martes, 12 de noviembre de 2019

Un vistazo a “Caridad y Unión” y Casa Hogar “San Vicente de Paúl”


CARIDAD Y UNIÓN
Escudo actual (2023)
Misioneros de la Reconciliación


 La honorable actividad misionera de “Caridad y Unión” es ampliamente conocida por todo el occidente venezolano, ya que ésta auténtica obra de Dios, a través de la Hermandad “Misioneros de la Reconciliación”, ha llevado el Evangelio con testimonio y abnegación a diferentes lugares, sembrando de esta manera, la esperanza necesaria para la reconciliación de tantos corazones heridos, que esperan ser sanados por Dios y guiados por una mano amiga y bien formada en la doctrina católica.

         Lo que conocemos como “Caridad y Unión” es, o quiere ser jurídicamente, una Sociedad de Vida Apostólica mixta, la cual, a pesar de contar con varios años de fundada (1991), todavía espera la necesaria aprobación eclesiástica de sus estatutos, por parte de la Diócesis de San Cristóbal, donde se ubica su sede. No obstante, ha contado con el considerable apoyo de numerosos sacerdotes y obispos, que han visto en “Caridad y Unión” un modelo de formación laical, manantial de santidad, de cuyas filas también han salido vocaciones sacerdotales, incardinadas actualmente en las diócesis de origen.

Pedro García, Ana Hernández, Irma Sosa, Marisela de Jaimes
         La Casa sede de “Caridad y Unión” está ubicada en el sector Las Quebraditas, cerca de la población de San Joaquín de Navay, en el estado Táchira, en un amplio terreno donado, con más de 25 hectáreas productivas en la cría de ganado y de cachamas y pargos, aunque estos últimos hayan desaparecido casi en su totalidad, a causa de la grave situación económica. La caña de azúcar, el cambur y yuca también solventan las necesidades alimenticias de esta comunidad.

Esta Casa sede es realmente un agradable complejo conformado por varias edificaciones, destinadas todas al apostolado. El templo está en construcción, y su base será de forma circular, siete cúpulas se alzarán en su techo. El salón de usos múltiples tiene capacidad para ochocientas personas aproximadamente, y goza de una acústica espectacular, teniéndose con ello la facilidad para la predicación sin aparatos de sonido. El área de hospedería se conforma por dos modernos edificios de tres plantas cada uno, con un total de 30 habitaciones, cada una con closet y baño. La Casa Hogar San Vicente de Paúl tiene su sede también dentro de este complejo, que rodeado de varias lagunas artificiales, queda en medio de un paraíso terrenal, propicio para la feliz estancia de los ancianos.

El pregonereño Simón de Jesús García Sánchez, mejor conocido como el “hermano Simón”, ha sido el pionero de esta fundación, a él se debe el carisma especial de la Hermandad “Misioneros de la Reconciliación”, y nos alegra saber que actualmente profesó los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia, por lo que es considerado como religioso profeso para la Iglesia universal. El acto fue presidido por S.E.R. Mons. Pablo Modesto, Obispo de Guasdualito, diócesis llanera sufragánea de la Arquidiócesis de Mérida.

         El hermano Simón, para los que le hemos conocido, nos inspira una gran paternidad, propia de un alma consagrada al servicio de los demás. Su vida es testimonio evidente del poder de la oración, él es un verdadero apóstol moderno, consagrado a su misión, que es vocación divina. Vocación a la santidad. Constantemente está viajando de un lugar a otro en el occidente venezolano, para dictar retiros de formación cristiana. Su palabra penetra el corazón de los que le escuchan con atención, sus gestos demuestran que vive según la única regla de vida, el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Actualmente reside en las afueras de la población de Pregonero, en la Casa de retiros que él mismo, con la ayuda de sus hermanos de comunidad, está levantando para ser lugar de encuentros de formación. Ha sido víctima de falaces comentarios, sin embargo, ha demostrado siempre ser auténtico cristiano.

