domingo, 26 de marzo de 2023

El “cucho”: un oasis laboral

“THE COFFEECUCHO”

Welcome to The Coffeecucho

         A tan solo días de cumplir el primer mes en mi nuevo trabajo como secretario, no quiero dejar de escribir acerca de un curioso dato que me parece bueno de mencionar y que me trae gratos recuerdos, además de ser una coincidencia lingüística de mi patria nativa y el Perú.

         De la época de mi primaria recuerdo cómo los docentes y bedeles se escapaban por algunos minutos para reunirse y tomar un café a media jornada de la mañana o de la tarde. El lugar donde se reunían era un pequeño espacio que en años anteriores había servido como “Cantina Escolar”; aquí la palabra “cantina” no hace referencia, obviamente, al consumo de bebidas alcohólicas, sino, más bien, se ajusta a su significado más genuino según el Diccionario de la RAE en la primera acepción: “Establecimiento público que forma parte de una instalación más amplia y en el que se venden bebidas y algunos comestibles.”

         Pues bien, a este lugar tan particular se le llamaba “cucho”. Todos nos referíamos a ese sitio como el “cucho de los bedeles”, donde descansaban un poco mientras las cafeteras eléctricas hacían su trabajo, o incluso, una pequeña cocina eléctrica servía para calentar infusiones y otras bebidas permitidas en un ambiente escolar. Un bedel, un docente, o también la misma directora de la Escuela, acudían confiados al “cucho” para charlar brevemente mientras se degustaba un sabroso café. En varias ocasiones los alumnos debíamos ir al “cucho” para buscar a algún adulto y nos percatábamos de lo maravilloso de aquel lugar; tal vez alguno tuvo el privilegio de sumarse al compartir gastronómico, no lo sé con certeza, pero pudo haber sucedido…

         Ahora bien, lo interesante del tema es que, en Venezuela, se utilice este término “cucho” para referirse a ese lugar dentro de la escuela, quizá sin saber que su origen etimológico proviene del mismísimo quechua, lengua originaria de los Andes del Perú, que significa “rincón”. Y ciertamente aquel “cucho” era el “rincón” de la escuela donde se acudía a consumir cafeína, a charlar o simplemente a buscar a alguna persona, por supuesto, además de servir como pequeño depósito de implementos de trabajo del aseo de la institución.

         Me parece curioso que en Venezuela utilicemos este quechuismo de manera tan natural, porque es bien sabido que el Tahuantinsuyo, imperio de los Incas, no llegó hasta el actual territorio venezolano, sino que simplemente pudo abarcar hasta bien el sur de la actual República de Colombia. Pero no cabe duda que el sentido y significado que se le da es el mismo que de su origen quechua: “cucho”, “rincón”, y de ahí que halla subtitulado este comentario mesclando el inglés y el quechua: “coffeecucho”, sería entonces el “rincón del café”, que gusta un poco visualmente y como concepto laboral, pues queda como buen nombre para algún emprendimiento…

         Todo esto lo recordaba, he dicho anteriormente, por mi nuevo trabajo como secretario, en el que evidentemente tengo una oficina y en la misma, en un “rincón” hay un pequeño mueble de madera con todos los utensilios propios para la preparación de un café o té: jarra eléctrica para hervir el agua, tazas elegantes, cucharas, azúcar, bandejas, vasos de cristal, servilletas, cajas con sobres de té, sobres de café instantáneo, etc. A este lugar lo he bautizado con el nombre de “cucho”, aunque ahora mismo se me ocurre ponerle “Coffeecucho”, para aprovechar mi propia idea.

         Ahora, el oasis laboral que es para un secretario un café a media mañana será posible gracias a la reactivación de este cucho que lo encontré en estado de abandono, pues parece que los anteriores a mí solo lo usaban en ocasiones especiales, pero, esto no va conmigo, pues por tradición y por salud mental, hemos de disfrutar de un buen café o té a media jornada laboral, y si es posible tener invitados, muchísimo mejor.

P.A

García

domingo, 19 de marzo de 2023

Canciller de la Arquidiócesis de Ayacucho festeja Bodas de Plata Sacerdotales.

Canciller de la Arquidiócesis de Ayacucho

Pbro. Percy Quispe Misaico

Pbro. Percy Quispe 

“Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados”. Hebreos 5, 1.

