“VIRGEN HERMOSA Y BLANCA”
La figura de María es de notable importancia para el
Cristianismo, pues de la Virgen nazarena nació el Mesías, por obra del Espíritu
Santo. El sí de María es la entrada de Dios Hijo al mundo. María era la
escogida de Dios, pero ella, desde su libertad dijo sí, y en esto consiste su
grandeza. El Papa Francisco ha dicho últimamente que un cristiano sin María es
un cristiano huérfano. Así como Cristo amó profundamente a su Santísima Madre,
nosotros sus seguidores, debemos tratarla a ella con el mismo respeto que Jesús
seguramente le brindó.
En este breve artículo quiero presentar, sin mayores
detalles doctrinales, lo que el Libro de
Mormón, texto sagrado de la Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, testifica sobre la Virgen María.
El Libro de Mormón
es considerado por sus creyentes como “Otro Testamento de Jesucristo”, y en
total son tres los libros de este texto sagrado en los que se mencionan o se
hace referencia a María, la madre de Jesús. Estos libros son: 1 Nefi, Mosíah y Alma.
En la primera cita al Libro
de Mormón referente a la Virgen María, correspondiente al primer libro de Nefi, se precisa que el profeta del
mismo nombre “Nefi” se encuentra en una visión guiada por un ser angélico. En
dicha visión “ve a la madre del Hijo de
Dios y aprende acerca de la condescendencia de Dios”, ubicándose este
relato –cronológicamente- seis siglos antes del nacimiento de Cristo.
Entre otras cosas, en (1 Nefi) el profeta narra que: “[…] vi la ciudad de Nazaret, y en ella vi a
una virgen, y era sumamente hermosa y blanca” (11, 13); el ángel le
pregunta sobre lo que ve y éste le contesta: “[…] Una virgen, más hermosa y pura que toda otra virgen” (11, 15);
luego el ángel explica a Nefi la condescendencia de Dios con estas palabras: “[…] He aquí, la virgen que tú ves es la
madre del Hijo de Dios, según la carne” (11, 18), y finalmente Nefi
observa: “Y miré, y vi de nuevo a la virgen
llevando a un niño en sus brazos” (11, 20).
En 1 Nefi 11, 13-20 es posible ver un paralelismo profético
con Isaías 7, 14: “Ved que la virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel”. Como he
dicho más arriba, la profecía de Nefi se ubica 600 años antes de Cristo, por su
parte la de Isaías en la Biblia, se encuentra ubicada aproximadamente 740 años
antes de Cristo, es decir, que la profecía de Isaías es más antigua. La
referencia a María en Nefi es muy completa y concreta, incluso más que la de
Isaías, pues Nefi precisa que la virgen es nazarena y la califica como hermosa,
blanca y pura como ninguna otra, la determina madre del Hijo de Dios y la
vislumbra con su hijo en brazos. La grandeza de María es indudable en esta
primera cita del Libro de Mormón.
La segunda referencia a María en el Libro de Mormón la
encontramos en el libro de Mosíah (3, 8), en el que se explica que (el Mesías):
“[…] se llamará Jesucristo, el Hijo de
Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el
principio; y su madre se llamará María”. Estas palabras del rey Mosíah,
recibidas por revelación de un Ángel de
Dios, son ubicadas en el año 124 a.C.
Lo característico y novedoso de esta profecía de Mosíah es que parece estar revelando
el nombre del Mesías “Jesucristo” y el de su madre “María”, un siglo antes de
los acontecimientos.
Finalmente, la tercera referencia a la Virgen María en el
Libro de Mormón puede hallarse en el Libro de Alma (7, 10), el cual expresa
que: “Y he aquí, nacerá de María, en
Jerusalén, que es la tierra de nuestros antepasados, y siendo ella virgen, un
vaso precioso y escogido, a quien se hará sombra y concebirá por el poder del
Espíritu Santo, dará a luz un hijo, sí, aun el Hijo de Dios”. Alma fue un
juez y sumo sacerdote, su profecía fue posible por revelación del “Espíritu”,
aproximadamente en el año 83 a.C.
