lunes, 16 de octubre de 2017

Francisco Calvo, la renovación de la predicación

LA RENOVACIÓN DE LA PREDICACIÓN


Para comprender las actuales consideraciones sobre la Homilética será necesario ahondar en la evolución teológica, el contexto sociocultural y los factores individuales que componen la acción de la predicación. Es necesario dejar claro que en la actual predicación, se ha experimentado un retorno a las fuentes, lo que ha hecho mucho bien a la Iglesia, además de esto, la nueva comprensión de la Biblia y de la liturgia ha llevado a una nueva comprensión de la predicación, en todo este devenir teológico la Iglesia ha experimentado una verdadera renovación de la predicación en los últimos sesenta años.
En las disquisiciones litúrgicas que se pueden hacer sobre la homilía, se tiene a dos pensadores que, haciendo teología, presentaron dos tendencias evaluadoras de la predicación, una primero y la otra como consecuencia de esta, precisamente para dar complementariedad a la manera de juzgar la homilía dentro de la acción litúrgica de la Iglesia. Fue por eso que, en primer lugar la teología de los misterios, presentada por Odo Casel, trataba de centrar el sentido de la predicación a la vivencia de la Eucaristía y de los misterios de la fe exhibidos por la liturgia, esto llevaba consigo el peligro de  una reducción de los objetivos homiléticos. Por otra parte, Pío Parsch, en el movimiento litúrgico popular, apoyó la idea de que la homilía centre su esfuerzo en la predicación bíblica, es decir, desde la Palabra de Dios.
La llamada teología kerigmática brota con un grupo de profesores de la Facultad de Teología de Innsbruck en el año 1936. Ellos proponían que la predicación se transformase en una predicación más esencial, cristocéntrica, que se distancia de la teología de la Contrarreforma y vuelve a las fuentes del cristianismo, a partir de entonces, la predicación se realiza como noticia e invitación a nivel persuasivo por el testimonio del predicador, lo que va a exigir de manera contundente la preparación del discurso.
La Iglesia, animosa en responder siempre con prontitud a las necesidades de sus fieles, aprovechó de manera positiva el influjo de la exégesis protestante, ya que a partir de esto se da en el campo católico un giro hacia la Biblia con el que se intenta que el texto bíblico ofrezca su intención original, es decir, la interpretación bíblica se hace más palpable en el contacto con el pueblo, sin embargo, esta interpretación se quedaba más en lo que el texto bíblico decía para el momento en que fue escrito, he ahí el peligro de una radical exégesis a la hora de la predicación, se corre el riesgo de no saber actualizar la palabra al sentir y vivir de los oyentes.
Por otro lado, R Bultmann, al plantear la hermenéutica existencial, intentó hacer que el texto bíblico se pudiera interpretar y actualizar, lo que ponía en un lugar más apropiado a los oyentes, ya que, el fin de una predicación con esta metodología es la inmediata interpelación del oyente por la palabra de Dios, alcanzando de esta manera, el objetivo principal de la predicación misma. Sin embargo, en este mismo sentido, la teología política, que era una predicación condicionada por la situación social y política de finales de los sesenta, intentó reflejar el interés por los oyentes, con esto se valió de la reflexión consciente a su trasfondo social, es decir, lo político y social pasó a ser lo central en la predicación, dando lugar a un tipo de predicación profética que denunciaba el pisoteo de los derechos humanos, es en este momento donde la teología de la liberación influye notablemente.
Más adelante, con la ayuda de un buen número de ciencias auxiliares a la Homilética (la psicología, la sociología, la cibernética, la informática, la retórica y la teoría de la comunicación) se viene a considerar a la predicación como un proceso de comunicación, desde el punto de vista sociocultural únicamente, estas dos últimas ciencias, la retórica y la teoría de la comunicación, hacen su mayor esfuerzo por darle a la predicación un carácter más científico, ya que a partir de entonces se le presta mayor atención al lenguaje utilizado a la hora de predicar.
Finalmente, en este primer apartado sobre la renovación de la predicación, es necesario dejar claro que la acción Homilética, a partir de lo que se ha visto, vendrá a conjugar los diferentes factores de la predicación, sacando de cada uno de ellos lo más conveniente para el discurso eclesial, es así como el movimiento litúrgico, la fase material-kerigmática, la fase bíblica, la hermenéutica existencial y el diálogo con las ciencias humanas serán parte de un conjunto cuyo único fin será favorecer el arte de predicar de la Iglesia Católica.

FRANCISCO JAVIER CALVO GUINDA; Homilética (2003)

P.A

García

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