DIVINA PASTORA DE ALMAS
De izquierda a derecha: Pbro. Oscar Contreras, Pbro. Argenis Zambrano, Mons. Luis Enrique Rojas, Pbro. Gerardo Ramírez y el Pbro. Antonio Viedma |
Queridos hermanos. Bienvenidos a esta
santa Eucaristía que tiene varios motivos por los cuales nos congrega. Y a
pesar de la cantidad de feligreses que hoy nos acompañan, y que muy bien
pudiéramos decir que pudo celebrarse la misa a campo libre, como se ha venido
celebrando estos días, sin embargo, tiene una razón específica, y es porque no
hemos celebrado dentro de la iglesia una misa a la Divina Pastora.
Por lo tanto es obligante celebrar esta
misa del día de hoy dentro del templo. Y en medio de los grandes motivos que
hoy nos congregan, porque hoy es el domingo, Día del Buen Pastor, aparte de
esto, nos congrega también, en medio de lo que significa los sentimientos
humanos, la verdad de la alegría, la efusión de la alegría por la presencia de
la Pastora unida a su Pastor, que en estos días hemos tenido la alegría de
compartir en todo el Valle del Mocotíes su presencia entre nosotros, pero que
ya hoy vamos a tener que despedirla, para darle paso y oportunidad a otros
pueblos, sobre todo para que retorne a su lugar donde ella habita, que es la
ciudad de Barquisimeto y en concreto el Santuario de la Divina Pastora en la
Parroquia Santa Rosa de Lima de Barquisimeto.
Pero en todo caso, también nos congrega
el motivo de esa jornada de oración con la cual nos ha convocado la Conferencia
Episcopal para orar por Venezuela, para orar por nuestro país, y sobre todo
para orar por los emigrantes, por los exiliados, y orar por todos aquellos que
de una u otra forma han tenido que partir de nuestro país hacia otro lugar,
buscando, pues, nuevos rumbos, nuevos horizontes y nuevas formas de vida, una
mejor calidad de vida.
Por lo tanto, quisiera comenzar por lo
primero, y es esa reflexión sobre el Buen Pastor. De repente, en este ambiente tropical
en el cual nos desenvolvemos, como que no está muy bien identificada la figura
del pastor, o tal vez nos hace falta adentrarnos en la realidad de lo que es el
pastor. El pastor, es en primer lugar aquel hombre que tiene que estar en el
campo, aguardando sin horario ninguno el cuidado de las ovejas, y tiene que
estar día y noche cuidando de sus ovejas, y eso tiene una razón: porque son
grandes rebaños. No se trata de una oveja, no se trata de un grupito de ovejas,
se trata de rebaños, y cuando hablamos de rebaños hablamos de grandes grupos,
de grandes masas.
Por lo tanto, en medio de lo que significa el
cuidado de todas las ovejas, eso evidentemente implica también el estar cerca
de ellas, por una única razón: porque el pastor tiene que estar pendiente para
que esas ovejas coman bien, para que esas ovejas se alimenten adecuadamente. Y
por eso, el pastor bueno tiene que extender a mano hacia donde está la oveja,
para poder darle los pastos abundantes para que ella pueda también saciar el
hambre. Pero el pastor tiene que también cuidar de las ovejas, en el sentido de
que tiene que conducirla hacia donde hay abundante agua para que ella pueda
saciar la sed. Y entonces, en medio de lo que significa la labor de ese pastor,
y no de cualquier pastor, sino del verdadero pastor, extendiendo la mano para
que esa oveja coma, muchas de ellas se alimentan de la palma de su amo. Por
tanto, el pastor, cuidando de que la oveja pueda alimentarse bien y saciar su
sed también tiene que cuidar para que no venga el lobo y haga estragos en medio
de ellas. Para que el lobo no venga y las confunda. Para que el lobo no se revista
de oveja y entonces pueda producir en medio del rebaño, no solamente una
deserción, sino que pueda producir una confusión en medio del rebaño, y
entonces las espante y que las ovejas crezcan en esa estampida, muchas de ellas
salen heridas, otras tantas salen muertas, otras tantas salgan con un gran
dolor. Esa es la misión del pastor.
Comprendiendo entonces que el pastor tiene que
estar día y noche cuidando de ese rebaño, ya podemos comprender por qué Jesús
se atribuyó la figura del pastor y llegó a decir “yo soy el buen pasto, y el
buen pastor da la vida por sus ovejas”. Pero hay otro detalle, podemos hablar
del pastor, pero es que un pastor sin ovejas no es pastor, es necesario que
esté el rebaño para que el pastor lo pueda cuidar.
