miércoles, 9 de octubre de 2019

Apuntes espirituales con los Legionarios de Cristo: la oración


LECTURA ESPIRITUAL LEGIONARIA
       
  Carta del P. Álvaro Corcuera, Director General de los Legionarios de Cristo, 20 de noviembre de 2011, Cristo Rey.

         El movimiento Regnum Christi es una obra del corazón de Cristo. El amor de Cristo es más fuerte que todos los males del mundo. Cristo se nos presenta como verdadero Rey de paz, nos llama a imitar su corazón, manso y humilde. La oración es la que nos lleva a asemejarnos a Cristo. Nuestra vida personal es un reflejo de lo que es nuestra oración. Estamos llamados a tomar la oración como algo necesario para la vida. La oración cristiana es un encuentro con Cristo. Cuando el católico logra una oración íntima con Dios el demonio ya no puede hacer nada para distraernos. El protagonista de la oración es Dios. Debemos saber orar, pero también saber escuchar. San Agustín dice: “la oración es un encuentro de la sed de Dios con la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él”.

         La oración nos da un corazón nuevo. La oración, al ser un encuentro con Cristo, nos permite tocar su corazón y él va haciendo el nuestro como el suyo. Cristo hace nuestro corazón semejante al de él. El proyecto de Dios para nosotros es la santidad. Ser reflejo del amor de Dios para mis hermanos. Cuando oramos crece nuestro afán por cumplir la misión que Dios nos ha dado. Humildad y confianza al orar, pues no podemos hacerlo si no somos humildes. El amor propio, a sí mismo, es la raíz del pecado capital. Cuando acudimos con piedad a la oración, Dios hace su voluntad en nosotros. La humildad y confianza son las llaves que nos permiten entrar en oración de Dios. La persona que no reza, o no le gusta rezar es porque no es humilde con Dios y con todo.

         Para el alma agradecida no pasan desapercibidos los dones de Dios, y en su corazón habita amor y paz. Orar es suplicar y pedir intercesión. En la oración encontramos la paz del alma. La oración nos ayuda a reconocer el proyecto del amor de Dios en nuestras vidas. Dios ha escogido la cruz como medio de redención. Contemplar a Cristo crucificado nos llena de amor y gratitud. En la oración buscamos agradarle a Dios, cumpliendo su voluntad divina. Dios se conmueve cuando pedimos por los demás. La mejor ayuda que le podemos hacer a una persona es orar y pedir a Dios por ella. Gálatas 5, 22-23: “en cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que no condena ninguna ley”.

         Charla con el P. Julio Martí, Director Territorial, 08 de diciembre de 2011, Inmaculada Concepción de María.

         La mejor manera de prepararse para el Noviciado es ser uno mismo y tratar de madurar. Para hacer un buen Noviciado debemos buscar más tiempo para estar con Cristo. Cuando buscamos el tiempo para hablar con Cristo, vamos mejorando la forma de conversar con él. Al ir a la Eucaristía amamos a Cristo. Para prepararse al Noviciado debemos vivir cada santa Misa como la primera, la única y la última Misa. El orden es necesario para que Dios hable en nuestros corazones. La formación de hábitos es necesaria para ir al Noviciado. Uno de los hábitos que debemos tener es no criticar a nuestros hermanos. Nunca crean en sus límites, crean en Cristo. Dios nos hizo para ser felices. No se puede ser santo sin ser feliz.

P.A
García

No hay comentarios:

Publicar un comentario