martes, 13 de julio de 2021

Un libro ideal, descripción detallada.

BIBLIO-TECO-FILO-GÍA


En lo personal me gusta aseverar que un libro es una auténtica obra de arte, ya que su técnica y presentación final ha ido evolucionando con el correr del tiempo –como el arte mismo-, hasta el punto de precisar sus partes dentro de un vasto universo que no es correctamente conocido por muchos; por eso –en mi opinión- un libro ideal tendría la siguiente descripción:

Formato a medio folio. Su estructura externa conformada por cubierta acartonada y forrada de cuero a la española pero con puntas a la holandesa, plano anterior con gofrado de lis, lomo a media caña con 6 nervios engalanados con hierros dorados e intermedios los florones, a un dedo de altura de la base el tejuelo con el título y siglas del autor. Plano posterior sin gofrado. Cortes tintados al rubor, el delantero a media caña. En su estructura interna las preliminares completas, guardas decoradas y en la primera de ellas el ex libris centrado, un par de hojas de cortesía de vitela, la segunda dedicada y refrendada por el autor, portadilla simple, contraportada colorida con litografía clásica de la efigie del autor, más que portada, un frontispicio de lo más elegante, con un centrado apoteósico que exprese en mayúsculas: “Obras Completas”, seguido en el verso por la página de derechos alineada hacia la izquierda, dedicatoria y agradecimiento de pocas líneas, prefacio extenso enumerado con romanos, epígrafe breve preferentemente de anónimo, prólogo de recto a verso, la tripa gruesa y sin pliegos intonsos, conformada por varios apartados, ultimada por epílogo en sólo recto, anexos de gráficas especiales para la edición, bibliografía minuciosa, índices temático, de grabados y glosario de términos, fe de erratas por tradición y un colofón triangular. Toda la obra protegida con camisa monocromática de solapas informadas y faja ancha, para evitarles el deterioro”.

Si no has entendido casi nada de esta sencilla descripción del “libro ideal”, es porque tal vez desconoces las minuciosas partes de un libro, por eso, a continuación, trataré de explicarlas brevemente.

1.    Formato: es la medida universalmente reconocida para considerar el tamaño de un libro, por lo general, los libros están impresos y encuadernados de manera que presenten una forma rectangular, en esto es clave el folio.

 

2.    Folio: desde el medioevo, cuando se inició el arte de escribir cartas o imprimir libros, se tomaba como medida estándar a los folios, que eran los soportes más comunes para plasmar epístolas. De manera que medio folio hace referencia a un folio doblado por mitad, consiguiéndose así la medida más común de los libros. En la actualidad el tamaño de una hoja blanca A4 es un tanto parecido al folio, tal vez un poco más pequeña.

 

 

3.    Cubierta: el empastado o encuadernado de un libro está determinado por su tipo de cubierta, que es la parte más externa del mismo. Las cubiertas son también llamadas caras y cuando son duras o acartonadas se les llama tapas. A los libros de tapas duras se les llama encuadernados a la española, los de tapas blandas se les llama encuadernados a la romana o “rústica” y los libros de tapa dura “a la española” que tienen bordes de metal en las puntas, para protegerlos del deterioro, se les llama “puntas a la holandesa”.

 

4.    Plano anterior: la cubierta de un libro también puede ser llamada plano, en este caso se tendrían dos, el anterior y el posterior. Los libros de ediciones elaboradas suelen tener gofrados, que son impresiones en alto relieve, generalmente sin coloración, aunque también se hizo común el dorado y plateado en estos grabados en cubierta. Grabado de lis hace referencia a la flor de lis, símbolo universalmente conocido (una flor de tres pétalos, el central totalmente erguido y los de los lados doblados hacia afuera).

