AGNÓSTICO CON TENDENCIA AL ATEÍSMO
Compartí
con mi amigo Marcos, paraguayo, un popular vídeo de algún científico (físico) diciendo:
“yo creo que la posición atea es muy arrogante y no científica, porque no estás
dudando, estás diciendo “no existe”, y en el momento que dices “no existe”, ya
estás presuponiendo un conocimiento que no tienes. Las respuestas que son categóricas
bloquean el crecimiento intelectual porque simplemente no permiten ir más allá.
Si de verdad quieres decir que no existe (Dios) tendrás que demostrarlo en las últimas
consecuencias, y es imposible, porque demostrar la no existencia de algo es
verdaderamente difícil. ¿Y no crees que es al revés, que es el que afirma algo
quien tiene que demostrarlo? Pero siendo una cuestión tan importante sobre todo
lo que tiene que ver del universo, creo que tenemos la responsabilidad
científica de encontrarle una respuesta. ¿Los consideras que son prepotentes? Son
muy prepotentes, me parece que no responde a la verdadera naturaleza de la
ciencia, ni siquiera al espíritu científico de humildad y de búsqueda, y que
luego deja de lado una cuestión fundamental, y es que ¿qué entendemos? ¿el 4%
del universo?, estoy siendo muy optimista.
La respuesta de Marcos fue la siguiente: Ya lo he
visto [el vídeo] y no estoy de acuerdo. Si bien soy agnóstico.
Yo le respondí citando lo que dice el diccionario
de la RAE sobre ser agnóstico: “El agnosticismo es una actitud filosófica que
declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de
los que trasciende la experiencia”.
Marcos afirmó: “Algo así. Decir que soy agnóstico
con tendencia al ateísmo es lo más cercano a mi creencia”.
Le pregunté: “¿Cómo negar lo que no se ha experimentado?”
Marcos se explayó un poco mediante notas de voz,
aquí lo que dijo: “De entrada, te digo que yo no creo en el Dios cristiano, en
el Dios de la Biblia, y tengo motivos para no creer en la existencia de un Dios
creador o algo así, pero no son suficientes, digamos que aún soy muy ignorante
respecto a eso. Entonces, como yo soy consciente que hay cosas que estoy
ignorando, no declaro que no exista algún Dios, poque sé que hay cosas que estoy
ignorando, que desconozco, y, claro, esas cosas podrían hacerme cambiar de
opinión, tal vez, aunque lo dudo, por eso digo que es con tendencia al ateísmo,
por varias cosas que ya me he planteado, pero no creo tener aún el conocimiento
suficiente para decir que soy ateo o algo similar”.
Y lo que viene a continuación fue mi respuesta:
No sé si usted sea capaz de creerle a un
científico, de trayectoria, con autoridad y de buena fama, que haya llegado a
la conclusión de afirmar la existencia de Dios.
Porque por muy buenas que sean las dudas y
preguntas que uno se pueda hacer, no hay que negar la posibilidad de que esas
dudas hayan sido las mismas de otra persona, y tal vez ya se haya encontrado
respuestas a tales dudas.
Yo pienso que, si uno reconoce su propia
ignorancia, también es capaz de reconocer que tal vez haya otras personas menos
ignorantes que nosotros, tal vez con más experiencia, con mayores posibilidades
intelectuales, etc.
Yo personalmente me fío, frecuentemente, de lo que
otros afirman, cuando esos otros son personas de fiar, porque no se le puede
creer a cualquiera por ahí…
Pero al final de cuentas, es cuestión de fe, es
cuestión de creer o no, porque podemos tomar el ejemplo de los terraplanistas
que, demostrándoles con evidencias la esfericidad de la Tierra, se niegan a
creer. O las innumerables dudas que existen de que el hombre haya podido llegar
a la Luna, aun cuando se tienen pruebas científicas…
Como creyente suelo consumir más material afín a
mi creencia, vídeos de YouTube, por ejemplo, en los que se da una y otra
explicación a las cuestiones sobre si existe o no Dios, por eso comparto el
criterio de tantos que han llegado a sus propias conclusiones, sin pertenecer,
muchos de ellos, a ámbitos religiosos o eclesiásticos.
En fin, la duda es la mejor actitud filosófica
para encontrar las respuestas a las interrogantes que tengamos, y desde una
perspectiva religiosa se alaba al menos el deseo interior de las personas de
buscar a Dios o de conocer un poco sobre él.
La Iglesia Católica cree que también pueden
salvarse todos aquellos que buscan sinceramente a Dios, sean fieles a sus
propias conciencias y en general hagan el bien a los demás, porque lo bueno que
somos y que tenemos es también lo que nos relaciona con el Dios creador, que
nos hizo a su imagen y semejanza.
P.A
García
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