Ancianos de la Casa Hogar San Vicente de Paúl
En todo el tiempo transcurrido desde su conformación como hermandad, “Caridad y Unión” ha formado a gran cantidad de laicos para la misión, acercando a los caminos de Dios a niños, jóvenes, adultos y ancianos, cuya característica especial es la fervorosa piedad católica sembrada en el corazón, un amor especial por la predicación de la Palabra de Dios y un deseo inmenso de hacer el bien a la humanidad, prueba de ello es la Casa Hogar “San Vicente de Paúl”, mejor conocido como el “Ancianato”, en este lugar se atienden actualmente a 16 hermanos menesterosos, los más pobres entre los pobres, que, aunque abandonados por sus más cercanos, han encontrado en “Caridad y Unión” una verdadera familia cristiana.

En el mañanero aseo de los ancianos
La Casa Hogar “San Vicente de Paúl”, no es sólo un albergue para personas mayores necesitadas, allí no sólo se les brinda techo, comida, medicamentos y buena atención, sino que se procura la vida espiritual de los ancianos, con el rezo diario del Santo Rosario, la meditación de las lecturas de cada día, y, cuando Dios así lo quiere, la participación de la celebración Eucarística, celebrada por sacerdotes visitantes o por el Cura-Párroco de San Joaquín de Navay.

Es necesario limpiar todos los días la Casa Hogar
De los ancianos que han tenido la dicha de pasar por esta Casa Hogar, la mayoría han sido de procedencia colombiana; ellos cuentan con nostalgia cómo una vez llegaron a Venezuela para trabajar, y que con el correr de los años, fueron quedando solos, sin familia, sin hogar y finalmente sin fuerzas para valerse por sí mismos. Ya han muerto varios ancianos, dando espacio a otros hermanos. En los terrenos de “Caridad y Unión” se proyecta la construcción de un cementerio, para garantizar la cristiana sepultura de estos hermanos, que en su mayoría han perdido todas sus posesiones.

Dios me dio la bendición de conocer la obra y el apostolado de “Caridad y Unión”, para convencerme de que su santa voluntad está en esta tierra de misión y propagar las maravillas de la vivencia de la caridad y la unión de esta hermosa hermandad.

Marisela de Jaimes, Pedro García e Irma Sosa
Sin mucha preparación, y como una aventura para mí, viajamos el domingo 3 de noviembre hasta la Casa sede, para asistir los trabajos diarios de la Casa Hogar y retornar el domingo 10 del mismo mes. Hospedado en la Casa Hogar, pude colaborar con la atención de los ancianos, allí conocí sus diferentes realidades humanas, pues en aquella casa habitan ciegos, paralíticos, sordos, mudos, enfermos y alentados, todos ellos necesitados de atención humanitaria, pero sobre todo, de alguien que les escuche, que les comprenda y que les procure la compañía de hermanos todos en el Señor.

En esta casa no hay espacio para la queja o la murmuración, pues todos los ancianos son muy agradecidos con las atenciones que se les brinda. Están atentos a lo que se les indique, como la hora del aseo personal, que se hace todas las mañanas, para lo cual es necesario calentar el agua con hojas de mango, para luego tibiarla. El toque de la campana anuncia las horas de comida y de oración. Los nombres de algunos de los hermanos menesterosos son: Manuel, Tíbulo, Evencio, Gavino, José, Lucas, Martín, Salustriano, Eleuterio, Antonio, Pedro y Ovidio, son sólo algunos de los que alcanzo a recordar. Solamente una anciana es atendida en esta casa, Paulina, que fue la primera en llegar a formar parte de la Casa Hogar, es oriunda de Palmira.