Y hay que entender cuál es el significado de la
oveja. Hay un elemento muy importante, y es que las ovejas son mansas, las
ovejas no necesitan que las empujen, las ovejas no necesitan que las
atropellen, las ovejas no necesitan que las griten, las ovejas simplemente
conocen a su pastor, y cuando la oveja conoce al pastor entonces basta que el
pastor la llame por su nombre, para que la oveja pueda reconocer la voz del
pastor y entonces pueda obedecer y seguirlo, y no seguirlo por seguirlo, sino
que la oveja sigue a su pastor porque ella confía plenamente en él, confía que
no le va a producir ningún daño, confía que lo único que busca el pastor es que
la oveja esté feliz. Siendo así, entonces, tenemos al verdadero y auténtico
pastor que es Cristo Jesús. Y por eso el mismo Jesús dice “el buen pastor da la
vida por su rebaño”, el buen pastor no lo hace como los asalariados, el
asalariado no le importa absolutamente nada de las ovejas, porque simplemente
él está allí para que le paguen por su trabajo. Por eso, aunque una persona
esté al frente de un rebaño, no significa que sea un pastor, el verdadero
pastor es el que no es un asalariado y al que le importan las ovejas. Por eso
Jesús dice que a un asalariado no le importa el rebaño ni le importa las
ovejas, porque a él lo único que le importa es que le paguen, está ahí por su
salario, en definitiva, es un asalariado.
Ojalá, queridos hermanos, que hoy, en el día del
Buen Pastor podamos comprender, no solamente quienes tenemos la responsabilidad
de la conducción del Pueblo de Dios, todos quienes estamos al frente de la
conducción del Pueblo de Dios tenemos que configurar nuestra vida a la vida de
Jesucristo Buen Pastor, es la exhortación que hace el Vaticano II en la
Constitución Lumen Gentium cuando dice: los pastores de la Iglesia deben
configurar su vida a la vida de Jesucristo Buen Pastor. Es una exhortación que
hace el Vaticano II, pero que es una exhortación que está dirigida a los
pastores de la Iglesia, pero que no por menos está dirigida también a todo fiel
cristiano y a todo fiel creyente.
Pero pastor no es solamente el obispo, pastor no
es solamente el sacerdote, pastor es todo aquel que tiene en sus manos alguna
responsabilidad en la conducción de la sociedad. Y hay que empezar entonces
porque pastor es el padre de familia, y pastora es la madre de familia, porque
tiene al frente un rebaño, tal vez un pequeño rebaño que son sus hijos y que
son todos los que le rodean, pero que en definitiva es un pequeño rebaño y a
ese rebaño hay que cuidar, para que el lobo no venga a hacer estragos en medio
de él.
Pastor es aquel que tiene al frente cualquier
responsabilidad en el orden civil, cuando tiene la responsabilidad de una
corporación, la responsabilidad de algún organismo, de algún gremio, de alguna
cooperativa, pero más aún quienes tiene en sus manos la responsabilidad de la
conducción del ejercicio del gobierno y de la administración. Por eso, un buen
gobernante y una persona que esté al frente de algún cargo en el orden de la
administración ojalá y pudiera decirse que es un pastor y que está ahí no para
golpear a nadie, no para llevarse a nadie por delante, sino que por el
contrario, está ahí constituido para el servicio de ese pueblo y para servirle
con fidelidad a ese pueblo, para no producir en él ni dolor, ni llanto, ni
luto, para no producir en ese pueblo una estampida de tal forma que el rebaño
tenga que dispersarse.
Queridos hermanos, hoy en el día del Buen Pastor,
nos envía Jesús como el buen pastor al cuidado de sus ovejas para que cada uno
de quienes tenemos esta responsabilidad lo asumamos con un carácter de servicio
y sobre todo con un carácter de entrega generosa e incondicional.
Queridos hermanos, qué coincidencia que frente a
nosotros, en este día del Buen Pastor, nos hemos encontrado con la Pastora, y
por eso decíamos el día de ayer que la advocación a la Divina Pastora es
precisamente la devoción que más se asemeja a la figura de Jesús Buen Pastor, y
por esa semejanza miramos en la Santísima Virgen, contemplamos en su imagen que
su corono no es como nosotros tradicionalmente la conocemos, su corona constituye
un sombrero, y un sombrero lo que hace es proteger de los rayos del sol,
proteger de las gotas de la lluvia, y precisamente la Divina Pastora quiere que
su sombrero nos proteja, lo decíamos ayer, nos proteja ante todo de la rabia,
de la soberbia, nos proteja a nosotros de todo lo que significa el pensamiento,
y que nuestras acciones vayan siempre dirigidas al bien.
Pero también quiere recordarnos el proteger
nuestra memoria, nuestro entendimiento y nuestra voluntad, es decir, cuidar
nuestra capacidad intelectiva que el Señor nos ha dado y que en definitiva
constituye la razón de nuestro ser humano, es decir, la razón de nuestra
dignidad humana. Y por eso, ese sombre quiere protegernos también de las
ideologías, de cualquier pensamiento, de cualquier acción, pero
fundamentalmente de todas aquellas ideologías y pensamientos que nos puedan
aparatar del amor de Dios, que nos puedan apartar del camino del Evangelio, y
que nos puedan apartar de todo lo bello, sobretodo de amar a Dios y amar al
prójimo, y que entonces, si nos apartamos de ese camino lo único que vamos a
encontrar es dolor, llanto y desesperación.
