La
Renovación Carismática
Católica
En esta ocasión, no pretendo hacer una
reseña histórica de la Renovación Carismática Católica, ni mucho menos. Como no
soy más que un seminarista con ansias de saber y de enseñar también a los que
no saben, voy a citar en este artículo unas declaraciones del Padre José
Antonio Fortea Cucurull, sacerdote diocesano experto en demonología, quien se
declara carismático, y por cierto, nacido en Barbastro, cuna del glorioso san
Josemaría Escrivá de Balaguer. De igual manera expresaré lo que a mi parecer es
el único peligro de este movimiento católico.
El Padre Fortea descubrió la Renovación Carismática Católica
en su primer año de sacerdocio y recibe el “don de lenguas” aunque él no lo
quería, más adelante comprendió que la oración en lenguas las entiende muy bien
el demonio y desde entonces la utiliza en los exorcismos que realiza.
Este sacerdote asegura que la Renovación Carismática es fruto
del Espíritu Santo y a veces no es comprendida, porque es ante todo un misterio
de Dios. A pesar de que en los grupos carismáticos haya personas buenas y no
tan buenas, como en cualquier grupo católico, la Iglesia ha dicho que esto es
obra del Espíritu Santo, por lo cual nadie tiene derecho a atacarla o a
criticarla si se considera católico.
La Renovación Carismática se centra en la invocación del
Espíritu Santo, y es este mismo Espíritu el que los guía, y los ilumina a hacer
la voluntad de Dios. El Padre Fortea asegura que así como se invoca al demonio
y él se manifiesta, así mismo al invocar al Santo Espíritu de Dios este viene y
transmite paz. Estas invocaciones pueden girar en torno a un grupo, en medio de
cánticos, en medio de alabanzas y oración y con la lectura bíblica. La Renovación
Carismática es espontánea, no está unificada y esto es bueno porque permite que
el Espíritu Santo esté libre para actuar como quiere.
La Renovación Carismática es perseguida por su novedad, y no
es comprendida por muchos, pero yo personalmente considero que el único peligro
que tiene la Renovación Carismática Católica es presentarse en la Iglesia como
el único camino recto y verdadero para invocar y recibir las gracias, dones y
carismas del Espíritu Santo. Esto no debe ser así, porque dentro de tanta
libertad espiritual, estaríamos limitando la misma acción del Espíritu Santo.
Hermanos carismáticos, todos sabemos orar y si cada quien escoge encontrarse con Dios de una manera diferente, esto debe respetarse, ya que no podemos ser
jueces y decir quien tiene o quien no tiene el Espíritu Santo.
¡Ven
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor!
P.A
García
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