La
Playa es el pueblo que me vio crecer, siento un sano orgullo de pertenecer a
este bello gentilicio, por eso puedo afirmar a los cuatro vientos que soy
“playense”. Mi pueblo querido de La Playa no cuenta con fecha de fundación, su
historia tal vez sea poco conocida, por eso me animo a presentarles este
artículo, pero no puedo continuar sin dejar claro que, sé de la existencia de
una Revista sobre La Playa, hecha por el Profesor Alejandro Castillo, en la
que, hablando sobre la historia del pueblo, cita a Fray Pedro Simón, del cual
yo haré un análisis más profundo.
A continuación quiero explicarles un
poco sobre la historia de nuestro querido pueblo de La Playa, para ello me
basaré en los relatos de Fray Pedro Simón, en su libro Noticias Historiales de Venezuela[1],
donde se recoge lo acontecido en el terremoto de La Grita, ocurrido para
principios del año 1610.
Es
necesario conocer al autor de los relatos más remotos de La Playa, a saber,
Fray Pedro Simón, el cual era natural de San Lorenzo de la Parrilla, Cuenca,
España, su padre se llamaba Pedro Simón Ordoño y su madre Ana Domínguez, con lo
cual hemos conseguido nombre y apellido al creador de la historia de La Playa:
Fray Pedro Simón Ordoño Domínguez. Su fecha de nacimiento se ha precisado para
el año 1574, lo que indica que, contaba con al menos 38 años de edad cuando
pasó por esta tierra, en 1612. Era religioso de la Orden Franciscana. Para 1604
llega de España a tierras venezolanas, siendo su primer puerto la isla de
Margarita. En 1612 se traslada de Bogotá por los Andes venezolanos, pasando por
La Grita, Bailadores, Mérida, entre otras ciudades del momento, luego en 1613
regresa a Bogotá por el mismo camino. La fecha de la publicación de sus Noticias Historiales se sitúa para 1627,
con lo que se pierden rastros de su vida, hubo de morir en tierras americanas[2].
Ahora,
para hacer el breve estudio, quiero presentarles el texto íntegro de Fray Pedro
Simón, que se presentará en cursiva, pero que al mismo tiempo llevará entre
paréntesis los numerales que más adelante se desarrollarán.
CAPÍTULO
XXXV
III- VUELA UN CERRO DE
UNA PARTE A OTRA CON EL TERREMOTO EN EL VALLE DE LOS BAILADORES
3-
En este mismo y a la misma hora (1) se acrecentó otra de
las más notables que hemos oído hayan sucedido en el mundo. Y fue que en el
valle de los Bailadores, que corre, como dijimos, Norte Sur, a la mitad de él,
a seis leguas de la ciudad, de la cordillera que demora a la mano izquierda voló
la mitad de un valentísimo cerro (2),
como si fuera de pluma, y casi a la mano derecha quedó plantado a la mitad del
valle, haciendo, con el golpe que dio en la cordillera contraria, una notable
abertura. Como también lo era la que quedó en el asiento de donde se levantó el
cerro, por donde comenzó luego a salir un buen golpe de agua que permaneció en
sus corrientes algunos días (3). Con que se acrecentó
el rebalso que hizo el río del valle con el asiento del cerro (4),
quedando rebalsadas y haciendo un tan valiente y fondable laguna, que podían
nadar en ella muy gruesos navíos (5),
pues estuvo rebalsado sin que saliera gota de la mucha que entraba (por ser el
río de más de dos bueyes de agua), desde este día hasta el de San Juan del
mismo año. Que rompiendo por un lado (6),
salió tan impetuosamente que, con dispendio de mucho ganado mayor que andaba
seguro a la parte de abajo y de algunos sembrados de maíz y tabaco, se extendió
por todo el valle. Que junta esta pérdida con la que sucedió de otras más de
quinientas cabezas del mismo ganado que cogió el cerro debajo, cuando asentó el
valle, no fue pequeña. Aunque muy mayor la de haber cogido debajo tres
muchachos españoles de hasta diez o doce años y un indio gandul que estaba con
ellos, a la sazón, a la mitad del sitio donde quedó plantado. Que con estos dos
hijos y un sobrino de Francisco de Escalante, que quedaron enterrados entre las
ruinas de una casa, que también cayó en el mismo valle, y los muchos que
murieron, españoles e indios, hombres y mujeres, en la ciudad y otras partes,
pasaron de sesenta personas, que para las pocas que tiene aquella tierra, fue
muy gran cantidad (7).
IV
EFECTO QUE HIZO ESTE CERRO Y UN ALZAMIENTO QUE INTENTARON LOS INDIOS.