La Arquidiócesis de Ayacucho eleva a Dios una acción de gracias por el ministerio sacerdotal del presbítero Percy Quispe Misaico.

Breve biografía.

Su infancia.

El padre Percy nació en la ciudad de Ayacucho el sábado 29 de noviembre de 1969, en la cristiana familia conformada por don Pedro Pascual Quispe Huashuayo y doña Alejandrina Misaico Ramos, y sus diez hijos: Irma Guadalupe, Abel, Hernán Pedro, Zenón Fidel, Joel Damián, Hilda Luisa, Nelly Lucila, Percy, Rosa y Nidia.

En una oportunidad, estando en Lima con su madre y hermanos, el niño Percy se extravió en la ciudad y fue encontrado en una acequia, nadando, y cuando regresaban para Ayacucho, el bus que los iba a llevar los dejó, por lo que tuvieron que tomar el siguiente; por el camino se enteraron de que el retraso les salvó la vida, pues el bus en el que iban a viajar había sufrido un terrible accidente.

Sus estudios de primaria y secundaria los cursó en la Institución Educativa Emblemática “Mariscal Cáceres” de Ayacucho. Perteneció a un grupo juvenil con las hermanas Dominicas, donde empezó a forjar su vocación al sacerdocio.

Ayudaba en casa con las tareas domésticas, con sus hermanas menores hacia cola por largas horas para comprar queroseno. Le gustaba participar en los homenajes por el Día de la Madre, cantando a dúo para las madres del barrio. Se distinguió por su empatía e iniciativa.

En el seminario.

Ingresó al Seminario Conciliar “San Cristóbal de Huamanga”, luego fue al seminario de Cañete y finalmente al seminario de Abancay, donde terminó su preparación filosófica y teológica.

Su ordenación sacerdotal.

Fue ordenado diácono el 19 de marzo de 1997, y al año siguiente, el mismo día, fue ordenado sacerdote en la Catedral Basílica de Nuestra Señora de las Nieves de la ciudad de Ayacucho, por imposición de manos y oración consecratoria del Excelentísimo Monseñor Juan Luis Cipriani Thorne, entonces Arzobispo Metropolitano de Ayacucho.

Fue una celebración sencilla pero muy gozosa, con sus padres y todos sus hermanos, familiares y amigos que le acompañaron. Luego de la ceremonia litúrgica pasaron todos al local del seminario para festejar con el acostumbrado brindis y compartir de los alimentos, entre fotos, saludos y felicitaciones de los invitados, todo dentro de un ambiente humilde y discreto, sin pomposidades ni derroches, como es el estilo del padre Percy y su familia.

El neosacerdote se desempeñó en sus dos primeros años como subdirector de la Oficina de Educación Católica (ODEC), y colaboraba en la parroquia Virgen del Pilar del Arco, a la par de encargarse de la construcción y habilitación de la parroquia Sagrada Familia.

Otros estudios.

El padre Percy viajó a la ciudad eterna para estudiar Teología Dogmática en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma (2000-2002), siendo Vicario cooperador en la parroquia Santa María Assunta al Tufello mientras realizaba sus estudios.

Su ministerio sacerdotal en Ayacucho.

De regreso a Ayacucho fue director del Instituto de Educación Superior Público “Monseñor Víctor Álvarez Huapaya” y rector del Santuario Señor de Quinuapata, en 2005 es nombrado párroco de la parroquia Santa María Magdalena y luego párroco de la parroquia Sagrada Familia desde el 2012 hasta la actualidad. Es canciller de la Arquidiócesis desde el 2004, vicario arquidiocesano de pastoral desde el 2007, capellán del Hospital Regional de Ayacucho desde el 2005, capellán de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (UNSCH), profesor de Metafísica y Noseología e Introducción a la Biblia en el Seminario Conciliar “San Cristóbal de Huamanga”.

Es un sacerdote amable, presto siempre para ayudar a quien lo necesite. Sus celebraciones eucarísticas son amenas y aprovecha las homilías para hablar de la realidad de la vida, desde la perspectiva del Evangelio aplicado a la vivencia cotidiana de la sociedad.

Durante la pandemia por la COVID-19 no descansó un instante, pues se dedicó, con un equipo de trabajo, a socorrer a los necesitados, llevando víveres y animándoles con sus oraciones y presencia eclesial: “Ayacucho puede”.

