LOS AZULES Y TIERRA SANTA
Felizmente
cumplí con el tiempo de Misiones de Semana Santa, que este año 2019 se
estableció desde el Jueves 11 de abril, con la Celebración de la Misa Crismal,
hasta el Domingo de Pascua de Resurrección 21 de abril.
Ahora puedo contestar, cuando la gente me pregunte: ¿cuánto
le falta?, solamente dos semanas, sí, dos semanas santas, ya que es costumbre
responder de esa manera, y a mí me gusta agregar: más me faltaba cuando empecé.
Ahora puedo decir confiado que el tiempo de Dios es perfecto, realmente sé que
él va haciendo su obra en mi vida. Dios quiera y no esté equivocado.
Inicialmente fui designado a la Parroquia San José de
Mucuchachí, pero por razones ajenas a mi voluntad, los presbíteros Albeiro y
Gerardo Ramírez decidieron dejarme en la Parroquia Santuario Arquidiocesano
Santo Cristo de Aricagua, donde iría a misionar a las comunidades de Hato Viejo
y Pueblo Viejo, pues según ellos desde la comunidad de El Naranjo de Mucuchachí
sería imposible la comunicación y el padre Gerardo se comprometió a asistirlos
con al menos una celebración eucarística. Todo esto se decidió antes de salir
del Seminario.
Llegamos a Aricagua el jueves a las 8:00pm, luego de tener
un excelente viaje con la respectiva parada en la antena desde donde se ve la
población de El Morro, allí tuvimos una suculenta merienda: un kilo de fresas,
las cuales duraron en la bolsa hasta que se acabaron. Jorge Rojas, de I de
Filosofía era el otro compañero seminarista que nos acompañaba para Aricagua,
él estaba asignado para El Cañadon.
El jueves en la noche acompañé a Jorge a conocer el
Santuario del Santo Cristo de Aricagua, yo ya había conocido el lugar en
diciembre de 2017, cuando estuve por las misiones de Adviento en la Comunidad
de Mocomboco y El Platanical.
El Santuario de Aricagua es por fuera poco atrayente, su
torre alta y sencilla es una estructura destinada únicamente a soportar las
cuatro campanas que posee la parroquia, una de ellas muy deteriorada. Por
dentro el templo es una delicia pictórica, pues sus altas pinturas,
asemejándose a las del Santuario de Bailadores, ornamentan aquel “Betel"
haciéndolo digno de resguardar la venerable talla de madera de un Cristo
agonizante, pues su ojos abiertos así lo manifiestan. De las pinturas del
Santuario llama la atención los cuadros de Mons. Baltazar Porras y Mons. Luis
Alfonso Márquez. El primero no guarda fidelidad al personaje, pues el tono de piel
usado fue más claro que en la realidad; el segundo sí es fácil de reconocer, ya
que la sonrisa de Mons. Márquez es muy fácil de asimilar, es propia, además de
toda su persona. Otro detalle característico del Santuario son sus vitrales, en
particular me gusta ver el del Siervo de Dios Mons. Miguel Antonio Salas.
Esa noche Jorge y yo rezamos el Santo Rosario, ofrecido por
las misiones y por los demás hermanos seminaristas, como es mi costumbre. Este
día ocurrió un detalle que no puedo pasar por alto, Jorge rezó de manera
espontánea las letanías a nuestra Señora y solamente le faltó (Reina de las
Vírgenes) cosa que me agradó mucho, pues no he sabido de algún seminarista que
se sepa de memoria todas las letanías. Obviamente al finalizar el rezo le
mencioné la letanía que se le escapó y no dudé en felicitarlo: dignísimo hijo
de María.
El viernes 12, a media mañana buscaron al padre Gerardo que
iba para Campo Elias. A Jorge, que fue enviado a la comunidad de El Cañadon, lo
buscaron en horas de la tarde, pero a mí no me buscaron para ir a Hato Viejo y
Pueblo Viejo, por lo que tuve que pasar ese viernes en la casa parroquial de
Aricagua.
