viernes, 1 de septiembre de 2023

A 200 años de la llegada de Bolívar al Perú

 “EL LIBERTADOR”


 

La voluntad general de los pueblos

y la justicia de su causa que Dios defiende

se habían proclamado por anticipado

en un supuesto territorio emancipado

pero su efectividad fue deficiente.

 

San Martín a Lima había ocupado

la otrora ciudad virreinal

en un año de protectorado

el objetivo no fue logrado

por eso pensó en alguien más.

 

En la ciudad de Guayaquil

se reunieron los dos soldados

Bolívar y San Martín

allí los planes trazaron

y el argentino por fin

dio un paso al costado.

 

Dos eminencias no cabían

en un mismo país naciente

San Martín dejó preparado

y al concluir su protectorado

se marchó en gesto valiente.

 

En distinguida misiva

escrita por Sánchez Carrión

donde explicaba a Bolívar

la desdicha de la nación

asegurando que si venía

al Perú con su pelotón

la libertad se obtendría

por el genio de Simón.

 

El Perú estaba en un caos

dos presidentes en la cima

Riva Agüero mandaba en Trujillo

Torre Tagle lo hacía en Lima

y el virrey La Serna acorralado

en el Cusco había asentado

su poderío ya en ruina.

 

Pero Bolívar tardaba en llegar

el permiso de Colombia demoraba

sin el cual no se podía hacer nada

para el Perú liberar.

Pues como hombre de ley

pidió permiso al Congreso

del que no se sentía preso

pero quería obedecer.

 

Llegado el primer día de septiembre

del año mil ochocientos veintitrés

ese lunes recordado

en el puerto del Callao

Bolívar puso sus pies.

 

Solo dos meses antes

se habían iniciado gestiones

para invitar al “salvador”

un cierto “libertador”

capaz de obrar con razones.

 

El bergantín “Chimborazo”

portando a Bolívar vino

de Guayaquil había zarpado

el seis de agosto pasado

para llegar al destino.

 

Torre Tagle como anfitrión

de la República sufrida

era el Jefe del Estado

rápido fue al Callao

a darle la bienvenida.

 

Todos perdieron el quicio

se sintieron vislumbrados

por la presencia de honor

del glorioso héroe y señor

que del norte había arribado.

 

Siendo las tres de la tarde

entró a Lima la caravana

en la que ingresó Bolívar

animado por los ¡vivas!

repicaron las campanas.

 

Luego de prologados festejos

fue el día diez de septiembre

cuando el Congreso del Perú

otorgó el poder e ímpetu

al “Libertador” exigente.

 

Embebido de veneración

a Bolívar le agradó la ciudad

y sus primeras opiniones

fueron llenas de bondad.

 

Buen clima, buenos placeres

y no hay nada que envidiar

a las principales ciudades

que en Europa a graneles

y que él pudo visitar.

 

Se sintió querido por todos,

los limeños le adoraron

y filas de lindas doncellas

por su frente desfilaron.

 

“La mesa es exquisita”

concluyó el venezolano

sintiendo gran simpatía

por la comida del peruano.

 

Pero el horizonte no fue fácil

pronto se agotó el idilio

Torre Tagle se hizo realista

y Riva Agüero se fue al exilio.

 

De modo que Bolívar fue invitado

a con sus fuerzas luchar

y lo que San Martín había proclamado

Sucre lo pudo sellar

en la pampa de Ayacucho

donde convino en ganar

para la América toda

la anhelada libertad

aquel nueve de diciembre

que es fácil de recordar.

 

P.A

García

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