 

 

5.    Lomo: el lomo de un libro es la parte que agrupa las páginas y que por lo general está a la vista en una biblioteca, cuando se organizan los libros de manera que quepan en los estantes. Los lomos suelen contener alguna información sobre el libro. Cuando se inició la encuadernación a la española de los libros, al ser cocidas las hojas (a lo que se le llama códice), se formaban unas notables venas o nervios, que finalmente fueron decorados por metales, para darles fortaleza al libro y disimular los nervios.

 

6.    Florones: son pequeños grabados dorados o en relieve que se plasman sobre el lomo o las tapas de un libro. La diferencia entre un relieve o grabado gofrado y los florones suele ser el tamaño, ya que los primeros ocupan lugares centrales en las tapas por su tamaño, mientras que los segundos son usualmente ubicados en el lomo, de tamaño menor, lógicamente.

 

7.    Tejuelo: el tejuelo nació como principal etiqueta de identificación de los libros. El tejuelo por lo general se ubica en la parte inferior del lomo, y su objetivo es resumir la información del libro, pudiendo aparecer el título de la obra, el nombre del autor, la editorial y hasta el año de publicación. En la actualidad, algunas bibliotecas modernas cuyos textos están debidamente catalogados, usan una etiqueta o tejuelo impreso al que se le llama cota, cuya función es organizar los libros por temas, autores o cualquier otra razón, esta organización sigue patrones generalmente basados en el orden alfabético en el caso de las letras y de menor a mayor en el caso de los números.

 

 

8.    Cortes: los cortes son también llamados bordes, y es el margen de todas las hojas del libro, que por lo general viene correctamente alineado por las encuadernaciones con máquinas especializadas. Los libros antiguos tenían cortes en media caña, es decir, curvos o semi curvos, guardando relación con el lomo. También fue común tintar, pintar, sombrear o colorear los cortes para darle más valor a la edición e incluso evitar el ensuciamiento de los mismos. El tintar con rojo (ruborizar) los cortes de los libros fue más de eclesiásticos que de libros seculares, por ejemplo las biblias, misales, leccionarios, breviarios, etc.

 

9.    Preliminares: las preliminares son todas las hojas con contenido adicional que forman parte del libro, pero que prescindiendo de ellas (a excepción de la portada) el libro seguiría siendo útil y hasta más cómodo para la lectura. Las preliminares se han ido añadiendo con el correr de los años, para darle más protocolo y solemnidad a la impresión de obras literarias o científicas. Como veremos, en la actualidad es imposible pensar un libro sin algunas de las preliminares más importantes, tal como se explican más adelante.

 

 

10.                      Guardas: en un libro de empastado a la española, las primeras dos hojas –verso y recto- que se encuentran son llamadas “guardas” así como las dos últimas, y tienen como objeto sostener la cubierta del libro con el resto (la tripa). Las guardas suelen ser de un tipo de hoja más duro, (cartulina) para evitar que la cubierta y el cuerpo se separen con facilidad. Algunas guardas de libros son decoradas con motivos religiosos (cruces), con flores, con logotipos de las imprentas o cualquier otra figura agradable a la vista.

 

11.                      Hojas de cortesía: las hojas de cortesía son las hojas en blanco que se dejan libres (sin contenido) precediendo a las guardas y antecediendo a la portadilla. En ediciones lujosas se suele dejar mayor cantidad de hojas de cortesía, y es en ellas donde, por lo general, los autores suelen dedicar y firmar sus libros a personas particulares. De igual manera es recomendable que los sellos, firmas o marcas de los propietarios de los libros, sean ubicadas en estas hojas de cortesía, ya que de esta manera se evita alterar el libro con tintas que no le son originales, evitando también que el valor del libro disminuya. En mi opinión, ningún libro debería ser subrayado, resaltado o alterado con notas. Lo mejor sería tomar apuntes en un cuaderno aparte, pero nunca subrayar, a no ser que el libro sea personalísimo o de uso periódico. Las hojas de cortesía en vitela, hace referencia a un tipo de pergamino de mayor valor por su finura y estética.