En la mañana, después que el padre Gerardo se fue, estaba
organizado en Aricagua un Vía Crucis "viviente" a cargo de las
instituciones educativas y como anfitriona la Escuela "Francisco Antonio
Uzcátegui", al que Jorge y yo asistimos; la presencia del padre Albeiro,
revestido con sotana blanca, reclamó la seriedad que aquel acto de piedad
merecía, pero las risas no pudieron aguantarse ante la actuación de los jóvenes
en el momento de la negación de Pedro, pues al acabarse la última negación,
cuando corresponde el canto del gallo, a un joven que fungía como soldado le
acercaron el micrófono, y él muy seguro de su acto cantó como lo hace un gallo:
¡kikiriki!. Fue imposible resistir ante semejante telón, de ahí en adelante nos
dispusimos a observar las escenas del Vía Crucis que los jóvenes del Liceo
representaban, disfrazados, algunos de ellos, con las casullas y albas de
antigua usanza. Pilato vestía una hermosa casulla verde y Herodes una morada.
Sólo en Venezuela.
Frente a la escuela, desde donde se dio inicio al Vía
Crucis, está el primer automóvil que llegó a Aricagua, promovido por el Pbro.
Lic. Pedro Antonio Moreno Uzcátegui, cuando éste fue Cura Párroco de esta
localidad. Se trata de un Willys, sin las dos puertas, color verde, techo de
lona negra y se conserva en muy buen estado, reposando sobre un gran pilar
triangular de concreto y en la base una placa conmemorativa. En el parachoques
del pequeño vehículo están los nombres de los demás ayudantes que hicieron
posible la llegada de ese aparato sobre ruedas.
Ese viernes no me vinieron a buscar, es así como pernocté
nuevamente en la Casa Cural. En la tarde estuve atento por si me buscaban pero
la espera fue en vano. El padre Albeiro decidió que si el sábado antes de
mediodía no aparecía nadie por mí, me cambiaría de destino, tal y como sucedió.
El sábado 13 de abril en horas de la tarde el padre me envió
a una comunidad donde sí esperaban con ilusión la presencia del seminarista, se
trata de Los Azules, comunidad más cercana al pueblo y mejor organizada y
participativa que muchas otras del Municipio Aricagua. Llegué a casa de Doña
Justina Rivas de Castillo y su esposo Don Rafael Castillo, allí es donde se
hospeda siempre a los seminaristas que van para esa comunidad. Rápidamente me
hablaron de los seminaristas anteriores: Elis Fernando Gutiérrez Rojas en
diciembre de 2015; Eduardo Ismael Gotopo Ruiz en diciembre de 2016; y Ender de Jesús Toro Castillo en diciembre de 2018.
Organicé la maleta en la habitación asignada, que es la sala
de aquella casa. Fui solo a la capilla a conocerla, está unos 200 metros más
abajo, estaba abierta, pues tiene la presencia del Santísimo Sacramento del Altar.
Es una capilla de tamaño regular, suficiente para los habitantes de esa aldea.
Tiene escasamente 20 años de haber sido remodelada. Cuenta con una "casa
cural" que todavía no está amueblada ni totalmente acondicionada. La
patrona de la capilla es la Inmaculada Concepción. El altar mayor es fijo y lo
preside un gran crucifijo de yeso, de procedencia colombiana, donado en 2012
por don Rafael Castillo. La capilla del Santísimo está a mano izquierda
entrando. Tiene solamente dos ventanas al lado derecho entrando, que dan con el
camino principal de tierra. Ese sábado supe que Los Azules se llama así por el
tipo de tierra que en ese lugar se puede conseguir, es decir, su tonalidad es
azul, como si estuviera compuesta por piedra de río molida.
DOMINGO DE RAMOS
El domingo de Ramos o de la Pasión del Señor fui temprano a
rezar a la capilla, luego de notar que muchas personas bajaban a misa al pueblo
me animé también y decidí bajar caminando. En el trayecto me alcanzó en una
moto uno de los visitantes que también se hospedaba en casa de doña Justina.
