EL RECHAZO DE ISRAEL Y LA IGLESIA CRISTIANA
La lucha de cristianos y judíos se hace manifiesta en los
escritos del Nuevo Testamento y Mateo no escapa de ello, sin embargo, debe
aclararse que es Mateo un evangelio judeocristiano y que se presenta abierto a
los gentiles. Una de las principales controversias se da cuando Mateo presenta
a Jesús como el Mesías enviado para el pueblo de Israel, pues su genealogía lo
vincula directamente con el rey David y por ende el descendiente esperado para
liberar a las doce tribus. Mateo es consciente de que el Mesías que presenta
está siendo rechazado por Israel, por lo que Jesús también les ataca al
expresar de ellos como una generación adultera y malvada. Así como Jerusalén y
todas las ciudades de la región rechazaron a Juan el Bautista, así mismo lo
hicieron con Jesús, es por esto que el Señor plantea la profecía de que aquel
Reino rechazado se dará a otro pueblo que dé frutos, ya se está hablando de la
futura Iglesia cristiana. El rechazo de Israel a Jesús hace que para el
lenguaje evangélico de Mateo sea lo mismo Israel y Judíos, término que se va
tomando de manera despectiva. Como consecuencia del rechazo, hay un nuevo
pueblo, conformado por los que aceptan a Jesús, tienen fe en él y cumplen sus
enseñanzas, este pueblo está abierto a un universalismo que de ninguna manera
excluye a los mismos judíos. La polémica antijudía se lleva a cabo en todo el
evangelio de Mateo, hay frases duras en contra de los escribas y fariseos, sin
embargo, para Mateo hay una continuidad entre Israel como pueblo y la Iglesia,
ya que el evangelista usa la palabra ekklesia, traducción directa del
arameo qahal, que refería a la asamblea religiosa del pueblo de Israel.
JESUCRISTO: la
primera designación que se hace sobre Jesús en el evangelio de Mateo es la de
Mesías, pero ésta viene de la perspectiva judeocristiana, ya que es nombrado
también como el Hijo de David, es decir, legitima la misión mesiánica de Jesús
de Nazaret. Lo que cobra mayor importancia en este apartado es llamar a Jesús
como Hijo de Dios, y a lo largo del relato de Mateo se hace con insistencia
esta designación divina de Jesús, que manifiesta su filiación divina al aceptar
la muerte en la cruz como fiel cumplidor de la voluntad de su Padre. Mateo
presenta a Jesús y su relación con su Padre de manera insistente, ya que éste es
el sinóptico que más veces presenta a Jesús dirigiéndose a Dios como su Padre.
El título “Señor” es también una constante en los personajes del evangelio para
referirse a Jesús, siempre es utilizado con el mayor de los respetos, y
comparable con el ho Kyrios del Antiguo Testamento. Mateo no tiene dudas
de que Jesús es el “Dios con nosotros”, es por eso que Jesús, a partir de su
nacimiento humano, es realmente el Dios presente en medio de la gente. Por
último, Jesús hace sobre sí una auto designación, y es que se presenta como el
Hijo del Hombre, esto ha traído serías reflexiones, pero lo que aquí nos
interesa presentar es que se trata simplemente de una auto designación de
Jesús, que por supuesto revela su poder y divinidad.
LA IGLESIA: en
Mateo se encuentra la palabra ekklesia aplicada a la comunidad local y
también a todo el pueblo nuevo de Jesús Mesías. Es Mateo el que plantea en su
relato la promesa de Jesús de construir una Iglesia, y donde él está siempre
presente. Para Mateo la Iglesia será la continuadora fiel de Jesús, de sus
palabras y obras. Para los discípulos cabe la afirmación antropológica de
hombres escogidos para estar cerca de Jesús, la misión es hacer discípulos a
todas las gentes, y esto no es otra cosa que cristianizar el mundo. Ser discípulo
es ser creyente en Jesús, guardar fe a sus palabras, esta fe se ve
constantemente amenazada. En todo este panorama eclesial la figura de Pedro es
de importancia, ya que, Mateo lo presenta como el primero en ser llamado y en
confesar a Jesús como Mesías y Dios esperado, de igual manera hace mención de
manera resaltada, lo errores y pecados de Pedro, que, según Mateo, son los que
afectan a todos los cristianos. Pedro se constituye en portavoz de los
discípulos, y a fin de cuentas es el prototipo de discípulo. Pedro es la piedra
sobre la cual Cristo formó su comunidad, es el fundamento de la unidad e
interprete autorizado de la enseñanza de Jesús. En medio de esta comunidad en
torno a Jesús está la figura de escribas y profetas, al encontrarnos con ellos
nos damos cuenta la diversidad de funciones de la Iglesia primitiva, los
escribas (cristianos) se han hecho discípulos del Maestro y le entienden sus
parábolas.
LAS OBRAS Y LA LEY: Mateo
hace de la predicación de Jesús un énfasis en la moral. Todo lleva una
consecuencia moral, hacer buenas obras, dar buenos frutos, practicar la
justicia. La misma Iglesia está conformada por buenos y malos, en el contexto
evangélico por buenos y malos. La Iglesia judeocristiana de Mateo se centra en
el tema de la ley y su cumplimiento, es por eso que Jesús manifiesta una
crítica a los fariseos y escribas, pues éstos hacen mal uso de la ley para
tapar sus injusticias, y es a esta realidad a donde se dirige toda la crítica
de Jesús para los “fieles cumplidores de la ley”. La nueva ley de Jesús será la
misericordia con los pobres y necesitados, el mismo Cristo expresó que venía al
mundo a levantar a los caídos, a dar libertad a los prisioneros, a sacar de la
pobreza a los marginados y rechazados por aquella sociedad.
ESCATOLOGÍA
Y VIGILANCIA: como ya se ha visto anteriormente, Jesús
es el Mesías que volverá como Juez Universal, es por esto que Mateo reconoce
que cada quien tendrá según sus obras. Se habla entonces de la parusía como
segunda venida de Cristo. Mateo resalta la existencia de un juicio final, que
será decisivo para los hombres. Mateo manifiesta que su comunidad no vive
realmente en la espera inminente de la segunda venida del Señor, y al presentar
la parábola del “administrador infiel” hace una exhortación a estar vigilantes.
P.A
García
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