IRA BOLIVARIANA
ANÉCDOTA HISTÓRICA
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Vida
Sacramental del Libertador Simón Bolívar
Es difícil precisar si Bolívar fue o no un “católico”
practicante, ya que, no es lo mismo ser católico por ser bautizado, que serlo
por ser bautizado y practicar la fe como es debido. En el caso de Simón Bolívar
se tiene noticias de que en su vida recibió algunos sacramentos de la religión
católica, como era la costumbre, y más, al ser hijo de familia española, rica,
y fiel al Rey, lo que significaba católica por obligación, pues no hay que
olvidar que el principal motivo del apoyo de la Corona española al italiano
Cristóbal Colón fue con el objeto de conquistar nuevas tierras para el
Evangelio. De los sacramentos recibidos por el Libertador se tiene registro de
los siguientes:
Bautismo:
El Presbítero Doctor Don Juan Félix Jerez Aristigueta y Bolívar bautizó a Simón
José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Blanco y Ponte en la
Santa Iglesia Catedral de Caracas el 30 de julio de 1783. Contaba el pequeño Simón
con sólo seis días de nacido, lo que revela, además de la costumbre de la
época, el interés religioso de sus padres.
Confirmación:
El Ilustrísimo Señor Doctor Mariano Martí, Dignísimo Obispo de Santiago de León
de Caracas administró el Sacramento de la Confirmación a Simón Bolívar en el
Palacio Episcopal en abril de 1790. Bolívar tenía para entonces seis años de
edad.
Matrimonio:
El Teniente Mayor de Cura Don Ysidro Bonifacio Romano impartió el sacramento
del Matrimonio a Simón Bolívar y María Teresa Rodríguez del Toro en la Iglesia
Parroquial de San Josef de Madrid el 26 de mayo de 1802. Para sus nupcias
Bolívar contaba con dieciocho años de edad, un año menor que su joven esposa.
Extrema Unción:
El Presbítero José María Arengas certificó la Partida de Defunción del
Libertador Simón Bolívar, después de haber recibido los Santos Sacramentos el
17 de diciembre de 1830, días antes Bolívar se confesó con el Ilustrísimo Señor
José María Estévez, Obispo de Santa Marta. Recibió el Santo Viático y Unción de
los enfermos por el Párroco de Mamatoco, Hermenegildo Barranco. Bolívar fue
enterrado en la Santa Iglesia Catedral de Santa Marta, Colombia. Certificado a
20 de diciembre de 1830. Al morir Bolívar contaba con cuarenta y siete años de
edad, como suele suceder con los grandes personajes de la historia, que
encuentran muy rápido el fin de sus vidas. De Bolívar se puede decir que murió
arrepentido de sus pecados.
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Educación
cristiana
Además
de esta notable recepción de sacramentos, en la educación del joven Simón intervinieron
varios eclesiásticos como lo fueron Fray Francisco Andújar, que posiblemente le
enseñó lecciones de matemáticas y con el Padre José Antonio Negrete aprendería
lectura, escritura, aritmética y nociones de religión. Nos encontramos ante un
joven profundamente influenciado por el catolicismo, se ha llegado a decir que
en algún momento pensó en hacerse sacerdote, aunque afirmar esto requeriría de
un serio estudio, tomando en consideración la posición económica del joven
Bolívar, que se suele esclarecer al aseverar que “nació en cuna de oro”. A
pesar de tener muy de cerca a los hombres de Dios, Bolívar se destacó por el
arte de las guerras, al respecto perteneció a las milicias regladas de los
valles de Aragua como cadete en 1797, cuando contaba con 14 años de edad, allí
llegaría hasta el grado de subteniente y después de servir dos años partió a
España.
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Casi
mata a un sacerdote
Ahora
bien, la trama que da título a este artículo es, precisamente, la ocasión en la
que el Libertador por poco asesina a un sacerdote dominico. Con motivo del
terremoto de Caracas el Jueves Santo de 1812, la ciudad quedó devastada, la
Iglesia, en la predicación de algunos sacerdotes, quiso interpretar el fenómeno
natural como un castigo divino por la gesta emancipadora de la independencia de
los pueblos americanos del Reino de España.
El historiador Francisco Javier Yanes cuenta que pocos
momentos después de ocurrido el terremoto se levantó en predicación Fray Felipe
Mota, alegando que “aquel espantoso sacudimiento era un castigo visible del
cielo, por haber desconocido al que estaba destinado por Dios para gobernar
estos pueblos y que habiendo concedido dos años para el arrepentimiento
continuaban en pecado”. Bolívar, “espoleado por algunos adeptos que se
encontraban en la muchedumbre, sacó la espada y derribó al fraile de su
improvisado púlpito. En caso necesario estaba dispuesto a matarlo, algunos
soldados que se hallaban cerca ayudaron a Bolívar a dispersar la excitada
multitud y prosiguió entonces sus incansables esfuerzos por prestar socorro”,
es entonces donde la historia patria sitúa a Bolívar diciendo: “si la
naturaleza se nos opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.