Llegamos al pueblo y pude participar en la misa dominical. Antes conocí a la
señora Cira de Torres, madre del Pbro. José Yonelis Torres y pude saludar
también al señor José padre del mismo sacerdote, ellos eran los encargados de
esa misa dominical. En la misa participé en la lectura de la Pasión de nuestro
Señor Jesucristo según san Lucas, como narrador (C), el diácono Juvencio hizo
de (S) u otros personajes, y el padre Albeiro hizo de (+) Jesucristo. Al
despedir la misa el padre anunció que la radio ya servía u que había gastado 80
dólares, por lo que pedía la colaboración de todos. Además anunció que yo
estaría atendiendo dos comunidades, a saber: Los Azules y Tierra Santa.
Fui a almorzar en la Casa Cural. Una señora de Tierra Santa
conversó conmigo para organizar mis subidas a la comunidad. Después de almorzar
esperé un poco a ver si me pasaban buscando para regresar. Decidí caminar, y
una hora después de empezar a hacerlo me dieron la cola en una samurái blanca.
A las 4:00pm acompañé la Junta del Praesidium Inmaculada
Concepción de la Legión de María, que trabaja en Los Azules. El presidente es
el joven Leomar Castillo, fiel acompañante de los seminaristas. Se reúnen todos
los domingos a dicha hora. Allí se nos hicieron las 5:00pm hora pautada para
hacer la celebración de Domingo de Ramos. Asistieron un poco más de 40
personas, comulgaron pocas. Al finalizar la celebración nos organizamos la
semana haciendo un pequeño programa de mis movimientos en las dos comunidades, quedando
de la siguiente manera:
Domingo de Ramos: 4:00pm Junta de Praesidium de la Legión de
María. 5:00pm Celebración de la Palabra de Domingo de Ramos.
Lunes Santo: 9:00am visita a los enfermos sector Los Ceibos.
2:00pm visita a los hogares de Tierra Santa. 5:00pm Celebración de la Palabra
en la Capillas de Tierra Santa
Martes Santo: 9:00am visita a los enfermos sector Los
Lechozos. 2:00pm visita a los hogares de Tierra Santa. 5:00pm Celebración de la
Palabra en Tierra Santa.
Miércoles Santo: 9:00am visita a los hogares sector Los
Palchos. 4:00pm procesión y vía crucis del Nazareno. 5:00pm Celebración de la
Palabra en Los Azules.
Jueves Santo: 9:00am visita a los hogares sector Los Mangos.
3:00pm Hora Santa en Los Azules. 5:00pm Celebración de la Palabra en Tierra
Santa. 7:00pm Celebración de la Palabra en Los Azules.
Viernes Santo: 9:00pm visita a los hogares sector Principal.
3:00pm Viacrucis viviente en Los Azules. 7:00pm Celebración de la Palabra en
Tierra Santa.
Sábado Santo: 9:00am visita a los hogares sector Principal.
5:00pm Celebración de la Palabra en Tierra Santa. 7:00pm Celebración de la
Palabra en Los Azules.
LUNES SANTO
El lunes como el domingo fui temprano a la capilla de Los
Azules a rezar el Oficio de lectura y las Laudes. A las 9:00am salí en compañía
de una niña y una señora a hacer la visita a los enfermos. Fueron 8 en total
las comuniones repartidas. En el trayecto llovió fuerte y nos mojamos sin poder
evitarlo, yo fui el que más se mojó, pues por la altura la sombrilla no cubría
lo suficiente, además por el tipo de lluvia con viento fue imposible escapar de
la lluvia. No esperamos a que parara la lluvia pues teníamos el tiempo medido.
Me mojé de tal manera que las Hostias Consagradas que las llevaba en el pecho
envueltas en un Corporal se mojaron también y se volvieron todas una misma
forma, sin embargo pude despegar una a una a la hora de dar la comunión a cada
enfermo. En las visitas la niña Freymary leía la oración por los enfermos que
llevábamos en el Manual de Oraciones del Regnum Christi. Después de almorzar me
dispuse a poner a secar los zapatos con el buen sol que se asomó.
