AVAILABLE
En mi vida he conocido el llamado de Dios a través de
hechos y acontecimientos que involucran personas concretas. Desde la infancia
me he sentido atraído por las cosas espirituales. Hubo momentos concretos, como
mi bautizo, el 23 de diciembre del año 2000, cuando contaba con 5 años de edad,
donde quedé impactado por lo que se estaba realizando, el rito del bautismo,
los gestos del sacerdote, etc. Otro momento que recuerdo fue la misa Exequial
de mi bisabuela, el 31 de julio de 2003, recuerdo la misa de ese día, las
palabras del sacerdote, la realidad de la muerte… Lo que en un principio se
manifestó como una atracción o inquietud hacia la vida espiritual, se fue
aclarando con el paso del tiempo. Propicia fue la catequesis de la primera
confesión y la primera comunión, a la par de formar parte del colegio de
monaguillos de la parroquia, para ir formándome como cristiano. El compartir
cercano con el párroco del momento me ayudó a ir aclarando dudas con respecto a
la vida sacerdotal, así como ir aumentando el deseo de conocer cada día más la
fe y la Iglesia. En diferentes oportunidades visité el seminario de la
Arquidiócesis en convivencias infantiles, ahí aprovechaba de hacer amistades y
de preguntar todo lo que se me ocurría con respecto a Dios, los santos, los
sacramentos y el sacerdocio.
Finalizado el tercer año de bachillerato (secundaria)
ingresé al seminario menor, con 15 años de edad, el 24 de julio de 2011. Desde
ese momento empezó en mi vida una hermosa etapa de formación, oración y
estudio, a la cual le debo todo lo que soy y todo lo que he logrado hasta el
momento. Reconozco que he sido un privilegiado de Dios, por las personas que Él
ha puesto en mi camino: mi familia, quienes me apoyan incondicionalmente,
sacerdotes, párrocos y formadores, quienes han prestado sus manos a Dios para
moldearme cual barro en manos del alfarero, tantas amistades, jóvenes y también
adultos, con quienes siempre he mantenido una estrecha relación de amistad en
el respeto y la responsabilidad.
Desde que ingresé al seminario menor y luego en el mayor
nunca he sentido dudas con respecto a mi llamado a la vida sacerdotal, por el
contrario, cada día se ha ido fortaleciendo de una manera más firme y
convincente, además de haber sido admitido como candidato a las sagradas
órdenes, el 13 de julio de 2018. Estoy seguro que Dios me pide que le sirva más
de cerca, como otro Cristo, y sé que Él ha sido mi principal formador en este
proceso discipular y configurativo. Distintos acontecimientos en la vida me han
hecho entender que Dios me da la fuerza para seguir adelante y superar
cualquier dificultad. Antes he dicho que me siento un privilegiado de Dios,
pues bien, así lo vuelvo a aseverar, pues todo lo que con fe le he pedido, Él
me lo ha concedido, todo a su tiempo.
Quiero ser todo del Señor, no quiero nada para mí. No pido
nada, no exijo nada, sólo poder cumplir lo que el Espíritu Santo me inspire en
el seguimiento del Evangelio con amor y disponibilidad, por eso, manifiesto mi
total disposición a ser acompañado espiritualmente y vocacionalmente en este
nuevo proceso de acercamiento a la formación para el sacerdocio ministerial
católico en la Arquidiócesis de Ayacucho, Perú.
P.A
García
No hay comentarios:
Publicar un comentario