Según algunos historiadores un poco anticlericales, Bolívar
fue un hombre que se aprovechó de la misma para fines no religiosos, al
respecto se tiene que, “sabiendo que los sacerdotes católicos tenían gran
influencia en las gentes ignorantes, en los países por él libertados donde la
mayoría era analfabeta, se sirvió frecuentemente de las primitivas creencias
del pueblo con fines políticos, manifestándose al final de su vida como
cristiano católico, para utilizar las reales fuerzas que le brindaban el clero
y la religión y mantener su autoridad”.
Podría ser notable la incoherencia de vida, en el aspecto
religioso, del Libertador Simón Bolívar, ya que, como suele afirmar Perú de
Lacroix, “durante su permanencia en Bucaramanga, iba todos los días de fiesta a
misa con gran compostura y respeto, pero en el curso de la ceremonia leía con
mucha atención un tomo cualquiera de la Biblioteca Americana”, además de esto,
se atrevió a referirse a los sacerdotes como hipócritas e ignorantes, tal vez
olvidando que en el Acta de la Independencia del país que él liberó aparecen
las firmas de nueve sacerdotes católicos que, de seguro, no eran para nada
“ignorantes o hipócritas”.
Lo cierto es que, Bolívar siendo sincero o no, en su
testamento se confesó como creyente en la “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los
demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia,
Católica, Apostólica, Romana, bajo cuya fe creencia he vivido, y protesto vivir
hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano…”. Ya se ha mencionado la “cristiana
muerte” del Libertador, después de haber confesado sus pecados a un Obispo.
Lejos de ser tan pesimistas a la hora de tratar el tema de
si Bolívar fue Católico o no, ya que analizando los temas que afloran en todos
sus escritos se destaca que el Padre de la Patria profesaba una fe en Dios
Creador de la naturaleza que hace al hombre a su imagen y de quien el hombre y
la naturaleza dependen; la responsabilidad humana sobre el uso de los dones de
Dios, pues “es un necio el que desprecia las bendiciones que la Providencia
derrama sobre él”; y el frecuente recurso a la Providencia con la que “Dios
guía los pasos de los hombres”, esa Providencia a la que atribuye los grandes
éxitos guerreros. Bolívar reconoció a la religión como base de la moral, al
respecto dijo “el hombre apoya su moral en las verdades reveladas”.
El Libertador, después del encuentro con el Ilustrísimo
Señor Rafael Lasso de la Vega, Obispo de Mérida, hace llegar su intención
libertaria a los oídos del Sumo Pontífice Romano, pues el 20 de octubre de
1821, este prelado escribe una carta al Papa Pío VII, explicándole la situación
de la Gran Colombia, el Papa por su parte le responde favorablemente, aclarando
su intención de intervenir por el bien de las almas de la naciente República,
es decir, centrado en un ámbito netamente espiritual.
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Bolívar
y los Seminarios
El
26 de junio de 1827, Bolívar mediante un decreto asevera la importancia del
Seminario para el Estado y la Iglesia, y toma diversas medidas para que recobre
su antiguo esplendor; intenta así dotarlo de fondos suficientes que le permitan
proporcionar una educación adecuada a jóvenes aplicados y pobres. Es por ello
que, el Episcopado venezolano dispuso colocar “en el salón principal de todos
los Seminarios de la República el retrato del Libertador”.
No quisiera terminar
este breve recorrido por la fe del Libertador, sin manifestar lo que sucedió
con la Iglesia y su punto de vista al plan libertario de Bolívar, al respecto,
esta posición podría resumirse con un verso que, de seguro, logra recoger todo
el acontecer eclesiástico de la época de la independencia, en la que, por
lógica, unos apoyaron la causa patriótica y otros prefirieron la fidelidad al
Rey, por esto se llegó a escuchar el siguiente verso:
Las
monjas están rezando,
en
abierta oposición;
unas
piden por Fernando,
otras
ruegan por Simón.
P.A
García
Referencias
Bibliográficas:
Carlos
Chalbaud Zerpa. (2011). Ensayos
históricos. Mitos, verdades y embustes. (pp. 132-146).
Baltazar
Enrique Porras Cardozo. (1983). La
Iglesia ante la gloria del Libertador. (pp. 703-715).
Tulio
Febres Cordero. (1930). Obras Completas.
Tomo II. (p. 56).
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