En todas mis misiones anteriores siempre he usado la sotana
todo el tiempo, pues llevo la sotana que tengo desde el curso Propedéutico en
el 2013; esta vez no pude hacerlo, pues me traje la sotana nueva, la que mandé
hacer para el rito de la Admisión y no puedo deteriorarla tan inconscientemente,
sin embargo, para estar identificado, más que por mí, por la gente, usé la
camisa clerical.
A las 4:00pm vinieron en una moto a buscarme para ir a la
comunidad de Tierra Santa. Era un jovencito que parecía experto en el manejo de
motos, pues aceleró de tal manera durante el dificultoso trayecto por carretera
de tierra, que me hizo pensar que mis días en esta tierra terminarían de forma
trágica. Dios cuide a todos los motorizados y les dé prudencia al manejar.
En Tierra Santa lo primero que hice fue preguntar por qué el
nombre tan particular, me dijeron que así le había puesto un sacerdote, pero
que el nombre más común era Pueblo Nuevo, y éste se debía a que hace unos años
atrás, los temblores amenazaron con acabar el pueblo de Aricagua y ese lugar había
sido comprado por un Gobernador para refundar allí la población. En realidad el
sitio es bastante coqueto, posee una capilla construida hace aproximadamente 30
años, muy bonita, dedicada a la Virgen de la Paz, un poco descuidada, y una
plaza con el busto del Libertador, sembrados sus alrededores de grama y en
torno a la pequeña plaza unas 10 casas unidas.
En la capilla recé el Santo Rosario con una señora
legionaria, lo supe pues me siguió en el rezo de la Catena Legionis. A las
5:30pm hicimos las Celebración de la Palabra con presencia de unas 20 personas.
Solamente comulgó una. Les expliqué la programación pactada con la comunidad de
Los Azules y estuvieron de acuerdo en el horario. En Tierra Santa o Pueblo
Nuevo les agrada bastante la presencia del seminarista, de igual manera hacen
el esfuerzo por participar de las actividades en la capilla. Al finalizar la
Celebración se me acercaron varias personas y me explicaron que antes de
comulgar querían confesarse, por lo que irían diligentemente el día martes a
las confesiones en el pueblo, ya que el padre Albeiro lo tenía programado a
partir de las 4:00pm.
Hoy supe que la gente de esta zona les llaman
"ejercicios" a todas las actividades de la Semana Santa, como el
Viacrucis o las celebraciones en la capilla.
A las 8:00pm me bajaron otra vez en una moto, la conversa
con el que manejaba fue nutrida. Casi que un cuestionario de preguntas y
respuestas, por un momento me sentí interrogado por un misterioso, pues no
podía ver su rostro, era obvio, estaba manejando. No había luz eléctrica en Los
Azules. Llegué a la casa de doña Jacinta y allí me esperaba una taza de
chocolate caliente. Hablé un rato con los nietos de doña Jacinta y me fui a
descansar.
MARTES SANTO
La rutina de la mañana es igual para todos mis días de
misiones. A las 9:00am salí con Freimary a visitar los hogares del sector Los
Lechozos. Fueron 10 casas en total. Gente muy sencilla. La conversa con la
acompañante me comprometió a volver en 2022 a celebrarle la misa de los quince
años, Dios nos de vida y salud y que esa sea su voluntad, volver como
sacerdote. En la mañana llevé mi ropa a lavar a una casa vecina. Siempre en las
misiones hago el esfuerzo de lavar mi ropa personalmente, pero tampoco puedo
desairar a quien se ofrezca a hacer este oficio.
Mientras íbamos de una casa a otra se me ocurrió preguntar
por nuestras hermanas las culebras, (como diría san Francisco de Asís) y me
dijeron que si habían. Deseé no encontrarme con ninguna, pero, en horas de la
tarde, cuando subía en moto para Tierra Santa, nos apareció una señora culebra
que pretendía cruzar el camino, no pudimos esquivarla y le pasamos por encima,
la desdichada quedó revolcándose, yo di gracias a Dios por haber estado seguro
en ese momento, de lo contrario el grito se hubiese escuchado a 15 kilómetros a
la redonda.
