jueves, 1 de diciembre de 2022

La experiencia, según Oswald Aulestia

¿QUÉ ES LA EXPERIENCIA?

Oswald Aulestia es un famoso pintor español que se ha dado a conocer por su facilidad para copiar “falsificar” grandes obras del arte pictórico. Invitado por el presentador de televisión David Broncano a su programa “La Resistencia” por Movistar+, Oswald asistió al plató portando unas elegantes gafas oscuras y una gorra negra con la siguiente inscripción en letras blancas “Todo es un fraude”, frase bastante humorística al hacer alusión a su trabajo profesional: el mayor falsificador de la historia.

Broncano, pillo como él solo, no dejó pasar esta oportunidad para preguntarle a su invitado si creía que realmente todo era un fraude, a lo que Aulestia respondió contundentemente que sí, que él creía que todo era un fraude, sin embargo, su entrevistador prefirió dejar claro que él por su parte no lo creía tan así, a pesar de ser un “poco descreído”. Oswald prosiguió explicando que “el amor que profesa una madre hacia su hijo no es un fraude, todo lo demás, cerca…”, estallando en aplausos el público presente.

Después de hacer alusión a grandes pensadores filosóficos de la Antigüedad, Oswald afirmó que “solo los jóvenes saben”, pues para él la juventud es aquella etapa en la que se cree saberse todo, sobre todo. Broncano le interrogó si estaba de acuerdo con aquello de que a partir de los años vividos se logra adquirir más experiencia, a lo que el entrevistado contestó con un descrédito total a dicha aseveración común, para luego pasar a explicar lo que para él es la experiencia:

“La experiencia no sirve para nada. La experiencia es un caminante que va por un camino de noche con un palo sobre su hombro y al final del palo una luz. Esto es la experiencia. Pero, cada paso que das, quedas en el suelo. La experiencia es el pasado, y el pasado… Ahora, habría que llevar el palo y la luz hacia adelante, pero entonces no es experiencia, podría ser ciencia.” Coincidiendo en esta parte final con la opinión de Broncano.

Esta brevísima alegoría filosófica del pensamiento aulestiano me parece que no está muy alejada de la realidad. Ya les explicaré mi parecer. Analicemos sus palabras.

En primer lugar, el caminante, somos todos y cada uno de nosotros, los que tenemos un propósito en la vida y por eso vamos caminando, es decir, no estamos quietos, sino en movimiento, en busca de algo o de alguien. La vida es un caminar, una breve peregrinación. La vida es ponerse en marcha en busca de nuestras propias experiencias, no es quedarnos de brazos cruzados esperando que nos sucedan cosas. El sentido de la vida es encontrarle a la vida un sentido, y en este propósito, lo más importante es que lo más importante sea realmente lo más importante: Dios.

En segundo lugar, las circunstancias del camino, que se camina “de noche”, lo que perfectamente hace referencia a la carencia de luz y clarividencia de nuestra realidad humana, pues, aunque sea cierto que somos seres inteligentes, lo es más aún que nos hace falta luz para saber dónde pisar y qué pasos dar con seguridad, sobre todo evitando el error, porque es lógico que nadie quiere errar en la vida, aunque también es verídico que de los errores se aprende. Es cierto que de día el Sol nos ilumina, pero de noche no siempre tendremos la luz de la Luna.

En tercer lugar, el palo con la luz a las espaldas, esta es la experiencia según Oswald Aulestia, una luz que cargamos detrás de nosotros, luz que nos ilumina desde atrás -porque la experiencia es el pasado- pero que se ve truncada por la sombra que genera nuestro propio cuerpo, por eso afirma Aulestia que, aunque se lleve esa luz de la experiencia detrás, con cada paso que se da se termina en el suelo, ya que la luz, no obstante se posea, no termina de iluminar bien el camino que se tiene por delante, de ahí que para Aulestia la experiencia no sirva de nada. Muchas veces el mayor obstáculo en nuestras vidas somos nosotros mismos, los miedos, el mal uso de la libertad, la ignorancia de las leyes universales más sencillas (si juegas con fuego te quemarás).

Finalmente, Aulestia deja la posibilidad abierta de que, en su relato filosófico, el caminante pueda hacer un importante cambio y empezar a llevar el palo con la luz delante de sí, para iluminar su camino, sin embargo, para el pintor esto ya no sería experiencia, sino probablemente ciencia, es decir, una luz que va delante del caminante, una luz que puede no ser la propia, sino la de otros…

Ahora bien, la vida es un caminar que no se hace solo, pues evidentemente aunque cada uno camine con su propia luz, de noche, en la incertidumbre, no se camina solo, hay otras personas que tal vez van por el mismo camino que vamos transitando, entonces, sería oportuno encontrar a esa persona, para que su experiencia nos sirva a nosotros como faro, pues, si dejamos que la otra persona camine delante, su luz, que lleva a espaldas, nos iluminará el camino, ya que vamos detrás de ella, y a su vez, nuestra luz de seguro estaría iluminado el camino de los que vienen detrás…

Otro famoso español, José Ferrater Mora, en su Diccionario de Filosofía, dice que la experiencia es “la enseñanza adquirida con la práctica. Se habla entonces de la experiencia en un oficio y en general, de la experiencia de la vida”. Pero, la experiencia no puede ser un camino ya recorrido, porque esto no tiene sentido, ya que cada cosa es distinta, nada permanece, todo cambia; la experiencia debe ser la manera habilidosa de caminar por un camino desconocido, con la luz de los demás, con la astucia y la audacia de saber superar obstáculos en el camino, porque no es lo mismo rodear una gran piedra que proponerse pasar por encima de ella, no significa esto que deban evitarse los obstáculos, por el contrario, evadir una guerra es de sabios y valientes, sin olvidar que la vida es también una guerra con distintas batallas…

En conclusión: como nos recuerda un adagio popular chino, o árabe, o africano, no importa en realidad su procedencia, “solo, llegarás más rápido, pero, acompañado llegarás más lejos”, es decir, valoremos la experiencia de los demás, aprendamos de los errores ajenos, y seamos también una luz que alumbre el paso de los que vienen detrás, porque en esta vida todos nos necesitamos y es ahí donde comprendemos que en la unión está la fuerza y que, así como he recibido gratis, debo dar gratuitamente. Nuestra vida ha de ser un ejemplo a seguir, un modelo a imitar, porque a su vez nosotros hemos aprendido de aquellos que se nos han adelantado. Nada hay nuevo bajo el Sol y a su vez todo es distinto, todo es sorprendentemente novedoso cada día.

El poeta Antonio Machado -otro español- dijo al “caminante” que no hay camino, sino que se hace camino al andar, cosa que también es muy cierta, y de esta frase podemos rescatar que no debemos tener miedo de abrir nuevos caminos, aquellos que nunca nadie ha transitado, y descubrir otros horizontes, los mismos que nunca nadie haya visto. Cada vida es distinta y cada camino también debe serlo. Seguir el camino de otro no significa repetir la ruta, pues cada persona percibe el mundo a su manera, desde sus limitaciones personales, y en este sentido, aunque se transite por el sendero antes caminado por otro, se está teniendo una experiencia distinta, incluso mejor, perfeccionada.

Finalizo esta absurda reflexión, intento de filosofar, dejándoles unas palabras del último español que será citado en este artículo, san Josemaría Escrivá de Balaguer:

“¿Que has fracasado? -Tú -estás bien convencido- no puedes fracasar. No has fracasado: has adquirido experiencia. - ¡Adelante!” (Camino 405).

P.A

García

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