“LA
VIRGEN APARECIDA EN
LOS GUÁIMAROS”
Nuestra Señora Aparecida de Los Guáimaros en 2019 |
1.
Historia de la aparición – Los Guáimaros.
Los
Guáimaros, es una pequeña comunidad artesanal, ubicada a orillas de la antigua
carretera trasandina, a escasos 5 kilómetros de la ciudad de Ejido en el estado
Mérida; corresponde su toponimia a la abundancia de “guáimaros”, árboles
frondosos a cuya sombra hubieron de criarse los indios “guaimaroes”, primitivos habitantes de la zona. Este pueblo fue el
escenario de una maravillosa aparición de la Santísima Virgen María, quien en
una minúscula imagen de material desconocido, perpetuó su maternal presencia en
ese terruño del municipio Campo Elías.
Corrían
los primeros años del siglo XX, y Los Guáimaros servía en su paso como estancia
para los viandantes que concurrían las ciudades de Ejido y Mérida. Sus hogares
se usaban como reposo y refrigerio para las monturas que transportaban
mercancías y personas entre las capitales de los estados Mérida y Táchira. Es
en este contexto, en medio de una humilde familia, de cuyos miembros la
historia nos ha preservado solamente a madre e hija, donde se vivió un
hallazgo, un tanto milagroso, que cambiaría para siempre el sentir religioso de
todos.
En una
mañana como cualquier otra, la familia Rodríguez iniciaba sus faenas diarias
recolectando la leña para su fogón entre los matorrales del sector Las Mesitas,
parte alta de Los Guáimaros. Madre e hija se dispusieron a separar los troncos más grandes de los
chamizos recogidos. Todo concurría con normalidad, cuando la pequeña Anantonia
recoge del suelo una pequeña pieza, como de piedra, con la silueta de una
mujer, a quien no duda en identificar con una “muñequita”, sin embargo, al
mostrársela a su madre, ella pudo comprender que se trataba de una diminuta
imagen de la Virgen María.
De
inmediato, dada la rareza del hallazgo, madre e hija se trasladan hasta la
población de Ejido, donde residía el Cura Párroco del templo de San
Buenaventura, Monseñor Escolástico Duque, quien al observar con detención la
pequeña imagen, se convenció de su piedad e inició su devoción, enviándola a
ubicar en la capilla de Los Guáimaros. Pueblo y Cura no dudaron en llamarla
“Virgen Aparecida”.
Las
fiestas de esta advocación mariana inicialmente se realizaban en el mes de
mayo, mes de la Virgen María, pero con el correr de los años, se acostumbró a
celebrarla el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, pues se pensó que
la misma Virgen había querido manifestarse a una inocente niñita de esa
comunidad, de ahí que se celebre su fiesta patronal en esa particular fecha del
calendario litúrgico.
Cuentan
los lugareños que la misma Anantonia Rodríguez fue la fiel custodia de la
devoción a la Virgen en su comunidad. Esta niña creció, y con ella la imagen de
Nuestra Señora Aparecida de Los Guáimaros, pues según testigos curiosos, la
imagen ha agrandado su tamaño muy silenciosamente, casi sin que se le pueda
percibir. Es de acotar que la imagen nunca salía en procesión, solamente se le
permitía llevarla hasta el atrio de la capilla, esto ha cambiado en la
actualidad.
2.
Descripción de la imagen
La
diminuta imagen de Nuestra Señora Aparecida de Los Guáimaros es una típica
representación de la Virgen María de pie, sobre el globo terráqueo y con el
niño Jesús en sus brazos.
En su
representación material, a manera detallada, se le pueden identificar el velo
largo, de cabeza a media espalda, un gran manto de pliegues notorios, una cinta
a la altura del pecho, un corazón en el pecho sobre la cinta, y el niño Jesús,
perfectamente detallado; la Virgen lo sostiene con su brazo izquierdo y con el
derecho recoge los pies del Niño.
Para el
momento de su hallazgo se dice que midió 1,8 centímetros de alta, actualmente
alcanza los 2,5 centímetros. La Virgen tiene en su pecho un corazón, pudiéndose
identificar con la popular advocación al Inmaculado Corazón de María.