 

 

12.                      Portadilla: luego de las hojas de cortesía, se ubica una hoja llamada portadilla, siempre en el recto de la hoja, en esta parte se pone el título de la obra y el nombre del autor, a veces se copia el nombre completo del autor, cuando en la portada aparece resumido o abreviado.

 

13.                      Recto y verso: son los nombres que se le dan a las dos caras de una hoja o página, el recto será siempre la parte derecha, o de enumeración impar, y el verso será la parte izquierda o de enumeración par, es así como la mayoría de páginas preliminares o páginas de inicio de un capítulo, siempre aparecerán en el recto de la hoja, no en el verso.

 

14.                      Contraportada: siempre en el verso de la portadilla se consigue la contraportada, la cual puede albergar imágenes, por lo general una imagen referencial al tema en cuestión o una foto del autor del libro.

 

 

15.                      Portada: esta es la hoja más importante de las preliminares. En la portada se ubica cuanta información se pueda resumir del libro, es común conseguir: título de la obra, subtítulos si los tiene, nombre del autor, nombre de la editorial, ciudad y año en que es publicado el libro. Cuando la portada está decorada hermosamente, se le puede llamar frontispicio o frontis, haciendo referencia a la majestuosa entrada a un lugar especial.

 

16.                      Página de derechos: de uso más moderno, la página de derechos puede encontrarse en el verso de la portada, ubicándose en esta parte todo lo referente a la legalidad de la impresión, como el “número internacional normalizado del libro”, o ISBN por sus siglas en inglés (International Standard Book Number). Se ha hecho requisito de necesidad por la bibliotecología agregar la llamada “ficha bibliográfica”, que facilita su catalogación en las diversas bibliotecas que alberguen libros para consulta pública o privada.

 

 

17.                      Dedicatoria: palabras en las que se dedica la obra a una o varias personas o instituciones. Un libro dedicado es prácticamente un homenaje del autor a quien ofrenda su producto literario. De los agradecimientos que he leído, me gusta el de J.K. Rowling en Harry Potter y la Piedra Filosofal: “Para Jessica, a quien le gustan las historias, para Anne, a quien también le gustaban, y para Di, que oyó ésta primero”. Otra dedicación interesante es la que hace Antonine de Sanint-Exupéry en su libro El Principito, “a León Werth, cuando era niño”.

 

18.                      Agradecimiento: por lo general se agradece en un libro a las personas o instituciones que han hecho posible la producción o publicación del texto. Mientras menos extenso el agradecimiento como la dedicatoria, mucho mejor, más elegante.

 

 

19.                      Prefacio: se encarga la elaboración del prefacio a una persona fuera del grupo de autores o autor del libro, esta persona debería ser experta en el tema del que trata la obra. En los prefacios se encuentran panegíricos sobre el autor, su obra o sus obras, los más extensos y valiosos abarcan varias páginas que suelen ser enumeradas con números romanos, para diferenciarse así de la enumeración arábiga del resto del libro.

 

20.                      Epígrafe: brevísima cita hecha de otro libro o autor, necesariamente que haga ilación natural con el tema del libro. Epígrafes de autores anónimos da cierto mérito al libro.

 

 

21.                      Prólogo: página que resume o introduce a los lectores, realizado por el autor. El prólogo puede llamarse también Resumen o Introducción, dependiendo de la función que desempeñe.

 

22.                      Tripa: la tripa es el cuerpo en total del libro, el grueso de sus hojas, el libro sin su cubierta. Un libro de tripa gruesa es un libro de muchas páginas, en formato de medio folio que contenga más de 250 páginas como mínimo. En la tripa del libro se ubica todo el desarrollo del texto, pudiendo ser fraccionado por capítulos o apartados, para facilitar su lectura y comprensión., sobre todo si se trata de libros de carácter científico.

 

 

23.                      Epílogo: es el resumen conclusivo del contenido del libro.

 

24.                      Anexos: apartado final donde se pueden agregar contenidos adicionales o de importancia para el tema general. Los anexos más comunes son las imágenes cartográficas (mapas).

