Mi
pasión por los libros no sé cuándo comenzó, sólo sé que para la fecha ya son
1492 los que conforman mi biblioteca personal, a la que le he puesto por nombre
“Padre Pernía”, en memoria de aquel
venerable sacerdote Ramón Emilio Pernía Noguera, pues estudioso como él, ninguno.
En una acostumbrada actualización del inventario de mi
biblioteca, encontré lo que para mí es un auténtico tesoro, una edición de Flores
tropicales del Dr. Gerónimo Maldonado, h. Este pequeño libro, de 96
páginas, fue publicado originalmente en 1895, en San Cristóbal, por el joven
Gerónimo Maldonado de 19 años de edad y estudiante del tercer año de medicina.
Sin embargo, la edición que poseo es del año 1977 y fue auspiciada por el
Ejecutivo Regional del momento, Dr. Rigoberto Henríquez Vera, al cumplirse el
centenario del nacimiento de éste médico playense.
Síntesis de la vida
del Dr. Gerónimo Maldonado, h.
Henríquez Vera, dice del Dr.
Gerónimo Maldonado hijo, entre otras cosas que, nació en La Playa el 13 de
enero de 1876, distinguiéndose en el campo de las letras y de la ciencia,
habiendo ejercido la medicina, publicando a la par varias obras literarias y de
investigación científica, desempeñando también funciones públicas como la
Presidencia del Estado Carabobo y la representación de Mérida como Diputado
ante la Asamblea Legislativa del Estado de la que fue su Presidente.
Como dato curioso manifiesto que, al único a quien, hasta el
momento, le he escuchado hablar de la vida del Dr. Gerónimo Maldonado hijo, ha
sido al Lic. Néstor Abad Sánchez, Director del INMUCU Rivas Dávila. Tal vez por
el trato con personas como él, jóvenes como yo nos sentimos animados a
consagrar buena parte del tiempo a la lectura de textos edificantes.
¿Por qué coincidencia
con el Dr. Gerónimo Maldonado?
El prólogo o introducción de Flores tropicales estuvo
a cargo de Emilio Constantino Guerrero, y fue fechado en La Grita el 25 de mayo
de 1895. Las palabras de este prologuista, que obviamente describen al joven
autor, me plazco en transcribirlas saltadamente, identificándome con las
mismas, de ahí la coincidencia con el
paisano, modestia aparte:
“…es un niño por los
años, un joven por el saber, un hombre por lo que piensa…”
“…hoy se sienta en los salones de nuestra
sociedad, donde es estimado por las prendas que lo exornan…”
“…su estilo aún no está fijado de un todo…”
“…su lenguaje es cada vez más depurado: en
cada nuevo escrito, nótasele un avance en los conocimientos del idioma, a cuya
perfección rinde culto…”
“…sólo ha querido recoger algunas de sus
mejores producciones para hacer un presente a los hombres de letras y entrar
con ellos en la comunidad literaria…”
Y es que, evidentemente, ahora
que soy un niño por los años, quiero ser un joven por el saber y un hombre por
lo que pienso. Hoy me quiero sentar en los salones de la sociedad, y cultivar prendas
que me exornen. Mi estilo aún no está fijado de un todo. Quiero que mi lenguaje
sea cada vez más depurado: en cada nuevo escrito, quiero demostrar un avance en
los conocimientos del idioma, a cuya perfección rindo culto. Hasta ahora sólo
he querido recoger algunas de mis mejores producciones para hacer un presente a
los hombres de letras y entrar con ellos en la comunidad literaria.
¿Seré
yo el único playense que admire a otro playense?
P.A
García
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