Por la gracia de Dios,
y la cordial invitación de un buen amigo, pude participar por vez primera de
las Fiestas de Santa Lucía y de San Benito de Palermo en la población de
Mucuchíes, Municipio Rangel del Estado Mérida. He aquí una pequeña narración
del evento y al final del artículo mi apreciación personal.
En primer lugar, participé de la celebración de Santa Lucía,
la Patrona de esta Parroquia Eclesiástica, que se realizó fervorosamente el 28
de diciembre de 2016, presidió la Eucaristía Mons. Baltazar Enrique Cardenal
Porras Cardozo. De esta fiesta puedo resaltar la buena organización por parte
de los encargados, fue realmente una “fiesta patronal”, el Cardenal Porras se
comportó de manera extraordinaria, la cercanía con la gente fue notable, a mi
parecer se está convirtiendo en un santo ambulante, pues la paciencia y la
caridad, como siempre pero más ahora, reinan en su cotidianidad.
De Santa Lucía, su fiesta, devoción y popularidad en esta Parroquia
se puede decir que se le debe en parte o en todo al eterno cura párroco de
Mucuchíes, Mons. Dr. Jesús Manuel Jáuregui Moreno, sus restos reposan en el
Templo Parroquial.
El día 29 de diciembre es la festividad de San Benito de
Palermo, el co-patrón de la Parroquia Santa Lucía de Mucuchíes. La historia de
esta piedad tan marcada en el santo negro, cuenta que para el año 1813, en
plena guerra de la independencia, algún mucuchicero hizo una promesa a san
Benito de Palermo, pidiendo prudencialmente la victoria en las batallas a
combatir, según se cuenta, esta petición fue escuchada y la fe y devoción en
san Benito se encarnó en el corazón de los habitantes del páramo merideño, poco
a poco fueron recordando esta milagrosa intercesión y año tras año se organizaron
las fiestas en honor de san Benito.
Estas fiestas están
caracterizadas por la quema de pólvora, la procesión con la imagen de san
Benito de Palermo particularmente vestida, el baile de los “giros” o vasallos,
y la Santa Eucaristía frente al Templo Parroquial.
La quema de la pólvora, haciendo uso de un arma de fuego
llamada, ¨trabuco¨, es lo más llamativo y emocionante de las fiestas, pues el
estruendo que esto ocasiona realmente es interesante, no obstante se pone en
peligro la integridad física de los “artilleros” y observadores, pero según la
opinión de los lugareños, los accidentes por el estallido de estas armas han
disminuido en los últimos años, gracias a la formación y educación que se le ha
venido dando a los artilleros, la responsabilidad es clave para marchar en las
filas, además, lo más glorioso del evento, es que ha desaparecido en un 100% el
consumo de bebidas embriagantes. A partir de los 16 años de edad, los hombres
pueden participar como artilleros de la Sociedad.
También están dentro de la procesión previa a la Eucaristía,
la Banda de Guerra de la Sociedad de San Benito de Palermo, ellos son los que
se encargan de marcar el paso en la marcha de los artilleros, y de dar el
ambiente festivo al pueblo, son más de 100 personas los que con sus
instrumentos de viento y percusión armonizan el día. Están correctamente
entrenados en esta labor, obedecen las ordenes de sus encargados y no se cansan
en todo un día de festejo, es necesario resaltar que esta Banda de Guerra, al
igual que el resto de los artilleros y giros se levantan a las 2:00am
aproximadamente y desde esa hora empiezan a celebrar a san Benito en la
comunidad de Misintá, en las afueras de Mucuchíes. Además de los custodios de
la reliquia del santo, también hay un grupo femenino que bailan a san Benito, y
un grupo de artilleros conformado por niños, son denominados la “mini marcha”,
ellos son el futuro de la Fiesta de San Benito en Mucuchíes.
Después de la celebración de la Santa Misa, se hace un
recorrido por las principales calles del pueblo, luego se regresa a la Plaza Bolívar,
allí se lleva a cabo las despedidas de cada una de las representaciones de los
diferentes sectores o comunidades de la Parroquia, con un descargue de pólvora
final y una especial actuación en honor al santo. Durante todo el día el “pago
de promesas” es inevitable, las personas delante de la imagen agradecen a Dios
por el favor recibido. Estas despedidas se prolongan hasta horas de la noche.
Los artilleros, que conforman el mayor número de socios, van
vestidos de color negro, camisa manga larga y pantalón, algunos marchan
descalzos, se pintan el rostro de negro y sobre los hombros visten una pequeña
capa roja, a manera de esclavina, el sombrero sobre sus cabezas está decorado
con flores y cintas de colores.
Creo que esta manifestación cultural, que puede ser
entendida también por piedad popular, está encaminada hacia una correcta manera
de festejar y de expresar la fe, pues las personas reconocen la centralidad de
Dios, la Virgen y luego si su santo negro, además el hecho de que las
autoridades eclesiásticas participen de ellas, acreditan la correcta manera de
efectuar dichas festividades, por supuesto, hay quienes no toleran el estruendo
de los trabucos, sin embargo, como lo mencioné anteriormente, esto es lo más
atrayente a propios y extraños.
Glorioso San Benito de Palermo. Ruega por nosotros.
P.A
García
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