En Tierra Santa parece que no había un alma en las pocas
casas cercanas a la capilla, por lo que me dispuse a caminar y aproveché de
rezar el Santo Rosario con vista al pueblo de Aricagua. Al regresar a la
capilla recé las Vísperas y medité algunas estaciones del Viacrucis.
A las 5:40pm iniciamos la Celebración de la Palabra con 10
personas que rápidamente se congregaron al toque de la campana. Había comenzado
a brisar. Sin luz tuvimos que iluminar el Pan Diario con las linternas de los
teléfonos. Al finalizar la Celebración nos quedamos conversando un rato y luego
fuimos a la casa de una de las muchachas que estaban ahí. La brisa seguía y no
parecía acabar. Esa noche me tocó dormir en Tierra Santa, la conversa en la
noche se extendió hasta las 11:00pm, parecía que querían saber todo sobre Dios,
y peor aún, parecía que yo supiera todo sobre Él.
MIÉRCOLES SANTO
8:45am ya era hora de levantarse. Este día amaneció muy
lluvioso, por lo que las oraciones de la mañana (Oficio de lecturas y Laudes)
las hice en la casa donde amanecí. Desayuno y a esperar que parara de llover,
cosa que no ocurrió, por lo que invertí mi tiempo en leer un excelente texto
literario filosófico de Jean Guitton «Mi testamento filosófico». Prefería leer
a salir y mojarme como lo hice el lunes, es mejor prevenir un resfriado. Pude
ir a la capilla de Tierra Santa y allí estuve un rato con unos niños haciendo
estrellas de billetes del antiguo cono monetario, y todavía no paraba de
llover. Almorcé y a las 3:00pm dejó de llover y pudieron bajarme en una moto.
Mientras regresaba a Los Azules iba comiendo un dulce de panela de caña de
azúcar, que llaman melcocha y por la irregularidad del camino me atoré, estuve
a punto de pedir que nos detuvieramos un momento, pero gracias a Dios logré
recuperarme. El motorizado notó mi lucha por sobrevivir y terminamos muertos de
la risa.
Llegué a Los Azules y me puse la sotana. Fui a la capilla a
dejar los libros para la celebración y encontré a unas personas terminando de
arreglar el Nazareno, que fue amarrado a una silla y así lo adornaron con
flores para la procesión, sobresalían las hermosas orquídeas. Nos dirigimos
hacia el lugar de donde salia la procesión, allí nos dieron chocolate bien
caliente, por lo que alguien dijo que faltaba el pan para arcompañarlo. A la
dueña de la casa no le cayó en gracia tal comentario.
Uno de los devotos del nazareno se puso su traje morado y se
sentó a tomar el chocolate en una silla parecida a la que habían usado para
acomodar la imagen del Nazareno. A mí se me ocurrió decirle en voz baja al que
llevaba la guitarra que cuánto más no pesaría ese Nazareno para la procesión,
lo que nos pareció muy chistoso y no páramos de reír hasta que llegó el momento
de iniciar la procesión. Fue tanta la risa y tan caliente el chocolate que
sudamos notablemente. El guitarrista comentó que justo cuando uno tiene que
estar más serio es cuando más le dan ganas de reír.
Para la procesión me puse el roquete y encima la muceta
negra que me prestaron. Era la primera vez que la usaba para una actividad
litúrgica. Invité a los presentes a rezar el Santo Rosario de camino a la
capilla y entre cada misterio haríamos una canción, además de pararnos frente a
los altares que algunas casas habían montado.
Llegando a la capilla hicimos la celebración de la Palabra
del Miércoles Santo. Participaron un poco más de 30 personas. En la reflexión
de las lecturas me acordé de lo que decía el Padre Cándido en la Catedral, que
el morado de la túnica del Nazareno rememoraba su cuerpo morado también por los
golpes y maltratos recibidos durante su camino al Calvario.