En este fragmento de Alma encontramos una seria
contradicción con respecto al lugar del nacimiento de Jesús, pues asegura que
el Hijo de Dios nacerá en “Jerusalén”, sin embargo, la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días confiesa creer que el nacimiento de Jesús fue en
“Belén”, como lo testifica Mateo 2, 1. Entre otras cosas, Alma dice de la
Virgen María que fue un “vaso precioso y
escogido”, atestiguando su predilección entre todas las creaturas, además
de precisar que “concebirá por el poder
del Espíritu Santo”, clave fundamental para entender la encarnación de la
segunda Persona de la Santísima Trinidad, Jesucristo, el Señor.
Hasta donde hemos visto, en el Libro de Mormón hay notables
referencias a la Virgen María, su importancia en el plan salvífico de Dios y su
protagonismo como madre de Jesús.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene,
al final del Libro de Mormón, una “Guía
para el estudio de las Escrituras”, parte en la que se desarrollan
puntualmente diversos temas de interés escriturístico, como por ejemplo la
sección dedicada a “María, madre de
Jesús” en la que se hace un recuento de la vida de María a partir de la
Santa Biblia y el Libro de Mormón (con citas precisas que acá omito). A
continuación resumo el contenido principal de dicha sección dedicada a la
Virgen María:
“Virgen escogida por Dios
para ser la madre de su Hijo. Después
del nacimiento de Jesús, María tuvo otros hijos (Mc 6, 3). María estaba
desposada con José, a quien se aconsejó no divorciarse de María ni dejarla.
Recibió la visita del ángel Gabriel. Visitó a su prima Isabel. Expresó un salmo
de alabanza al Señor. Fue a Belén con José. Dio a luz a Jesús y lo acostó en un
pesebre. Recibió la visita de los magos. Huyó con José y el niño Jesús a Egipto.
Después de la muerte de Herodes, la familia regresó a Nazaret. María y José
llevaron a Jesús al templo en Jerusalén, a la fiesta de la Pascua. María estuvo
en las bodas de Caná. Estando en la cruz, el Salvador le pidió a Juan que
velara por su madre. María estaba con los Apóstoles después que Cristo ascendió
al cielo”.
Como hemos notado, la doctrina de la Iglesia del Libro de
Mormón, reconoce los pasajes bíblicos en los que la Virgen María aparece, sin
embargo, como les he precisado en negrita más arriba, los mormones creen que
María tuvo más hijos a parte de Jesús, apoyándose en la cita de Marcos 6, 3 en la que se dice: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María
y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre
nosotros?”. Si comprendemos esta cita bíblica literalmente, sin criterio
científico alguno, es fácil deducir que María tuvo más hijos, pues el
evangelista los nombra a cada uno, sin embargo, la fe Católica ha sabido
comprender este fragmento de la Biblia sin adjudicarle más hijos a María, y es
que, “la voz hermano comprende entre los
judíos también a los primos y otros parientes. Los llamados hermanos de Jesús
son sus primos: Santiago el Menor, Simón, Judas Tadeo y José el Justo, hijos de
Cleofás o Alfeo”, como lo precisa Juan Straubinger, en su edición del Nuevo
Testamento.
Por otro lado, continuando con el tema de si María tuvo o no
más hijos a parte de Jesús, el padre Alberto Colunga precisa que: “En cuanto a la expresión “hermanos de Jesús”,
a nadie debe extrañar, no obstante no ser hijos de María, pues en hebreo y
arameo no hay un término especial para designar a los primos y primas, y se les
llama en general “hermanos” y “hermanas,” sea cual fuere el grado de
parentesco”.
En resumen, los mormones manifiestan “no adorar” a María, y
esto nos alegra, pues el único que es digno de adoración es Dios. Ellos se
enorgullecen de respetarla por ser mujer santa y madre de Jesús. Ellos la creen
santa pero no perfecta, es decir, no la creen inmaculada, como sí lo celebra el
Catolicismo. El punto de mayor discrepancia es creer que haya tenido más hijos,
pues esto negaría la perpetua virginidad de la madre de Dios y su especial
elección divina.
P.A
García
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