El niño
originalmente no se le podía identificar, según el parecer de los habitantes de
Los Guáimaros no lo tenía y éste le ha ido creciendo paulatinamente. El
material del que está hecha la efigie no se ha podido precisar, pues según, no
es ni piedra, ni hueso, solamente puede decirse que es de tez blanca, con
textura lisa, con marcas o rebajos como si fuese una talla, y mantiene una
temperatura fría. Nunca ha sido pintada, ni recubierta con ningún esmalte
protector.
Nuestra
Señora Aparecida de Los Guáimaros tiene una coronita de oro, la misma ha sido
donada por un feligrés que pensó en sujetarla en la cabeza de la Virgen con
silicón líquido, alterando la originalidad de la pieza hallada.
La
imagen está ubicada dentro de un rudimentario nicho o relicario, la estatuilla
de la Madre de Dios fue pegada sobre una piedra para evitar su extravío, debido
a su minúscula apariencia.
3.
Fiesta patronal – Asociación de Noveneros Pro Capilla
La
festividad de Nuestra Señora Aparecida de Los Guáimaros es de notada
trascendencia para el catolicismo ejidense. En honor a la Virgen se realiza una
piadosa Novena, que es iniciada el 19 de diciembre para concluirla el 27 con la
celebración de las primeras vísperas. El domingo anterior al 19 de diciembre se
hace una caravana con la imagen original, pues de ella existe una réplica,
elaborada por la familia Quintero Acosta, esta réplica visita durante todo el
año los hogares de Los Guáimaros, hasta el 19 de diciembre.
La
Novena es auspiciada por la Asociación de Noveneros Pro Capilla, que en su
mayoría la integran personas de avanzada edad. Cada día de se le asigna a una
familia de la comunidad, la cual debe preparar una temática establecida, de ahí
que se conozcan los días de la Novena como: noche de globos, de danzas, de
flores, de fuegos artificiales, noche eucarística (que corresponde al 24 de
diciembre), noche de pastores, de oración y alabanza, de velas y finalmente de
ángeles.
El día
28 de diciembre la alegría y el júbilo inunda el ambiente en Los Guáimaros, la
comunidad piadosa se prepara para venerar a su hermosa Patrona. Arcos de frutas
adornan las calles principales. La quema de pólvora hace sentir el estruendo de
gozo, porque es el día de la Virgen Aparecida, orgullo de los lugareños. El
toque de campanas recuerda a todos su cita con la Madre de Dios en una sentida
y solemnísima celebración de la Eucaristía, presidida casi siempre por el
Párroco Rector del Santuario San Buenaventura de Ejido, circunscripción
eclesiástica a la cual pertenece la comunidad de Los Guáimaros.
El
orden y el civismo en esta populosa celebración son de admirar, nunca se han
tenido noticias de que se ingiera licor, por el contrario, todos comparten los
alimentos, como una gran familia, una vez finalizada la celebración. El
sacerdote y clero presentes en la celebración son atendidos tradicionalmente en
casas de familias particulares, para lo cual participa y colabora toda la
directiva de la Asociación de Noveneros Pro Capilla.
A
Nuestra Señora Aparecida de Los Guáimaros sus feligreses y devotos le confían
sus vidas, metas, salud y proyectos. Ante cualquier necesidad acuden presurosos
a su templo, para dirigirle una piadosa suplica y dejar una vela encendida, en
señal de oración permanente.
Pasados
los días navideños, la venerada imagen de Nuestra Señora es reubicada en su
sitio oficial, al lado izquierdo del altar de la Capilla de Los Guáimaros,
recinto eclesiástico que inicialmente estuvo dedicado a san Antonio de Padua.
La capilla de la comunidad es una hermosa estructura colonial, hogar de los
católicos de ése pueblito andino, arquitectura
de una torre, levantada sobre paredes de tapias que fue reedificada en
su momento por el impulso devocional que le impregnara Monseñor Escolástico
Duque, y luego restaurada en la gestión parroquial del ilustre presbítero
Gerardo Salas. Comunidad y feligreses en general velan constantemente por el
decoro y manutención de la capilla que para ellos, en el sentir más piadoso, es
todo un santuario mariano.
Nuestra Señora Aparecida de Los
Guáimaros
Ruega por nosotros
Reseña elaborada por Pedro Andrés
García Barillas, seminarista, con la colaboración de Adonys Alejandro Blanco
Goyo, habitante de la comunidad de Los Guáimaros. Caño Blanco, estado Zulia.
P.A
García
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