Su quehacer diario transcurre en asistir a la Curia, para cumplir diligentemente con sus obligaciones como canciller y vicario pastoral, asistiendo simultáneamente como capellán del Hospital Regional, sin descuidar su querida parroquia donde celebra la Santa Misa todas las tardes.

De escritura buena y voz potente, es un comunicador por excelencia. Su elegancia al vestir y su distinguida educación le hacen brillar con luz propia. Su hablar es claro y directo, procurando siempre escuchar con atención para luego brindar su acertada opinión.

En la misma Catedral en la que hace 25 años fue ordenado presbítero, celebra junto a Monseñor Salvador Piñeiro, feligresía y clero ayacuchano sus Bodas de Plata Sacerdotales, encomendando a Dios su ministerio, al cual se ha dedicado con especial fervor y notable éxito.

P.A

García




domingo, 12 de marzo de 2023

“Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”: los migrantes.

SINODALIDAD Y MIGRANTES

        El Concejo del Episcopado Latinoamericano y del Caribe CELAM publicó en octubre de 2022 un texto muy bien logrado que refleja las reflexiones y propuestas pastorales a partir de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, intitulado: “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”. Como todo texto de carácter teológico-magisterial, este se presenta enumerado para el mejor aprovechamiento del mismo, es así como, a continuación, veremos los numerales que tratan el tema que atañe a este comentario: las migraciones.

         En el numeral 67 se inicia con una nota introductoria la realidad migratoria latinoamericana: Las migraciones masivas constituyen una realidad estructural cada vez más extendida y lacerante. No se habla solo del fenómeno migratorio como desplazamiento normal de seres humanos, sino que se califica de “masivo” y “lacerante”, es decir, desproporcionado en número e hiriente en sus derivaciones. Continúa el mismo numeral dando razón al porqué de este fenómeno: Son consecuencia de la falta de trabajo, la violencia generalizada, el desorden social, la persecución política, la falta de futuro y, […], la degradación ambiental. Si pensamos en la migración clásica, la mexicana-estadounidense, podemos aplacar las conciencias al pensar que se trata de algo común, sin embargo, el documento del CELAM aclara que: En los países caribeños y sudamericanos se han incrementado los flujos migratorios, profundizando los intercambios culturales. Podríamos entender estos “intercambios culturales” como una consecuencia positiva de la migración masiva, porque, como ya se ha visto en la realidad, no todo es negativo en la migración. Un dato inquietante: Hoy, diez millones de latinoamericanos y caribeños viven en un país que no es donde nacieron. Necesario sería aclarar que la lista de estas nacionalidades la encabeza el pueblo venezolano. ¿Quiénes son los principales afectados? La migración forzada afecta a millones de personas, pero de modo particular, a las más vulnerables: niños, niñas, adolescentes y adultos mayores que están expuestos a enfermedades y al riesgo de la propia muerte.

Ya finalizando este numeral 67, se hace mención de una realidad innegable, pero que en ocasiones ha sido aumentada por los medios de comunicación: Además, acechan los mercaderes de la muerte que se dedican a la trata y el tráfico de personas, que someten a los menores a diversas formas de esclavitud y de violencia sexual, laboral o a la extracción de órganos para trasplantes. Sobre este tema, del tráfico de órganos, tuve una experiencia de “fake news[1]” en la que se adjudicaba a una supuesta organización criminal de origen venezolano hechos vandálicos en la ciudad de Ayacucho, cuestión que, luego de una exhaustiva investigación personal que realicé, resultó ser una mentira difundida con propósitos xenófobos. Finaliza el numeral 67 concretando que la migración masiva latinoamericana: […] es un desafío para las comunidades eclesiales en los lugares de partida, de paso y de acogida. Y aquí hay algo importante, pues el proceso migratorio es un desafío, efectivamente para los lugares de partida, es decir, los países originarios de los desplazados, también para los países de paso, por la aglomeración desprevenida de necesitados, a veces en situación de calle y mendicante y, finalmente, para los países de acogida, por razones obvias; se habla de un “desafío”, no de una maldición.

