lunes, 17 de octubre de 2016

Comentarios de Camino: (74)

Comentarios de Camino: (74)

San Josemaría Escrivá entre sus hijos espirituales
Camino 74:

Amar a Dios y no venerar al Sacerdote... no es posible.

 Hay quienes ven en el sacerdote a otro Cristo, pues dichosos esos ojos, porque hacen muy bien, sacerdos alter Christus est, el sacerdote es otro Cristo, pero no veamos esta aseveración con demasiada piedad, pues se nos puede venir el mundo encima cuando nos demos cuenta de que el sacerdote es un hombre normal, capaz de pecar.

Dice san Josemaría que: el sacerdote tiene todo el poder de Dios, pero toda la debilidad del hombre, es decir, su condición humana no escapa en salir a flote, aun siendo hombre de piedad, administrador de la gracia de Dios puede pecar, mas no debe pecar.

El sacerdote en la actualidad es alabado por unos, pero es mal visto por otros, de todo hay en la viña del Señor, sin embargo analicemos estas situaciones. Un sacerdote es en primer lugar un hombre normal, llamado por Dios al servicio de su pueblo, tiene una realidad personal, una historia pasada, viene de una familia, y tiene unas cualidades que no siempre deben ser las mejores, lo importante es que ha decidido renunciar a sí mismo para seguir a Cristo.

Las personas que ven con malos ojos a los sacerdotes, pueden estar juzgando una realidad que les estorba en su vida, a lo mejor la presencia sacerdotal les hace caer en cuenta de la necesidad que tienen de volver a Dios, también hay quienes han tenido malas experiencias con los sacerdotes y por eso juzgan a todos por igual, pero esto es injusto.  

Las Sagradas Escrituras nos enseñan que los sacerdotes merecen un respeto especial, no se les debe criticar, antes de hablar del sacerdote, debemos hablar con el sacerdote, ellos nos escucharán con humildad y si no lo hacen con mayor razón debemos hacerles ver los errores, pero siempre poniendo en oración y en las manos de Dios esa corrección fraterna que pretendemos hacer.

San Josemaría nos explica que es imposible amar a Dios y no amar al sacerdote, una cosa nos debe llevar a la otra, el amor a Dios también debe manifestarse en un amor especial por los sacerdotes, estar al pendiente de ellos, de su salud, de su bienestar.

Pero ¿por qué venerar a un cura? Que no se nos olvide nunca que un cura nos bautizó, un cura nos dio la Primera Comunión, un cura nos absuelve de los pecados, un cura nos confirmó, un cura nos bendijo el amor con el matrimonio, un cura no da la unción de los enfermos, un cura nos celebra la Santa Misa, que es el centro y culmen de la vida del cristiano, en todo esto podemos notar que el amor y la veneración a los sacerdotes parte de que su misión es hacernos crecer en la gracia de Dios, y ¿cómo no venerar las manos que nos dan de comer el alimento espiritual, la voz que nos lleva la Palabra de Dios, el hombre que nos santifica?

Señor que amándote a ti pueda también venerar a los sacerdotes, has que vea en ellos la obra de tu amor, que no peque al criticarlos, por el contrario que yo les ayude con mi oración. Señor danos sacerdotes. Señor danos sacerdotes santos. Señor danos muchos sacerdotes santos. Amén.

P.A
García

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