Hermanos, la Divina Pastora con su báculo en la
mano, pero también mirando su rostro, lo único que vamos a encontrar es que ese
cayado que ella lleva no es un cayado dirigido totalmente hacia arriba, no, es
un cayado que está inclinado como es el cayado también de los obispos, que es
expresión clara de que ese cayado es símbolo de gobierno, es símbolo de
conducción, pero que no es un símbolo para gobernar llevándose a todos por
delante, atropellando a nadie, no, es un cayado para dirigir al pueblo con el
suave cayado de la dulzura, del amor, de la humildad, ese es el sentido que
cobra el cayado que porta nuestra madre la Divina Pastora.
Y por eso, todas esas vestimentas que ella porta,
al igual lo que ella porta en su manos, lo más grande, lo más nobel que ella
nos puede dar, y es que en la otra mano porta a su hijo Jesús, es decir, el
pastor y la pastora de unen en este día, no solamente por lo que significa el
día, sino porque ella lo lleva en su mano, y aún más lo que decíamos ayer,
porta en su mano a aquel que es el pan de la vida: “mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera bebida”.
Por eso pues, queridos hermanos, el pastor no
solamente conduce, el pastor no solamente guía, aún más, el pastor mismo se
convierte en comida para sus ovejas, y de ahí viene el gran significado que
tiene hoy esta celebración. El pastor no solamente extiende la mano para dar
comida, la pastora no solamente extiende sus manos para darnos comida, ese
mismo pastor se convierte en comida para el bien de sus ovejas. Qué hermoso,
queridos hermanos, qué simbología tan grande y qué misterio tan grande el que
nosotros hoy celebramos.
Por eso miremos a la Divina Pastora el día de hoy
y pidámosle entonces por todo este rebaño venezolano, que en medio de las
circunstancias que nos envuelven, podemos observar que es un rebaño que en
estos últimos años ha estado en estampida, porque se ha producido mucha
confusión, engaño, porque se han producido muchas situaciones que han traído
como consecuencias tan lamentables y negativas como la división, el odio, el
rencor.
Divina Pastora, aparta de nosotros todo mal.
Divina Pastora reúne como una madre a todos tus hijos en esta hermosa tierra de
Venezuela, y por eso en el día de hoy ofrecemos esta santa Eucaristía por todos
aquellos hijos que han tenido que partir de esta tierra, unos buscando mejores
condiciones de vida, porque el hombre requiere vivir, pero no vivir de
cualquier manera, es vivir como verdaderamente corresponde a un ser humano, y
eso es lo que muchos de nuestros hermanos, mirando, entonces, que no tienen las
condiciones mínimas de vida en nuestro país, porque nuestro país no le ofrece
esas condiciones, han emigrado hacia otros países buscando mejores condiciones
de vida.
Peor aún es que muchos de ellos han tenido que
emigrar prácticamente obligados, porque por la persecución y otras tantas veces
el mismo miedo y el temor han tenido, entonces, que partir de este país. Y por
eso nos colocamos a los pies de la Divina Pastora, para que todos los que
quedamos en este país seamos fieles, y pidamos a Dios para que nosotros, los
que somos pastores de la Iglesia, seamos fieles a ese rebaño que se nos ha
encomendado, y para que los que quedamos en esta Patria grande y noble podamos
levantar nuestra esperanza, porque la esperanza no defrauda, la esperanza está
dentro de nosotros mismos y la esperanza forma parte de nuestra propia vida, la
esperanza es parte de nuestra vida porque está dentro de nosotros, y si
perdemos la esperanza lo perdemos todo, por eso tenemos que, a los pies de la
Divina Pastora, poder entonces implorar también su misericordia, su perdón,
pero también tenemos que implorar a los pies de la Divina Pastora para que
nosotros, animados en esa esperanza, podamos un día no muy lejano, contemplar
el clarear de un nuevo día, donde resplandezca fundamentalmente la verdad,
donde nuestro pueblo no se deje guiar por tantos que los conducen al error. Que
nuestro país pueda contemplar ese clarear de un nuevo día en la justicia, en la verdad y en el amor. Eso es lo que hoy
le pedimos a la Divina Pastora, para que nuestro país encuentre los caminos que
lo puedan conducir hacia las verdes praderas del Reino de los Cielos, donde,
como decíamos anteriormente, pueda encontrar abundantes pastos para calmar su
hambre y por supuesto para calmar y saciar su sed. Amén.
Eucaristía
celebrada en el Templo Parroquial de San Vicente Ferrer de La Playa el domingo
22 de abril de 2018, domingo del Buen Pastor. Texto íntegro de la homilía
pronunciada por el Presbítero Argenis Zambrano, Cura Párroco de La Playa,
transcrita por Pedro García.
P.A
García
EXCELENTE HOMILÍA. DIOS TE BENDIGA POR HACERLA LLEGAR.
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