4-
A un lado del mismo valle, en un ancón que llaman de Suárez, se hacía un
salebroso pantano que era el sumidero de todo el ganado del valle, a cuyos
lados tenía dos frondosos y valientes árboles, los cuales, con todo el pantano,
volaron más a media legua con la fuerza del terremoto y quedaron plantados
donde cayeron, como antes estaban. A los dos años de este suceso, que fue el de
seiscientos doce, por el mes de septiembre, pasé por estas tierras y el
siguiente, casi al mismo tiempo, torné por ellas; y a la ida y vuelta pude, con
atención, considerar estos sucesos, aunque no con la advertencia que ahora lo
hiciera, por no tener entonces intentos de escribir esta historia. Pero no pasé
tan del todo a ciegas que no advirtiese, por curiosidad, algunas cosas y entre
ellas fue el parecerme que la causa de haber volado aquel cerro, supuesto que
tras él salió de la caverna mucha agua, había sido que ésta, traída por alguna
caverna o conducto que debe venir corriendo la cordillera abajo, ha recogido
algún gran viento, y que este, no pudiendo volver atrás con el impedimento del
agua, rompió su gran fuerza por lo más flaco que fue aquel cerro y lo hizo
volar. Parecióme caminaríamos por encima de él, por ser el camino real a la
ciudad de Mérida, casi media legua; y a los dos lados de donde se sentó, vi
estaban rehuidos del lugar donde se asentó el cerro, unos pequeños cerrillos
con sus matas y árboles, pues parecían haberse retirado para dar lugar al
asiento del que voló que, cómo había caído de alto, estaba todo él esponjoso,
la tierra muelle y llena de aberturas. Vi también la que hizo en el contrario
cerro con el golpe que le dio, que era harto crecida, si bien ya estaba algo
derrumbada de una parte y otra. Otros pedazos del mismo camino y cuestas vi que
estaban de la misma suerte, de tierra y muelle abierta, que el cerro volado,
por cuyas aberturas salía mucho viento, como también me dicen sale hoy por la
que quedó en el asiento de donde voló.
(1):
en los párrafos previos
a este numeral III del capítulo XXXV, Fray Pedro Simón deja claro que el
terremoto de La Grita ocurrió el tres de febrero, día de san Blas, en el año
1610, a las tres de la tarde, la tierra se movía como las aguas del mar cuando
están inquietas. Para esta época La Grita ya contaba con un Alcalde, que se
llamaba Benito Rosal, con un cura, dos Iglesias y un convento. Las mujeres de
La Grita en aquel día estaban unas reunidas con la madre del cura que venía de
la ciudad de Mérida y otras en casa de una mujer honrada que estaba recién
parida.
(2):
como ya dije
anteriormente, en la Revista de La Playa, del Profesor Alejandro Castillo, se
ubica este cerro valentísimo como
parte de las montañas de la parte norte de La Playa, donde hoy día se le conoce
como Las Barrancas de Don Víctor Sánchez, lugar geográfico al que se le
aplicará toda explicación hecha por Fray Pedro Simón.
(3):
puede estar haciendo
mención de la quebrada La Arenosa, en la parte alta del sector Las Delicias.
Quien observe desde esta perspectiva hacia abajo, notará como en el sector El
Volcán, hay un pequeño cerro de piedras, el cual pudo haberse formado allí por
las crecidas de esta quebrada, o por el mismo deslizamiento del valentísimo
cerro en 1610.
(4):
Fray Pedro Simón
especifica que son dos corrientes de agua las que van llenando la represa que
se forma al deslizarse el cerro y quedar plantado a la mitad del valle, una es
la recién formada quebrada “La Arenosa”, y la otra es el mismo río que baja de
Bailadores, el río Zarzales o río Mocotíes.
(5):
en este apartado, puede
darse razón al nombre que lleva el pueblo, pues, como lo refiere Fray Pedro
Simón, en la laguna que se formó en el valle, podían navegar gruesos navíos, lo
que deja a pensar que todo el territorio sobre el cual se asienta hoy en día la
población de La Playa, estuvo bajo agua, razón por la que la geografía del
lugar sea plana semi-inclinada arenosa y pantanosa.
(6):
este “lado” por donde
salió toda el agua, puede ubicarse hoy en día en la llamada curva “Sogamoso”,
que está frente a la antigua planta eléctrica de los Mora, en el sector El
Volcán. Fray Pedro Simón precisa que para el día de san Juan del mismo año, es
decir, para el 24 de junio de 1610, rompió la represa de agua, la cual duró un
aproximado de cuatro meses y más en formación, de allí que algunos piensen que
los pocos habitantes del lugar tuvieron que mudarse hacia zonas más altas, para
no quedar sumergidos bajo el agua.
(7):
como es de suponer, la
zona del valle, para el momento, ya era habitada por indios y españoles, Fray
Pedro Simón menciona la pérdida de siembras de maíz y tabaco, al igual que
ganado y un número superior a las sesenta personas fallecidas por la corriente
de agua, entre indios y españoles, jóvenes y adultos, incluso menciona la
existencia de una casa, lo que deja a pensar que por la zona al menos ya habían
haciendas, probablemente trabajadas por indios y administradas por españoles
opresores.
García
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