VOCACIÓN PRECLARA
En una ocasión, cuando cursaba estudios de bachillerato en el
Seminario de los Legionarios de Cristo se nos encomendó escribir un pequeño
“testimonio vocacional” que sería enviado vía email a otros seminarios de la
Legión, para fomentar la cultural vocacional. Para ese momento mi relato fue el
siguiente:
Recuerdo
que en una ocasión de mi niñez, estaba solo en casa. Encendí la televisión y
estaban pasando la película de la “Pasión de Cristo”. Al finalizar la película,
yo terminé llorando inconsolablemente, al ver como habían matado a aquel Hombre
que había hecho muchos milagros y había ayudado a muchísima gente, así fue como
supe algo sobre Jesús de Nazaret.
Nací
el día 10 de diciembre de 1995, soy el menor de mis hermanos, el deseo de ser
sacerdote no recuerdo cuando me llegó, solo sé, y así me lo recuerda mi mamá,
que cuando estaba pequeño, la gente me preguntaba qué quería ser cuando fuera
grande, y yo, con una sonrisa inocente les contestaba: “yo quiero ser padre”,
más de uno me decía “¿padre de familia?” y yo con la alegría que me
caracterizaba les decía: “no, padre de Iglesia, de los que dicen Misa”.
Crecí
un poco, y por medio de mi abuela que se hizo amiga del sacristán, ingresé a la
escuela de monaguillos de mi parroquia, allí encajé a la perfección y en
resumidas cuentas no falté a Misa ni un día durante tres años aproximadamente.
Yo
era el monaguillo fiel, tocaba las campanas, recogía la colecta, buscaba a los
lectores, encendía los cirios del altar, tenia el Cáliz para las primeras
comuniones, entre muchas otras que disfrute haciendo en la parroquia.
La
verdad es que no recuerdo porque deje de ir a la Iglesia, solo sé que en las
vacaciones de 2011, mi mamá, la que no quería que yo me fuese para un seminario
sino después de haber culminado el bachillerato, tuvo la gracia de conocer a
los padres Legionarios de Cristo. Ella se encontraba en un pequeño restaurante
en el centro de la ciudad de Mérida, cuando ve, a un par de mesas, a dos
jóvenes padres que allí desayunaban. Conversó con ellos y les habló de mí. Los
padres cuadraron un segundo encuentro, donde me mostrarían un video sobre el
Centro Vocacional.
El
día en que nos encontraríamos, mi mamá me llevó al mismo restaurante donde los
había conocido y me dejó con ellos. Vi el video en una computadora portátil que
ellos traían y me explicaron todo sobre la Apostólica.
-Llego
la hora mamá- le dije yo muy emocionado,-que ¿qué?- me respondió ella, -quiero
ir al cursillo que será el 24 de este mes.
Llegué
decidido a ir al cursillo, pues los padres hablaban maravillas de la Legión. El
día 24 de junio de 2011 vi por primera vez el Centro Vocacional, ese día
comenzó el cursillo de verano, jóvenes de casi toda Venezuela habían asistido.
Recibí
el uniforme de precandidato el 27 de agosto de ese año. La Legión de Cristo, es
lo mejor que existe para todos aquellos jóvenes que muestran interés por la
vida sacerdotal, una vida que vale la pena, porque se vive con Cristo y bajo la
maternal protección de la Santísima Virgen María, cultivando diariamente la
caridad hacia todos los demás, un gran amor por las almas y las ganas de llevar
a Cristo a todos los hombres, teniendo siempre a la mano la orientación de un
director espiritual, así como la excelente educación que nos brindan los mejores
profesores de Venezuela.
P.A
García
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