Más adelante, en el numeral 217, se tocan otros tópicos de la migración, pero desde una perspectiva iluminada por las Sagradas Escrituras, al respecto se dice, a modo de exhortación que: La fraternidad samaritana se manifiesta también en la acogida hospitalaria al extraño. “Entre las personas más afectadas por la grave crisis ecológica, climática y social en los países de nuestro subcontinente están los migrantes. Muchos se exponen a altos riesgos por su vida, seguridad y salud al migrar a otro país porque no ven un futuro viable para ellos y sus familias en su lugar de origen” (SN p. 18[2]). Jesús nos sigue diciendo: “fui forastero y me recibieron” (Mt 25,35). La Regla de San Benito consagró la fórmula de la hospitalidad: “todos los huéspedes deben ser acogidos como a Cristo” (cap. 53). La fe lleva a mirar y hospedar al otro como a Cristo. Por eso las migraciones son un reto para reconocer las alteridades y desarrollar las actitudes hospitalarias: acoger, proteger, promover e integrar. La hospitalidad es un desafío mayor en América, continente con muchos migrantes del sur al norte. Estamos llamados a colaborar en la inclusión de todos y favorecer un intercambio entre hermanos y hermanas de distintas culturas. Todo este numeral no necesita mayor profundización, pues está muy bien fundamentado, solo es necesaria la praxis pastoral de nuestra Iglesia, para dar ejemplo a las demás organizaciones altruistas y sin fines de lucro.

         El numeral 360 habla de lo que esta Asamblea Eclesial precisó como: situaciones particulares para que la Iglesia les dedique una atención especial: migrantes y refugiados, encarcelados discapacitados. Y lo fundamenta bellamente con las citas bíblicas con las que: La tradición bíblica llama a la acogida al extranjero (cf. Lv 19,33-34; Gn 18,4-7). El Nuevo Testamento identifica a los enfermos, a los que están de paso, y en la cárcel, con hermanos más pequeños de Jesús, ante los cuales se define el destino final (cf. Mt 25,35-44), y exhorta a las comunidades a la práctica de la hospitalidad (cf. 1Pe 4,9; Rm 12,13). Los migrantes y refugiados, los encarcelados y los que sufren alguna discapacidad representan situaciones de vulnerabilidad que demandan el cuidado de la Iglesia. Ya he escrito extendidamente sobre “La Teología del Migrante”, una reflexión bíblica y magisterial.

         El numeral 361 aporta un apéndice más a la llamada de conciencia para acoger y socorrer a los migrantes, ya que: Son víctimas de diversas violencias y de la trata de personas, formando parte de los que más sufren. Constituyen un grupo que necesita una atención particular, que busca refugio y que, lamentablemente, no siempre despierta la solidaridad de muchos hermanos. La Iglesia debe darles ayuda porque su realidad configura un signo de este tiempo. Y es muy cierto eso de que la migración “no siempre despierta la solidaridad de muchos hermanos”, por diversas razones, la principal de ellas podría ser por la notable xenofobia en los países de acogida. Sobre “La Xenofobia y la Migración” he escrito un comentario profundo, y sin lugar a dudas es una realidad cruda y en el mayor de los casos injusta.

         El numeral 364 propone, por fin, algunas líneas de acción para con el tema en exposición. Pues ciertamente es preciso: acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes y refugiados. Con acciones como: 1 Establecer como prioridad la atención, promoción, defensa de sus derechos y acompañamiento de las personas obligadas a migrar, desplazarse y refugiarse. 2 Crear espacios de expresión de la fe, formación, espiritualidad, y diálogo sociocultural para los migrantes, refugiados y desplazados, que les ayuden a experimentar la fraternidad en sus nuevos lugares y los visibilicen como miembros de las comunidades cristianas. 3 Trabajar en redes locales, regionales, continentales e internacionales para exigir, defender y promover la generación de políticas públicas para el respeto del derecho humano a migrar y a no migrar, al refugio y al asilo. 4 Sensibilizar a las comunidades eclesiales sobre las causas de la migración forzada para trabajar por su erradicación y favorecer la hospitalidad solidaria.

Todas estas líneas de acción podrían sintetizarse con una mejor formación al pueblo cristiano sobre el tema, pues es poco común, por ejemplo, escuchar en la homilía de un sacerdote que debamos estar dispuestos a acoger a los migrantes, no así en el Papa, quien sí ha hablado a grandes voces pidiendo ayuda a los desplazados, e incluso, incluyendo en las letanías a Nuestra Señora una dedicada a María “Consuelo para los Migrantes”. Sobre esta nueva letanía he escrito un comentario también bastante motivador como los anteriormente mencionados en este texto.

