado con especial fervor y notable éxito.
P.A García
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