Después de acabadas las recomendaciones para el día
siguiente me despedí de los presentes. En la casa de doña Justina cené y luego
me puse a jugar dominó con unos nietos de doña Justina.
JUEVES SANTO
Como todos los días en la mañana desayune y fui a la
capilla. La pequeña acompañante Freimary fue de una vez conmigo, pues el sector
de este día era justo después de la capilla. Visitamos un total de 8 casas del
sector Los Mangos. En una de esas casas, ya casi finalizando la mañana, me
saludó una señora con mucho cariño y simpatía y me preguntó que si era
Legionario de Cristo, le respondí que no, pero que sí lo había sido, y me dijo
que parecía un sacerdote legionario de Cristo. Yo iba con mi camisa clerical
manga larga color negro, más nada extraño, de seguro el peinado me delató.
Me invitaron a almorzar en una casa con varias personas de
afuera de Aricagua. Lo característico de este almuerzo fue el chigüire. La
conversa giró en torno a exorcismos, demonios, posesiones diabólicas y pare
usted de contar. Comimos mucho y todo muy sabroso. Yo no podía más. Decidí ir a
la casa de doña Justina y allí esperar que vinieran a buscarme para ir a Tierra
Santa. La celebración en Tierra Santa estaba pautada para las 5:00pm por lo que
debían buscarme antes de esa hora, pero lastimosamente llegaron a las 5:30pm,
por razones obvias decidí no ir, pues quedaría mal en Los Azules y no es mi
costumbre hacerlo. La puntualidad es la virtud de lo nobles.
A las 6:30pm llegué a la capilla de Los Azules. Había un
grupo de personas haciendo la Hora Santa. Rezamos el Santo Rosario. A las
7:00pm estaba pautada la celebración, pero iniciamos a las 7:30pm y se extendió
hasta las 9:30pm. Este día jueves santo sentí que la gente de verdad se dispuso
a participar con mucha atención.
Se cantó el Gloria como lo prescrito en las rubricas y luego
de la reflexión de la palabra de 15 minutos exactos hicimos la escenificación
del Lavatorio de los pies. Eran doce niños entre varones y hembras. Parece que
no les habían dicho nada de ese "lavatorio" pues sus pequeños pies
esparcían un olor típico de calcetines húmedos, sin embargo, en esas
circunstancias me tocó echarles agua en sus pies, secarlos con el paño que
inicialmente era blanco pero terminó negro y luego besarle conforme se
acostumbra a hacer, a pesar de que el relato de san Juan no lo muestre tan
específico.
Al finalizar la celebración hicimos la traslación del Copón
con el Santísimo Sacramento hasta el Altar (mal llamado monumento) que unas
señoras habían preparado. Era notoria la presencia y fragancia de las
orquídeas. Rezamos algunas oraciones del Manual que llevé. Yo pude dirigir unas
oraciones espontáneas y luego hicimos el rezo del Santo Rosario donde toqué la
guitarra entre cada misterio para hacer un canto. La atención de las personas
en toda la celebración o "ejercicios" como ellos lo llaman, era de
profunda piedad y devoción. Solamente al iniciar a las 7:30pm tuve que alzar un
poco la voz, más de lo normal, pues un niño se había quedado dormido y estaba
roncando muy fuerte, lo que había despertado algunas risas en la asamblea.
Este día la asistencia de las personas de la comunidad fue
mayor. Pude contar aproximadamente 75 personas. Muchas quedaron de pie y fuera
de la capilla, por lo que me vi obligado a hablar en voz alta y gesticular casi
con exageración para que los que estaban afuera me entendieran. Todos estaban
muy atentos a mis palabras. Parece que logré captar la atención. Pero no era
para aparecer yo, no señor, todo era para introducir a aquella gente en la
meditación de los grandes misterios de la fe. Todo siempre para la gloria de
Dios, como diría san Ignacio de Loyola: Ad gloriam Dei, para la gloria de Dios.