         Y ahora sí, el último numeral que se cita es el 381, donde se vuelve a proponer, como en el anterior, unas líneas de acción: Acoger, cuidar, proteger a los migrantes y a los que sufren en las periferias geográficas y existenciales, particularmente al creciente grupo de los refugiados y desplazados climáticos, fomentando procesos de evangelización, integración y compromiso social.

         Todo aporte doctrinal por parte del Magisterio de la Iglesia es bienvenido y necesario para seguir trabajando en beneficio de los migrantes y necesitados, sin embargo, hace falta mayor compromiso por parte de los encargados de la pastoral eclesial, principalmente de los obispos y sacerdotes, quienes son los guías y maestros del pueblo de Dios. En la medida en que estos pastores respondan al llamado de Dios en las necesidades de los migrantes, todo el pueblo cristiano se verá motivado, por el testimonio de sus pastores, a avocarse en la misma tarea, que es responsabilidad de todos, pues somos ciudadanos del cielo y en esta tierra estamos solo de paso.

P.A

García



[1] Las fake news son noticias falseadas, es decir información creada como si fuese real con la intención de desinformar. El objetivo es manipular a las masas y difundir unos bulos específicos sobre temas trascendentales por diferentes portales de noticias: prensa, radio, televisión y redes sociales. Por definición, es un concepto que se centra en la creación de una mentira y la posterior difusión para lograr un engaño de masas con fines políticos o ideológicos.

[2] SN CELAM, Documento Síntesis Narrativa. La escucha en la primera Asamblea Eclesial para América Latina y el Caribe (1 de octubre 2021)

domingo, 5 de marzo de 2023

Jóvenes catequistas: la esperanza del aggiornamento.

RETIRO ESPIRITUAL

Grupo de catequistas en Luricocha, Huanta.

         Ser catequista significa seguir a Jesús para aprenderlo todo de él y luego poder transmitir lo aprendido. El catequista conoce primero al Maestro, conoce su voz, su actuar, su amor, y movido por esta experiencia dedica su vida a dar gratis lo que gratis ha recibido: la fe.

         Ser catequista joven significa mucho más, porque se va conociendo al Señor a la par de ir transmitiendo a los más pequeños esta vivencia, esta experiencia, este “kerigma”, como le gusta llamarlo a la santa Iglesia. El catequista joven no es que tenga su trabajo más difícil, ni más fácil, la cuestión es que, desde su situación de discípulo, camina de la mano a sus condiscípulos, los catequizando, para juntos ver el rostro misericordioso de Dios.

         Los jóvenes catequistas de primera comunión y confirmación de la Parroquia Santa Rosa de Lima de Ayacucho participaron de un breve retiro espiritual, los días 4 y 5 de mayo, en la casa de retiros de la Parroquia San Antonio de Padua de Luricocha, Huanta. Fueron dos días de agradable compartir comunitario. Las meditaciones estuvieron a cargo del padre Braulio Alarcón Contreras, párroco de Santa Rosa, la hermana Sandra Medrano, religiosa hija de Santa Ana, y mi persona.

         El sábado en la mañana, al llegar a la casa de retiros, nos ubicamos en las habitaciones y pasamos a desayunar. El primer tema de la mañana estaba a cargo del padre Braulio, sobre las tentaciones de Jesús en el desierto, para lo cual él quiso que escenificáramos dicho pasaje bíblico, y como al padre no se le puede decir que no, nos tocó a Sahara y a mí actuar como el demonio y Jesús respectivamente, mientras que la hermana Sandra se limitó a ser la enfática narradora. Gracias a Dios todo salió bien, aun sin antes haber practicado. Todos de pie y alrededor del enorme y vetusto árbol de palta (aguacate) escuchamos la meditación del padre Braulio. Fueron unos minutos intensos y bonitos.

         Seguido del primer tema vino un receso para pasar al segundo, que me correspondió a mí, el cual versaba sobre los cinco domingos de cuaresma, el texto que preparé para Perú Católico. Las indicaciones fueron sencillas. Se armaron cinco grupos, cada uno de ellos buscaría un lugar apartado en la casa de retiros para leer y meditar el material que se les proporcionó, para finalmente dibujar sobre un papelote alguna escena característica de los evangelios correspondientes para cada domingo. La participación de los jóvenes fue bastante buena, cada grupo se preparó con un pequeño parlamento a modo de resumen, a la vez que mostraban a todos los presentes los dibujos que pudieron realizar.

