Comentarios de
Camino: (74)
San Josemaría Escrivá entre sus hijos espirituales |
Camino 74:
Amar a Dios y no venerar al Sacerdote... no es
posible.
Hay quienes ven en el sacerdote a otro Cristo,
pues dichosos esos ojos, porque hacen muy bien, sacerdos alter Christus est, el sacerdote es otro Cristo, pero no
veamos esta aseveración con demasiada piedad, pues se nos puede venir el mundo
encima cuando nos demos cuenta de que el sacerdote es un hombre normal, capaz
de pecar.
Dice san Josemaría que: el sacerdote
tiene todo el poder de Dios, pero toda la debilidad del hombre, es decir, su
condición humana no escapa en salir a flote, aun siendo hombre de piedad,
administrador de la gracia de Dios puede pecar, mas no debe pecar.
El sacerdote en la actualidad es
alabado por unos, pero es mal visto por otros, de todo hay en la viña del
Señor, sin embargo analicemos estas situaciones. Un sacerdote es en primer
lugar un hombre normal, llamado por Dios al servicio de su pueblo, tiene una
realidad personal, una historia pasada, viene de una familia, y tiene unas
cualidades que no siempre deben ser las mejores, lo importante es que ha decidido
renunciar a sí mismo para seguir a Cristo.
Las personas que ven con malos ojos a los
sacerdotes, pueden estar juzgando una realidad que les estorba en su vida, a lo
mejor la presencia sacerdotal les hace caer en cuenta de la necesidad que
tienen de volver a Dios, también hay quienes han tenido malas experiencias con
los sacerdotes y por eso juzgan a todos por igual, pero esto es injusto.
Las Sagradas Escrituras nos enseñan que los
sacerdotes merecen un respeto especial, no se les debe criticar, antes de
hablar del sacerdote, debemos hablar con el sacerdote, ellos nos escucharán
con humildad y si no lo hacen con mayor razón debemos hacerles ver los errores,
pero siempre poniendo en oración y en las manos de Dios esa corrección fraterna
que pretendemos hacer.
San Josemaría nos explica que es imposible amar a
Dios y no amar al sacerdote, una cosa nos debe llevar a la otra, el amor a Dios
también debe manifestarse en un amor especial por los sacerdotes, estar al pendiente
de ellos, de su salud, de su bienestar.
Pero ¿por qué venerar a un cura? Que no se nos
olvide nunca que un cura nos bautizó, un cura nos dio la Primera Comunión, un
cura nos absuelve de los pecados, un cura nos confirmó, un cura nos bendijo el
amor con el matrimonio, un cura no da la unción de los enfermos, un cura nos
celebra la Santa Misa, que es el centro y culmen de la vida del cristiano, en
todo esto podemos notar que el amor y la veneración a los sacerdotes parte de
que su misión es hacernos crecer en la gracia de Dios, y ¿cómo no venerar las
manos que nos dan de comer el alimento espiritual, la voz que nos lleva la
Palabra de Dios, el hombre que nos santifica?
Señor que amándote a ti pueda también venerar a los
sacerdotes, has que vea en ellos la obra de tu amor, que no peque al
criticarlos, por el contrario que yo les ayude con mi oración. Señor danos
sacerdotes. Señor danos sacerdotes santos. Señor danos muchos sacerdotes
santos. Amén.
P.A
García
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