DOMINGO XXIX
Monición
de Entrada: Queridos
hermanos, sean bienvenidos al Templo del Señor en este día domingo, tiempo en
el que nos reunimos como una sola familia para celebrar el misterio de la fe. Hoy
la Palabra nos hace tres invitaciones, dejarnos ayudar por nuestros hermanos,
dejarnos educar por las Sagradas Escrituras y orar con insistencia. Que el Dios
de Misericordia nos permita vivir esta Santa Misa con toda la disposición del
alma y del cuerpo, y que su Palabra que es vida nos anime a seguir luchando por
ser mejores cada día.
Monición
Primera Lectura: (Éx 17, 8-13) La
primera lectura, tomada del libro del Éxodo, nos enseña que para tener éxito en
el camino de la vida, debemos confiarnos primeramente de Dios y luego si de las
personas que él pone a nuestro lado para que sean nuestro apoyo. Moisés se dejó
ayudar por sus hermanos y la victoria fue del pueblo entero. El bien que
hacemos a una persona puede tener efectos no solo personales, sino también
comunitarios. Las dificultades siempre se pueden superar, basta tener fe.
Monición
Segunda Lectura: (2Tim 3, 14-4,2) El
Apóstol Pablo, incasable predicador del Evangelio de la alegría, en su epístola
a Timoteo, nos recuerda que es necesario permanecer firmes en la fe, que por
medio de las Sagradas Escrituras podemos formarnos en la virtud de los hijos de
Dios, y que para ser verdaderos discípulos del Señor resucitado necesitamos
vivir la fe con insistencia, a tiempo y a destiempo, porque solo siendo
perseverantes alcanzaremos la salvación que viene de Dios para todos los
hombres, dada por amor.
Monición
Santo Evangelio: (Lc 18, 1-8) El
evangelista Lucas, en su capítulo dieciocho presenta una parábola del Señor,
que viene a explicar lo que alcanza la perseverancia de aquel que tiene
miseria. La insistencia de la viuda hizo que incluso un juez sin fe le hiciera
justicia. Jesús nos manifiesta con su discurso que Dios, nuestro Padre, con
mayor razón atenderá la súplica de sus hijos, de aquellos que sufren, solo una
cosa es necesaria, orar, es decir, pedir con fe y con la confianza puesta en
Dios que todo lo puede y que a nadie desampara.
P.A
García
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