Este día descubrí que algunas garrapatas se estaban alimentando
de mi sangre, pues pegadas a mi cuerpo y dispuestas a no irse las encontré muy
bien enterradas de cabeza, y qué doloroso es el proceso de extracción.
También me dijeron que la capilla contaba con un sonido que
había sido adquirido por todos, una planta y dos cornetas. Antes de la
celebración fui a pedirlas a los encargados de la capilla que viven justo al
lado de la misma, pero que ni se aparecen por allí. Parece que solamente se
sienten complacidos con tener las llaves de la capilla y con abrirla y
cerrarla, eso les será tomado como obra de misericordia tal vez. Eso es típico,
los encargados de la capilla a veces son los que menos asisten y guardan las
cosas de todos como si fueran propias, además de tener dificultades de trato
con media comunidad. No sé cuándo se acabarán esas cosas, pero lo que sí sé es
que uno como seminarista no se puede poner a resolver los problemas de la
gente, eso les toca a ellos mismos, como adultos que son, no vaya a ser que uno
se meta de "redentor" y termine "crucificado".
VIERNES SANTO
Nuevamente amaneció lloviendo con furia. Solamente pude
realizar las oraciones en la casa y el resto de la mañana leer a Jean Guitton
«Mi testamento Filosófico». Luego de las 11:30am paró la lluvia. Como tenía que
ir a almorzar en otra casa aproveché el trayecto para llevarle la comunión a
una señora de 95 años, me lo agradeció casi que con lágrimas en los ojos. Lo
característico del almuerzo de hoy fue la torta echa no con harina sino en vez
de la misma arroz.
A las 3:00pm debíamos empezar el Viacrucis desde unas casas
cercanas a la escuela hasta la capilla. Por la lluvia en horas de la tarde
empezamos a las 3:30pm. Hubo buena presencia de personas. Fue el primer
Viacrucis en el que apenas en la tercera estación aparece el «Simeneo» (así fue
pronunciado por la persona que dirigía la escenificación) y ayuda a llevar la
cruz. La actividad de este día en Los Azules duró desde las 3:30pm hasta las
6:30pm. Al llegar a la capilla estaba el sonido instalado, un alivio para mi
garganta.
Empezamos la celebración de la Pasión del Señor
conforme a las rúbricas. No, no hubo
postración. La lectura de la Pasión según san Juan l hicimos entre tres. La predica
fue larga. La adoración de la cruz fue un momento bastante espiritual.
Comulgaron pocas personas. en total serían unas 50 personas las que estuvieron
presente. Menos que el día Jueves Santo. Seguida de la celebración meditamos
las siete palabras del Señor, para lo cual pedí la colaboración de siete
personas que pudieran leer la palabra y luego la breve meditación que dispone
el guión que usamos. Después de cada palabra yo hacía una corta reflexión
personal. La gente se mostró nuevamente contenta con los ejercicios.
Al finalizar ya me estaban esperando para subir a Tierra
Santa. Allí iniciamos a las 7:30pm y nos extendimos hasta las 9:30pm. En Tierra
Santa había casi 50 personas también. Me acompañó en el altar una novata
monaguilla que se entretuvo en tocar la campanilla en cada movimiento que yo
daba. La dinámica de la adoración de la cruz y de las siete palabras fue igual
que en Los Azules.
SÁBADO SANTO
La Semana Santa transcurre muy rápido, a mi parecer, pues
cada día tiene su dinámica diferente. Este Sábado Santo amaneció lloviendo
fuerte, por lo que después del baño y el desayuno realicé las oraciones de la
mañana en la casa de hospedaje. Para este día estaba invitado a desayunar, pero
solamente pude ir a agradecer el gesto y saludar a esa familia. Salí a media
mañana, todavía estaba brisando, por lo que me prestaron una «chamarra» y unas
«botas de caucho» (primera vez que uso unas). De regreso ya no podía caminar,
las botas me estaban haciendo ampollas en los dedos de los pies. El resto de
tiempo, lo invertí en la interesante lectura de Jean Guitton, a parte de
preparar la reflexión de la noche, en Solemne Vigilia Pascual.