En lo que a la convivencia de la Casa Hogar se refiere, hay muchos testimonios agradables de mencionar, quiero plasmar aquí dos de ellos. El primero es el de un hermano Misionero de la Reconciliación, de unos 55 años, que después de haber perdido la vista, fue recibido en esta Casa Hogar, y sin importar su ceguera tan agravada, se dedica todos los días a lavar los platos utilizados en las tres comidas y meriendas. Tantea con precisión la esponja, el jabón, la llave del agua y así, una vez que ha terminado de lavar todos los utensilios, los seca y organiza en su respectivo lugar.

Simón Urbina y Pedro García en el trapiche
El segundo es el de un par de amigos, inseparables ellos, se trata de Salustriano y Pedro, iguales de viejos los dos, pero apoyo el uno del otro. Salustriano sufre de un parkinson leve que no le permite llevar los alimentos a su boca, pero no hay inconvenientes, para eso está a su lado Pedro, que sabe coordinar perfectamente un bocado para él y otro para su compañero de faenas y además paisano colombiano. Salustriano y Pedro son los más independientes de todos los ancianos de la Casa Hogar, ellos salen juntos a buscar leña para el fogón, ellos marcan el ritmo del día, siendo puntuales a la hora del rezo del Rosario. A la jaculatoria de ¡Ave María Purísima! en voz de Salustriano, todos presurosos contestan ¡sin pecado original concebida!

No todo es trabajo, lo primero es la oración, por ello el despertar de los colaboradores –como yo- y hermanos misioneros es a las 5:30am, para que a las 6:00am se inicie con la plegaria de la Coronilla de la Divina Misericordia, y luego dar paso al rezo de Laudes, cuya salmodia siempre se realiza cantada. La meditación de las lecturas del Oficio se hace entre todos los participantes de la oración, siempre en voz alta y procurando dejar un mensaje concreto a la comunidad.

El Santísimo Sacramento está presente en la pequeña capilla u oratorio del complejo sede de “Caridad y Unión”, esta capilla no tiene bancas ni sillas, solamente unos sencillos cojines que son utilizados al momento de sentarse o arrodillarse en el piso. El silencio del campo, y el ruido de la naturaleza misma, son los mejores ambientadores para una oración personal con el Creador. Los hermanos misioneros acostumbran orar sentados sobre sus pantorrillas y con la cabeza tocando el suelo, en actitud de postración ante la presencia sacramentada de Jesús Eucaristía.

Pedro García, Irma Sosa, Simón Urbina
Esta Sociedad de Vida Apostólica “Caridad y Unión” necesita con urgencia la presencia sacerdotal, para garantizar la vida sacramental de los hermanos y la debida asistencia espiritual, como lo manda la Iglesia Católica. Dios, a su debido tiempo, enviará a esta obra suya la posibilidad de ordenar, como sacerdotes, a las vocaciones que ya están surgiendo dentro de esta comunidad, como es el caso del joven Simón Rafael Urbina, que se prepara con ilusión para ser sacerdote, dentro de “Caridad y Unión”, actualmente ya ha cursado el primer año de Filosofía en el Instituto Eclesiástico Santo Tomás de Aquino en su extensión de Táriba.

Simón Urbina, Marisela de Jaimes y Pedro García
Agradezco humildemente el ánimo de Marbella Rodríguez, quien inicialmente me planteó esta aventura, y agradezco la generosidad de los hermanos Gerardo Jaimes y Marisela de Jaimes, los esposos pertenecientes a la Hermandad “Misioneros de la Reconciliación” que me permitieron concretar la invitación a vivir esta experiencia, también a la hermana Irma Sosa, necesaria autoridad en esta casa. A ellos y a todos los “Misioneros de la Reconciliación” agradezco la receptividad y sobre todo la oportunidad que me han dado, de conocer esta gran familia espiritual que se llama “Caridad y  Unión”, para dar gloria a Dios.

Que Dios bendiga abundantemente este proyecto, y que pronto les otorgue la gracia de recibir la aprobación diocesana, para que de esta manera se consolide su apostolado y lluevan las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa bajo este carisma de reconciliación con Dios, con uno mismo, con el hermano y con la naturaleza.

P.A
García

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