martes, 1 de noviembre de 2016

Resumen de una clase de Filosofía

Seminario Arquidiocesano San Buenaventura                    
Cátedra: Seminario de Investigación Filosófica
Pbro. José Luis Toro
P R O T O C O L O
 

      La clase del día se inició haciendo lectura del Protocolo correspondiente a la lección pasada, se acotó que la misma fue un breve resumen del pensamiento de 1600 años aproximadamente. Se comentó, a manera de introducción, que el Papa Francisco ha opinado positivamente sobre Martín Lutero, en cuanto al cambio de paradigmas que este sacerdote agustino efectuó en la Iglesia Católica de la época Medieval.

         “Los cambios radicales o más influyentes del mundo a veces ocurren sin que los protagonistas lo noten”. Introduciendo al tema correspondiente para este encuentro, se puso en común una idea que fue necesario mencionar en la clase pasada, y es en cuanto un “quiebre” que se dio en la edad antigua del pensamiento griego.

         Este “quiebre”, que guarda en sí gran importancia, fue el haber pasado de la oralidad al pensamiento escrito. Antes de surgir la escritura, el ser humano era, en cuanto a miembro de una comunidad, vivía y existía en la polis y para la polis. Al surgir la escritura, se ponen por escrito las tradiciones de la época, es entonces cuando el griego empieza a adquirir conciencia de sí, más profunda que la que tenían anteriormente, y por ello surge la reflexión, que más adelante será la reflexión filosófica. Estamos hablando entonces, de un cambio en la comunicación de saberes del ser humano, cosa que se reflejó notablemente en los diferentes poemas, cartas, sentencias y tratados.

         El proceso para escribir un libro era bastante engorroso. Un libro de baja calidad significaba comprar papiros, un material liviano pero poco duradero. Un libro de alta calidad estaba constituido por pergaminos, los cuales eran muy costos, pues este se hacía del cuero de las ovejas, lo que implicaba horas de trabajo u mano de obra. Para esta época arcaica existían muchas personas que sabían leer, pero no escribir. Pocas personas que sabían escribir y leer. Y con mayor razón, muchas personas que no sabían ni leer ni escribir. 

         Los libros que poseían las familias ricas se heredaban de generación en generación. Los principales encargados de transmitir este sistema intelectual, a través de la escritura de textos antiguos, eran los monjes, lo hacían con tinta y pluma. Libros como la Santa Biblia eran escritos a mano, lo que significaba mucho tiempo y por eso el costo de los mismos. Esa era una de las razones por las cuales la Palabra de Dios no estaba en las manos del pueblo.

         La invención de la imprenta facilitó en gran manera que se pudiera tener los textos escritos, pues consistía en piezas móviles, que al ubicarse de modo ordenado en una plancha podían imprimir páginas completas. Por su parte de inmediato aparece el papel, algunos afirman que es procedente de China, otros que del Oriente Medio, lo importante es que esto aceleró el proceso de la impresión de libros y abarató los costos.

         Cuando surge Martín Lutero, con sus 95 tesis, este proceso de impresión se había mejorado notablemente. En este mismo contexto, a finales de los años 1500 y principios de 1600, a la par del latín había otros idiomas nacionales, es decir, de cada región. Llega entonces la Reforma Protestante, se imprime la Biblia en lenguas vernáculas, es decir, en lenguas autóctonas, sin embargo, la lengua culta continua siendo el latín. Paralelo a estos acontecimientos ocurre en la Hispania la liberación mozárabe.

         Los Reyes de España adquieren beneficios especiales, pues su territorio se caracterizaba por la presencia de las cruzadas, en la perenne lucha contra los árabes invasores. Roma por su parte cayó en la venta de indulgencias, hundiendo de esta manera la moral del Vaticano. Hay por consiguiente una fuerte disputa entre Martín Lutero y el Papa reinante de la época.

         En todo este devenir de ideas, siempre estuvo presente la filosofía, la cual tiene un péndulo, en la que se inclina con especial atención en sus diferentes épocas, y en relación al tiempo histórico que hemos descrito, la filosofía de enfeuda hacia el escepticismo, que proclama la “no existencia de la verdad”.

          Cuando René Descartes estudia, en el Colegio de La Fléche dirigido por los jesuitas, el pensamiento del entonces se encontraba en un momento difícil, pues con la multiplicación de lenguas, países, iglesias, estados con ganas de independizarse, se cae en una crisis del sistema medieval, así como en la actualidad estamos en una crisis del sistema moderno.

         Descartes, en su quehacer intelectual, se detiene y reflexiona, porque se ha perdido el horizonte en cuanto a la cuestión de la verdad, en consecuencia nos estamos refiriendo a que no hay filosofía, no hay sabiduría, porque la filosofía es la búsqueda de la verdad. El escepticismo es la “no filosofía”, pretende ser una ciencia pero niega su objeto.

         Surge de esta manera el problema cartesiano. Descartes se da cuenta de que en el ámbito de la metafísica no ha habido un avance, lo que si en las matemáticas. Por su parte Descartes se cuestiona: ¿será que podemos hacer la filosofía según el método matemático? Plantea entonces la necesidad de un método para dirigir la búsqueda de la verdad, para así poder ser ciencia. Es el momento en el que manifiesta “la duda metódica” para desplomar los cimientos del conocimiento. Ésta es una duda hiperbólica, es decir, una duda exagerada para poder encontrar el conocimiento de las cosas.

         Lo anteriormente explicado, ha de servir como introducción al tema central de la lección. Ahora se da paso a la lectura de dos pequeños fragmentos del Discurso del Método de René Descartes, el cual es presentado precisamente como un “discurso”, es decir, una sugerencia. El autor refleja en la Primera Parte de su Discurso que:

“El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aun los más descontentadizos respecto a cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen.”

Más adelante apunta lo siguiente: “Pero, sin temor, puedo decir que creo que fue una gran ventura para mí el haberme metido desde joven por ciertos caminos, que me han llevado a ciertas consideraciones y máximas, con las que he formado un método, en el cual paréceme que tengo un medio para aumentar gradualmente mi conocimiento y elevarlo poco a poco hasta el punto más alto a que la mediocridad de mi ingenio y la brevedad de mi vida puedan permitirme llegar”.

Descartes plantea su Método en cuatro partes:

1-   No admitir como verdadero cosa alguna, a menos que no se presente como evidente, o lo que es igual, que sea claro y distinto.
2-   Dividir en cuantas partes sea posible.
3-   Empezar por lo más simple hasta lo más complejo.
4-   Revisar el proceso.

Esto está tomado de la Geometría.

         Quiero finalizar apuntando algunas fechas que son necesarias conocer para ubicarnos en el contexto histórico del contenido anteriormente esbozado.

         En el año 1440 se inventa la imprenta.

En el año 1492 se descubre América por el italiano Cristóbal Colón.

         Martín Lutero: teólogo y reformador alemán. Nació en 1483 y falleció en 1546. Atacó el tráfico de indulgencias y el principio mismo de éstas en sus 95 tesis hacia 1517.

         El Papa León X (1513-1521) inicia las disputas con Lutero.

René Descartes: filósofo, matemático y físico francés. Nació en 1596 y falleció en 1650. El Discurso del Método lo escribió en 1637.

P.A
García

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