Estaba también invitado a almorzar, así que fui a la hora
pautada. El día anterior había quedado con una persona que me buscaría a las
2:00pm en la casa de hospedaje, para ir a Tierra Santa. Ya se acercaba la hora
y yo hacía por despedirme en la casa donde estaba almorzando. Aquella gente no
me quería dejar ir. Hay personas que son caprichosas con uno. Tuve que decirles
que me iba, porque así como les quedé bien a ellos al llegar puntual a comer,
de igual manera tenía que irme pronto para estar puntual en el siguiente
compromiso. Si comprendieron y por fin me dejaron ir.
En Tierra Santa estaba la gente organizándose para la
celebración, los niños buscaban la leña para la fogata de bendición del fuego.
Yo tenía que llevar la comunión a tres ancianos. Fuimos en un carro. La primera
pareja de ancianos rayaban los 83 años, conversé con ellos y me dijeron que los
había casado el pbro. Pedro Moreno en 1958. La tercera persona que visité era
una señora de 85 años, que llevaba siete años ciega. Me comentó que veía
solamente las brujas que llegaban a su casa desde lugares muy lejanos.
Llegue a la canilla nuevamente a las 5:00pm, de regreso buscamos
el sonido que estaba en la escuela. Como todavía estaban preparando algunas
cosas decidí rezar el Santo Rosario con los presentes, la capilla estaba ya
llena. Empezamos la celebración con la bendición del fuego. Desde el campanario
de la capilla dispusieron de un alambre que sirvió de línea conductora del
mechón encendido que al llegar al montón de leña encendió el fuego para
bendecirlo.
La celebración se llevó a cabo de la mejor manera.
Terminamos a las 6:30pm. Mientras hacía la reflexión de las lecturas me agité
un poco. Se leyeron las lecturas en su totalidad. Se bendijo el agua común. Me
despedí de aquella comunidad y baje de inmediato a Los Azules, donde me
esperaban con todo ya organizado para la celebración.
En Los Azules se reunió más personas que en los días
anteriores. Pude echar un vistazo y conté aproximadamente 157 personas. Muchos
quedaron por fuera de la capilla, algunos se asomaron por las dos ventanas para
ver y escuchar lo que adentro ocurría. Los que se quedaron afuera eran en su mayoría
jóvenes, sin embargo, se agolparon en la puerta para participar de la
celebración. Después me comentaron que había tal cantidad de personas porque
algunos venían de comunidades lejanas y se dirigían al pueblo, pero al ver que
en esa capilla se preparaban para la Vigilia Pascual decidieron quedarse.
En Los Azules como en Tierra Santa hicieron la
escenificación de la resurrección del Señor. En ambas comunidades se les
ocurrió subir a los niños disfrazados encima del altar. La idea no me quedaba
bien, pero no dije nada, confiando en la buena fe de aquellas personas.
Las dos predicas de este día fueron cortas, por la misma
ceremonia ya casi no tenía voz, y aún así contaba con la ayuda del sonido. De
verdad que es agotador hacer dos celebraciones en un mismo día, más aún cuando
se trata de Semana Santa.
En Los Azules iniciamos la Vigilia Pascual a las 7:30pm y
estuvimos en la capilla hasta las 10:30pm. Cuando llegué de Tierra Santa a
celebrar no había electricidad, ya habían buscado una planta que al encender
quemó el sonido de la capilla. Se bendijo el fuego y se encendió el Cirio
Pascual preparado por ellos mismos, y en vez de los cinco granos de incienso
incrustados le pusieron cinco chinches de cabeza verde. La verdad es que
disfruté toda la celebración, e hice lo que estuvo a mi alcance para hacer que
la asamblea también la viviera. Al finalizar me despedí y agradecí a todos.
Ellos también lo hicieron y como muestra de gratitud hacia mí habían preparado
las ofrendas que presentaron ante toda la comunidad.
P.A
García
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