Reflexiones sobre el libro: La Pascua de la Creación.
Escatología. Por Juan Luis Ruiz de La Peña[1].
LA DOCTRINA DE LA INMORTALIDAD
El libro de la Sabiduría introduce en la Biblia los términos
inmortalidad – incorruptibilidad, pero esta inmortalidad no es comparable con
la concepción filosófica. En la Biblia la inmortalidad es fruto de una vida
santa. La inmortalidad que quieren los santos es un “estar en las manos de
Dios”. A los pecadores les espera una post-existencia trágica.
La vida es vida con Dios, el pecado es ya un comienzo de la
muerte. Las reflexiones del libro de la Sabiduría bien pueden compararse con
algunos salmos, lo que deja como refuerzo que, quien experimenta durante su
existencia temporal la presencia vivificante de Dios, ve confortada su
esperanza con la certidumbre de una vida mortal.
Hasta ahora vemos cómo la Teología de la promesa y la
Teología de la retribución aparecen como las dos dimensiones complementarias de
un movimiento cuya única meta es Dios. Es así como la esperanza encuentra su
cumplimiento en la comunión eterna de la vida divina.
Con el tema de la inmortalidad reforzamos la idea de que la
vida auténtica del hombre está únicamente en la comunión con Dios, es por eso
que el hombre se da cuenta que es Dios realmente su mejor recompensa, en este
sentido, Dios cumple su promesa, de ser el Dios de su pueblo. Como es de
suponer, la “vida” de la que se nos habla en los textos sagrados nada tiene que
ver con la manera de pensar de la filosofía, pues vida no es otra cosa que
presencia de Dios y santidad, y muerte es, entonces, la separación de la
presencia divina a causa del pecado.
Es necesario, en este sentido, seguir predicando al mundo
que sí vale la pena ser fieles a Dios en esta vida, pues él será fiel con
nosotros para otorgarnos la inmortalidad en su presencia, para tener vida
verdadera en aquel que es el Autor de la vida.
P.A
García
[1] Juan
Luis Ruiz De La Peña, La Pascua de la Creación,
Escatología, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1996. ISBN:
84-7914-261-8
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