 

25.                      Bibliografía: contiene los datos de libros o autores citados para la elaboración del libro que se publica, estos datos pueden ser: apellido y nombre del autor, año de la publicación entre paréntesis, título de la obra en cursiva, número de tomo si lo tiene, número de edición si la tiene, editorial, ciudad, país y número de la página o páginas que han sido citadas en el texto.

 

 

26.                      Índices: al principio si es un libro de carácter científico, al final si es de tipo literario. Los índices ayudan a ubicar a los lectores por temas o títulos. Existen índices temáticos –los más genéricos-, índice de imágenes o gráficos, glosario de términos, donde se aclaran palabras concretas que son de vital importancia para la comprensión de la lectura.

 

27.                      Fe de erratas: en las primeras publicaciones de imprentas, por allá a finales del siglo XV, al ultimar la impresión del texto se hacía una revisión o relectura del mismo, para corroborar que todo estuviese en orden; cuando se encontraban errores, por lo general de transcripción, se preparaba una hoja contenida de la “fe de erratas”, es decir, una advertencia clara de los errores que se conseguirían en el libro. Las erratas de un libro solían ser números de fechas, o letras de más en palabras. La fe de erratas puede conseguirse cocida o agregada en la tripa del libro, así como también de manera individual o suelta, simplemente entre las hojas del libro, guardando un tamaño menor para no ser confundida.

 

 

28.                      Colofón: es la última página impresa de un libro, en el recto de esta hoja se consigue todo lo referente a la impresión del texto, por lo general se narra el día y la fecha donde se “terminó de imprimir” la obra, el taller o imprenta, ubicación exacta entre otras cosas. Los libros de carácter eclesiásticos suelen mencionar el día litúrgico en el que se terminó de imprimir la obra. Los colofones pueden ser plasmados formando figuras geométricas, los más comunes son los círculos y los triángulos.

 

29.                      Camisa: la camisa de un libro, también llamado sobrecubierta, es un protector principal de las cubiertas, lo arropa en su totalidad, facilitándole la conservación de las cubiertas, sobre todo cuando éstas contienen informaciones como la portada. Las camisas de libros protegen la cubierta de ser ensuciada por las manos de los lectores, por el sudor o por el contacto que tenga el libro con soportes sucios, también garantiza que un gofrado dorado se mantenga más tiempo, pues estaría oculto a la vista y tacto de los lectores.

 

30.                      Faja: es una pieza de papel, de menor proporción a la camisa. Las fajas pueden contener alguna información sobre el libro, como el título y autor. Algunas fajas son comúnmente vistas en libros nuevos, para garantizarle al comprador que dicho texto no ha sido desempaquetado o abierto por otra persona antes que él.

 

 

31.                      Solapa: las solapas son dos, la principal y la final, son prolongaciones de la camisa o de la cubierta de un libro, llegando casi hasta la mitad de las guardas, conteniendo a su vez algún resumen del libro, en la principal, y algunos datos biográficos del autor, en la final. En la encuadernación de libros actuales las solapas son tan anchas que suelen ser usadas como marca páginas, sobre todo cuando la tripa del libro no es muy gruesa.

Hasta aquí el tema de las partes del libro. De seguro faltaron otras partes que yo desconozco. Si les sirvió la descripción, me alegra; si estoy equivocado en algo, por favor me lo hacen saber.

Ah, con respecto al título del artículo: “BIBLIO-TECO-FILO-GÍA” es un término inexistente en nuestra lengua castellana, pero que recoge dos que sí: el primero bibliofilia, que es la pasión por los libros como piezas de arte coleccionables, (un bibliófilo no es que no lea libros, sino que le interesa más otros detalles del mismo), y el segundo es la bibliotecología, que es una ciencia un poco más amplia en el estudio de las Bibliotecas en general.

P.A

García

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