         Antes del almuerzo rezamos el Santo Rosario, caminando, intercalado de cantos marianos. Por iniciativa de la hermana Sandra salimos a la plaza de Luricocha mientras rezábamos. Afortunadamente el pueblo es bastante tranquilo, por lo que esto no significó mayor distracción. Cada uno de los grupos anteriormente formados se encargó del rezo de un misterio. No se pudo finalizar con las letanías, ya que el tiempo nos era corto y seguidamente nos esperaba el rico almuerzo.

         En horas de la tarde hubo un pequeño momento de juegos, en los que nos divertimos como nunca. Gracias a Dios la hermana Sandra tiene bastante iniciativa en este aspecto lúdico, cuestión que no es campo de mi destreza. Luego de los juegos vino el tercer tema, intitulado “Carta a mí mismo”, lo trabajó la hermana Sandra y en esta actividad se quiso hacer entender a los jóvenes catequistas el compromiso que debían hacer frente a Dios en esta nueva tarea como transmisores de la fe.

         Una vez realizada la actividad con la hermana Sandra, pasamos a ver la película “Un Dios prohibido”, sobre el martirio que sufrieron los seminaristas y sacerdotes claretianos en Barbastro, España. La película es muy vocacional, tiene sus momentos graciosos y llamativos, sin embargo, es bastante sentimental, pues se trata de muertes injustas de personas muy jóvenes. Al final de la proyección compartimos algunas ideas sobre lo visto, la conversación la encaminé yo, intercalando con la respuesta de algunas preguntas que tenían los catequistas.

         Después de la cena. Pasamos al 5to tema del retiro, sobre el pecado y el perdón, en el cual realizamos una sencilla meditación sobre la realidad del pecado en nuestras vidas y la necesidad de ser borrado a través del sacramento de la Reconciliación, para lo cual se dedicaron los dos sacerdotes presentes, el padre Braulio y el padre Percy, párroco de San Antonio de Padua de Luricocha. Los jóvenes, a medida que íbamos haciendo el examen de conciencia con la lectura y comentario de algunos pecados más comunes, iban saliendo del auditorio, Sahara les ensuciaba las manos con barro, en señal del pecado, y una vez confesados y absueltos, subían para la capilla donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento en la Custodia; allí, después de un rato de oración personal, accedían a lavarse las manos delante de Jesús Eucaristía, un bonito gesto para significar que es Dios quien nos libera de la esclavitud del pecado, de la suciedad de la trasgresión a la ley de Dios. La adoración a la Eucaristía se descontroló un poco, pues los jóvenes quisieron expresar a viva voz algunas de sus experiencias personales, cuestión que es muy positiva, pero fuera del ambiente de adoración eucarística. El padre Braulio avanzada la noche bendijo a los presentes con el Santísimo y todos fuimos a descansar.

         En la habitación donde yo pernocté también estaban conmigo tres jóvenes catequistas, muy amigos entre ellos desde la infancia, tanto, que decidieron dormir los tres en la misma cama, pero me sorprendió la madurez con que se quedaron dormidos, casi de inmediato. Al día siguiente me enteré que no tuvieron muchos ánimos de bromear o quedarse hasta más tarde hablando, pues mi presencia en la habitación les cortó toda inspiración.

         El domingo 5 de marzo, rezamos Laudes, luego el Viacrucis y pasamos a desayunar. Seguido del desayuno el padre Braulio habló sobre la Virgen María, yo me ausenté por unos minutos para conocer el solar (chacra) de la casa de retiros, el cual tiene diversidad de árboles frutales, entre los que destaca los de pacay (guama). Seguido del tema de la Virgen María, realizamos por grupos la Lectio Divina sobre el evangelio de ese día, es decir, el segundo domingo de Cuaresma, la Transfiguración del Señor, esta vez en cuatro grupos, conmigo, con Sahara, con la hermana Sandra y con el padre Braulio.

         A la hora pautada salimos para el templo para participar de la misa dominical, presidida por el padre Percy, pero predicada por el padre Braulio. El coro de esta parroquia es exageradamente profesional, podría competir y ganar con creces al reconocido coro polifónico de la Catedral de Ayacucho. En esta misa pude leer las peticiones preparadas en el librito litúrgico, que, providencialmente hacía mención de los migrantes.

