“PRESIDENTE DEL BICENTENARIO”
El campesino y profesor de 51 años de edad, José Pedro Castillo Terrones, asumió ayer
28 de julio de 2021 la presidencia de la República del Perú para el período
constitucional 2021-2026. De familia católica nació en Puña, un poblado rural
de la Región de Cajamarca, al norte del Perú. En la juramentación estuvo
presente su núcleo familiar: Lilia, su esposa; Arnold y Alondra, sus hijos.
Pedro Castillo es el Presidente del
Bicentenario, por coincidir su ascensión al poder con esta fecha patria.
El presidente saliente Francisco
Sagasti fue rechazado en las puertas del Congreso Nacional, donde asistió
para entregar la banda presidencial a su sucesor, como lo precisa el protocolo,
sin embargo, su entrada al recinto legislativo no fue admitida, por lo que tuvo
que abandonar el lugar en medio de una hiriente actitud por parte del Congreso
Nacional y una prensa consternada por dicho desaire, al tratarse de un
personaje que había gobernado la nación durante 8 meses, los más polémicos en
materia política y de salud.
En su discurso a la nación, el presidente Castillo hizo
memoria extendida de los abusos del Virreinato del Imperio Español, cuando
minutos antes había saludado a Su
Majestad Felipe VI Rey de España, quien gustoso había viajado a Lima para
acompañar al Perú en la toma de gobierno de su nuevo mandatario, y que se
encontraba en el Congreso Nacional en compañía de otros mandatarios regionales
que habían convergido para acompañar a Pedro Castillo.
El Perú recibe a su nuevo presidente en medio de una
pandemia que todavía no ha sido controlada en la nación. Los peruanos, en su
pensamiento y opinión política, están fraccionados a la mitad, pues como lo
evidenciaron las urnas electorales, la candidata Keiko Fujimori fue apoyada por la mitad del electorado nacional,
siendo superada por una pequeña cantidad de votos a favor del hoy presidente
Pedro Castillo.
Con respecto a los extranjeros
en el Perú, el presidente Castillo dio 72 horas a los “delincuentes extranjeros” para que abandonaran el territorio
peruano; esto es como si dijera que en el Perú solamente tienen el derecho y el
deber de delinquir los peruanos, los que han nacido aquí; es decir que de hoy
en adelante para robar, asesinar, estafar, violar menores, etc. será requisito
mostrar el DNI a las víctimas, para que éstas se sientan más cómodas en el
acto.
Ninguna nación en el mundo merece una actitud hostil por parte de extranjeros. Nadie quiere sufrir las consecuencias de la delincuencia. El delincuente es delincuente y debe ser tratado en tal consecuencia, fuere de aquí o de allá, porque el mal no tiene nacionalidad. En todos lados hay gente buena y gente mala; y hay quienes piensan que simplemente hay gente -sin calificativos- esto desde una perspectiva personalista, en la que se valora a la persona por su dignidad, no por sus actos. Sin embargo, afortunadamente los buenos somos más.
P.A
García
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