“NOCHE DIOCESANA”
La “Noche Diocesana” es una actividad propia de
esta institución, en la que se tiene por objeto dar a conocer, a groso modo, la
cultura, religiosidad y tradiciones de las diferentes Diócesis que están
presentes en esta comunidad formativa, a saber: Diócesis de El Vigía-San Carlos
del Zulia; Diócesis de Guanare; Diócesis de Machiques; y la anfitriona
Arquidiócesis de Mérida.
Esta edición de la “Noche Diocesana” del 2019, se
ha preparado con esmero y esfuerzo mancomunado, pues, en el marco de la
festividad de la Beata Carmen Rendiles, tercera beata venezolana, contamos con
la presencia de personas que aportan su grano de arena en pro de esta obra de
la Providencia de Dios que es el Seminario. Acompañó, también, Mons. Luis Enrique Rojas Ruiz, quien
agradeció la preparación y dedicación de los jóvenes seminaristas en hacer el
esfuerzo de salir adelante en una actividad como esta, en la que no solo se
pudo conocer, por medio de un Stan, los rasgos pictóricos de las cuatro
regiones anteriormente mencionadas, sino que, aunado a ello, se pudo degustar
la gastronomía típica de cada lugar.
La Diócesis
de El Vigía-San Carlos del Zulia presentó orgulloso su religiosidad popular
con la escenificación de San Benito de Palermo y San Carlos Borromeo, al igual
que estuvo presente la maqueta de la Catedral de El Vigía, icono arquitectónico
de esa zona sur del lago de Maracaibo.
La Diócesis
de Guanare tuvo el agrado de presentar la devoción a la Santísima Madre de
Dios aparecida en los llanos venezolanos al Cacique de los Coromoto, aquel 8 de
septiembre de 1652, de igual manera, con la ayuda de las coplas y un cuatro
marcando el compás, recitaron los versos que armonizaron su escena dentro del
recorrido de la “Noche Diocesana”.
La Diócesis
de Machiques, con menos representantes en este Seminario, ambiento su
estación con un bohío típico de las etnias indígenas que habita la Sierra de
Perijá, en la frontera colombo-venezolana, en este sentido representaron los
bailes populares con el tambor y recalcaron la importancia de la evangelización
llevada a cabo en esas tierras por los venerables misioneros capuchinos, a
quienes se debe gran parte del trabajo catequizador de aquella zona.
Y finalmente la Arquidiócesis de Mérida captó los aplausos de los presentes al
sacar al recorrido un pequeño vehículo que transportaba un chofer y en su tolva
una carroza a San Isidro Labrador con frutas, hortalizas y legumbres, tal y
como es la costumbre por la zona andina. Mérida animó su escena con el canto de
los versos al Niño Dios, en representación de la Paradura, y finalmente se
degustó la tradicional chicha con pasteles.
Al concluir la “Noche Diocesana” los jóvenes del
Curso Propedéutico escenificaron una Poema titulado “Florinda en invierno”
seguido de un baile de música venezolana protagonizado por un joven y una
hermana del Colegio Sagrada Familia. El Seminario Menor también estuvo
presente, y ellos presentaron a los presentes una obra de teatro titulada “El
Buen Samaritano al estilo siglo XXI”, donde fue imposible detener las risas,
pues sus protagonistas desempeñaron sus papeles de la manera más jocosa
posible.
El Presbítero Reinaldo Muñoz, Rector de esta Casa
de Formación, agradeció la asistencia de todos los presentes, e instó a seguir
trabajando por cultivar los valores en los futuros sacerdotes de la Iglesia
Católica venezolana.
El Seminario de Mérida siempre se ha caracterizado
por ser una institución de hondas raíces culturales y civiles, y prueba de ello
es esta tradicional “Noche Diocesana”, en la que los jóvenes seminaristas
despejan un rato su mente de los estudios y el horario establecido y ponen al
servicio de todos los dones y carismas que poseen, siempre apostando por el
trabajo en equipo y por el fortalecimiento de la fraternidad interdiocesana que
fomenta este tipo de actividades.
P.A
García
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