         Después del almuerzo, en el viaje de regreso, pasamos por el mirador Cristo Blanco de Huanta, y después subimos a la cueva de Pikimachay (cueva de las pulgas), cuya caminería casi se encuentra en su totalidad encementada y empedrada.

         Este breve retiro espiritual fue bastante bonito. Noté en los jóvenes el deseo de Dios y también las dificultades naturales para la meditación y reflexión personal, tal vez por la constante distracción a la que están expuestos con el uso excesivo de las redes sociales y la dependencia de estos que se crea por la misma costumbre y, como dice la canción, no cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor.

P.A

García

En la Casa de Retiros de Luricocha, marzo 2023


sábado, 4 de marzo de 2023

Síntesis biográfica para el libro que se publicará

SÍNTESIS BIOGRÁFICA


Pedro Andrés García Barillas, es un playense orgulloso de su pueblo, su gente y sus costumbres propias de los Andes venezolanos. Nació en la ciudad de Tovar, Estado Bolivariano de Mérida, el domingo 10 de diciembre de 1995, en medio de una joven familia. Fue bautizado a la edad de cinco años en el templo de Nuestra Señora de Regla de Tovar, génesis de su futura vocación sacerdotal. Cursó estudios en el “Preescolar Elio Castillo”, del cual su abuela materna, doña Eva Castillo, había sido parte del comité fundador; la primaria la estudió en la Escuela Básica Bolivariana “Flor de Maldonado” y en la Unidad Educativa “San Pablo”, donde culminó su sexto grado. El Liceo Bolivariano “Dr. Gerónimo Maldonado” lo recibió en sus aulas del primer al tercer año, para luego internarse, a la edad de 15 años, en el Seminario Menor de la Inmaculada Concepción de los Legionarios de Cristo, donde culminó sus estudios de Bachillerato en Ciencias en el año 2013.

Ingresó al Seminario Arquidiocesano “San Buenaventura” de Mérida para continuar con su formación sacerdotal, allí, luego del año propedéutico, culminó sus estudios de Filosofía con la tesis de grado “Filosofía de la educación orientada desde la paideia divina en la obra El Pedagogo de Clemente de Alejandría” y la mitad de la carrera de Teología, la cual se vio interrumpida por un año de Pastoral en la Diócesis de El Vigía-San Carlos del Zulia, desde donde tomó la decisión de salir del país para radicar en el Perú, junto a su núcleo familiar.

Pedro Andrés ha heredado una vocación literaria e investigativa, la misma que ha mantenido desde su infancia, cuando se interesaba por todos los temas alusivos a la historia de su pueblo natal, La Playa. En Mérida visitó varios centros de investigación, como el Archivo Arquidiocesano de Mérida, Archivo Regional de Mérida, Biblioteca Tulio Febres Cordero, entre otros importantes centros, para ampliar sus conocimientos sobre la historia de La Playa. Todos sus escritos y reflexiones al respecto han sido publicados por él mismo en su sitio web pedrogarciabarillas.blogspot.com (Blog de Pedro García), desde donde ha divulgado paulatinamente su aficionado oficio de escritor.

En el año 2020 Pedro Andrés unió esfuerzos académicos con el reconocido profesor Antonio Oballos para, entre los dos, concretar un texto que reuniera lo básico de la historia de un pueblo que tiene mucho que contar a sus habitantes, es así como, con el apoyo del Concejo Municipal de Rivas Dávila, se ve el producto del esfuerzo de años de Pedro Andrés y del profesor Oballos, con la publicación digital de la obra en conjunto, intitulada “Historia Básica de La Playa”, teniendo como coautores a los dos mencionados.

Desde la ciudad de Ayacucho, Perú, “Cuna de la Libertad Americana”, Pedro Andrés continúa indagando según sus posibilidades en la historia local, anhelando volver a su tierra para estar con los suyos, con la gente que le vio nacer y confía en su persona y apoya todos sus proyectos personales y aquellos que van en beneficio de la colectividad de la Parroquia Eclesiástica San Vicente Ferrer y la Parroquia Civil Dr. Gerónimo Maldonado del Municipio Rivas Dávila.

P.A

García