DIMENSIÓN INTELECTUAL:
Resumen de los numerales # 116, 117
y 118[1]
La formación intelectual es un instrumento único que
permite responder a las interrogantes de cada época, mediante la luz de la fe y
de la razón, lo que ayuda a percibir mejor la verdad revelada, entrando en
diálogo con el Mundo.
Esta dimensión se debe afrontar con dedicación
diligente. Comprende a grandes rasgos el estudio de las ciencias filosóficas y
teológicas, con una buena introducción al Derecho Canónico y a las ciencias
sociales e históricas, se habla entonces de una preparación cultural de
carácter general.
La dimensión intelectual es parte de la formación
integral del presbítero, está al servicio del ministerio pastoral e incide en la
formación humana y espiritual, además dispone para las demás áreas de la
formación. Alimenta continuamente al candidato.
Esta dimensión intelectual es comunitaria porque
permite tener una comprensión y acompañamiento de las personas con las cuales
hacemos comunidad, con la sociedad en general.
El cumplimiento de los estudios no determina la
duración del iter formativo del
candidato.
La dimensión intelectual es misionera porque ofrece
los instrumentos para anunciar el mensaje de manera más creíble y comprensible,
mostrando su belleza y conduciendo a la obediencia de la fe.
El Concilio Vaticano II expresa que la dimensión
intelectual ayuda a reconocer, discernir
e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, los diferentes lenguajes de
nuestro tiempo y a juzgarlos a la luz de la palabra divina, para que la Verdad
revelada pueda ser percibida más completamente, comprendida mejor y expresada
más adecuadamente[2].
P.A
García
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